"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 1 de septiembre de 2015

7.7. Su hija podría ser la reina del baile



   El comité organizador del baile de los estudiantes es quien se encarga de filtrar y seleccionar los postulantes. En torno a ciertos nombres se libran auténticas batallas hasta que se llega a un consenso. Cuando no hay acuerdo se vota a mano alzada, pero es un hecho infrecuente, lo usual es que la comisión termine pactando. Tú apoyas a mi candidato, yo respaldo al tuyo. El baile de este año se presenta especialmente complicado. Para empezar, la constitución del comité ha sido muy laboriosa. No se han presentado voluntarios y los integrantes que lo formaron el año anterior han tenido que encargarse de todo. Al final, lo constituyen los de siempre: Beatriz Villangómez, Miguel Vinuesa, Pepín Mañes y la preside Juan Manuel Almiñana, uno de los escasos universitarios del pueblo.
   No solo ha habido problemas con los integrantes de la comisión, también está siendo complicado encontrar un sitio adecuado para el festejo. En años anteriores solían alquilar un local de la calle Sichar que se utilizaba cómo cine de verano, pero el edificio se ha vendido y tienen que buscar otra sede. La Villangómez es una de las encargadas de la búsqueda y, como en tantas ocasiones, acude a Lola Sales para que le ayude, más que a encontrar un local apropiado a que use su influencia para conseguir uno al que ya le ha echado el ojo.
- La verdad es que no hay muchos locales en el pueblo que sean adecuados para acoger el baile – apunta Lola.
- Yo pensaba en el local multiusos que tiene el Ayuntamiento – sugiere Beatriz.
- Creo que está lleno de trastos: los gigantes y cabezudos de las fiestas, las herramientas de la brigada de obras y mil cacharros más.
- Eso ya lo sé, pero nos encargaríamos de llevar todos los trastos a un pajar que nos prestarán los padres de Juanma Almiñana y tras el baile lo volveríamos a dejar todo como estaba.
- No sé, no sé si el Ayuntamiento accederá.
- Anda, Lola, como tu marido diga una sola palabra al oído del alcalde nos cederán el local sin ningún problema.
- Bueno, no te prometo nada, pero lo hablaré con José Vicente.
   La gestión no prospera porque Gimeno le argumenta a su mujer que la mayoría de la población no vería con buenos ojos que el Ayuntamiento prestara gratis et amore el local a los hijos de las familias más pudientes, que eso sería visto como una manera más de apoyar a los ricos en detrimento del resto de la población. A Lola no le convencen excesivamente los argumentos que esgrime su marido, pero acepta su punto de vista y lo traslada a Beatriz. Tras muchos descartes, al final la comisión tiene que conformarse con alquilar un almacén que, además, va a costar bastante más de lo que pagaban antes. En el transcurso de la negociación entre Paco Vives, el dueño del local elegido, y los representantes de la comisión, Juan Manuel y Beatriz, a esta última se le ocurre una idea que a lo mejor sirve para rebajar el precio del alquiler.
 - Señor Vives, hablando de otro tema: ¿ha pensado que su hija Amparín podría ser la reina del baile? La comisión tiene la potestad de coronar como reina a la debutante que considere más idónea.
- No es algo que me haya planteado y no sé si le gustaría, pero se lo puedo preguntar. ¿Y exactamente, qué hacen las reinas?
- La reina es quien preside todos los actos de la noche y entre otras prerrogativas tiene la de entrar a formar parte de la comisión, puede presentar candidatos para asistir al evento y es la que abre el baile.
- ¿Y cuánto dura ese reinado?
- Solo la noche del baile. Por cierto, en caso de que su hija acepte, espero que nos haga una rebajita.
- ¿No has pensado nunca en dedicarte al comercio, muchacha? – Vives responde con esa pregunta a la que añade -. Ganarías más dinero que de maestra. Te lo digo porque se te da bien lo de negociar y te adelanto mi respuesta: si para ser reina hay que rebajar el precio, no lo será. ¿Quedamos, pues, en lo acordado?
   Tras la marcha de los comisionados, Vives recapacita sobre el acuerdo alcanzado con los estudiantes. Después de darle muchas vueltas llega a la conclusión de que no ha hilado fino en el trato, ha sido excesivamente duro. Se ha comportado como un comerciante y no como un político. Desde que le cesaron de alcalde suele actuar así. Y piensa que es un error. Gimeno es forastero, y los forasteros pronto o tarde suelen terminar yéndose, aunque se hayan casado con alguien del pueblo. El día que se marche José Vicente, piensa, alguien tendrá que tomar las riendas del poder y ese alguien puede volver a ser él. Ha de prepararse para ese momento y por eso necesita ser más político y menos comerciante. La organización del baile puede ser un buen filón para dispensar favores. Sabe que hay familias que pierden el oremus para que inviten a sus retoños. Si alguien consiguiera, directa o indirectamente, influir en la comisión para decidir determinadas admisiones se ganaría algunos amigos. Y esa clase de favores son de los que hay que devolver. La idea aparece clara en su mente: el próximo año les rebajará el alquiler y, si fuera preciso, se lo dejará gratis.                        
   A la jornada del baile se la conoce popularmente como el Día del Agua de Azahar. Los nervios de las debutantes y de sus madres están más tensos que la piel de una zambomba por lo que son capaces de tomarse cualquier mejunje que sirva para calmar su nerviosismo. Aunque los que se llevan la palma de la preocupación son aquellos que, por unas u otras causas, cierran la operación del acompañamiento horas antes del festejo. Algo así les ha pasado precisamente a los Vives. Tras crispados enfrentamientos entre el matrimonio, Paco, muy a regañadientes, ha transigido; permitirá que Amparín vaya al baile con el chico que ha elegido y su esposa se compromete a intentar que la muchacha vaya olvidándose del mozalbete en cuanto pase un tiempo. En el cambio de actitud de Vives ha pesado lo suyo la información que le dio el director del grupo escolar de que el matrimonio Villangómez ha pedido en el concurso de traslados del magisterio por el turno de consortes y es posible que les den plaza, por lo que más pronto que tarde se irán del pueblo.
   Asimismo, hay decisiones que atañen a la participación en el baile tomadas anteriormente, pero que solo se explican a última hora. Como la justificación del cambio de pareja de la niña de los Altava. La madre no se la dio en su momento a su hija, pero si se la da ahora a su marido. Le cuenta que el chico mayor de los Vinuesa invitó a la hija para que fuera al baile con él y que a la niña le agradaba la idea. Afortunadamente, la hija se lo contó antes de que la cosa se formalizara.
- Mi respuesta fue tajante: le dije que le diera las gracias al muchacho pero que ya tenía pareja. La niña se extrañó y preguntó quién era. Le contesté que todavía no lo sabía, pero que no le diera alas. Que me parecía un buen chico, pero que podía aspirar a más.
- Pues Miguelito tiene fama de ser un gran chaval y parece que es muy buen estudiante. Va para maestro y los Vinuesa no están descalzos. Podría ser un buen partido para la niña.
- Los hombres es que no os paráis a pensar. Ya sé que es un magnífico chico, que es de buena familia y que algún día será maestro. Ahí es donde está el problema.
- ¿Qué es un problema ser maestro? ¿Por qué, porque ganan poco dinero? A ese chico cuando herede no le va a faltar de nada, y a nuestra hija ni te cuento.
- Sigues sin entenderlo, Francisco. No se trata del dinero, sino de la profesión. Trabajando de maestro tendrá que buscarse un colegio privado, algo que aquí no hay, o  sacar las oposiciones al Magisterio Nacional; en uno u otro caso lo van a destinar Dios sabe adónde. Imagínate que se casara con la niña. Tendría que irse dónde fuera su marido y nos quedaríamos sin hija. Solo la veríamos de tarde en tarde. ¿Y para eso nos hemos desriñonado trabajando?, ¿para dejarle un fortunón y verla una vez cada no sé cuánto tiempo? Y si la hija vive fuera, ¿quién nos cuidará cuando seamos mayores? Quita, quita.
- En eso no había caído – masculla el marido.
- Lo que he dicho, es que no pensáis. Mientras tú no mandes otra cosa, la niña se quedará en el pueblo y se casará con alguien que no vaya a irse por esos mundos de Dios. Y si es un chico que tenga un trabajo de señor, mejor que mejor, aunque no disfrute de muchos posibles. Que los cuartos ya se los vamos a dar nosotros.
- Y a todo esto, ¿con quién va a ir?
- Con el chico mayor de Juan José Castaño. Verás, lo estuve pensando y creo que es lo mejor para Maribel. El otro día vino a verme la mujer de Castaño y estuvimos charlando un buen rato. Su chico, José Antonio, está de escribiente en el Ayuntamiento de Benialcaide. Como Juanjo sigue teniendo sus buenas influencias políticas va a intentar que le trasladen aquí y, puesto que el muchacho está preparando las oposiciones para secretario, lo mismo cuando se jubile don Nicanor puede ser su sustituto. Podría ser un buen partido para la niña – ante el gesto de sorpresa de su marido, se apresura a añadir -. Digo que podría, no que vaya a serlo. Si lo piensas reúne las condiciones de las que a veces hemos hablado: es un buen chico, parece no tener vicios, es de una familia conocida, tiene estudios y un trabajo seguro. Y lo mejor, como te he dicho, es que posiblemente terminará trabajando aquí por lo que tendríamos a la hija en casa. Ahora, si a ti no te parece bien...
   El gesto de asentimiento del marido cierra el diálogo, más bien el monólogo de la esposa. Mujeres.