"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 15 de julio de 2022

Libro III. Episodio 153. La Dictablanda pilla a los Carreño en órsay

    El matrimonio Carreño comenta algo que Álvaro, con la ingenuidad de su juventud, ha desechado pero que ellos están dispuestos a no desaprovechar: lo que pueda hacer el tío Luis para que el primogénito ingrese en la Escuela Naval.

   -Eso de no querer que el tío le eche una mano, ¿cómo lo ves? –pregunta Julio.

   -Opino que debemos aprovechar lo que pueda hacer el tío Luis, que sé que lo hará. Recuerdo que mi madre solía decir que el que no tiene padrinos no lo bautizan. El chico está convencido de aprobar, pero a buen seguro que la mayoría de los que se presentan a esas pruebas irán recomendados. Y si el chico no lo va, podría no ingresar.

   -Creo lo mismo. No hay más que pensar en la cantidad de hijos, sobrinos y nietos de jefazos de la Marina que se presentarán al ingreso, ¿y no van a ir recomendados por sus padres, tíos y abuelos? Anda que si no.

   -Si te parece, habla con el tío, pero pídele que no le diga nada al chico, no vaya a molestarse, ya sabes que es muy mirado para sus cosas –sugiere Julia.

   -No tengo ningún inconveniente en hablar con Luis, pero creo que sería mejor que lo hicieras tú. No es por escurrir el bulto, pero al fin y al cabo la pariente eres tú. Por mi parte, se me acaba de ocurrir una cosa, le pediré al comandante Liaño que me cuente como va eso del ingreso en una escuela militar, también lo de las recomendaciones, y que me aconseje qué podemos hacer por nuestra parte para ayudar al chico.

   -Esta misma noche le escribo al tío para ponerle en antecedentes de lo que piensa hacer Álvaro.

   -Yo creo que no es cuestión de enviarle una carta, es mucho lo que nos jugamos en el envite. Creo que deberías hablarlo cara a cara con tu tío. Ya le conoces y sabes mejor que nadie lo especial que es. Se me ocurre que cuando el chico haya de irse a Madrid, con la excusa de que vas a acompañarle para ayudarle a encontrar un sitio donde alojarse, puede ser el momento de hablar con el tío.

   El matrimonio ha convenido con su primogénito que a mediados de septiembre marchará a Madrid en compañía de su madre. Unos días antes del viaje a la capital del reino, el día trece exactamente, se produce un suceso que trastoca por completo el panorama político español y hasta puede poner en un brete las aspiraciones del chico mayor de los Carreño.

   Los partidos tradicionales de la Restauración han ido debilitándose, mientras ha ido creciendo la implantación de los partidos republicanos como el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), y de las organizaciones obreras como la CNT (Confederación Nacional del Trabajo, anarcosindicalista) o la UGT (Unión General de Trabajadores, socialista). La Gran Guerra trajo un periodo de pujanza económica gracias al auge de exportaciones a los países combatientes, pero también supuso el desabastecimiento interno y la inflación del coste de vida, por lo que buena parte de la población empeoró su situación. Y junto a ello está la guerra de Marruecos que es altamente impopular y que ningún gobierno parece capaz de acabar. Todas esas circunstancias provocan que el general Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, dé un golpe de estado e instaure la primera dictadura en la España del siglo XX.

   Al día siguiente del golpe, el gobierno legítimo pide al Rey la destitución inmediata de los generales sublevados y la convocatoria de las Cortes Generales, pero el monarca no apoya la medida y el gobierno legítimo tiene que dimitir. Poco después, Alfonso XIII nombra a Primo de Rivera presidente del gobierno.  Se crea un directorio militar que asume todas las funciones del poder ejecutivo, se suspende la Constitución, se disuelven los ayuntamientos, se prohíben los partidos políticos y se declara el estado de guerra. A partir de la aceptación del golpe de estado, el Rey ya no actúa como monarca constitucional, sino como jefe de estado de una nueva fórmula política de dictadura con rey.

   Las primeras decisiones del dictador marcan el rumbo de cómo va a gobernar. A la disolución de las Cortes se añade que se restringen las libertades políticas, se anula el sistema de representación y se censura la prensa. Además, el directorio militar destituye a las autoridades provinciales y locales que son sustituidas por militares, cuya primera misión es el restablecimiento del orden público por el expeditivo método de declarar el estado de guerra, lo que supone la suspensión de las garantías constitucionales y la atribución a la jurisdicción militar de los delitos políticos. Algunas de las medidas tomadas resultan positivas, como la declaración del estado de guerra que conduce a que se restablezca la paz social; desaparece prácticamente el pistolerismo y se reduce el número de huelgas, a lo que contribuye también el crecimiento económico. Todo ese batiburrillo de medidas, que son claramente dictatoriales por un lado y  beneficiosas para la paz social por otro, provocan un maremoto en la tertulia del casino de Plasencia. Los contertulios no acaban de tener claro si lo que está haciendo Primo de Rivera va a ser bueno para la nación o el general va a terminar siendo otro implacable dictador como Mussolini y Hitler.

   A los Carreño, el golpe de estado los ha pillado en órsay. Cuando estaban a punto de irse a Madrid a dejar a su primogénito para que comience la preparación de ingreso en la Escuela Naval Militar, es cuando Primo de Rivera se ha sublevado. Tras la asonada, los primeros días son caóticos y los Carreño optan por no viajar a la capital pues no se sabe qué va a pasar. En cuanto la situación parece tranquilizarse, madre e hijo emprenden camino a Madrid. Primero se dirigen a casa de la familia Casillas, oriundos de San Martín de Trevejo pero que viven hace años en la capital. Los Casillas disponen de una habitación en la que Álvaro podrá quedarse el tiempo que resida en Madrid. Al día siguiente, el primogénito se dirige al Colegio Nuestra Señora del Carmen, nombre oficial del centro conocido como el Colegio de Huérfanos de la Armada y denominado coloquialmente CHA, sito en los altos de Ciudad Lineal.

A su vez, la madre aprovecha la ocasión para visitar a su tío y explicarle el motivo por el que está en Madrid.

   -Ya predije que tu chico mayor sería marino de guerra. Y no te preocupes, naturalmente que le echaré una mano para el ingreso, una y todas las que hagan falta. Todavía me quedan amigos que están en activo en la Armada y algunos de ellos buenos favores me deben. Y desde luego, hará mucha más carrera en la Marina que de licenciado en exactas, eso no tiene ningún porvenir. ¿Y por qué no lo has traído?

   -Es que ha ido a matricularse al Colegio de Huérfanos de la Armada porque según le han dicho es donde mejor preparan para el ingreso.

   -¿Y ha ido sin decirme nada?, este hijo tuyo, y perdona que te lo diga, es un zoquete. Ya verás cómo vuelve del CHA, con el rabo entre las piernas porque no lo van a admitir.

   -Entonces, tío Luis, si no lo admiten, ¿qué vamos a hacer? –pregunta, angustiada, Julia.

   -Déjalo de mi cuenta, a no ser que esos colegas de la Dictablanda, con la de gilipolleces que están haciendo, lo echen todo a perder.

   ¿Qué será eso de la Dictablanda que puede perjudicar al chico?, se pregunta Julia mientras vuelve a casa de los Casillas donde encuentra a Álvaro tremendamente disgustado ya que acaba de tener el primer tropiezo en su camino para ser oficial de la Armada. En el colegio le han dicho que solo admiten a los huérfanos y parientes del personal de la Marina.

   -… y por mucho que he insistido no ha habido forma. Me han explicado que el reglamento del colegio así lo establece y que no pueden hacer más. Para quitarme de en medio me han dado un par de direcciones de academias particulares donde también preparan el ingreso en la Escuela Naval. Así que no voy a tener otra que inscribirme en una de esas academias.

   -Igual no es necesario, hijo. He ido a saludar al tío Luis y, como ha preguntado por ti, le he contado lo de que quieres ingresar en la Marina. Tu decisión le ha gustado mucho y ha puesto un gran interés en que hables con él cuanto antes. Por tanto, antes de apuntarte a una de esas academias, lo mejor es que vayas a verle. Esta misma tarde, sobre las siete, te espera en su casa. Vive en la calle Juan Bravo, en pleno barrio de Salamanca. Y no se te ocurra contestarle ni ponerte gallito con él, ya sabes cómo es el tío –de pronto Julia se acuerda de lo que dijo el tío sobre que la dictadura podría echarlo todo a perder-. Hijo, ¿qué es la Dictablanda?

   -No sé…, supongo que será una dictadura poco rigurosa. Creo que así han empezado a llamar a la de Primo de Rivera.

   Por la tarde, Álvaro marcha a la calle Juan Bravo. No las tiene todas consigo porque la última vez que don Luis estuvo en Plasencia le trató con arrogancia y un punto de displicencia. De todos modos, va debidamente aleccionado por su madre y no piensa salirse del guion que le ha marcado: escuchar, mostrarse humilde y no enfadarle. Pese a sus temores, la acogida del jurídico no puede ser más cordial, aunque como siempre solo habla él.

    -Hombre, muchachote, ven a mis brazos. No recordaba que eras tan buen mozo, cuando lleves el uniforme vas a ser o terror dos meninas como dicen los portugueses. Así que al final te has decidido y quieres hacer carrera en la Armada, ya te dije que era lo mejor para ti –y cambiando de tema entra en la cuestión de la preparación-. En el CHA se han deshecho de ti, ¿verdad?, ¿pero, alma de cántaro, a quien se le ocurre ir al colegio sin llevar un padrino a tu lado? Los jóvenes de hoy sois unos cabezas locas que solo pensáis en divertiros y follaros a todas las jovencitas que se pongan a tiro. Desde hoy eso se acabó. Si quieres ser marino a partir de ahora harás únicamente lo que te diga. Tú solamente tendrás que preocuparte de estudiar, que de lo demás ya se encargará tu tío.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 154. El CHA