"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 30 de septiembre de 2014

*** AVISO


   Confío en que el próximo viernes, día de aparición habitual del blog, podré colgar la primera entrada de la nueva novela “La pertinaz sequía”.
   Previo al episodio inicial de la narración presentaré un conjunto de claves para una mejor comprensión del porqué, el cómo, el cuándo y hasta el dónde que motivan las acciones y reacciones de los personajes del relato.
   Entiendo que dichas claves pueden resultar útiles para el lector que no tenga un cabal conocimiento de cómo es la vida en un pequeño pueblo y en una época tan oscura, controvertida y ya lejana como fue la posguerra civil española.
   Si las emociones, anhelos y pasiones de los hombres y mujeres que transitan por el relato pudiesen parecen en algún momento mezquinos, desmedrados y hasta miserables no es tanto porque sus sentimientos así lo fueran sino por el sórdido, alicorto y rígido ambiente en el que discurría su vida.
   Finalmente, una nota personal. El autor, entonces poco más que un adolescente, vivió aquellos años en un pueblo parecido a Senillar y recuerda pasajes e historias de entonces que posiblemente pudieron pasar en miles de poblaciones españolas de las que Senillar no es más que su exponente. Pese a lo que acabo de confesar aseguro que la novela no es autobiográfica. Y aunque muchas son las cosas que recuerdo de aquella época, no estoy tan seguro de que mi memoria las haya guardado con total fidelidad.
   Las claves son las siguientes:
I. ¿Por qué la novela se titula “La Pertinaz sequía”?
II.  Senillar, su ámbito físico
III. Los senillenses
IV. El entorno político
V. El ambiente social y ético

viernes, 26 de septiembre de 2014

*** LA NOVELA EN CIFRAS


   Sin pretender realizar un análisis estadístico exhaustivo, los principales datos de la novela “Apartamento con vistas al mar”, cuyo relato acaba de finalizar, son los siguientes:
- La primera entrada se colgó el 21.05.13 y la última el 23.09.14, o sea que la narración se ha extendido durante 16 meses, con una periodicidad bisemanal, salvo en agosto.

- La cifra de caracteres (con espacios) y de páginas de cada libro de la obra ha sido:
. Libro I. Los despojos: 121.831 caracteres y 42 págs.
. Libro II. El origen: 349.467 caracteres y 117 págs.
. Libro III. El apogeo: 153.880 caracteres y 50 págs.
. Libro IV. El ocaso: 321.699 caracteres y 107 págs.
. Posts informativos (15): 14.741 caracteres y 8 págs.
En total: 961.618 caracteres y 324 págs.

- Los personajes, entidades y lugares claves para seguir la novela que se han personalizado en la página secundaria son 52.

- En cuanto a las visitas, según datos de la página de estadísticas de Google Chrome, a día de hoy, el blog ha sido visitado desde 44 países de todos los continentes salvo África. Respecto al top-ten de las páginas vistas por países es este:
Entrada
Páginas vistas
España
1623
Estados Unidos
622
Rusia
228
Perú
208
Alemania
188
Reino Unido
173
Ucrania
110
Indonesia
66
Países Bajos
43
Polonia
39

   En esta relación hay 7 países europeos (Rusia realmente es euroasiática), 2 americanos y uno asiático. Otro país de Asia, China, está cerca con 34 visitas.
   A las páginas vistas desde estos países hay que añadir la cifra de 282 visitas hechas desde otros territorios que no recoge pormenorizadamente Google Chrome. Ello conforma un total de 3.582 páginas vistas.

   De acuerdo, son cifras modestas, pero para un novelista amateur y casi octogenario convendrán que no están mal.

   A partir de próximo martes, 30 de septiembre, comenzaré a publicar las introducciones imprescindibles para comprender la trama y las acciones y reacciones de los personajes de la nueva novela “La pertinaz sequía”


martes, 23 de septiembre de 2014

3.40. Se acabó el sueño del apartamento con vistas al mar


   El controvertido año 2000 ha transcurrido en Senillar más o menos como en el resto del mundo: mucho ruido y pocas nueces. Los años que siguen discurren asimismo por parecidos cauces que en la última década, lo que es particularmente acusado en Senillar que sigue creciendo en población y en construcciones. El sueño de poseer un apartamento con vistas al mar continúa siendo un poderoso reclamo y las viviendas en las zonas costeras continúan vendiéndose como si fueran rosquillas. Basta con dar una entrada, que los promotores procuran que sea asequible, y luego firmar un rimero de papeles de la correspondiente hipoteca para que españolitos y demás europeos, desde la clase medio-baja hasta los burgueses con pretensiones, puedan adquirir un apartamento, una vivienda adosada o un chalé unifamiliar; eso sí, siempre con vistas al mar. Dentro del tinglado inmobiliario local la otrora poderosa empresa BACHSA, actualmente en concurso de acreedores, ha sido sustituida por una miríada de constructores que continúan llenando la costa de hormigón. La única zona que hasta el momento se ha salvado de la expansión inmobiliaria es la de la Marina, gracias a que pende sobre ella una sentencia judicial.

   La gente, en general, está contenta: hay trabajo, el dinero fluye generosamente y como un día explicó Pascual Tormo a sus alumnos, citando a Lope de Rueda, se vive en una especie de tierra de Jauja en la que parece haber un río de miel y otro de leche y a los hombres se les pagase por dormir. No a todos alcanza tanta bonanza, también existen marginales. Ese es el caso de Sergio y Lorena. Continúan habitando el más que modesto piso cuyo alquiler siguen pagando los padres de él. Viven a salto de mata con lo que Sergio saca de los ocasionales trabajos que le van surgiendo y, cuando ello es imposible, de la ayuda paterna. Lorena no aporta nada a la economía familiar, no está en condiciones de trabajar. La pareja sigue con el tratamiento de la metadona y son la viva estampa de dos yonquis en plena decadencia.
   Hoy es un día más en su gris existencia. Sergio está tirado más que sentado en un cochambroso sofá. Se despereza al oír el leve ruido que hace la raída cortina que sirve de puerta a la única habitación de la casa. Lorena aparece en el quicio, está tan flaca que se le pueden contar las costillas, lleva una camiseta que termina cuatro dedos por encima del ombligo y unas braguitas con pinta de sucias.
- ¿Qué haces ahí tirado, hoy no curras? – pregunta con lengua pastosa.
- El curro se acabó ayer. Hasta la próxima semana no hay nada.
- ¡Vaya mierda!, tendremos que ir a papar a casa de tu abuelo. Anda, sé buen chico y prepárame un café, a ver si se me quita el cabezón que tengo.
- Se terminó ayer. Y tampoco hay leche, pero te puedo poner una tacita de agua del grifo – la irónica respuesta le ha salido de forma mecánica.
- No me toques los ovarios, guapito de cara, que no estoy para coñas marineras. Al menos líame un chino.
- ¿Estás de broma o qué? Hace la intemerata que en esta casa no entra una puta papelina. Y levanta el culo de una vez o llegaremos tarde.
- ¿Dónde hay que ir?
- Si te parece, a ver como reparan el yate. Hay que ir por la metadona.
- Ah, claro. ¿A qué día estamos?
- Ni lo sé ni me importa. – es la destemplada respuesta de Sergio.
- Voy a ver el calendario de la cocina.
- Ese calendario es del 2007 y si no recuerdo mal ha pasado un año de eso - la voz de Sergio es un puro sarcasmo.

   Los políticos locales, aquellos que fueron procesados por el caso Tornasol, han desaparecido de la vida pública. A los sucesores el caso no parece que les haya impactado excesivamente porque continúan con parecidas prácticas que sus antecesores, especialmente las referidas a sus relaciones con los que mueven los hilos del mundo del ladrillo. El cohecho y la prevaricación siguen siendo moneda habitual, al menos en el ámbito de la política municipal. Eso sí, los procedimientos se han vuelto más sinuosos, las formas más cautas y las precauciones contra posibles fugas de datos sobre autorizaciones que bordean la legalidad, cuando no la vulneran por completo, se han multiplicado.
   La entrada de la economía española en el euro, algo que ocurrió en 2002, ha supuesto una desmedida alza de los precios, lo que se nota especialmente en la vivienda donde el incremento de precios es espectacular. Mucha gente no acaba de asumir que cada unidad monetaria de la Unión Europea cuesta 166,386 unidades de la vieja peseta y siguen dando al céntimo europeo el mismo valor que daban al céntimo de peseta cuando aquel vale dieciséis veces más. Ello también repercute en el ámbito inmobiliario donde no es inusual que también se produzcan desajustes a la hora de la conversión de pesetas en euros.
- Esa recalificación que pretendes es muy problemática, se tendrían que hacer muchos enjuagues y lograr la cooperación de un montón de funcionarios. Y eso siempre requiere una compensación – comenta el alcalde al empresario de turno que solicita una autorización que está más allá de la ley.
- Alcalde, comprendo que lo que pido tiene un precio, pero estoy convencido de que, como en anteriores ocasiones, llegaremos a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. ¿Qué te parecen 120.000? – propone el empresario.
- Pues que como broma vale, pero si hablas en serio te diré que una cantidad así es una ofensa. Con la de gente a la que hay que convencer, ¿dónde voy con 120.000 pesetas? Eso no da ni para contentar al último mono de la concejalía de urbanismo.
- Perdona, alcalde, pero me refería a 120.000 euros. Unos veinte millones de las antiguas pesetas – precisa el promotor.
- Ah, eso es otro cantar. La verdad es que no termino de pillar lo del jodido euro.

   Hoy toca reunión de la Asociación de Empresarios de la Construcción de la mancomunidad de Albalat, Benialcaide y Senillar. La finalidad de la conferencia es oír un informe que la dirección pidió sobre el desarrollo de la Ley Urbanística Valenciana de fines del 2005 y de cómo puede afectarles en su negocio. Entre plato y plato las opiniones de los comensales sobre el texto legal van y vienen:
- Pues yo, a diferencia de otros, en general me parece una buena ley. Hilando más fino hay algunas partes del texto que podrían eliminarse, por ejemplo: eso del fomento del mercado del suelo para su promoción social es una patochada. Para promover el mercado del suelo ya estamos nosotros, por algo nos llamamos promotores – concluye el empresario con una risotada.
- Yo también le pongo alguna que otra pega a la ley. Y según mis abogados eso de la garantía de la legalidad urbanística, dependiendo de en qué sentido se desarrolle, puede traernos un montón de problemas.
- A ver, compañeros, escuchad, por favor – quizá por la firmeza de la llamada o porque quien ha hecho la petición es el presidente de la asociación el silencio se hace en el grupo -. Como sabéis: hace unos meses encargamos al reputado catedrático de derecho, don Eusebio Fernández-Gallarza, que elaborara un dictamen sobre la ley del 2005. Una copia de dicho dictamen se os entregará al terminar la reunión – al ver alguna mano que se levanta el presi agrega -. No se ha hecho antes porque los últimos ejemplares están todavía encuadernándose.  Bien, como decía solo voy a hacer un mínimo resumen. Según Fernández-Gallarza la ley, y el desarrollo que ha tenido en los dos años que lleva de vigencia, establece un modelo de agente urbanizador que es absolutamente favorable a nuestros intereses. Es cierto que dispone un modelo de garantías, pero no entra a determinar de qué modo deben agruparse los propietarios, pues el agente urbanizador puede ser cualquier empresa que obtenga la concesión. Y eso nos deja las manos libres para proceder según nos interese. Por ello os propongo un brindis – todo el mundo se pone de pie -: por las leyes que no solo regulan el urbanismo, sino que también propician el fomento de la construcción. Compañeros, amigos: nos espera un futuro verdaderamente brillante.
   A la salida de la reunión uno de los asistentes pregunta a otro empresario a quien considera mucho más leído:
- Oye, Alejandro, y eso de las hipotecas subprime de que tanto habla la prensa salmón, ¿qué coño es?
   
   El sueño del apartamento con vistas al mar y todas las historias que a su alrededor se han gestado, como la de Sergio y Lorena, acaba de iniciar su debacle… por ahora.

                                                         FIN





      AVISO
      El blog seguirá publicándose bisemanalmente durante lo que resta de septiembre.
      Iremos dando las claves para poder entender mejor la trama y las reacciones de los personajes de la nueva novela “La pertinaz sequía”, cuyas primeras entradas se colgarán en la red a principios de octubre.
     Puesto que el nuevo texto es un relato en el que priman las emociones, sentimientos y pasiones es imprescindible tener un conocimiento cabal de la época en la que se desarrolla la novela: aquellos años de una España postrada por las consecuencias de una terrible guerra civil, aislada internacionalmente y sojuzgada por una dictadura que intentaba controlarlo todo, desde quienes debían detentar el poder – del gobierno de la nación al último villorrio – hasta la moral o las relaciones entre hombres y mujeres.
      Conoceremos las luces, escasas, y las sombras, muchas, de aquella España que, como rezaba el lema franquista, era Una, Grande y Libre. Quizá fuera una, pero desde luego ni era grande ni mucho menos libre.


domingo, 21 de septiembre de 2014

*** Fin de Apartamento con vistas al mar


   Todo lo que empieza acaba. A ese principio no podía sustraerse mi novela. Lo que comenzó en la red un 21 de mayo del 2013 finalizará el próximo día 23.

Lo primero que quiero decir es agradecer su interés a los cerca de tres mil seiscientos internautas, de cuarenta y cuatro países de todos los continentes salvo África, que han entrado en el blog y que, supongo, de forma parcial o total habrán leído el relato.

  Para un novelista desconocido y casi octogenario, como el que firma este post, ha supuesto una inmensa satisfacción esta pequeña aventura literaria que ha durado cerca de dieciséis meses. La atención que ha concitado el relato que ahora termina ha supuesto un poderoso estímulo para que siga en el camino emprendido.

   Estoy escribiendo una nueva novela que reemplazará a la que ahora termina su andadura. Se titula La pertinaz sequía y aparecerá en la red a principios de octubre.
   Una vez más, gracias a los lectores del blog.

viernes, 19 de septiembre de 2014

4.39. Ahora con la metadona, luego veremos


   La estancia en el centro de El Patriarca, donde ingresaron Sergio y Lorena, ha resultado más larga de lo que al inicio prometió el responsable del establecimiento a los padres de Sergio. La pareja sale aparentemente rehabilitada, aunque subsisten insuficiencias sobre todo en el caso de la mujer.
   La salida sirve para el enésimo enfrentamiento entre el matrimonio Martín-Roca y Lorena.
- De momento iremos todos a Madrid. En casa ya tenemos preparada una habitación para vosotros – al ver la crispación del rostro de Lorena, Lola que es quien habla se apresura a añadir -. Eso solo será unos días, los necesarios para que encontremos un piso donde vayáis a vivir, piso cuyo alquiler pagaremos nosotros, por supuesto.
- Mira, Lola, a mí no se me ha perdido nada en los Madriles. O sea que muchas gracias por vuestro ofrecimiento, pero yo me vuelvo al pueblo, sola o acompañada – afirma Lorena que, mirando a Sergio, agrega -. Eso depende de ti, hermoso.
- ¿Y qué vais a hacer en el pueblo, de qué vais a vivir? – pregunta Lorenzo.
   Sergio, que hasta el momento ha sido testigo mudo de la charla, interviene:
- Papá, creo que Lorena tiene razón. En Madrid ella no conoce a nadie y yo hace un montón de años que no me relaciono con ninguno de mis antiguos amigos y conocidos. En cambio, en Senillar conocemos a medio mundo y tenemos muchos amigos. Además, están el abuelo y los tíos. Por otra parte, ese piso que pensabais alquilarnos os costará mucho más barato en el pueblo. En cuanto al trabajo, siguen construyendo y a buen seguro que encontraré fácilmente trabajo de lo mío. Hay mucha gente del oficio que me conoce y me ayudará a encontrar curro.
   Lola, que es quien toma las últimas decisiones en la familia, piensa que volver al pueblo es un error, que lo que los chicos – sigue llamándoles así pese a que han cumplido sobradamente la treintena – llaman sus amigos son todos unos drogatas que no les ayudarán precisamente a seguir por el buen camino, que los tíos - sus hermanos - les han dicho que poco pueden hacer para apoyar a la pareja, solo el abuelo está dispuesto a echarles una mano, pero sus recursos son limitados. Pese a todos esos argumentos, también está cansada de discutir y no lograr nada, por lo que se encoge de hombros. Será lo que ellos quieran: les buscarán un piso en el pueblo.
  
   En cuanto la pareja vuelve a Senillar comienzan a aflorar los problemas. Sergio vuelve a toparse con el obstáculo de que nadie quiere darle trabajo, los patronos siguen viéndole como un colgado. Lo único que encuentra son chapuzas. Lorena halla curro más fácilmente en un bar de copas de dudosa reputación, las camareras visten con una escuálida minifalda y un top que enseña más que cubre. Hay unos reservados donde además de beber se llevan a cabo otros entretenimientos más carnales. De ahí es donde Lorena vuelve a sacar la pasta para seguir drogándose. Con una vida miserable como la que llevan, sin futuro y sin alicientes para reintegrarse a la existencia del común, la recaída estaba cantada.
   Los padres de Sergio vuelven a intervenir y les convencen de que ingresen en otro centro de rehabilitación. La pareja, tras muchas dudas y no pocas presiones familiares, en la que el abuelo Punchent tiene un papel destacado, acepta internarse, pero no en la red de El Patriarca. Les buscan otro centro. Esto no es más que el principio de casi una década de ingresos y salidas en establecimientos, públicos y privados, de desintoxicación.

   El matrimonio Martín-Roca, que es quien sigue sufragando los gastos derivados de los tratamientos de rehabilitación, está a punto de tirar la toalla.  Lorenzo y Lola han perdido la esperanza de que la pareja se recupere. Por otra parte, se han gastado casi todos sus ahorros, incluso han tenido que vender un apartamento que tenían en Benialcaide. Realizan lo que piensan que será la última intentona: buscan un centro, que tiene de fama de lograr sorprendentes resultados, con un programa muy riguroso y cuyos tratamientos se centran básicamente en la medicación. Después de una estancia no excesivamente larga, el médico director del centro cita al matrimonio.
- Les he llamado para no falsear mi juramento hipocrático – así de ampuloso comienza el doctor su intervención -. Lo que he de decirles se resume en esto: no podemos hacer mucho más por sus hijos.
- ¿Eso quiere decir que les echan? – pregunta desconsolada Lola.
- Aquí, mientras se respeten las mínimas normas de convivencia no echamos a nadie, pero tampoco pretendemos alargar la estancia de personas que tienen pocas o ninguna oportunidad de superar de manera definitiva su adicción. Y ese es el caso de Sergio y Lorena. En nuestra filosofía no entra lucrarnos de internos que, por los motivos que fuera, han dejado de progresar en su rehabilitación. Eso es lo que ocurre con su hijo y su mujer. Para lo que hacen aquí quizá estarían mejor en su domicilio.
- Entonces, ¿qué nos recomienda? – pregunta Lorenzo.
- Verán. Su hijo tiene alguna posibilidad de dejar la heroína. Aunque es posible que en un futuro siga enganchado a otros estupefacientes como la cocaína o a alguna droga de síntesis. En cualquier caso deben ir haciéndose a la idea de que nunca volverá a ser el de antes.
- Al hablar de drogas de síntesis, ¿se refiere  a las drogas de diseño que son  esas pastillas de colores que se toman en la ruta del bakalao y en las fiestas y músicas electrónicas del tipo Techno y Acid? – pregunta Lola que después de tantos años ya domina buena parte de la cultura de los drogadictos.
- El término de droga de diseño se emplea erróneamente – el galeno se pone en plan doctoral -. Técnicamente deben llamarse drogas de síntesis que son un conjunto de sustancias psicoestimulantes, en su mayoría derivadas de anfetaminas, la más genérica de las cuales es la metilendioximetanfetamina, más conocida como metadona. Pero, bueno, de eso hablaremos más tarde, después de que ustedes hayan decidido si les dejan o se los llevan.
- Después de lo que acaba de decirnos no parece que resten muchas más salidas – comenta Lorenzo -. Nos los tendremos que llevar.
- Y si Sergio volviera a los estudios, ¿eso no representaría una motivación suficiente para que dejara la maldita droga? – pregunta esperanzada la madre.
- Me temo que no volverá a retomar los libros, señora. Si consiguiéramos que llevara una vía medianamente pautada podremos darnos por satisfechos.
- ¿Y la chica? – inquiere el padre.
- Lorena es un caso distinto. Su adicción es mucho más acusada. Habrá que ponerle un tratamiento compensatorio y sustitutivo de la heroína, quizá con la metadona de la que hablé antes.
- Doctor, si le he entendido bien, nuestro hijo puede curarse, si no del todo, en parte, en cambio la Lorena es poco menos que un caso perdido – sintetiza a su manera la madre -. Si eso es así, ¿no sería mejor para nuestro chico separarse de ella?
   El médico piensa unos segundos antes de responder:
- Verá, señora. Esta pareja es un caso digno de un estudio clínico. Hasta donde he podido profundizar en sus vidas su relación ha pasado por diferentes etapas. En el inicio, él estuvo profundamente enamorado. Un buen día conoce a una jovencita que, en un primer momento, concita su atención por su físico y de la que en el transcurso de unas pocas semanas se enamora como solo puede hacerlo un cuasi adolescente, al menos en cuanto se refiere a la relación con las mujeres. A eso se suma que ella le inicia en el sexo del cual estaba en ayunas. El resultado de todo ello es una pasión tan honda como sincera. Hoy da toda la impresión de que aquella hoguera pasional se ha extinguido, pero aún quedan rescoldos, no sé si los suficientes para reavivar la llama, mas sí para mantener los lazos de una unión que se ha convertido en hábito. En otras palabras: si hay alguna posibilidad de que se rehabiliten es mejor que sigan juntos que separados. Ustedes deciden.
  
   Los padres toman la única decisión que, vistas las circunstancias, pueden tomar: la pareja vuelve a Senillar. Les alquilan un piso modestito, nada de un apartamento con vistas al mar como disfrutaron en los días de vino y rosas. Sergio, gracias a la gestión en la sombra de su antiguo capataz Dimas, encuentra un trabajo, si se le puede llamar así, de vigilante del parking de uno de los supermercados locales. Le pagan una miseria, pero menos da una piedra. El abuelo Andrés les asegura la comida del mediodía en su casa. Y se apuntan al programa de rehabilitación que el dispensario local de la Seguridad Social tiene en funcionamiento y que se reduce a suministrarles el fármaco más utilizado como sustituto de la heroína: la metadona. Por eso, cuando Sergio se tropieza con algún conocido y le pregunta cómo le va su respuesta es casi siempre la misma:
- Ahora con la metadona, luego ya veremos.

martes, 16 de septiembre de 2014

4.38. Poderoso caballero es Don Dinero


   El caso Tornasol se ha convertido en un sumario interminable. Como ocurre en otros macroprocesos, la justicia española muestra su escasa cintura y flexibilidad y, sobre manera, su penuria en medios humanos y en recursos tecnológicos. Los legajos, por una parte, y los archivos electrónicos, por otra, se acumulan en los armarios y en los obsoletos ordenadores del Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. El magistrado Rafael Correa, titular de dicho juzgado, lleva al mismo tiempo que el caso Tornasol otros mediáticos procesos. El juez tiene fama de ser muy trabajador, pero la acumulación de sumarios es superior a sus fuerzas. Todo ello contribuye a que la conclusión del caso se diluya en el tiempo.
   Mientras la instrucción prosigue su inacabable camino, el juez instructor, el fiscal anticorrupción, las acusaciones particulares y los abogados defensores se recriminan unos a otros de ser los autores de las filtraciones de datos del proceso, lo que genera que el caso no desaparezca de las primeras planas de los periódicos y de los informativos de radio y televisión. Lo que ocurre con los medios y su forma de tratar el caso Tornasol es un claro exponente de la politización de la prensa pues según sea la tendencia política del medio así se presenta el caso. Los que se autoproclaman progresistas apuntan a que Tornasol solo es otro síntoma más de la corrupción en que están enfangadas las fuerzas políticas de la derecha. La prensa y televisión conservadoras dan información sobre el caso, pero acompañada siempre de otras noticias alusivas a casos de corrupción de partidos de la izquierda. Y los medios sensacionalistas reparten estopa, más o menos equitativamente entre todos. De lo que se trata es que no decaiga el interés por el culebrón procesal porque, para los medios, lo primero y más importante es seguir vendiendo periódicos o sumar puntos en la cuota de pantalla. 
   Otra consecuencia del inabarcable proceso es la suerte que corren los distintos protagonistas del mismo. Para empezar, Rafael Correa ha reforzado más si cabe su papel de juez-estrella, cuando sale o entra en la sede de su juzgado siempre hay una o varias cámaras que siguen sus pasos y los reporteros intentan por todos los medios lograr sus declaraciones. El fiscal intenta emularle, pero al ser considerado como una terminal del gobierno la prensa le presta escasa atención. Las acusaciones particulares consiguen sus cinco minutos de gloria cuando logran colocar alguna de sus denuncias en un medio de prestigio. Y los abogados defensores intentan boicotear a todos los anteriores al paso que engrosan su currículum al salir una y otra vez en la tele.

   Bien diferente es la suerte que corre la legión de testigos, imputados y acusados. Los que más salen en los medios, puesto que han pasado a ser los más conocidos, son los miembros del directorio de BACHSA. Han estado en prisión preventiva, pero están a punto de ser excarcelados. Sus abogados han conseguido crear un estado de opinión contra la medida argumentando que es contraria al principio del estado de inocencia, que pena a los acusados antes de que se haya demostrado su culpabilidad y que es poco menos que imposible reparar el daño que se les cause en el supuesto de que fueran declarados inocentes. Sin embargo la justicia, a la que se representa como una matrona con los ojos vendados, les va a excarcelar no por lo que diga la opinión publicada sino porque ha expirado el plazo máximo de dos años para mantenerlos en prisión preventiva, y el magistrado Correa estima que ya no hay riesgo de fuga ni de que puedan alterar o destruir pruebas. En el transcurso de ese lapso de tiempo, la empresa BACHSA ha presentado suspensión de pagos. Tiene un enorme capital invertido en bienes raíces, sobre todo inmuebles y solares, pero acusa una notable falta de liquidez. Por el momento esa suspensión es una situación concursal temporal mientras se llega a un acuerdo, bajo supervisión judicial, entre la empresa y los acreedores sobre el modo en que se pagarán las deudas. Esa decisión ha provocado el enésimo enfrentamiento entre los miembros del consejo de administración, a los que el tiempo transcurrido en prisión ha pasado factura, ahora están en la posición del sálvese quien pueda, algo que el consejero delegado reprocha a sus socios:
- Ahora no podemos estar a ver quién sale mejor parado de esta encerrona. Aquí vamos todos en el mismo barco, por tanto o nos salvamos juntos o nos iremos todos a la mierda – Oriol Bricart no se molesta en usar un lenguaje políticamente correcto.
- Una vez que que estamos en la calle lo que hemos de hacer es intentar reflotar la empresa. Primero, porque hemos invertido en ella la mayor parte de nuestro capital. Segundo, porque vamos a necesitar mucho dinero para sufragar los gastos de un proceso que presumo que será largo y complejo – opina Juan Antonio Cardona.
- Estoy de acuerdo con Juan Antonio, y por eso me preocupan las jodidas comisiones rogatorias que el cabrón del Correa ha mandado a medio mundo. Como empiecen a detectar las cuentas que tenemos repartidas por ahí nos pueden hacer un roto del carajo – afirma contundente Íñigo Arechabaleta.
- Estoy con vosotros en todo – tercia Rodrigo Huguet -. Cualquier cosa antes de volver a la trena. Y a todo esto, ¿qué pasa con los italianos? De momento son los únicos que se han salido de rositas.
- Y esperemos que sigan así, porque como les llame el juez vamos a tener otro frente del que preocuparnos – asegura Bricart.

   En el ámbito político, el macroproceso también ha provocado bajas. Los partidos con afiliados incursos en el caso Tornasol no han tenido más remedio que al final tomar medidas drásticas. Durante mucho tiempo estuvieron especulando en que una cosa era estar imputado y otra muy distinta ser acusado. Así, mientras los miembros del partido solo fueron imputados, la dirección nacional, tanto del PP como del PSOE, los mantuvieron en sus filas y en sus cargos. Cuando el magistrado Correa les pasó a la condición de acusados el curso de la situación cambió radicalmente. Ambas fuerzas políticas les dieron de baja en el partido y asimismo les pidieron que renunciaran a sus cargos. Alguno se resistió, pero al final ante la falta de apoyos no tuvieron otra que abandonar escaños y canonjías. Hubo una excepción: el consejero autonómico del Territorio aceptó dimitir de la consejería, pero se negó tajantemente a dejar su escaño como diputado autonómico.
   En el ciclo de conferencias populares que el profesor Pascual Tormo está dando en Senillar, uno de los asistentes cuenta que ha escuchado en la tele lo del consejero y pregunta a Tormo el porqué del proceder del político.
- Los últimos motivos que pueda tener el ex consejero no los conozco, pero lo más probable es que quiera continuar siendo diputado porque así mantendrá la condición de aforado – contesta Pascual.
- ¿Y eso de aforado qué es? – la pregunta era previsible en un auditorio tan escasamente culto.
- Es aforada aquella persona o cargo que goza de algún fuero, privilegio o derecho en materia de jurisdicción y … - Tormo se para, se acaba de dar cuenta de que ese no es el camino para que sus pueblerinos alumnos le entiendan y cambia su explicación a un modo más coloquial -. Mientras el ex consejero sea diputado tendrá el derecho a que le juzgue el tribunal superior de justicia de la comunidad, formado por varios magistrados,  y no el juez que está entendiendo ahora del proceso, tiene ese privilegio porque es aforado.
- ¿Y eso qué supone, que ese tribunal será más benévolo? – quiere saber otro.
   Antes de que Tormo tenga ocasión de responder, interviene otro de los asistentes:
- Lo que supone eso está más claro que el agua clara, si te juzga un solo juez puedes encontrarte con un digno de los que aplica la ley a rajatabla y te puede amargar la vida, pero si te juzgan varios siempre habrá alguno o algunos a los que se pueda untar o, por lo menos que sean fácilmente bizcochables.
- Ahora lo entiendo. Poderoso caballero es Don Dinero.

viernes, 12 de septiembre de 2014

4.37. Una pareja de yonquis


   A Sergio se le acabó el paro. Los dos años de prestación a los que tenía derecho han pasado en un suspiro. Durante ese tiempo en vez de buscarse un trabajo fijo no ha hecho más que holgazanear y hacer alguna que otra chapuza: que si reparar un electrodoméstico, cambiar unos enchufes, instalar unos apliques, reponer un diferencial; en fin, pequeños arreglos con los que ha ganado unas pesetas que les han ayudado, junto con el dinero del desempleo, a malvivir y a seguir drogándose, aunque es Lorena la que más material lleva a casa para chutarse. Sergio no pregunta de dónde saca las papelinas, pero se lo barrunta, y no parece importarle demasiado. Hace tiempo que el loco amor que sentía por la joven ha dejado de ser una llama ardiente para convertirse en cenizas, queda alguna que otra brasa, pero poco más. Que siga con ella es más una cuestión de hábito y de fidelidad a un recuerdo de lo que fue su pasión que a la deprimente realidad.
   Sergio acierta en sus sospechas. Las reservas que en un tiempo tuvo Lorena sobre cambiar sexo por droga se esfumaron hace mucho. Uno de los últimos baruchos en los que curró se ha convertido en el zoco favorito para vender su cuerpo. Aunque en la cara se le empiezan a notar los estragos de la droga y los pechos se le han caído - la ley de gravedad gasta esas pesadas bromas -, todavía está de buen ver y los clientes no le faltan. Paradójicamente si algún parroquiano la llama puta se pone como una hiena, pues piensa de sí misma que no se prostituye porque no acepta que paguen sus favores con dinero, pero sí que le suministren material para chutarse.

   Tanto los padres de Lorena como casi toda la familia de Sergio los han dejado por imposibles. Solo el abuelo Andrés y los padres del joven continúan ayudándoles, aunque ni siquiera eso les resulta fácil porque la pareja únicamente quiere efectivo para comprar droga. De eso se queja el matrimonio Martín-Roca en una de sus periódicas visitas a Senillar:
- Ya no sabemos qué hacer, padre – se lamenta una desolada Lola hablando con el viejo Punchent -. El chico no quiere más que dinero y dinero.
- Y todo para gastárselo en la maldita droga – remacha Lorenzo.
- Tendríais que hacer lo que yo – sugiere el abuelo -, hace mucho que dejé de darles billetes. Les llevo comida y ni siquiera eso sirve en todas las ocasiones. Algún vecino me ha contado que más de una vez han vendido el suministro que les he llevado para comprar la puñetera heroína.
- Ya sabía yo que a la larga esa fulana nos lo iba echar a perder – se queja Lola.
- Hija, por mucho que nos duela hay que afrontar la realidad. La culpa ya no es solo de la chica, nuestro Sergio también es culpable. Y volviendo al dinero, creo que en vez de dárselo sin más sería mucho mejor gastárselo en algo o en alguien que les hiciera dejar la droga, al menos que lo intentaran. Esos chicos necesitan ayuda más que dinero – aconseja el abuelo.
- Estamos en ello, padre – replica Lola -, hemos hablado con varios médicos en Madrid y nos han aconsejado que lo mejor que podemos hacer es internarlo. Incluso nos han hablado de alguna clínica, como la de López Ibor aunque es bastante cara. Seguimos buscando.

   En el siguiente viaje que el matrimonio Martín-Roca realiza a Senillar se encuentran con un espectáculo lamentable: Lorena presenta un cuadro agudo de síndrome de abstinencia. Sergio, que igualmente presenta síntomas de estar con el mono pero algo más atenuado, les cuenta que la joven comenzó teniendo lagrimeo, rinorrea y dolores musculares seguidos de una fuerte ansiedad y vómitos. El cuadro se ha agudizado en las últimas horas y ahora tiene las pupilas dilatadas, convulsiones y fiebre. Sergio pide a sus padres que le ayuden y deciden llevarla al hospital más cercano. En un primer y rápido examen los facultativos diagnostican síndrome de abstinencia por sustancias depresoras del sistema nervioso, probablemente por narcóticos. Mientras esperan un informe más competo y saber cómo evoluciona la joven, el padre insta a su hijo:
- Sergio, hijo mío. Ya ves cómo está Lorena y tú tampoco parece que te encuentres muy bien. No podéis seguir así. Tendríais que poneros en manos de los médicos y someteros a una cura de desintoxicación. Hemos estado preguntando y lo tenemos todo preparado para que puedas ingresar en un centro de El Patriarca.
- ¿Para que pueda ingresar?, ¿eso qué significa?, ¿qué a Lorena pensáis dejarla tirada?
- De Lorena tendrían que ocuparse sus padres, como nosotros nos ocupamos de ti – responde rápida la madre.
- Mira, mamá, sé que nuestra relación, me refiero a Lorena y a mí, ya no es la que era, pero nos seguimos necesitando. Sin ella no iré a ninguna parte.
   Pese a los razonamientos de sus padres de que lo mejor para que ambos puedan desintoxicarse es que no sigan juntos, Sergio no cede. Solo aceptará que le ingresen en un centro si también le acompaña Lorena. Admite que en alguna ocasión se le pasó por la mente dejarla, pero que hacerlo en las circunstancias actuales sería una putada y todavía le queda un fondo de…, no sabe cómo llamarlo, tras alguna vacilación lo califica como de vergüenza torera. Al final, los padres ceden.

   La pareja es ingresada en un centro de rehabilitación de toxicómanos de la red de El Patriarca ubicado en una masía abandonada, que los residentes han ido habilitando poco a poco, y que está en las estribaciones al sudeste de la sierra de Espadán. Allí se encuentran con un grupo de personas que han renunciado a las drogas, algunos hace años, otros hace mucho menos, y que intentan rehabilitarse al tiempo que colaboran en las tareas cotidianas del centro: limpieza, preparación de la comida, jardines, talleres, etc. Todo se discute en reuniones diarias y los veteranos presionan discretamente para que las normas que se aprueban se entiendan y se acepten. Precisamente las normas y una cierta disciplina son lo que más les cuesta aceptar a Sergio y a Lorena. En cambio, el hecho de que no haya objetivos en el corto plazo ni prisas para que la curación llegue cuanto antes les parece muy bien. Asimismo, aceptan con gusto el hecho de que en el centro todos los residentes se consideran iguales, independientemente de su posición en el grupo e, incluso, su actitud ante el problema que les ha llevado allí.
   El día del ingreso hubo sus más y sus menos entre el responsable del centro, antiguo toxicómano, y los padres de Sergio. La madre sigue obsesionada en que lo mejor es que la pareja no viva junta.
- ¿Y no sería mejor que cada uno hiciera la vida por su cuenta? – insiste Lola.
- Señora, eso es metafísicamente imposible por dos razones. Una, esta casa es relativamente pequeña y es imposible que no te tropieces con el resto de residentes varias veces a lo largo del día. La otra, porque nuestro objetivo final es devolver a los internos a la normalidad y para eso hay que hacer una vida normal, en este caso de pareja.
   Lola sabe perfectamente que no es correcto, en aquel lugar y en ese momento, decir lo que le bulle en la cabeza, pero su amor propio gana la partida y lo suelta:
- De pareja, claro, de pareja de yonquis.

martes, 9 de septiembre de 2014

4.36 Escampar no escampa


   El juez Rafael Correa ha declarado el secreto del sumario del caso Tornasol, pese a ello la instrucción tiene más agujeros que un queso Emmental por los que se cuelan un chorro de datos que alimentan a la prensa que ha hecho del caso uno de sus temas estrella. En el ámbito local, la noticia de que los integrantes del actual y del anterior Ayuntamiento están presuntamente implicados en posibles sobornos incrementa las habladurías populares: que si en una caja de las oficinas municipales han encontrado no sé cuántos millones de pesetas, que si varios de los empresarios concernidos han huido al extranjero, que los concejales del equipo de gobierno se están pensado dimitir, que hay una mano negra que lo está moviendo todo, que… La imaginación popular se desborda, en buena medida es lógico ya que desde el final de la ya lejana guerra civil el pueblo no vivía unas jornadas tan controvertidas como las actuales.

   En los partidos políticos comienza una carrera cuya meta no es otra que intentar salvarse de la quema que se avecina. Los que están en el poder para mantenerlo y los que militan en la oposición para suplantar a los anteriores. Los que pueden buscan blindarse ante el temor de que se desate una caza de brujas. Aquellos que lo tienen peor son los que no están aforados ni cuentan con grandes recursos para entorpecer la investigación que el juez Correa ya ha puesto en marcha. Entre ellos están los políticos locales y los representantes de BACHSA en el pueblo. Por ese motivo José Ramón Arbós convoca una reunión en un hotel de Albalat elegido para ocultarse de los reporteros que continúan intentado entrevistarle. A la cita acuden su socio Amador Garcés, el alcalde Javier Blasco y el concejal de urbanismo Guillem Armengol. Vuelve a faltar uno de los convocados: Agustín Badenes.
- ¿Qué sabes de Agustín? – es lo primero que inquiere el alcalde.
- Sigo sin saber nada, parece como si se lo hubiese tragado la tierra – contesta Arbós -, pero lo que ahora importa es como solucionamos esta papeleta.
- Yo he hablado con un amigo que es profesor de la facultad de Derecho de Valencia – explica Armengol - y me ha dicho que antes de que el juez de Madrid me cite a declarar debería buscarme un buen abogado,
- Pues para ese consejo no hace falta ser catedrático – ironiza Arbós -. Yo ya lo tengo. Es quien nos explicó lo de la diferencia entre imputado y acusado.
- A mí – interviene Blasco – me han aconsejado lo mismo en el partido y, además, me han insistido en que no haga ninguna declaración a la prensa.
- Yo creo que nos estamos preocupando demasiado – apunta Garcés -. Tened en cuenta que en esta cacería nosotros no somos más que piezas pequeñas y no creo que se esté montando todo este pollo por unos políticos locales o por unos comisionistas de pueblo. Somos poco arroz para tanto pollo.
- Bueno – interviene otra vez Arbós -, ya oísteis el otro día a mi abogado. Aquí se trata de negarlo todo. Ah, y otra cosa: nada de entrevistas ni declaraciones a la prensa y menos a la tele. Y sobre el fondo del asunto: de momento capear buenamente el temporal y esperar a ver si escampa.

   Escampar no escampa. Al contrario, la tormenta arrecia por días y se complica en todas sus vertientes. La última noticia que se conoce del magistrado Correa es que ha mandado una comisión rogatoria a Andorra y otra a Suiza, paraísos fiscales o al menos países con una legislación laxa en el control de fondos de procedencia incierta, y dónde al parecer podrían haber evadido parte de su fortuna los miembros del consejo de BACHSA. En esta ocasión el auto pone de los nervios a los socios de la almendra central de la empresa.
- Esto se está poniendo del color de la tinta del calamar – comenta muy gráficamente Oriol Bricart.
- Cierto es. Y lo que temo es que se pueda poner peor – puntualiza Juan Antonio Cardona.
- Mientras solo nos toquen el bolsillo… - apunta Rodrigo Huguet para añadir -. A nadie nos gusta que nos saquen los cuartos, pero a lo que tengo miedo es a la cárcel, he oído historias que le ponen a uno los pelos de punta.
- A mí todo esto me preocupa, pero solo hasta cierto punto – comenta Íñigo Arechabaleta -. En esta mierda de país la justicia funciona de puta pena y además el dinero todo lo puede. Lo que realmente me encocora es no saber quién es el canario que ha cantado todo lo que publica la prensa. Le daría una buena mano de hostias y luego se lo cedería a nuestros amigos italianos para que terminaran de pasarlo por la túrmix. Por cierto, ¿dónde coño está el signore Montofarni? Hace días que no se le ve el pelo.
- Se volvió a Italia más cabreado que una mona – contesta Bricart que dirigiéndose a Cardona pregunta -. Antes has dicho que se puede poner peor, ¿a qué te refieres?
- Según nuestros abogados es casi seguro que Correa nos acuse, al menos, de blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias. Si es así, va a dictar prisión provisional para todos nosotros.
- ¡No! – grita Huguet para añadir con evidente preocupación -. ¿Y eso no hay forma de pararlo?
- Depende del juez – responde Cardona encogiéndose de hombros.
   Los temores se confirman. El magistrado Correa dicta una resolución mediante la cual impone prisión preventiva a los consejeros de BACHSA. Para los miembros que integran el directorio de la empresa el juez decreta prisión incondicional, comunicada y sin fianza. En el auto el juez justifica dicho acto procesal estableciendo que hay fuertes indicios de culpabilidad, que puede existir riesgo de fuga y que los acusados pueden destruir pruebas necesarias para el desarrollo del proceso. Para el resto de los miembros del consejo la prisión será eludible previo pago de una fianza de cien millones de pesetas, cada uno. Además de la prisión provisional, el magistrado también ha acordado la retirada del pasaporte, la prohibición de salir de España y la obligatoriedad de presentarse ante la sala semanalmente. Si violasen cualquiera de los mandatos del auto los acusados entrarían en prisión.

   Ahora toca a los políticos. El juez llama a declarar al actual alcalde y al concejal de urbanismo, así como a los que tuvieron ambos cargos en la anterior legislatura. Al parecer los indicios de los posibles delitos cometidos por los políticos locales no son tan concluyentes como los que han llevado a la cárcel a los empresarios por lo que el magistrado, tras interrogarles, les deja en libertad con cargos. Por el contrario, el juez, a petición de la fiscalía, decreta prisión provisional eludible mediante el pago de una fianza de cuarenta millones de pesetas y la retirada de su pasaporte para el consejero autonómico del Territorio por presunta falsificación de documentos públicos, entre otros el estudio medioambiental necesario para la autorización del PAI de la Marina de Senillar, y por presunto cohecho. Es la noticia que más destacan los medios porque, hasta el momento, es el político encausado de mayor relieve. En los corrillos locales, uno de los aspectos que más llama la atención de lo que se va conociendo sobre las providencias que está tomando el juez Correa son las elevadas sumas que se piden como fianza para eludir la cárcel.
- Cuarenta quilos por un consejero es mucha pasta. Hay algunos meses que no llego a ganarlo – ironiza uno de los operarios que trabaja en el tajo en la cuadrilla que dirige Dimas.
- Pues si te parece mucho cuarenta millones por un politicastro, ¿qué te parecen cien por cada uno de los mandamases de BACHSA? – arguye otro.
- ¿Y qué pasa con la pasta de la fianza, ya no vuelven a verla? – pregunta otro.
- Eso depende – contesta Dimas -. Una vez que se ha pagado la fianza, el dinero permanece en una cuenta bancaria designada por el juzgado hasta la celebración del juicio sin que nadie pueda tocarlo. Y cuando acaba el juicio el acusado puede recuperarla siempre que sea absuelto o que se den otras circunstancias que no conozco en detalle, pero que supongo que serán las que imponga el juez.
- ¿Sabéis lo que os digo? – se pregunta en plan retórico otro operario para inmediatamente darse la respuesta -. Que a esos chorizos no se les tendría que devolver ni una peseta. Dios sabe la de millones que han robado. Lo dicho, ni una puta peseta.

viernes, 5 de septiembre de 2014

4.35. Trabajo en el paro


   Dimas tira la toalla. Los reiterados incumplimientos de la cuadrilla que dirige Sergio se han convertido en algo inasumible para el buen nombre de la empresa y, sobre todo, para la cuenta de resultados. No puede hacer más de lo que ha hecho por el chico, cree que se ha convertido en un caso irremediable. No le queda otra que informar al patrón:
- Jefe, me rindo, el Estudiante no puede seguir de capataz. Lleva tiempo empinando el codo más de lo debido. Y eso no es lo peor, por lo que me cuentan fuma porros, toma pastillas, le da a la coca y, últimamente, parece que se ha enganchado a la heroína; en fin, que se mete todo lo que pilla. Muchos días llega con síntomas de estar borracho, drogado o ambas cosas. Se ha peleado con algunos de los oficiales de su grupo y con los que no es incapaz de sacarles partido. Creo que lo mejor será darle el finiquito antes de que nos ocasione problemas que puedan ser irreparables o que vayan a costarte un riñón.
- Vaya, hombre, qué lástima, con lo que prometía ese chico – se lamenta Francisco -. Ahora, si esa es tu opinión, no se hable más. Quítale el mando de la cuadrilla mañana mismo. Y me pregunto; mejor dicho, te lo pregunto: ¿podría quedarse de instalador raso? Lo digo, más que nada por no darle un disgusto a mi sobrina Verónica, ya sabes que es muy amiga de su mujer; bueno, de la chica que vive con él.
   Dimas tuerce el gesto, pero conoce demasiado bien a su patrón y da su asentimiento:
- Bueno, le pondré de oficial en otra cuadrilla, pero apostaría lo que quieras a que no va a durar mucho. Cuando estos chicos jóvenes se enganchan a las drogas duras… - El final inacabado de la frase es acompañado por un negativo movimiento de cabeza.
- Haz la prueba. Eso sí, a la primera que haga a la puta calle. Una cosa es complacer a mi sobrina y otra aguantar drogatas.

   El experimento de Sergio como oficial dura hasta el siguiente fin de semana. El lunes ni aparece por el tajo. Dimas da el correspondiente parte y Francisco no lo duda:
- Diré a la de la oficina que le prepare el finiquito. ¿Qué causas ponemos para el despido? – pregunta el patrón.
- No sé, que llega mamado o drogado la mitad de los días, que es incapaz de sacar adelante el trabajo que se le encomienda, que los lunes suele llegar tarde. Lo que te parezca más oportuno – sugiere Dimas.
- Será mejor que lo consulte con el abogado, no sea que terminemos en el juzgado de lo Social por despido improcedente, porque por los motivos que alegas igual no es fácil demostrar que el Estudiante haya incumplido su contrato. O podría alegar el abogado del sindicato que un trabajador no puede ser despedido por un problema de esa naturaleza. Esta gente de los sindicatos siempre terminan buscándote las vueltas.
- Puedes alegar que está enfermo, pues eso de la droga no deja de ser una enfermedad – propone Dimas.
- Creo que ese motivo tampoco valdría. Lo que digo, consultaré al abogado que para eso le pago y que redacte la carta de despido.

   Cuando Sergio llega el martes a la obra, Dimas le dice que está despedido y que se pase por la oficina a recoger el finiquito y la carta de despido. El joven no se enoja demasiado, en sus momentos de lucidez es consciente que eso podía pasar en cualquier momento. De todos modos, tras recoger la carta, se pasa por el sindicato a ver que dice el abogado. En opinión del laboralista las razones que motivan el despido esgrimidas por la empresa son fácilmente recurribles y le propone que lleve a su patrón a la magistratura de trabajo por despido improcedente. Sergio no lo duda un segundo, no recurrirá el despido. Es plenamente consciente de que Francisco, su patrón, siempre se ha portado bien y que es él quien ha fallado. Solo de pensar en lo que diría el bueno de Dimas si llevase la empresa a los tribunales le abochorna. El joven se ha convertido en un drogadicto, pero todavía no ha perdido la vergüenza torera. Lo que hace es buscarse un nuevo curro en otra empresa. No tiene que preguntar mucho, hay montones de obras en marcha y por consiguiente hay una fuerte demanda de mano de obra especializada. Le contratan como oficial instalador y durante casi un mes se resiste, casi heroicamente, a dejarse dominar por el alcohol y la droga. En la jornada treinta y seis sucumbe, ese día no aparece por el tajo, ni ese día ni en los dos siguientes. La baja es automática. El proceso se repite en otra empresa con parecidos resultados. No encuentra ya una tercera, la voz sobre su comportamiento se ha corrido y en su peregrinaje por las distintas oficinas de las empresas eléctricas la negativa es total. Tendrá que buscar trabajo fuera del pueblo. Es lo que le cuenta a Lorena:
- Voy a tener que buscar curro en Albalat o en Benialcaide, aquí la cosa está chunga.
- ¿Cómo que está chunga? – pregunta una sorprendida Lorena -- Con la cantidad de obras que hay en marcha tiene que haber curro a porrillo.
- Y lo hay, pero al parecer no para mí. Me he pateado todas las empresas que puedan necesitar instaladores y el resultado ha sido cero patatero.
- No sé si creérmelo, Sergio.
- Pues ve haciéndote a la idea. Parece que se ha corrido la voz que le doy al canuto y los estreñidos de los patronos no están por la labor.

   Sergio busca trabajo en Benialcaide, tiene la esperanza de que hasta allí no haya llegado su fama de enganchado. En la segunda empresa que visita le aceptan sin dudarlo. No parecen tener noticias de su mala fama y en cambio sí se muestran complacidos con la carta de recomendación que le escribió Francisco. Su primer patrono, al enterarse de que no recurría su despido y no llevaba la empresa al juzgado de lo Social, le envió un escrito de recomendación en el que enumeraba sus cualidades como oficial electricista y no aludía para nada a sus problemas con las drogas y la bebida. Dura casi trece días en su nuevo trabajo. En el segundo fin de semana, con el salario de la quincena, la pareja monta una fiesta por todo lo alto. Compran todo el caballo que el dinero les alcanza. Cuando amanece el lunes de lo que debía ser su tercera semana en el curro, Sergio no aparece por el tajo ni da señales de vida. El martes, aunque todavía le dura el subidón, se acerca a la obra dispuesto a trabajar. El capataz le remite directamente a la oficina de la empresa donde recibe la correspondiente carta de despido. Otra vez a la búsqueda de un empleo, algo que en principio parece fácil dado el gran número de edificios en construcción. El joven no encuentra trabajo. Parece que en Benialcaide las noticias circulan más aprisa que en Senillar y la condición de drogata de Sergio ha llegado a todas las empresas que contratan los montajes eléctricos de las obras. Sergio no lo duda, se traslada a Albalat dispuesto a encontrar el curro que tanto necesita, pero su fama le ha precedido. La respuesta que le dan en todos lados es siempre la misma: no. El joven se ve perdido y, como acostumbra, busca el apoyo y consuelo de su abuelo:
- No sé qué hacer, abuelo. Estoy jodido de verdad.
- Bueno, hijo, en los momentos difíciles es cuando hay que sacar el carácter. No hay que venirse abajo. Sabes que te ayudaré en lo que pueda. De todos modos aún te queda el paro.
- Coño, es verdad, abuelo, el paro. Como no había pensado en ello.
   Así es como Sergio entra en una nueva etapa de su vida: la de vivir de la prestación del desempleo. En una España en que la burbuja inmobiliaria ha producido una plétora de empleo, se está produciendo el fenómeno de que miles de jóvenes, los que más trabajadores de la construcción, se toman dos años sabáticos a cargo de los fondos públicos. Y cuando se les pregunta de en qué trabajan contestan con una antítesis o si se prefiere con una pura paradoja resumida en la frase:
- Trabajo en el paro.