"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

domingo, 11 de octubre de 2020

*** Post info. 16. Viviendo la prórroga

 

   Hace unos días, la pérdida de un amigo de la infancia y de un compañero de facultad, ambos octogenarios, me han hecho replantearme que estoy viviendo la prórroga, como la de los partidos de baloncesto cuando ambos equipos empatan, solo que en mi caso no se trata de una prórroga deportiva sino vital. Pero antes de que os cuente las reflexiones que ello me han provocado, dejadme que os explique porque el día de mañana es tan importante para mí.

   El 12 de octubre es un día señero en la vieja Hispania. Desde 1987 esa fecha se ha convertido en el día nacional de España. Asimismo, se celebra la festividad de la Virgen del Pilar, una advocación mariana de la Iglesia católica con innumerables devotos en todo el país. Virgen que es la patrona del Reino de España. Y también se conmemora en dicho día el hecho de que, hace exactamente 528 años, Cristóbal Colón descubrió América, otro hito más para dar lustre a la fecha.

   Para mí también es importante porque un 12 de octubre llegué al mundo... hace 85 años Y son muchos años, como que ya he superado con creces la media de esperanza de vida de los varones españoles que es de 80.9 años. Por eso me refería antes a la prórroga.

   Tantos años han pasado factura a mi físico y tengo una nutrida colección de micropatologías que, lenta pero inexorablemente, harán que en cualquier momento el partido de mi vida termine sin que valgan más prórrogas, con la agravante de que no oiré el pitido final pues mi sordera se ahonda a ritmo exponencial. Aun así no me quejo, puesto que la cabeza me sigue funcionando razonablemente bien, pese a que comienzan a aparecer los primeros indicios de que ello tampoco durará siempre.

   Prueba de que todavía me quedan neuronas en activo es que mantengo al día un blog (senillar.blogspot. com.es) y de que continúo novelando –lo que he convertido en el leitmotiv de la prórroga a la que aludía antes-. Ahora estoy escribiendo Los Carreño, que es posible que sea mi última narración. Un tardío y pobre homenaje para la que fue madre (e.p.d.) de mis hijos. Que es lo mejor que me ha pasado en la vida, mi esposa y nuestros hijos, de cuya educación me siento particularmente orgulloso, más ahora que estoy cosechando los frutos.

   Como cualquier hijo de vecino he tenido más errores que aciertos, más fracasos que éxitos. En el ámbito profesional, posiblemente me faltó ambición y me sobró indolencia, pero teniendo en cuenta de donde partía el resultado final podría calificarse con el grotesco eufemismo de que he progresado adecuadamente, lo que en román paladino viene a decir que no eres un zoquete pero tampoco una lumbrera. En el plano personal cometí muchos fallos, del que más me arrepiento es que todo lo hice tarde. Fui un adolescente tardío, comencé la universidad cuando mis coetáneos la terminaban, me casé a última hora, tuve hijos en la cuarentena, tengo unos nietos adorables cuando deberían ser biznietos, y no comencé a novelar hasta los setenta. Solo hice pronto una cosa: trabajar, pues a los 19 ya me ganaba los garbanzos. Supongo que habré hecho cosas bien y otras mal, pero tarde. Mas llorar por la leche derramada solo conduce a la melancolía.

   Errores y aciertos, como hombre, esposo, padre, abuelo y profesional han hecho lo que soy: un escéptico octogenario que vive día a día y que piensa poco en el mañana porque, en estos tiempos de pandemia, eso no lo tiene asegurado nadie y si estás jugando la prórroga mucho menos.

   Me gustaría poder escribir otro post el siguiente 12 de octubre, pero lo de la prórroga no está en mis manos. En cualquier caso, gracias por estar ahí. Y cuidaros.