"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 11 de noviembre de 2014

1.6. Guardar la ausencia

  Tal y como habían soplado a Benjamín, unas fechas después se produce el tan esperado nombramiento de Francisco Vives como alcalde-presidente del ilustrísimo Ayuntamiento de Senillar, precedido del cese del anterior munícipe a quien se le agradecen los servicios prestados. Días después del relevo en la alcaldía, Rodrigo Arbós presenta su dimisión, por motivos de salud, como jefe local del Movimiento, al tiempo que sugiere a sus amigos de la Jefatura Provincial una terna de nombres como posibles sustitutos. Ya se ha encargado de que en la terna sólo haya un candidato que merezca tal nombre: el de José Vicente Gimeno. Al mismo tiempo, Benjamín mueve discretamente los hilos para que la propuesta sea bien vista por quién tiene la potestad de la designación: el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento. Casi un mes más tarde se publica el nombramiento del nuevo jefe local de Falange en Senillar.

   Los tertulianos del café de El Porvenir son de los primeros en enterarse. Ya tienen motivo de cháchara.
- ¿Conocéis la campanada? ¿A qué no os imagináis a quién han nombrado jefe de Falange? – Esteller, el peluquero, se recrea en la expectación que ha causado su pregunta.
- Ah, pero ¿es que ya no es Rodrigo? – pregunta el despistado de turno.
- Presentó la dimisión hace más de un mes. Parece que anda algo achuchado de salud.
- Pues en concreto no sé a quién, pero estoy seguro de que su primer o su segundo apellido es Arbós – afirma Clavé el telegrafista que no traga al clan del cacique.
- Te equivocas de medio a medio – replica el fígaro.
- ¡Coño, eso sí que es noticia! Que se nombre a alguien para un cargo y que no sea un Arbós. Nunca creí que viviría para ver semejante cosa – se asombra Clavé.
- Será algún paniaguado de la familia – asegura otro.
- Tampoco van por ahí los tiros – contesta risueño Esteller al constatar la absoluta sorpresa de sus contertulios -. Acaban de nombrar a José Vicente Gimeno, el secretario de San Isidro.
- ¡No fastidies! ¿A un forastero? No es posible.
- Pero ese chico es un lameculos de los Arbós, ¿o no? – cuestiona otro de los contertulios.
- Igual es que han perdido influencia - apunta alguien.
- A lo mejor lo ha propuesto Vives – sugiere otro.
- Lo dudo. Yo creo que si Paco le conoce es muy por encima – rebate el barbero.
- Creo que os olvidáis de algo – interviene Sanchís el farmacéutico -. No sé si será de la camarilla de los Arbós, pero trabaja en la cooperativa.
- ¿Y eso qué quiere decir? – pregunta Bonet.
- Que le tienen bien cogido por las pelotas – concluye tajante el boticario.
   Celestino Bonet, al que las cuestiones referidas a la Falange le ponen de mala leche, cambia de asunto, eso sí, bajando el tono:
- Para pelotas las que han demostrado los rusos. Le han dado la vuelta a la tortilla en Stalingrado y han cercado al ejército alemán. Es la primera vez que a los nazis les dan en toda la cresta.
- Será la segunda – le corrige Sanchís – porque los ingleses ya les dieron jarabe de palo hace poco más de un mes en El Alamein – al ver la expresión de ignorancia de más de un contertulio aclara -. Eso está en el norte de África – y volviéndose a Celestino, pregunta curioso -. Esa noticia de Stalingrado no la trae Las Provincias, ¿de dónde la has sacado?
- Me la ha contado un compañero de Valencia – Bonet no está dispuesto a correr riesgos y descubrir la mejorada radio de galena que guarda en casa. Nunca se sabe quién puede ser un chivato.
- Dejaos de guerras que nos pillan muy lejos y contarnos más cosas sobre lo del secretario de la cooperativa – pide uno llamado Bosch, ya que el asunto local es lo verdaderamente interesante y más para los que son labradores como él -. ¿Por qué creéis que han nombrado a uno de fuera?
   No se ponen de acuerdo sobre los porqués. Realmente les falta información, sólo pueden especular. Que si a lo mejor Gimeno tiene buenas agarraderas en la capital. Que así la jefatura provincial controlará mejor la cooperativa y el monto de las cosechas. Que ha podido ser una jugada de Vives. Que si es un hombre de paja de los Arbós...
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   Los avatares de la política local, que tanto suscitan el interés de los asiduos de El Porvenir, le importan un comino a Lolita Sales, la atractiva encargada de la Moda de París, sus problemas son otros. El más acuciante es que su novio, Rafael Blanquer, ya no es el que era. No sólo le escribe con menos frecuencia, lo peor es que sus cartas ya no tienen el fuego y la pasión de antes. Ha sopesado los posibles motivos de ese cambio de actitud, pero no tiene posibilidad de verificar cuales pueden ser las causas reales de la frialdad que percibe en su correspondencia. Y no sólo son los problemas con Rafael, ya es toda una mujer, acaba de cumplir los veintiuno, y no sabe muy bien qué hacer con su vida; mejor dicho, sí lo sabía hasta hace unos meses: esperaría a que su novio terminase la carrera, se casarían, tendrían hijos… serían felices. Ahora ese proyecto de vida da la impresión de que se está yendo al garete. Ha ido dejando sus otras actividades para centrarse en un papel casi exclusivo: ser la novia de Rafa. Hace tiempo que dejó de colaborar con Auxilio Social, cuyas acciones en el pueblo han terminado siendo residuales en la posguerra. Su principal ocupación es atender la tienda, al principio ayudaba a su madre, a medida que ésta se ha hecho mayor su papel ha cambiado, de colaboradora ha pasado a ser la que dirige el negocio en el que ha demostrado tener buen gusto y saber tratar a la clientela. El único pero es que una tienda de modas en un pueblo como Senillar no cuenta con demasiadas clientes y el tiempo se le hace eterno.
   En ese panorama de negros tintes por todas partes hay, al menos, un problema que ha sido capaz de resolver: echa desesperadamente de menos las caricias de su novio, más desde que se le entregó. Cada vez que evoca sus apasionados encuentros su cuerpo se pone tenso como las cuerdas de una guitarra. Cuando comenzó a tocarse para calmar los momentos en que se excitaba enardecidamente el hecho le producía una gran vergüenza, hasta que lo ha convertido en un acto habitual. Por las noches, en la soledad de su alcoba, saca una foto de Rafa y su mano diestra se pierde bajo el camisón hasta que llega al clímax. No se lo ha contado ni a la más íntima de sus amigas. Es su más recóndito secreto. Aunque pese a todo, sigue añorando que unas manos varoniles acaricien su cuerpo y que unos labios ardientes se la coman a besos.

   Lo que aconsejaron a Lolita, primero su madre y luego sus amigas, de guardar la ausencia lo cumple escrupulosamente. Como todas las jóvenes, cuyos novios están ausentes, no acude a ningún lugar de diversión y se deja ver en público lo menos posible. Tal como ha comentado con sus más cercanas amigas es como si hiciera vida de novicia, pero así lo impone la regla no escrita de guardar la ausencia. Tiene poderosos motivos para ello. Sigue queriendo con locura a su novio y en un pueblo todo se sabe; si en algún momento paseara o tonteara con otro chico, Rafael no tardaría ni veinticuatro horas en enterarse. No le quedan más distracciones que ir al cine, pasear con sus amigas y poco más. Mata las horas leyendo cuanto cae en sus manos. Se sacó el carné de lector de la biblioteca de la Diputación Provincial y quincenalmente renueva un préstamo de libros que devora con fruición, en algo ha de distraerse. Pese a todo ello se aburre miserablemente. A veces se dice que esa es la vida que le espera hasta que Rafa termine la carrera y se coloque o haga una oposición y, cuando piensa en eso, todavía se pone más triste porque según las cuentas que echa su novio van a ser siete u ocho años en el mejor de los casos. Para entonces va a tener veintiocho o veintinueve, casi una vieja. ¿Qué va a hacer si Rafa la deja? La sola idea le pone los ojos acuosos y el corazón parece ralentizar sus latidos. No sabe por qué le viene a la mente la jaculatoria que su madre le hacía rezar de pequeña y que vuelve a repetir con toda su alma: Ave María, sin pecado concebida, rogad por nos que recurrimos a vos. Y añade: Virgen Santa, que Rafael me siga queriendo, porque si deja de hacerlo no sé qué será de mí.

   Fina, la mejor de sus amigas, que ha ido a verla como habitualmente hace, le pregunta por su novio:
- Qué sabes de Rafa?
- Esta semana todavía no he recibido carta.
- Debe de tener exámenes - apunta Fina en un intento de mitigar la situación.
- El problema no son los exámenes, algo le pasa. Al principio me escribía todos los días, luego día si día no, después una vez a a semana... Este año si recibo dos cartas al mes puedo darme por satisfecha. Estoy muy preocupada, para que voy a decirte otra cosa.
- No te preocupes, Lolita. Seguro que Rafa sigue tan enamorado como el primer día. Lo que pasa es que cuando una pareja lleva tantos años como vosotros supongo que ya se lo han dicho todo.
- No es eso, Fina. So quieres a una persona siempre tienes cosas que decirle. Los sentimientos pueden expresarse de un millón de maneras distintas. Ni es exceso de trabajo ni falta de temas que contar, me temo que pueda ser algo diferente.
   Este es el momento, piensa fina, de cambiar de tema puesto que se ha dado cuenta de que a su amiga le duele lo que está contando, pero puede más la curiosidad e inquiere:
- ¿Qué sospechas?
- Una de dos: o ya no me quiere cómo antes o ha conocido a alguien.
- ¡Por Dios, Lolita! ¿Cómo se te ocurren esas cosas? Te habré dicho un millón de veces que Rafa es el hombre más enamorado que conozco.
- Sí, muy enamorado, pero te aseguro que no es el mismo. En estos dos años que lleva fuera ha cambiado un montón.
- Yo sigo viéndole como siempre, quizá lo encuentro más desenvuelto y con mayor aplomo, pero eso es natural, en algo se le ha de notar que tiene veintidós tacos y que está en segundo de ingeniero. No puedes esperar que sea el mismo que se ponía como un flan cada vez que te sacaba a bailar.