"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 26 de agosto de 2016

56. Felices Navidades y próspero Año Nuevo



   ¿Lo detenemos o le damos cuerda? Es la disyuntiva que lleva debatiendo hace más de dos horas el trío de inspectores que coordinan el Caso Inca referido a Adolfo Martínez, el técnico de seguridad probable cómplice de los que robaron el Tesoro Quimbaya. Hay argumentos que apoyan tanto un supuesto como su contrario.
   Eusebio Bernal es partidario de detenerlo. Aduce que si continúa libre y descubre o sospecha que le están vigilando puede destruir pruebas y también se corre el peligro de que sea eliminado como le ocurrió al otro sospechoso, el asesinado Obdulio Romero. Juan Carlos Atienza defiende la postura de no detenerle, que siga con su vida habitual a ver si de ese modo logran detectar algún contacto de Martínez con los atracadores o de éstos con el sospechoso. Es dudoso que el técnico pueda destruir pruebas y, dada la red de vigilancia montada a su alrededor, es difícil que nadie pueda atentar contra él. Y añade más:
- ¡Ojalá trataran de cargárselo! Cogeríamos más peces con el mismo cebo.  
   Michel Blanchard, muy en su papel de invitado, trata de mediar entre ambas posturas:
- Detenerlo, como propone Eusebio, tiene la ventaja de que podremos interrogarlo a fondo y si terminase cantando quizá podríamos dar un acelerón a la investigación del caso. Por el contrario, presenta la desventaja de que, como opina Juan Carlos, echaríamos a perder un posible contacto del sospechoso con los atracadores. Porque, y en eso estamos de acuerdo los tres, es más que probable que Martínez, al igual que Romero, no forme parte de la banda y solo sea alguien a quien sobornaron para que manipulara las cámaras. Yo me inclino, por el momento, en dejarlo libre; eso sí, sometido a un estricto control.
- Un aspecto que no hemos tratado y que tendríamos que investigar es la posible complicidad entre Romero y Martínez – sugiere Atienza.
- Sobre eso, mi hipótesis es que es probable, yo diría que casi seguro, que existió algún tipo de colaboración entre ambos – afirma Bernal -. Está probado que Martínez estuvo en el museo cuarenta y ocho horas antes de producirse el robo. Debió ser entonces cuando manipuló las cámaras, pero no podía dejarlas ciegas en ese momento, hubieran llamado del museo para que las repararan. Necesitaba que alguien pulsara el botón o manipulara el chip del dispositivo que las inutilizara y para eso tuvo que contar con Romero, que el día del robo estaba de guardia. Si mi hipótesis es cierta, solo nos falta descubrir las pruebas del entendimiento entre ambos y para eso él único medio que tenemos es detener a Martínez – insiste Bernal.
- Estoy totalmente de acuerdo con tu hipótesis, Eusebio, pero no con el corolario al que llegas. Nos aporta más que Martínez siga libre que detenido. Le tenemos vigilado las veinticuatro horas, hemos pinchado su teléfono, controlamos su correspondencia, seguimos incluso las andanzas de su esposa. Es cuestión de tiempo que cometa un error y así podremos llegar al núcleo de la banda – argumenta Atienza.
- ¿Alguno de vosotros juega al ajedrez? – es la inesperada pregunta que formula Blanchard -. ¿No? En ajedrez hay una jugada llamada ataque a la descubierta que es una acometida producida cuando una pieza se aparta del camino de otra. Un caso especial de esta jugada es el jaque descubierto donde el ataque enmascarado es un jaque. Todos los grandes maestros de este juego coinciden en que es más efectiva mantener la amenaza de un jaque descubierto que realizarlo, siempre que con ello no ganes material o consigas el jaque mate.
- Vamos a ver, Blanchard – Bernal sigue sin llamar por su nombre al inspector galo -, ¿y con ese galimatías del ajedrez qué es lo quieres decir?
- Que por el momento es más efectivo no realizar el jaque descubierto que hacerlo. En otras palabras, es más rentable para nuestra investigación que Martínez siga libre que detenerlo.
   El apoyo del francés es decisivo para tomar la decisión de no detener al sospechoso por el momento, pero controlando todos sus movimientos. La decisión no es bien recibida por el grupo de policías de apoyo encargados de ser la sombra de Martínez, ya que ello supondrá que en plenas Navidades tendrán que estar muchas horas fuera de su hogar. Acatan la orden porque no les queda otra alternativa, pero a sus espaldas reniegan del trío de coordinadores del Caso Inca y todavía se mosquean más cuando se enteran de que Blanchard ha partido hacia Paris para pasar las fiestas navideñas entre los suyos.
   La inminente Navidad también altera el ritmo de trabajo del cuarteto de jubilados. Grandal solo tiene a Chelo con quien pasarla, pero en las fiestas navideñas las escorts tienen trabajo intensivo. Al parecer, el número de ejecutivos, industriales y hombres de negocios que se sienten solos en unas fiestas tan ligadas a la familia es elevado. Por lo que el excomisario ha de afrontar la pascua más solo que la una, por eso es partidario de continuar trabajando y descansar solo los días de Navidad, Año Nuevo y Reyes, para luego proseguir las investigaciones. Su propuesta recibe un rechazo frontal. Ponte es el primero que se niega y explica sus motivos:
- Jacinto, conmigo no cuentes desde hoy hasta que pasen los Reyes. Mi hijo David viene desde Estados Unidos a pasar las Navidades. ¿Cómo voy a decirle que le dejo solo porque tengo que hacer no sé qué investigaciones? En cuanto a mi hija, ídem de lienzo. En cuanto llegan las vacaciones navideñas le falta tiempo para soltarme a sus críos para que jueguen con el abuelo. Hasta tiene el programa de actos preparado. El veinticuatro ya tengo que llevarlos por la mañana a ver Cortylandia en el Corte Inglés de Preciados.
- Les encantará, Manolo – es Ballarín quien le ha interrumpido -. Este año representa la fantasía de un tren conducido por el lobo de las nieves seguido de vagones con pequeños pasajeros que ha ido recogiendo a lo largo de sus viajes por la Navidad. Un zorro va contando la historia mientras el resto le va coreando con sus canciones. Estuve hace unos días con mis nietos y se lo pasaron pipa.
- Por la tarde hay que poner el belén – prosigue Ponte -. Por la noche  tenemos cena de Nochebuena. El veinticinco ni te cuento. Y después hemos de llevar a los chavales a la feria de la Plaza Mayor a curiosear los puestos donde venden las figuritas para el nacimiento, hay que ir a Lhardy a tomar su consomé y degustar las croquetas, comprar regalos de Papá Noel y Reyes, llevar a los nietos al Circo Price, al zoo de la Casa de Campo y un inacabable etcétera.
- Pues yo tengo un programa parecido al de Manolo, pero al que hay que añadir el aspecto religioso que él ha eludido o se ha olvidado. La Misa del Gallo, la Adoración del Niño, la vigilia de fin de año y alguna que otra actividad que ahora no recuerdo – añade Ballarín.
- Toda esa programación que cuenta Manolo es solo para dos nietos, imaginaos lo que será para los que tenemos siete como yo – arguye Álvarez para terminar rematando la jugada -. O sea, Jacinto, que hasta pasados los Reyes puedes olvidarte de nosotros.
- Así no vamos a ninguna parte. ¿Cómo vamos a adelantar la investigación si ahora paramos durante quince días? Eso no puede ser. Una cosa es que hagamos fiesta los días de Navidad, Año Nuevo y Reyes, pero no el resto. Esos son días laborables.
- Sí, claro, para los currantes, pero a nosotros ya nos dieron de baja en ese apartado – replica con humor Álvarez.
- Compréndelo, Jacinto, ten en cuenta que antes que jubilados somos abuelos y éstas son unas fechas en las que los críos no tienen cole, pero los padres siguen trabajando porque, como bien has señalado, los días entre fiestas siguen siendo laborables. Alguien tiene que atender a los chavales y para eso están los abuelos – Ponte está a en un tris de añadir algo así como: si tuvieras nietos lo comprenderías, pero no lo hace, mejor no hurgar en la lamentable biografía familiar del excomisario.
- Claro, los abuelos estáis para malcriar a los nietos. Así crecen los críos de ahora que no respetan nada ni a nadie – despotrica Grandal, un punto irritado al ver que se va a quedar sin auxiliares durante dos semanas al menos.
- Naturaca – replica Álvarez que se ha puesto en plan castizo -. Los abuelos estamos para dar gusto a los nietos en lo que pidan, que para decirles que no y ponerlos firmes ya están los padres. Nosotros lo hicimos cuando nos tocaba, ahora les toca a ellos.
- O sea, Jefe, que a reserva de que nos llamemos para felicitarnos y como siempre se ha dicho: Felices Navidades y próspero Año Nuevo – Ballarín pone el The end a la charla y al 2015 en espera de lo que les pueda deparar el 2016.