"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 23 de marzo de 2018

45. En vísperas del Ferragosto


   El 15 de agosto, el Ferragosto de los italianos, es una fiesta de carácter laico en la península transalpina, en cambio en España se caracteriza por la celebración de un sinfín de festejos en honor a las diferentes advocaciones de la Virgen María. Ello no es óbice para que también haya toda clase de actos y manifestaciones civiles: regatas de piraguas, exposiciones de arte, exhibiciones de deportes rurales e incruentas batallas de moros y cristianos. También es la fecha en la que Amadeo Ballarín prometió a su mujer que volvería a Huesca.
-¿Pero de verdad tienes que irte, no puedes estirarlo una semanita más? Piensa en el gilipollas de tu yerno y verás cómo encuentras razones para quedarte –sugiere Álvarez maliciosamente.
-Ya me gustaría, Luis, pero le prometí a Asunción que el día de su onomástica estaría con ellos. Siempre hemos celebrado ese día en familia y no voy a cambiar la costumbre por el mala sombra de Manel.
-¿Quién coño es Manel? –inquiere Ponte.
-Mi yerno. Fue bautizado como Manuel, pero desde que se ha hecho independentista está emperrado en que le llamemos Manel.
-Y viviendo en Huesca, ¿de qué coño es independentista? –quiere saber Grandal.
-Es independentista catalán porque, aunque nació en Huesca, su familia proviene de Tamarite de Litera, un pueblo oscense que está enclavado en la denominada Franja de Aragón y donde se habla el catalán.
-El mundo de los soplapollas es inabarcable –sentencia Grandal.
-¿Y qué vamos a hacer si te vas? Nos quedaremos sin poder jugar al dominó –se lamenta Álvarez.
-Bueno, ya encontraréis un cuarto. Aquí hay más gente que juega –apunta Ballarín.
-Pero casi todos son unos muermos de cuidado.
   Esa misma tarde los cuatro jubilados reciben una visita inesperada.
-A las buenas tardes, caballeros –saluda el viejo que se ha acercado hasta la mesa.
-Hombre, Pedro, ¿pero qué haces tú por estos lares? –es Ponte quien responde al saludo del recién llegado-. Os presento a mi buen amigo, Pedro Ramo. Somos vecinos de barrio.
   Tras invitar a Ramo a que se siente con ellos, Ponte se interesa por los motivos de que su vecino esté en Torrenostra.
-Es que nací aquí. Soc un torreblanquí, como diría un paisano. Y tengo una casa junto al mar. Lo raro no es que yo veranee en Torrenostra, lo que sí es sorprendente es que lo hagas tú.
   Ponte explica a Ramo los motivos por los que está pasando el mes de agosto allí.
-A ti te tengo visto por la playa –interviene Álvarez-. Recuerdo un par de veces que fui a la terraza de El Perero y estabas jugando al dominó.
-No es raro, solía jugar allí todas las tardes. Y digo solía porque ya no es así. Teníamos montada una partida desde hace muchos años, pero la edad no perdona y unos por unas causas y otros por otras al final me he quedado sin compañeros para jugar. Precisamente, me he acercado hasta aquí para ver si encontraba con quien echar una partidita.
-Vienes como anillo al dedo. Ya tenéis a mi sustituto –anuncia Ballarín.
   Álvarez explica al vecino de Ponte que Ballarín debe volver a Huesca y que les hará falta un cuarto para completar el imprescindible cuarteto.
-No sé si estaré a vuestra altura –comenta modesto Ramo-. ¿A qué hora comenzáis?
-Sobre las cuatro y media más o menos.
-Pues entonces hasta mañana. Ahora me voy que me esperan mis nietos.
   Tras partir Ramo, Ponte cuenta a sus amigos algo más de su vecino del barrio de Gaztambide.
-Vive en mi misma manzana aunque en diferente calle y alguna que otra vez nos hemos emparejado llevando los carritos de nuestros nietos. También he jugado al dominó algunas veces con él en el Centro de Mayores de Chamberí al que voy poco porque me pilla lejos. Es buena gente.
-¿Qué edad tiene? –quiere saber el cotilla de Luis.
-Es de mi quinta. Otro jovencito, vamos.
-¡Anca! –Ballarín llama a la camarera que se ha asomado a la puerta de la cafetería-. Por favor, sirve a estos amigos lo que quieran que habrá que celebrar mi despedida.
-¿Ya se va, don Amadeo?, ¿tan pronto? Todavía queda mucho verano –A la camarera le caen bien los viejos, no es que den grandes propinas, pero son clientes fijos, nunca se propasan y dan poca guerra.
-La obligación es antes que la devoción, hija. Es el santo de mi mujer.
-Y uno de los tres jueves del refrán –añade Álvarez que recita-. Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
   En cuanto Anca se va por las bebidas Jacinto, que no desperdicia la ocasión de meterle una puya a Álvarez, le corrige:
-Luisito, en lo que atañe al santoral estás más verde que una papaya. El día quince de agosto es la Asunción de María y puede caer en cualquier día de la semana, de hecho este año cae en lunes. El jueves del refrán que has mencionado es el día de la Ascensión del Señor que se celebra en Pascua. Jesús ascendió al cielo, María es ascendida, pues ella no es Dios.
-¡Joder con el exseminarista! –se cachondea Álvarez.
    Cuando vuelve Anca con la comanda, Ponte le pregunta:
-Niña, ¿cómo está el señor Martínez?, ¿mejoran sus fracturas?
-Está mejor, pero todavía le duelen y duerme malamente pues según la postura que adopta le dificulta la respiración.
-¿Sabes si al final presentó la denuncia de su agresión ante la Guardia Civil? –pregunta Grandal.
-No estoy muy segura, don Jacinto, creo que no.
   El excomisario mueve la cabeza en gesto negativo y murmura entre dientes:
-Ese tipo no es trigo limpio, tan cierto como me llamo Jacinto.
   Al tiempo que discurre este diálogo, en Alcossebre Rocío Molina, como no la dejan visitar a Salazar, trama como podría conseguir hablar con su antiguo novio para reclamarle los dineros que en su día le prometió. Previo pago de un pequeño soborno, ha tirado de la lengua a una de las empleadas del hostal y se ha enterado de varias cuestiones. La principal es que solo su hijo y las camareras acceden al cuarto del exsindicalista. Puesto que su relación con Francisco José no puede ser peor, únicamente le queda la opción de servirse de alguna de las chicas de servicio. También le cuentan que entre todas ellas es la llamada Anca la que mayormente atiende las necesidades del dolorido Curro. Y que la rumana tiene fama de ser una desvergonzada a la que le gusta mucho el dinero. “Tendrá que ser Anca -se dice- la que me sirva para contactar con Curro”.
   Aquella tarde cuando Anca termina su jornada de trabajo, que como en tantos días ha sobrepasado con creces las horas reglamentarias, encuentra a Rocío que parece esperarla. La joven camarera intenta esquivarla, pero la andaluza se le planta delante.
-Perdona, Anca, pero tenemos que hablar. Será solo cuestión de unos pocos minutos. Y podría ser interesante para ti, podrías ganar un dinero fásil.
   Lo del dinero fácil es lo que decide a la joven rumana a aceptar la invitación de la andaluza.
-Vamos a sentarnos en cualquier sitio que no esté muy concurrido y hablamos –sugiere Rocío.
   La rumana lleva a la andaluza a un paseo que está a espaldas de las calles que dan al mar, los llamados Jardines de Cabrera, donde se sientan en uno de los bancos de madera a los que dan sombra unas moreras de denso ramaje. Rocío ha elaborado una historia con la que trata de convencer a la joven.
-Verás, Anca, se trata de una historia complicá, pero voy a intentar resumirla. El señor Martínes –ha optado por no revelar la verdadera personalidad de Salazar- y yo fuimos novios casi seis años. Durante ese tiempo compartimos muchas cosas, entre otras montamos una peluquería para lo que pedimos un crédito hipotecando para ello un piso de mi propiedá. Las mensualidades de la hipoteca las pagábamos a medias. Pues bien, desde hase bastantes meses Martínes ha dejado de abonar las mensualidades con lo que tengo que afrontar yo todos los pagos. Y ha llegao un momento en que ya no me queda pasta, en el banco me han dicho que tendrán que ejecutar la hipoteca y me voy a quedar en la calle. Por eso estoy aquí, pa pedirle a Martínes que me abone lo que me debe. Esta es mi triste historia y a buen seguro que estás pensando: ¿y a mí que me va y que me viene todo eso?
   Anca no contesta, sigue mirando a la andaluza con recelo. Visto lo cual, Rocío sigue con su falso relato.
-Verás. Solo he podido hablar con Martínes una ves, antes de lo de la palisa, y me prometió que me daría el dinero nesesario para resarsirme de lo que me debe y además de que me adelantaría la cantidad sufisiente pa las mensualidades de la hipoteca de lo que resta de este año. Como no he vuerto a verle no me ha podio haser efectivas esas cantidades que se asercan a los veinte mil euros –Roció ha soltado una cifra a voleo-. Lo que te pido es que me fasilites un encuentro con Martínes y como el que argo quiere, argo le cuesta, estoy dispuesta a recompensarte ese favor. ¿Qué te paresen sien euros?
-¿Cien euros?, por esa cantidad no muevo ni un dedo. Si mi patrona se entera de que te he dejado subir a la habitación de don Francisco, con lo estricta que es, puede ponerme de patitas en la calle. No voy a arriesgar mi trabajo por esa miseria.
-¿Y dosientos?

PD.- Hasta el próximo viernes