Comienza la narración del Libro I de la
próxima novela Los Carreño en el
marco de la zona noroeste de la provincia extremeña de Cáceres y cuyo accidente
orográfico más importante es la Sierra de Gata, que a su vez forma parte del
Sistema Central que parte en dos la Meseta Central de la Península Ibérica. La
Sierra de Gata limita al norte con la provincia de Salamanca, al oeste con
Portugal, al este con las comarcas cacereñas de Las Hurdes, de las Vegas del
Alagón y de las Tierras de Granadilla, y al sur con la comarca de la Tierra de
Alcántara.
Las primeras localidades que sirven de
escenario al Libro I, titulado Un mañego
enamorado, de la novela son todas cacereñas. San Martín de Trevejo,
pueblecito ubicado en el Valle de Jálama que en su extremo oeste limita con
Portugal; Malpartida de Plasencia, pueblo ubicado al sudeste de Plasencia entre
los valles de los ríos Jerte, al norte, y Tiétar, al sur, y Plasencia, en la
ribera del Jerte, capital natural de la zona norte de Cáceres.
Los gentilicios de esos pueblos son los
siguientes. Mañego es el gentilicio de los naturales de San Martín de Trevejo y
por eso a Julio Carreño, protagonista de la primera parte de la novela y que es
oriundo de San Martín, se le alude frecuentemente como el mañego. Chinato es el
gentilicio de los nacidos en Malpartida de Plasencia y por eso a Consuelo,
novia de Julio, se le apela con frecuencia como la chinata pues es natural de
Malpartida. Placentino o plasentino es el gentilicio de los oriundos de
Plasencia. Los tres primeros municipios mencionados, San Martín, Malpartida y
Plasencia, son el escenario en que se desarrollan los primeros episodios de la
novela, Los Carreño, exactamente
desde el primero al duodécimo. El resto de episodios que integran el Libro I de
la novela, desde el decimotercero al quincuagésimo, se desarrollan en Palma de
Mallorca.
Palma de Mallorca es la ciudad en la que el
mañego enamorado cumple el servicio militar pues, como estableció la
Constitución de 1812, todo español está obligado a defender la Patria con las
armas cuando sea llamado por la ley. Aunque la legislación que desarrolló esta
obligación, en principio ineludible, dispuso una trampa: se permitía la
redención en metálico del servicio,
es decir, que el llamado a filas pagase a un sustituto, lo que implicaba que
los ricos libraban a sus hijos de la mili y hasta había compañías de seguros que
ofrecían a las familias una póliza para pagar uno de estos desdichados que
sustituyeran a su hijo. El servicio militar, la mili como se la conocía
coloquialmente, especialmente para los jóvenes de la España rural, era un hito
importante en su vida. Para la inmensa mayoría de ellos constituía su primera
oportunidad de salir de las lindes de su pueblo natal y conocer otros lugares,
otras gentes y otras formas de vida. De tal manera que en la vida de los
hombres de aquella época, su vida se ceñía a lo que vivieron antes de la mili y
después de la mili.
La ciudad de Palma de Mallorca era –y sigue
siendo- la capital de la isla del mismo nombre y del archipiélago de las
Baleares. Palmesano es el gentilicio de los naturales de Palma. La ciudad,
debido a la influencia de la llegada de los primeros turistas extranjeros, era
en aquellos tiempos una urbe mucho más moderna, abierta y adelantada en todos
los sentidos que los pueblos extremeños conocidos por Julio Carreño. También
era la ciudad más grande en la que había vivido con sus cerca de sesenta y
cuatro mil habitantes censados en 1890. Cuando Julio Carreño dice adiós a la
ciudad palmesana en el episodio 50, también se despide de la primera etapa de
su vida y finaliza el Libro I o primera parte de la novela Los Carreño.