"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Libro IV. Episodio 15. El último tren

 


En cuanto cuelga el teléfono, Álvaro va a marcharse cuando piensa en un detalle: para ir al ministerio ¿voy de paisano o me pongo uniforme? Si voy de civil maldito el caso que me van a hacer…

   -Paca, ¿alguno de los uniformes que traje de Ferrol está lavado y planchado?

   -Lo están todos.

   -Pues sácame un uniforme de diario que me voy al Ministerio de Marina a ver qué órdenes hay para los oficiales en situación de permiso reglamentario.

Duda entre si coger el metro o ir andando, pero como desde Gran Vía hasta el principio del Paseo del Prado, donde está ubicado el ministerio, debe de haber poco más de una milla, resuelve hacer el trayecto a pie. Antes de llegar a la confluencia de Gran Vía con la calle Alcalá ha comprobado que ha tomado la decisión equivocada, buena parte de los viandantes le miran con mala cara y unos jovenzuelos le han gritado:

   -¿Dónde vas, facha, a juntarte con los fascistas rebeldes?

Al transitar por el centro de la ciudad puede observar la efervescencia que hay en las calles, todo son corrillos de gente hablando de lo mismo: lo que parece ser una sublevación militar. Se ven balcones engalanados con la bandera republicana y hay individuos que llevan un brazal del partido o sindicato al que pertenecen. Y no le pasa inadvertido un detalle: todos los brazaletes son de partidos de izquierdas y de sindicatos, nadie alardea de ser de una formación de derechas. Qué mal me huele esto, piensa.

El Ministerio de Marina es la viva imagen de la confusión. En la puerta de entrada no hay nadie que controle el acceso al edificio y por los pasillos la gente, la mayoría marineros y oficiales aunque también se ven algunos civiles, van y vienen sin que parezca que sepan el rumbo a seguir. En la Sección de Personal le cuesta encontrar alguien que le atienda y cuando, por fin, un nervioso teniente de navío le presta atención su respuesta es deprimente.

   -No tengo ni repajolera idea.

Vuelve a intentarlo entre el ir y venir de oficiales y los incesantes timbrazos de los teléfonos. Se apercibe, pues nadie presta atención a quien tiene al lado, de que muchas de las conversaciones telefónicas son con la estación de radio que la Marina dispone en la Ciudad Lineal. Hasta que en uno de los pasillos se topa con Jaime Torrecilla, a quien conoce de la Escuela Naval, aunque era de unas promociones anteriores a la suya. Álvaro le cuenta a qué ha venido.

   -Mira, chico –le dice Torrecilla-, en estos momentos nadie parece ser capaz de dar una orden. Lo que si te adelanto, por si puede servirte, es que esta madrugada el ministro José Giral ha ordenado que todos los buques de la flota se dirijan hacia la zona del Estrecho para cañonear las posiciones de los sublevados en Marruecos e impedir el paso de cualquier transporte de tropas que intente llegar a la península. Ah, espera, si alguien es capaz de darte una orden será el comandante Corbella. Ve a la segunda planta y pregunta por él, yo no puedo acompañarte. Y que tengas buena mar porque el viento viene racheado.

En la segunda planta, un capitán de corbeta, visiblemente desbordado, le atiende.

   -A sus órdenes, mi comandante, soy el alférez de navío, Álvaro Carreño, destinado en el destructor Velasco, en estos momentos fondeado en Ferrol. Estoy de permiso reglamentario y quiero saber qué debo hacer dadas las actuales circunstancias.

   -Incorporarse inmediatamente a su destino –es la tajante orden del comandante.

A la vuelta, Álvaro se mete en el metro de la estación de Banco de España, pero vuelve a toparse con rostros que le miran y no amistosamente, aunque ahora nadie se mete con él. Se baja en Callao y, al pasar delante de la perfumería donde trabaja Eloísa, entra para despedirse de su hermana. En cuanto llega a casa cuenta a la familia lo que acaban de ordenarle. En un primer momento, su padre trata de disuadirle, pues hay noticias de que en muchas regiones el golpe no ha triunfado.

   -Hijo, no sabes qué te vas a encontrar en Galicia, ¿no sería mejor que esperases unos días a ver si mientras tanto se aclara la situación?

   -Padre, un superior jerárquico me acaba de dar una orden y las Ordenanzas de la Marina disponen que todo oficial ajustará su comportamiento a las características de disciplina, jerarquía y unidad, y con estricto respeto al orden jerárquico militar. Es una orden y solo me cabe una cosa: cumplirla.

Al conocer la noticia de que el tato retorna a su destino, la familia se junta en casa para despedirle. Están todos, excepto Julián y Jesús que están de viaje por los pueblos de la provincia vendiendo medicamentos con una camioneta de alquiler. Pilar se ha quedado en la farmacia, pero ha dicho que en cuanto alguien la releve subirá a despedirse.

   -Alvarito, qué traje vas a llevar en el viaje, ¿de paisano o de marino? –pregunta Paca que, en ausencia de Julia, es quien dirige las tareas hogareñas.

Álvaro, que recuerda las inamistosas miradas que ha sufrido en su camino hasta el ministerio, no lo duda.

   -De civil, Paca.

   -Te voy a poner en la maleta solo la ropa de verano.

   -No, Paca, mejor me pones también la de invierno que no sé cuándo podré volver. Un profesor que tuve en la Escuela solía decir que una batalla se sabe cuándo empieza, pero no cuándo acaba. Y me da en la nariz que esto va a ser algo más que una batalla.

   -¡Virgen del Amor Hermoso, Dios no lo quiera! Voy a prepararte unos bocadillos para el viaje.

En esas que aparece Pilar que ha podido dejar la farmacia.

   -Hermanito, ten mucho cuidado y no tomes iniciativas por tu cuenta que acaba de contarme un cliente que lo del golpe comienza a ponerse feo.

Todos quieren ir a acompañarle a la Estación del Norte de donde sale el correo Madrid-La Coruña, pero, como no caben en el taxi, solamente el padre y Pilar acompañan a Álvaro. Julio estrecha la mano de su padre con emoción contenida y su hermana le abraza pugnando para que no se le escapen las lágrimas, tras lo que sube al correo. En ese momento nadie sospecha que ese será el último tren que enlazará Madrid con Galicia en los tres años siguientes.

El correo surca la meseta castellana dejando tras sí el negro y pestilente humo de la locomotora. El viaje discurre sin incidencias atravesando estaciones en las que se ve poca gente en ese sábado estival. Los pasajeros del vagón de segunda clase, en el que va Álvaro, pasado un rato desde la salida de Madrid comienzan a pelar la pava. La conversación gira sobre un solo tema: la rebelión del ejército en el Protectorado. El joven se da cuenta de que sus compañeros de viaje hablan sobre lo que está sucediendo, pero con cierta cautela, sin posicionarse ni opinar acerca de lo que ocurre. Uno de los paisanos le pregunta si va a Galicia de veraneo, a lo que contesta afirmativamente, sin dar más explicaciones. Y en ese momento recuerda que, con las prisas, se ha  olvidado de llamar a su amigo Andrade.

De pronto, el convoy comienza a perder velocidad y finalmente se detiene.

   -¿Dónde estamos? –pregunta alguien.

Un pasajero baja la ventanilla y lee el nombre de la pequeña estación en la que se han detenido.

   -En Villafranca de Duero.

   -Pero aquí no le corresponde parar. Esto es todavía provincia de Valladolid.

La respuesta a la parada no prescrita la da la aparición de unos guardias civiles, acompañados por unos cuantos paisanos que llevan camisa azul y que van armados.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 16. Nuevamente en el destructor Velasco

viernes, 22 de septiembre de 2023

Libro IV. Episodio 14. El 18 de julio

A mediados de julio, Álvaro llega a Madrid a disfrutar el permiso reglamentario, y al día siguiente de su llegada la mitad de la familia se marcha de vacaciones a Suances, el pueblecito cántabro en el que han estado veraneando los últimos años. Julia se lleva con ella a los pequeños: Concha, Andrés, Ángela y Froilán, el resto se queda en Madrid pues han decidido que la farmacia permanezca abierta todo el verano.

Como comentan en la tertulia del Comercial, exista o no ruido de sables en los cuarteles, lo que sí hay es un profundo malestar contra la deriva republicana en parte de la sociedad española y en amplios sectores de la oficialidad de las fuerzas armadas. De ahí que comiencen a fraguarse intentonas de golpes de estado, siendo una de las más avanzadas la conspiración militar dirigida desde Pamplona por el general Emilio Mola que pretende alzarse contra el gobierno el 18 de julio. El 17, los conspiradores de Melilla comunican sus planes a dirigentes falangistas, uno de los cuales informa a las autoridades locales. El general Romerales, Comandante militar de la plaza, envía una patrulla de soldados a registrar el Departamento Cartográfico donde se reúnen los golpistas. El coronel, al mando de dicho Departamento, llama al cuartel de la Legión del que envían un grupo de legionarios. Ante estos, la patrulla gubernativa se rinde y los sublevados proceden a arrestar a Romerales, proclaman el estado de guerra e inician anticipadamente el levantamiento, informando a sus compañeros del Protectorado de que han sido descubiertos.

En Tenerife, en la tarde del 18 el general Franco firma  un manifiesto que es difundido por Radio Las Palmas y Radio Club Tenerife, junto con el bando del estado de guerra. Luego parte en avión a Tetuán, pues es el designado por los sublevados para ponerse al frente de las tropas del Protectorado. Mientras, en Pamplona Mola ultima sus preparativos y sus contactos con la dirección carlista que le ha prometido 6000 requetés armados para la mañana siguiente.

En Madrid, el jefe de Gobierno, Casares Quiroga, que no ha dado credibilidad a las informaciones del Director de seguridad, advirtiéndole de la inminencia de un golpe militar, dimite. El presidente de la República nombra jefe de gobierno a Martínez Barrio, el líder más moderado del Frente Popular, que anuncia que la situación está controlada. Aunque por la tarde del 18 la rebelión se va extendiendo a todo el Protectorado, las Canarias, Navarra y algunas ciudades del sur del país.

Entretanto, Álvaro Carreño está pegado, al igual que su padre, a la radio para enterarse de qué diablos está pasando. Vuelve loco el dial tratando de encontrar una emisora que informe de manera clara y creíble, pero solo escuchan avisos alarmistas y noticias contradictorias: <<¡Pueblo de España! ¡Mantente a la escucha! ¡No apagues la radio! Esta emisora te dirá la verdad…>>…. Hasta escuchan una proclama que parece ser de La Pasionaria: <<Trabajadores, antifascistas… todos en pie, dispuestos a defender la República, las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo…>> Hasta que se cansan y apagan la radio.

   -Papá, no sé qué hacer –confiesa Álvaro.

   -Creo que lo mejor será esperar, a ver si el gobierno emite un comunicado oficial sobre lo que puede ser un golpe de estado, porque desde la tarde de ayer hasta ahora la situación parece muy incierta –le aconseja su padre.

   -¿Tú crees?

   -Hombre, para tratarse de una conspiración contra el gobierno en toda regla da la impresión de que está encontrando muchas dificultades. Los levantamientos contra el poder constituido siempre intentan primero apoderarse de los principales órganos de gobierno, que residen en Madrid, y en la ciudad la situación parece controlada –razona Julio.

   -De acuerdo, pero soy militar y no puedo ni debo esperar. Si hubiese estado en el Velasco me atendría a lo que ordenara mi comandante, pero aquí debo tomar una decisión por mi cuenta y no sé cuál puede ser la correcta. La verdad, papá, no sé qué hacer –repite Álvaro.

El marino intenta recordar qué compañeros viven en Madrid o pueden estar de vacaciones en la capital e inmediatamente le viene a la mente un nombre: Santiago Andrade, compañero de promoción y que, como él, es alférez de navío, en su caso en el destructor Alsedo, que tiene su base en Cartagena, y del que sabe que también está de permiso en Madrid. Le telefonea.

   -Santi, ¿sabes qué está sucediendo?

   -¡Manda carallo cómo está el patio! Mi padre se ha enterado de que, con excepción de Marruecos, Pamplona, las Canarias y posiblemente Zaragoza, poco se sabe de las guarniciones declaradas en rebeldía.

   -Y aquí en Madrid, ¿cómo está la situación?

   -Aquí parece que la situación es un completo caos, nadie sabe a qué atenerse.

   -¿Entonces qué hacemos, esperamos a que nos llamen?

   -Yo creo que es lo más prudente y es lo que también me aconseja mi padre, a ver si mientras tanto podemos enterarnos de qué lado sopla el viento para tenerlo de popa.

   -Pero tal como parece que están evolucionando los acontecimientos, podemos tardar varios días en saber cuál es el viento dominante, ¿y mientras tanto qué?

   -Pues qué quieres que te diga, Álvaro. Hemos tenido mala suerte. Si esto ocurre hace cinco días, esta galerna nos hubiese cogido en nuestros destinos y no hubiésemos tenido que pensar ni decidir nada, nos habríamos limitado a seguir las órdenes de nuestros comandantes y punto.

   -Ya que hablas de nuestros destinos. He intentado llamar al Velasco que, como sabes, está en Ferrol, pero las comunicaciones están bloqueadas. ¿Tú sabes algo del Alsedo?

   -Directamente del buque no, pero he podido comunicar con el arsenal y, tras identificarme, he pedido que me pusieran con el oficial de guardia del Alsedo. No sé quién ha debido de coger el teléfono, pero la respuesta ha sido de sainete. Todo lo que me han dicho es que el Alsedo, al mando del capitán de corbeta don Emilio Cano-Manuel, ha zarpado rumbo al mar de Alborán. Y cuando he preguntado, como integrante de su dotación, qué debería hacer, se ha cortado la comunicación.

   -¿Sabes qué?, he seguido pensando mientras charlábamos y lo he decidido: voy a acercarme al Ministerio de Marina a preguntar qué hago. ¿Quieres venir? –Al otro lado de la línea hay un silencio que se prolonga unos segundos hasta que llega la respuesta.

   -Voy a hacer caso a mi padre, esperaré a ver de dónde sopla el viento. Ya me contarás qué te dicen.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 15. El último tren

viernes, 15 de septiembre de 2023

Libro IV. Episodio 13. Españolito que vienes al mundo

 La sentenciosa frase de Infantes sobre una democracia con déficit democrático deja callados a los tertulianos, pero el mutismo dura poco, aunque el nuevo tema de conversación va por otros derroteros.

   -Se rumorea que las Cortes Generales van a destituir al presidente de la República.

   -¿Y si se cepillan a Alcalá Zamora quién le sustituirá?

   -Todos los rumores apuntan a que el nuevo presidente será Manuel Azaña –musita el funcionario de Gobernación.

Lo que era un rumor se convierte en realidad días después, y Azaña es elegido presidente. A todo eso, los atentados y reyertas entre extremistas de derechas e izquierdas se suceden, así como los atentados anticlericales. Los ataques contra la Iglesia católica provocan la indignación del clan Carreño que, cada día que pasa, se identifica más con los que claman contra una República que solo parece gobernar para un sector de la población. La única que parece ajena a cuanto ocurre sigue siendo Pilar que continúa su romance con Íñigo de la Rosa, aunque llamarle romance a la extraña relación que mantiene la pareja no es la palabra más adecuada. Así como Javier Izaguirre, su anterior chico, la llevaba a toda clase de eventos deportivos, Íñigo la acompaña a exposiciones, conciertos y reuniones sociales. Y a medida que la joven ha ido conociendo los círculos que frecuenta su rubicundo amigo, comienza a sospechar que el trato distante y hasta disciplente que le dispensa Íñigo se debe a una sexualidad ambivalente.

El crecimiento de las organizaciones juveniles paramilitares, tanto en la derecha como en la izquierda, no hace más que incrementar la violencia callejera. Lo cual provoca la percepción, en parte de la opinión pública, de que el gobierno del Frente Popular, ahora presidido por Casares Quiroga, no es capaz de mantener el orden público, lo que podría servir de justificación para un posible golpe militar.

Como informa Álvaro, en sus cartas desde Marín, en la Armada la oficialidad sigue atentamente los acontecimientos, y hay un profundo malestar por cómo los sucesivos gobiernos republicanos son incapaces de reprimir la violencia desatada en las calles. Asimismo, en el parlamento, los diputados de derecha, singularmente Calvo Sotelo y Gil Robles, acusan al gobierno de haber perdido el control del orden público.

Con la llegada del calor veraniego, los atentados y enfrentamientos se multiplican. En la noche del 12 de julio es asesinado en Madrid el teniente de la Guardia de Asalto e instructor de las milicias socialistas, José del Castillo. En la tertulia del Comercial se especula sobre quienes han podido ser los asesinos. Valdés, el funcionario de Gobernación parece tener la respuesta.

   -En el ministerio se rumorea que han sido pistoleros pertenecientes a la Comunión Tradicionalista.

   -Pues en el partido me han dicho que han sido los falangistas -asegura Iglesias el frutero.

Como represalia, los compañeros del teniente Castillo, dirigidos por un capitán de la Guardia Civil, secuestran en su propio domicilio y asesinan en la madrugada del 13 al diputado conservador Calvo Sotelo. Al día siguiente se produce el entierro del líder derechista y, como cuenta en la tertulia Chaves, que ha asistido a las exequias, el acto ha estado plagado de amenazas.

   -El dirigente monárquico Antonio Goicoechea, refiriéndose al asesinato de Calvo Sotelo, ha jurado solemnemente que consagrará la vida a una triple labor: imitar su ejemplo, vengar su muerte y salvar a España.

   -Pues por su parte, en las Cortes, Gil Robles ha dicho a los diputados de izquierda que la sangre de Calvo Sotelo recae sobre ellos y acusa al gobierno de tener la responsabilidad moral del crimen por patrocinar la violencia –explica Valdés.

Julio pregunta a quien considera el tertuliano con más sentido común y mejor olfato político.

   -Amigo Infantes, usted que es hombre ducho en estas cuestiones, ¿cómo resumiría la preocupante situación actual?

   -Pues verá, amigo Carreño, está claro que se ha producido una polarización de la política española. En cada extremo del arco parlamentario se sitúan una izquierda revolucionaria y una derecha fascista, y en el medio hay una izquierda moderada y una derecha democrática. Al tiempo, hay un movimiento anticlerical y una corriente de fuerte componente católico. Si se imponen los moderados, no importa de qué signo sean, la República perdurará y se hará más democrática, pero si lo hacen los extremistas, tampoco importa su color, entonces puede ocurrir cualquier cosa.

El otro funcionario de la tertulia es quien toma la palabra ahora.

   -Suscribo cuanto acaba de decir mi colega y añado que hay un factor que puede ser terriblemente peligroso y del que nos estamos olvidando, me refiero a los nacionalistas periféricos. Si vascos y catalanes insisten en su proyecto de potenciar sus autonomías, que en el fondo no es más que una secesión encubierta, van a chocar con buena parte del ejército que tiene por sagrado el lema de que prefieren a una España roja antes que rota.

   -O sea, que Antonio Machado tenía razón cuando escribió aquello de: Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón –declama, con su voz abaritonada, Infantes.

   -En mi partido –informa el socialista Iglesias- sabemos que, desde que ganamos las elecciones, militares de alto rango han estado reuniéndose y conspirando para organizar un golpe militar y hasta se comenta que al frente estaría el general Sanjurjo, ahora exiliado en Portugal.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 14. El 18 de julio

viernes, 8 de septiembre de 2023

Libro IV. Episodio 12. Una democracia con déficit democrático.

 A la pregunta que se hacen en la tertulia si la proclamación del Estado Catalán convertirá la región en otro polvorín como Asturias, la respuesta se produce en horas. El mismo día que el presidente de la Generalidad proclama la secesión de Cataluña, una compañía de infantería y una batería de artillería llegan a la Rambla de Santa Mónica de la Ciudad Condal y cuando un capitán se dispone a leer el bando del estado de guerra unos sublevados empiezan a disparar resultando muertos varios soldados. La repuesta es el bombardeo del local desde donde han disparado. Ante la falta de apoyos, los secesionistas se rinden al día siguiente. El general Batet, que manda las tropas gubernativas, deja pasar el tiempo esperando reducir a los rebeldes sin más combates.​ En la mañana del 7, el presidente catalán Companys comunica su rendición. El Estado Catalán ha durado 10 horas desde su proclamación. El pueblo respira, a Dios gracias lo de Cataluña solo ha sido una especie de ópera bufa. En la fracasada rebelión mueren cerca de medio centenar de personas y más de tres mil son encarceladas y puestas bajo la jurisdicción de consejos de guerra. Los militares que se han unido a la insurrección son condenados a muerte, aunque su pena es conmutada por la de prisión perpetua. El presidente y el gobierno de la Generalidad son juzgados por el Tribunal de Garantías Constitucionales y condenados por rebelión militar a 30 años de prisión que no llegarán a cumplir. La autonomía catalana es suspendida indefinidamente y el gobierno de la Generalidad es sustituido por un Consejo designado por el poder central. Se clausura el Parlamento de Cataluña y alrededor de cien ayuntamientos son disueltos. Da la impresión de que la democrática II República no está dispuesta a jugar con la unidad de la nación española.

Los Carreño están contentos porque el rápido desenlace de la intentona secesionista catalana significa que la Armada no tendrá que desplazar a ninguno de sus buques a esa región y, por consiguiente, Álvaro no corre peligro. Ahora, en lo que piensan es en las novedades traídas por el curso 1934-35; las más destacadas son que Jesús, como le sugirió su padre, ha dejado de preparar las oposiciones a vista de aduanas y se ha matriculado en primero de Farmacia; Eloísa, que acabó Magisterio y espera la oposiciones, trabaja a jornada completa en la perfumería del señor Ramírez; Concha, además de ayudar en casa, sigue yendo a un taller de la calle Santa Engracia a aprender corte y confección, y Andrés, con sus dieciséis años a cuestas, repite quinto de bachillerato. Pero lo que empieza mayormente a preocupar a los padres del clan es que Pilar, cumplidas ya las veintisiete primaveras, siga soltera y sin compromiso. Para sus padres, a esa edad debería estar casada y con algún que otro crío. Julio tuvo la esperanza de que el notario que la invitó a cenar en el Ritz hubiese seguido saliendo con ella pero, ante la decepción de todos, el murciano solo apareció un día por la farmacia para despedirse y no han vuelto a saber de él. Pilar, a través de un conocido que también es notario, se ha enterado de que Luis tiene la notaría en Caravaca de la Cruz, un pueblo de la región murciana.

Lo que resta de año discurre con más pena que gloria, y burla burlando las Navidades se asoman a la puerta. Lo mejor para los Carreño es que Álvaro está de vuelta a casa con permiso. El primogénito continúa enrolado en el crucero Libertad al que ha dejado en Ferrol dentro de la dársena y amarrado de popa a la punta del Martillo. Pasadas las Navidades y entrados en el nuevo año de 1935, la vida de los Carreño retoma el pulso acostumbrado. Álvaro se marchó a Ferrol para reintegrarse a su destino y el resto de hermanos siguen a lo suyo.

A finales de febrero es motivo de mayor debate en la tertulia la noticia que airea la prensa: se ha hecho público que las reclamaciones por daños causados por la Revolución de Asturias suman ya más de 3000. El problema es que los juristas no se ponen de acuerdo sobre a quién reclamar: ¿al gobierno?, no, pues él no puso en marcha la revolución sino que luchó contra ella; ¿a la Alianza Obrera que fue la impulsora de la asonada?, no es posible, ha desaparecido al ilegalizarla… 

   -Me temo que los demandantes lo tienen crudo. Como dicen en el ejército, tendrán que reclamar al maestro armero –comenta, chanceándose, uno de los contertulios.

   -Pues alguien debería pagar los estropicios porque tengo entendido que solo a la Iglesia Católica le destrozaron y quemaron bienes por muchos millones de pesetas. Y no digamos de los asesinatos de sacerdotes, frailes y seminaristas; eso no hay dinero que lo pague –arguye Julio.

Llega la primavera y parece que la preocupación del matrimonio Carreño por el celibato de Pilar puede acabarse. Desde febrero, está saliendo regularmente con un joven médico que trabaja en el hospital de la Cruz Roja. Todavía no lo ha presentado a la familia, pero parece que la relación va por buen camino porque salen todos los fines de semana que el chico no tiene guardia. Javier Izaguirre, de padres vascos pero nacido en Madrid, es un joven bien parecido, luce una negra cabellera engominada y ostenta un frondoso bigote. Ambos jóvenes tienen parecidos gustos y aficiones, y Javier, que es muy aficionado a los deportes, ha llevado a la joven a ver algunos partidos de fútbol de los dos grandes equipos de la capital: el Real Madrid y el Atlético de Madrid, o merengues y colchoneros, como se llama popularmente a sus respectivos aficionados. Ahora, la está iniciando en un deporte que ella ha practicado de forma recreativa, el ciclismo. Precisamente, se está corriendo la primera vuelta ciclista a España que se disputará entre el 29 de abril y el 15 de mayo en catorce etapas. La Vuelta comenzó en Madrid y también terminará en la capital. Debido a lo que pesan las bicicletas de hierro, al recorrido de casi 3500 kilómetros y a la escasa preparación física, solo logran acabar la prueba veintinueve ciclistas, uno de ellos, un belga, es el vencedor.

Hay otra práctica, mitad física, mitad mental, que Pilar acaba de descubrir, el yoga. La disciplina hindú, que acaba de introducirse en España, es todo un hallazgo para la joven ya que le atrae mucho más que los deportes a los que la invita Javier. En un hotelito de la colonia de El Viso, unos británicos han montado una academia de yoga a la que se ha apuntado la joven. Allí conoce a Íñigo de la Rosa, un practicante avanzado que, desde el primer momento, la fascina. Es un hijo de papá que, a sus veintiséis años, sigue viviendo de la sopa boba y que no piensa darle un palo al agua porque, como explica a Pilar, es un señorito y como tal el trabajo no está hecho para él, tampoco lo necesita pues su familia tiene dinero por castigo. Íñigo tiene ojos azules, pelo rubio, rostro un tanto alargado en el que destaca una nariz prominente, es alto, delgado y con una apariencia un tanto efébica. Pilar, que nunca ha conocido alguien como él, se siente atraída por el joven desde el minuto uno. El resultado inmediato es que deja de salir con Izaguirre, ante el consiguiente disgusto de sus padres que consideraban al médico un buen partido.

Totalmente ajena a lo que piensan los padres sobre su relación, Pilar sigue terne en su empeño de seducir a Íñigo de la Rosa que continúa dejándose querer, pero sin hacer nada por su parte. La joven boticaria contrapone la actitud de sus dos últimos romances: Javier era una especie de pulpo a quien se lo tenía que quitar de encima porque, en cuanto se quedaban solos, se pasaba con los achuchones; a Íñigo, en cambio, le da igual que estén solos que acompañados, su actitud indolente y un tanto desdeñosa es la misma. La relación con de la Rosa hace que los Carreño vuelvan a tener esperanzas de que su hija mayor no acabe siendo una solterona, pues si está saliendo regularmente con el joven igual la amistad termina en noviazgo, y aún se alegran más al enterarse de que el efébico dandi es hijo de una acomodada familia.

   -A ver si de una vez se nos casa la chica. No sea que se le vaya a pasar el arroz –comenta el padre.

   -Y por lo que parece, el joven con el que sale vive en Madrid y no hay peligro de que tenga que irse de la ciudad –añade la madre.

Por su parte, Álvaro, del 1 al 8 de julio, asiste al V concurso de atletismo de la Marina, celebrado en la murciana base aeronaval de San Javier. Cuando cree que le van a dar el permiso veraniego, recibe la orden de presentarse en el destructor Velasco, con base en Marín, en el que desempeñará el destino de tiro y torpedos, por lo que no puede despedirse de su madre y hermanos que se van a veranear al cántabro pueblecito de Suances. En esta ocasión, Pilar no ha querido ir, como suele hacer en agosto, porque está empeñada en seducir a Íñigo que se deja querer, pero sin que por su parte haga nada por corresponder.

Cuando los Carreño vuelven de Suances, y  Julio retoma las visitas a la tertulia del Comercial, se encuentra con el enésimo cambio de gobierno. El presidente de la república sustituye a Lerroux por Joaquín Chapaprieta. El nuevo gobierno se apoya en formaciones netamente de derechas, como el Partido Republicano Radical, la CEDA, el Partido Agrario y la Lliga Catalana. Como habían pronosticado algunos tertulianos del Comercial, el gobierno del radical Chapaprieta dura un visto y no visto y pronto dimite, por lo que la inestabilidad política se acentúa. También ocurren sucesos preocupantes más allá de las fronteras españolas. A mediados de septiembre, Hitler firma las denominadas Leyes de Núremberg que privan a los judíos de la ciudadanía alemana; un paso más en la exaltación del racismo ario. Y en octubre, las tropas de Benito Mussolini invaden Abisinia sin que haya habido provocación alguna por parte de los abisinios. Lo de los judíos no merece comentarios en la tertulia, pero sí lo de la expansión italiana.

   -Y en Abisinia, que no sé dónde coño está, ¿qué diablos se les ha perdido a los espaguetis? –pregunta Hernández.

   -Está en el llamado Cuerno de África –contesta Infantes, que añade-: Y lo que ha motivado a Mussolini posiblemente sea el ansia expansionista del fascismo y su meta, que nunca ha ocultado, de reconstruir el antiguo imperio romano.

En el plano político, la dimisión de Chapaprieta crea una sensación de crisis general del centroderecha que da pie al presidente Alcalá Zamora para imponer un gobierno sin contar con la CEDA de Gil Robles, partido mayoritario de la derecha. El presidente desea un gabinete centrista, aunque no cuente con apoyo parlamentario, y encomienda la formación de gobierno a Portela, de ideología liberal y centrista, que solo resiste dos semanas en el poder. Ante el fracaso de su primer gobierno, Portela opta por formar otro con políticos que no representen a ningún partido.

   -¿Sabéis que Portela ha cambiado la cúpula militar y ha colocado a generales adictos al republicanismo? –informa Valdés en la tertulia.

   -¿Y se sabe por qué lo ha hecho?

   -Porque hay insistentes rumores de amenazas golpistas.

Finalmente, ante la frontal oposición de los partidos de izquierda y el riesgo de no poder controlar las Cortes, el presidente de la república opta por disolverlas convocando elecciones. Los días 16 y 23 de febrero se celebran las terceras elecciones generales de la II República. Los Carreño mayores de edad van a votar a la CEDA. Sin embargo, quien obtiene una mayoría parlamentaria es la coalición del Frente Popular que está formado por un batiburrillo de partidos de izquierda que van desde el PSOE a Esquerra Republicana de Cataluña o al joven Partido Comunista. La participación, en contra de lo habitual, se acerca al 76 por ciento del censo, lo que se atribuye al voto obrero que no ha seguido las consignas abstencionistas del anarquismo. El resultado de las elecciones es el tema principal de los debates del Comercial, en los que cada uno arrima el ascua a su sardina.

   -Ya era hora de que el pueblo se decidiese a votar por los suyos –afirma el frutero Iglesias.

   -¿Y se puede saber quiénes son los suyos? –le interpela Infantes.

   -Eso está más claro que el agua clara: el Partido Socialista Obrero Español.

   -Pero quien ha ganado ha sido una amalgama de partidos de izquierda con metas muy distintas. Ya veremos que sale de esa mixtura –precisa Rúas a quien, como buen relojero, le gusta precisar los términos.

Visto el resultado de las elecciones, los españoles, que piensan como la familia Carreño, se llevan una gran decepción, pero la mayoría de la población acepta el resultado pues, salvo algunas anomalías puntuales, los comicios parecen haberse desarrollado con limpieza. Sin embargo, no todos opinan lo mismo. Y de hecho, tanto los partidos  vencedores como los perdedores se acusan de que las elecciones no han sido limpias, por lo cual se crea una Comisión de Validez de las Actas Parlamentarias.

En el Comercial comienzan a oírse voces que hablan en voz baja de conspiraciones y de que hay militares disconformes con que en España vaya a mandar una pandilla de rojos, como llaman genéricamente a los afiliados de los partidos de izquierda.

Nada más conocerse la victoria del Frente Popular, se produce el primer intento de golpe de fuerza por parte de la derecha para intentar frenar la entrega del poder a los vencedores. Cuestión que se debate en el Comercial.

   -Sé de buena procedencia –explica Lisardo Valdés que, como funcionario del Ministerio de Gobernación, bebe en buenas fuentes- que el propio Gil Robles ha sido el primero que ha intentado sin éxito que el presidente del gobierno en funciones declare el estado de guerra y anule los comicios. Y, al parecer, el líder de Renovación Española, Calvo Sotelo, se ha manifestado en términos similares.

   -Por mi parte os puedo contar que mi partido tiene información fehaciente de que el general Franco, jefe del Estado Mayor del ejército, ha dado órdenes a los mandos militares para que declaren el estado de guerra, iniciativa que no ha sido respaldada por otros generales –cuenta Rufino Iglesias, el frutero socialista.

Mientras esas maniobras semiclandestinas fracasan, la deriva del país se acentúa y se exacerba la crispación sociopolítica. En marzo queda suspendida Falange Española y son encarcelados su líder, José Antonio Primo de Rivera, y otros mandos del partido. Al tiempo que se radicaliza la Juventud de Acción Popular y los carlistas aceleran la organización de sus milicias, en las fuerzas de izquierdas y sindicalistas se producen idénticas reacciones.

A mediados de febrero, forma gobierno Azaña, líder del Frente Popular. En tanto, los enfrentamientos entre los partidarios de derechas y los de izquierdas tiñen las calles de rojo y la inestabilidad de los gobiernos republicanos no cesa. Entre el 19 de febrero y el 19 de julio se suceden cuatro gobiernos. El tertuliano Infantes, funcionario de Fomento, resume así la división del país:

   -Creo que tanto en la izquierda como en la derecha hay una voluntad mayoritaria de establecer una democracia plena. Sin embargo, no tenemos una cultura política capaz de construir puentes y de tejer acuerdos. Resumiendo, podríamos decir que tenemos una democracia con déficit democrático.

   -Esteban, ¿quiere explicarme eso?ruega Julio.

   -Pues que las elecciones de febrero han mostrado que el país está dividido, prácticamente al cincuenta por ciento, entre las derechas y las izquierdas, y gobierne, sea quien sea, no debería hacerlo solo para una mitad sino para todos. Esa es y será la ruina de la II República. De ahí que, en mi opinión, tengamos una democracia con cierto déficit democrático.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 13. Españolito que vienes al mundo