"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 17 de marzo de 2015

3.14. Sois la leche: ¡poner perdices estando en veda!

    El día de la inauguración del grupo escolar, Gimeno hace de introductor y va presentando al Gobernador las distintas personalidades locales. El alcalde se ha tenido que tragar el sapo de que, siendo él la primera autoridad del pueblo, sea el jefe local quien lleve la batuta del acto.
   La comitiva, seguida por gran número de vecinos, se dirige a las nuevas escuelas ubicadas en la calle Sichar. Han montado una especie de rústica carpa en el patio del colegio, al fondo de la cual hay una improvisada tarima, con una larga mesa, desde la que las autoridades presidirán el acto. La han guarnecido con unos faldones laterales y a falta de reposteros hay unos cobertores y los cuadros de Franco y José Antonio escoltando el crucifijo del centro. A ambos lados del fondo del escenario hay dos niños enarbolando la bandera nacional y la de Falange. En la parte delantera de la carpa se han colocado varias hileras de sillas de tijera que rápidamente han sido ocupadas por los primeros en llegar, el resto de asistentes ha de quedarse de pie y son muchos los que ni siquiera consiguen acceder al entoldado, en un lateral del cual han puesto unos bancos corridos en los que se sienta una representación de los alumnos del centro docente que ahora se inaugura.

   En el acto solo intervienen dos oradores: el jefe local y el provincial. Gimeno, que lleva el uniforme falangista reglamentario y que estrena este día, se pone de pie, se cuadra ante el Gobernador, y pide su venia:
- Con tu permiso, camarada.
   Se acerca al micrófono y le da unos golpecitos que resuenan como disparos, se aclara la voz y empieza un discurso que ha preparado y ensayado minuciosamente:
- Excelentísimo señor Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, reverendo señor cura párroco, dignísimas autoridades provinciales y locales – se ha cuidado muy mucho de no citar explícitamente al alcalde -, señoras y señores, queridos niños: hoy es una fecha que las generaciones futuras tendrán que marcar con piedra blanca en los anales de la historia local. Hoy es uno de esos días que simbolizan un hito imperecedero en el devenir de una comunidad. Hoy es un momento histórico para todos los presentes y, sobre todo, para vosotros, queridos alumnos, porque inauguramos oficialmente un templo del saber que, por primera vez en la vida del pueblo, estará a la altura de lo que demandan los tiempos modernos. Ahí lo tenéis, alumnos de Senillar, un grupo escolar construido con los mejores materiales y que desafiará el paso de los años, un centro educativo equipado con los más modernos instrumentos didácticos, unas aulas amplias, luminosas, soleadas… donde unos entregados profesores os enseñarán que sois unos seres trascendentes, que sois portadores de valores eternos, que sois el relevo de unas generaciones que han tenido que luchar duramente para que podáis gozar de una paz que, gracias a la entrega y la omnisciencia del Caudillo, disfruta nuestra Patria…
   El joven político sigue y sigue con su farragosa y grandilocuente oratoria que si bien fatiga a algunos embelesa a los más ¡Hay que ver el secretario de San Isidro lo bien que habla, es un pico de oro!
- … os tengo que confesar que el día en que fui a presentar los planos de las nuevas escuelas a nuestro jefe provincial, para que los conociera, estaba tan nervioso que me dolía el estómago. No podía imaginarme, camarada, – y todo esto lo está diciendo mirando al Gobernador – que saldría de tu despacho confortado e ilusionado porque… – y vuelve a dirigirse al auditorio –, tengo el honor de proclamarlo en público, este magnífico edificio, que hoy inauguramos, recibió el impulso decisivo gracias a la directa intervención del excelentísimo señor don Francisco Javier Municio, que hoy nos honra con su presencia. Sin su generosa ayuda, sin su aliento constante, sin su apoyo irreductible esta obra hubiera tardado mucho más en llevarse a cabo. Porque no creáis que su gestación ha sido fácil, todo lo contrario. Este centro del saber ha tenido enemigos, quizá no por mala voluntad, posiblemente más bien por ignorancia. En cambio, nuestro jefe y guía desde el primer momento me dijo: camarada, adelante, una obra que sirve a la juventud debe de ser lo primero que hay que acometer porque solo recogen cosechas los pueblos que saben sembrar…
   Un atronador aplauso se funde con la pausa del orador. La metáfora de la cosecha y de la siembra la han entendido todos y evidentemente les ha gustado. Mientras, el Gobernador se está preguntando: ¿y cuándo le dije todo eso?
- …y este grupo escolar, que hoy inauguramos, va a llevar un nombre ilustre, el del más recordado de nuestros camaradas, el del más llorado de nuestros caídos, se va a llamar José Antonio. Estuvimos dudando si poner el patronímico completo de El Ausente, pero al final creímos que era suficiente con su mero nombre. Mis queridos pequeños, entrar todas las mañanas en un templo del saber con el nombre de José Antonio servirá para que, recordando sus palabras,…
   Una cálida ovación cierra la intervención de Gimeno, quién después de agradecer las muestras de apoyo, cede la palabra al preboste provincial. El Gobernador hace un discurso escueto. Da las gracias a las autoridades locales por su tesón para llevar adelante la construcción de las nuevas escuelas, agradece a los vecinos su apoyo y su asistencia al acto, les dice a los niños que han de aprovechar las oportunidades que les va a brindar el flamante colegio, recuerda a todos que la educación de las jóvenes generaciones es una de las más queridas preocupaciones del Generalísimo y cierra la intervención con su felicitación y aliento para el jefe local del Movimiento a quien augura un brillante futuro.
- … y con estas palabras, doy por inaugurado el Grupo Escolar José Antonio de Senillar. Muchas gracias.

   Termina el acto con todos los presentes puestos en pie, el brazo extendido haciendo el saludo romano y cantando el Cara al sol, al final del cual el Gobernador da los gritos de rigor coreados por los asistentes:
- ¡España!
- ¡Una!
- ¡España!
- ¡Grande!
- ¡España!
- ¡Libre!
- ¡Arriba España!
- ¡Arriba!
- ¡Viva Franco!
- ¡Viva!

   Acabado el acto el Gobernador pretende marcharse, pero su secretario, en rápido conciliábulo, le informa que las autoridades locales han preparado una cena en su honor y que esperan que se quede, lo contrario se lo tomarían como un desaire. El jerarca hace un mohín y asiente, un día más va a llegar al Gobierno Civil a las tantas, pero que se le va a hacer, son gajes del cargo. Lo que ha sido calificado como un tentempié es un ágape en toda regla en el que el plato fuerte son unas perdices trufadas que huelen que alimentan. Parece que el Gobernador está un tanto inapetente porque cuando sirven las gallináceas se limita a pinchar algo de la guarnición, pero no prueba las aves, por mucho que Gimeno, que está sentado a su lado, le insiste en lo ricas que están y que son de toda confianza porque las cazaron el día anterior.
   Mientras el poncio se despide de las autoridades municipales, Germán, su secretario particular, le echa un chorreo del carajo a su camarada Gimeno:
- Pero, José Vicente, ¿a qué lumbrera se le ha ocurrido poner perdices en el menú?
- Tú mismo me comentaste una vez que al jefe le gustaban mucho, por eso las hemos puesto, y ¡anda qué no costó cazarlas, con las pocas que ahora hay! 
- ¡Los de pueblo sois la releche! Poner perdices, acabadas de cazar, al Gobernador estando en plena veda. ¡Os habéis lucido!