"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 29 de marzo de 2024

Libro IV. Episodio 41. ¡Es más de derechas que San Isidro!


   Julio y Damián, que se ven diariamente, hablan de llamar a Esteban y volver a retomar la tertulia en la perfumería, ahora que los combates prácticamente se han reducido a disparos de francotiradores y algún golpe de mano. Días después se reúnen los tres amigos en la trastienda del perfumista y lo primero que plantea Infantes es una petición. 

   -Estos pasados días estuve en contacto con mi colega Lisardo Valdés, a quien recordaréis del café Comercial. Me contó que por las tardes se aburre un montón porque no tiene nada que hacer y añora mucho la antigua tertulia. Estuve en un tris de invitarle a que viniera a nuestras reuniones, pero me contuve a tiempo; pensé que antes debería saber vuestra opinión al respecto, ¿qué os parece si le invitamos?

   Julio, como no conoce mucho a Valdés, no sabe qué responder, pero Damián, que si trató al funcionario de Gobernación, tiene sus reservas.

   -No creo que sea una buena idea, Esteban. Me consta que Valdés pertenece a la masonería y los masones son todos de izquierdas. Y en unos momentos en que la Dirección General de Seguridad ha llamado a la colaboración ciudadana para detener a espías y colaboradores de los nacionales para combatir a la quinta columna, eso sería como meter a la zorra a cuidar las gallinas. No es que seamos quintacolumnistas, pero más por falta de coraje que de ganas.

   -Ya sabía que es masón, me lo contó hace años, pero me pidió que no lo divulgase. ¿Pero sabes lo que te digo?, que Lisardo será masón, ¡pero es más de derechas que San Isidro! 

   -Sí tú lo aseguras, no dudo de que Valdés sea un masón de derechas, pero no me negarás que es una rareza. Todos los masones importantes que conozco  son rojos: los dos presidentes de la República, la mayoría de jefes de gobierno y de ministros lo eran. En cambio, no conozco a nadie que sea masón y de derechas.

   -No lo niego, pero has de tener en cuenta que de hecho la masonería no tiene ideología política concreta, aunque admito que hay más miembros que se escoran a la izquierda que a la derecha. Pero en el caso concreto de Valdés, y le conozco hace muchos años, te diré que es así. Lisardo, como tantos intelectuales, fue uno de los que aplaudió con entusiasmo la llegada de la República, pero al escorarse tan rápidamente hacia la izquierda radical, día a día fue decepcionándole y ha terminado repudiándola. No es el único caso, recuerda, pues lo comentamos en el Comercial, el artículo de Ortega No es eso, no es eso, otro desencantado de la República que, por cierto, también es masón.

   La pugna entre ambos amigos no lleva trazas de terminar, a los argumentos de uno el otro contrapone los suyos. Julio Carreño, que ha oído hablar de la masonería, pero que no sabe gran cosa de ella, se cansa de la disputa y decide intervenir para poner un poco de pausa en la discusión.

   -Me tenéis que perdonar, pero la vuestra es una disputa que no acabo de entender. En primer lugar: ¿Valdés es buena persona?, si le aceptamos, ¿sería capaz de denunciarnos?, y la última, ¿qué puede aportar Valdés a la tertulia?

   -Personalmente le tengo conceptuado como buena gente y no, no le creo capaz de denunciarnos, opino que es noblote; en cuanto a tu última pregunta no tengo respuesta, eso lo tendrá que decir Esteban –explica Ramírez.

   -Apoyo lo que ha dicho Damián y en cuanto a lo que puede aportar a nuestras reuniones creo que mucho. A través de sus compañeros de logia recibe mucha información de la que no sale en los periódicos ni en las radios; por otra parte, sigue trabajando en el Ministerio y, aunque Gobernación ya no es lo que era, pues la mayor parte de su estructura orgánica se la han llevado a Valencia, por sus despachos siguen fluyendo muchas noticias que unas veces aparecen en el parte y otras no. Teniendo a Lisardo con nosotros podríamos tener respuestas a cuestiones de las que ahora sabemos poco o nada. Y pongo la mano en el fuego de que antes de denunciarnos se cortaría la lengua.

   -Entonces, si es como habéis dicho…, propongo que lo admitamos, pero pidiéndole que nos dé su palabra de honor de que no dirá una sola palabra de lo que comentamos en las reuniones –Y de este modo, Julio zanja la discusión.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 42. La odisea de Luis Verdú