"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 177. Madrinas de singladura

   En el muelle donde está atracado el Elcano, Santiago Andrade, compañero de promoción de Álvaro, se lo lleva a un corrillo de guardiamarinas con los que intercambia unas palabras en medio de sonoras risotadas. Al instante el primogénito vuelve donde su familia con gesto de estar un tanto avergonzado.

   -Tengo unos amigos que quieren saludar a Pilar. ¿Os importa que me la lleve unos minutos?

   Álvaro coge del brazo a su hermana que en los escasos metros que recorren para llegar al pequeño corro de guardiamarinas le da tiempo a recriminarle.

   -La próxima vez, tato, te agradeceré que sea a mí a quien le pidas permiso para ir adonde tus amigachos.

   Resulta que los compañeros de Álvaro quieren pedirle a Pilar si puede hacerles un favor. Como la mayor parte la conocen, le hablan sin rodeos.

   -Antes de partir estamos recogiendo direcciones de preciosidades como tú para ofrecerlas a aquellos compañeros que, por lo que sea, no han encontrado una madrina de singladura, que es así como llamamos a aquellas señoritas que recibirán nuestras postales a lo largo del viaje. Tu dirección ya la sabemos, pero lo que queremos es que nos facilites las direcciones postales de amigas y conocidas tuyas para que sean nuestras madrinas.

   -Pues lo siento, chicos, nombres os puedo dar, pero dirección postal en este momento no recuerdo ninguna.

   -Eso no es problema, ricura. En la primera carta que le envíes a tu hermano añades los nombres y direcciones que hayas conseguido y él se las pasará al brigadier encargado del asunto, que es el Gallego –explica el guardiamarina que habla.

   -¿Pero cómo voy a saber dónde mandar la carta? y, aún en el supuesto de saberlo mi carta llegaría después de que hubiese zarpado vuestro barco.

   -Ese problema lo tenemos resuelto. En cuanto tengas nombres y direcciones las metes en un sobre, lo franqueas como correo postal aéreo y lo diriges a nombre del Gallego, Lista de correos, El Pireo, Grecia. Es uno de los puertos en el que vamos a recalar, pero eso no ocurrirá antes de veinte días. Tu carta llegará mucho antes.

   -Eso está bien planeado, lo reconozco. Una curiosidad: ¿el Gallego tiene nombre?

   Santiago Andrade, que sigue al lado de Álvaro, levanta una mano.

   -Servidor.

   -Hombre, Santi, que sorpresa, creía que eras madrileño.

   -Llevo viviendo en Madrid toda mi vida, pero nací en Vigo y, por ese nimio detalle los tipos que nos bautizaron de novatos solo tuvieron imaginación para ponerme ese mote.

   Que cuitadito es Santi, piensa Pilar, si todos los amigos del tato son así comprendo que no se coman una rosca. Aceptada por Pilar la propuesta de los compañeros de su hermano, Álvaro y Santiago la acompañan hasta el grupo de los Carreño, no sin que antes Andrade le haga una petición.

   -Pilar, para mí sería un honor que fueses mi madrina de singladura; si es que ya no lo eres de otro.

   -Encantada, Santi, el honor será mío –Luego, Álvaro cuenta a su hermana que Andrade bebe los vientos por ella, pero como es tímido nunca se atrevió a decirle nada.

   De pronto, la gente empieza a hacer pasillo a un grupo de personas que, por cómo van vestidos, deben de ser gerifaltes. Los civiles van con levita y sombrero de copa, algunos luciendo bandas y condecoraciones, y están acompañados de militares de tierra, pero los que más llaman la atención son el grupito de jefes y oficiales de la Armada encabezados por tres galoneados marinos de guerra que Álvaro identifica para su familia.

   -Esos que llevan tres galones dorados y en el superior la coca son el almirante jefe del Estado Mayor, el almirante jefe de la Flota y el vicealmirante de la base naval de Cádiz y llevan uniforme de media gala. Y de los civiles, uno es el Ministro de Marina, don Honorio Cornejo, otro el alcalde de la ciudad y los demás no lo sé.

   -¿Qué es eso de la coca? –pregunta Andrés.

   -Esa especie de redondel, colocado en forma de zuncho en la bocamanga y que tiene un diámetro exterior de 46 milímetros –precisa Álvaro-. Yo también llevaré una, aunque pequeñita, cuando sea alférez de fragata –El silbato de un contramaestre interrumpe la charla.

   -Llaman a formación, un besote a todos. Deseadme buena mar. Os escribiré, os lo prometo –y el guardiamarina parte rápido hacia el buque.

   El comandante del buque-escuela, que Álvaro les ha contado que es el capitán de fragata don Manuel de Mendívil, recibe a pie de pasarela al cortejo de prebostes a quienes invita a subir al barco y pasar revista a la formación de guardiamarinas, cadetes de infantería de marina y tripulación formados en la cubierta principal. Tras ello, el comandante invita al cortejo a tomar un vino español en su antecámara. Una vez desembarcados los invitados, la tripulación comienza a preparar la operación de levar anclas. Tras soltar amarras, dos remolcadores apoyan al buque que lleva todo su velamen recogido y que apunta la proa hacia la bocana del puerto. Un torpedero y un patrullero de altura lo escoltarán hasta el límite de las aguas territoriales españolas y una miríada de pequeñas embarcaciones le acompañan en su partida, las hay de todas clases: veleros de todos los tamaños, yates, balandros, barcas de pesca y hasta humildes botes de puerto. Los muelles están cubiertos por una multitud que, pañuelo en mano, despide al buque. Parece que toda la ciudad se ha echado a la calle para desear buen viaje al Elcano.

   Tras despedir a Álvaro, los Carreño regresan a Plasencia donde solo están unos días, luego se marchan a Pinkety a pasar lo que queda de agosto. Allí, y a través de la radio, se enteran de la clausura de las VIII Olimpiadas celebradas en Ámsterdam, juegos que Pilar ha seguido con apasionamiento, no tanto porque le guste el deporte sino porque en los mismos participan más mujeres que en ninguna olimpiada anterior.

   Hacia el veintitantos de agosto comienzan a llegar regularmente las tarjetas postales de Álvaro desde los puertos en los que va fondeando el Juan Sebastián de Elcano. La primera viene de La Valeta donde cuenta que visitaron el arsenal, diques secos, talleres y parque de material de repuesto. También estuvieron viendo el destructor Active y el portaaviones Glorius de la Royal Navy. La segunda postal es de Atenas donde visitaron la Acrópolis, el templo de Theseus, la Necrópolis y el Museo Nacional. Además, en un remolcador de la marina griega recorrieron el estrecho de Salamina y luego visitaron las ruinas de Eleusis. Pilar, como madrina de singladura, ha recibido asimismo tarjetas de Santiago Andrade que en lugar de mandar solo una le remite varias con lo cual puede ser más explícito que Álvaro. De Malta le cuenta que le sorprendió encontrar restos españoles, hasta que recordó que la isla estuvo en la edad media bajo control de la Corona de Aragón. Y de Atenas le trasmite su opinión de que la ciudad le ha parecido sucia, cochambrosa y muy ruidosa.

   Llega septiembre y con él comienza el curso 28-29, en el que Pilar cursará cuarto de Farmacia, Concha tercero de bachillerato y Eloísa primero de Magisterio, carrera por la que ha optado. Como los padres habían planeado, las dos últimas se quedan en casa para estudiar esos cursos por libre en la academia Magister. Los demás hermanos continúan en primaria. El nuevo curso ha traído con él un problema: Jesús no ha querido matricularse en ninguna facultad ni escuela técnica porque le ocurre lo mismo que, en su día le pasó a Álvaro, no tiene claro que le gustaría ser de mayor. Al ver la indecisión del chaval, los padres optan porque regrese a casa y concederle un año sabático para que mientras tanto vaya clarificando su futuro. De todas formas solo tiene 16 años y tiempo tendrá de decantarse por alguna carrera. De momento, ayudará a su madre en las tiendas familiares.

   También en septiembre, en la tertulia de Julio se comentan dos hechos que avalan la creciente pasión nacional por el fútbol. La Fédération Internationale de Football Association, más conocida por su sigla FIFA, decide que el primer campeonato mundial de fútbol se lleve a cabo en Uruguay, y a finales de mes se cierra el acuerdo para la disputa de la primera Liga de Fútbol de España, pues hasta ahora las competiciones eran regionales.

   En el terreno político, hacia el cuarto trimestre del año comienza a percibirse la decadencia de la llamada Dictablanda, en la que confluyen varios factores: el agravamiento de la diabetes que padece Primo de Rivera, el fracaso para instaurar un régimen nuevo, y el papel creciente de la oposición, a la que se suma un sector del Ejército que ha organizado conatos de  conspiraciones armadas contra el régimen. Hasta ha habido un intento de golpe de estado, para desbancar a Primo del poder y retornar al sistema constitucional, el conocido como la Sanjuanada porque estaba previsto para el 24 de junio de 1926. En la conspiración participaron varios generales liberales y destacados miembros de la vieja política. Y es que la Dictadura de Primo de Rivera ha fracasado en su intento de crear sólidas instituciones políticas. Esa es la conclusión a la que llegan los amigos de Julio.

   En el año sabático que sus padres han concedido a Jesús mientras decide la carrera a cursar o que oficio elegir, el chico además de ayudar a su madre en las tiendas a veces acompaña a su padre y a Julián en los viajes por la región. En uno de ellos, han ido a la portuguesa ciudad de Elvas, a unos veintitantos kilómetros de Badajoz, a comprar carbonato de sodio y bicarbonato a granel, productos que en Portugal son más baratos que en España, tarifas aduaneras incluidas. A la vuelta, los aduaneros portugueses les dejan pasar sin más, pero en la frontera española la cuestión es diferente. Además de pedirles las cédulas personales pues pasaportes no tienen, registran minuciosamente la furgoneta y exigen a Julio las facturas de los productos adquiridos en Portugal. Jesús, que es la primera vez que atraviesa la frontera, siente curiosidad por las actuaciones de los agentes aduaneros y quiere saber más de ellos.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 178. Algunos hijos Carreño descubren sus vocaciones

viernes, 23 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 176. El Juan Sebastián de Elcano

   Cuando Álvaro anuncia que embarcará en el Elcano para dar la vuelta al mundo, la alegría es general entre los Carreño.

   -¡Pero qué dices, la vuelta al mundo! –exclama Julia, emocionada.

   -¡Qué envidia, tato!, lo que daría por estar en tu lugar –confiesa Pilar.

   -¿Así qué veras todo el mundo? –pregunta Eloísa.

   -No, Eloísa, solamente aquellos países en los que fondee el buque –le explica Álvaro.

   -¿Y qué países serán? –quiere saber Julio.

   -Todavía no lo sabemos, solo nos han informado del plan maestro de la travesía: zarparemos de Cádiz rumbo a levante, cruzaremos el Canal de Suez para llegar al Mar Rojo y de ahí al Océano Índico. Luego navegaremos por el Pacífico hasta el Canal de Panamá por el que nos adentraremos en el Atlántico hasta regresar a Cádiz.

   -O sea, la vuelta al mundo de Elcano pero al revés –precisa Jesús, haciendo gala de sus saberes de bachiller.

   Los Carreño, para que Álvaro descanse y se reponga y también para no meterse en muchos gastos, deciden pasar lo que resta de julio en Pinkety donde el marino de la familia se ve acosado continuamente por sus hermanos para que les cuente cosas de su vida en la Escuela Naval y de sus experiencias cuando ha estado embarcado. Uno de esos días, Julián le sorprende recordándoselo.

   -Tato, no sé si te acuerdas que nos prometiste contarnos como es el día a día en la Escuela, y lo hiciste pero a medias, solo nos contaste lo que soléis hacer hasta mediodía, ¿y por la tarde a qué os dedicáis?

   Como a la pregunta se adhieren los demás, al guardiamarina no le queda más remedio que relatarles la vida en la Escuela por las tardes.

   -Comenzaré por el almuerzo. A las 14:00 pm comemos. El orden de entrada es de modernos a antiguos. De forma que cuando llega el profesor de servicio ya estamos todos, se da la ¡atención!, todos nos ponemos firmes, y entra. Cada día almuerza en el comedor del centro el profesor de guardia, acompañado de algún otro oficial también de servicio y guardiamarinas y aspirantes que vamos rotando. En cada mesa hay cuatro comensales. En el comedor podemos ser poco más de doscientas personas.

   -¿Y por las tardes? –interrumpe Andrés que seguramente es la primera vez que se atreve a preguntar a su hermano mayor, pese a lo descarado que es.

   -Por las tardes, solemos hacer prácticas de navegación. Embarcamos en buques antiguos y hacemos guardias en el puente, de timonel, serviola, comunicaciones, etcétera.

   -¿Sólo eso? –parece que la respuesta ha decepcionado a Andrés.

   -Bueno, hay tardes que en lugar de embarcarnos, hacemos instrucción, practicamos desfiles y cosas así.

   -¿Y en la cena hacéis lo mismo que en el almuerzo? –pregunta Ángela que, como Andrés, también debe ser la primera vez que interroga a su hermano. 

   Álvaro mira cariñosamente a la más chica de sus hermanas y le da cumplida respuesta. 

   -En la cena algún brigadier, que son los mejores guardiamarinas de segundo y hay cuatro en cada brigada, te puede preguntar la orden que se ha impreso para el día siguiente. Hay que sabérsela entera. También te hacen otras preguntas, por ejemplo quien está de guardia de médico que, como es hoja y medio de nombres y llegas a la cena cansado, es difícil sabérsela entera. Si fallas, te agracian con un castigo: correr por la pista militar, subir a la cofa y cosas por el estilo.

   -¿Qué es la cofa? –pregunta, curiosa, Ángela.

   -Es la meseta colocada horizontalmente en el cuello de un mástil para fijar los obenques de gavia, facilitar la maniobra de las velas altas, y antiguamente, para hacer fuego desde allí en los combates, aunque se usaba más como puesto de vigía.

   -Anda, Ángela, para que vuelvas a preguntar a tu hermano –se burla Pilar que a su vez pregunta-: Y después de cenar, ¿al catre?

   -Al anochecer, se canta la misma oración que en el ocaso cuando estás embarcado, que ya os la conté, y se dan las buenas noches. Finalmente, después de la oración tenemos estudio hasta las 24:00 h, en que hay que irse a dormir. Y fin de la jornada.

   Acaba el mes de julio y Álvaro se despide de la familia para volver a la ENM, pues el 2 de agosto debe embarcar en el Elcano, no sin antes prometerles que en cada puerto en el que atraquen les enviará una tarjeta postal contándoles lo que pueda, aunque de todas formas piensa llevar un diario en el que recogerá los principales eventos de la circunnavegación. Los padres no se lo han lo dicho, pero le tienen reservada una sorpresa. El 1 de agosto, cogen la Ford y marchan camino de Cádiz para asistir a la partida del buque-escuela y volver a despedirse de su hijo.

   Los muelles están repletos de gaditanos y de gente de otros muchos puntos de España que no quieren perderse la partida del Elcano. En cuanto los Carreño llegan al puerto distinguen enseguida la airosa silueta del bergantín-goleta en cuya popa flamea una gran bandera española. El buque ha hecho singladuras de prueba, primero en el Mediterráneo y luego  permaneció 40 días en el Atlántico para terminar recalando en las Canarias. En julio llegó al guipuzcoano puerto de Pasajes, donde recibió la bandera de combate de manos de la infanta Beatriz de Borbón, hija del rey Alfonso XIII. Tras lo cual, todavía recorrió cerca de 6000 millas. Terminado el periodo de pruebas, el Juan Sebastián de Elcano ha pasado al arsenal de la Carraca para limpiar fondos y prepararse para su crucero de instrucción en el que dará la vuelta al mundo en dirección opuesta a la que en su día hizo el ilustre navegante del que lleva el nombre.

   Lo que menos podía esperar Álvaro, pues ya se despidió de ellos en Plasencia, era toparse con su familia en los muelles gaditanos, por lo que su sorpresa es mayúscula. Es difícil saber quién le mira con mayor devoción, si los padres o sus hermanos. La verdad es que el joven, enfundado en su blanco e impoluto uniforme de guardiamarina y con los galones de brigadier, reluce como un brillante. A lo que le ayuda su 1,75 de talla, su figura fibrosa como un bambú y su bien parecido rostro. Se excusa ante los suyos por no poder enseñarles el buque-escuela por dentro, pero lo suple con una detallada explicación del mismo.

   -El Elcano tiene un desplazamiento de 3770 toneladas, una eslora de 113 metros, manga de 13, puntal de 8,68 y un calado de 8 metros. Cuenta con 20 velas lo que le da una superficie de velamen de algo más de 3100 metros cuadrados, a ello se añade un motor diésel auxiliar de 800 caballos con lo que puede alcanzar una velocidad media de 6 nudos, dependiendo del estado de la mar. Tiene cuatro zonas principales: alcázar, castillo, combés y toldilla. El alcázar es el espacio que media desde el palo mayor hasta la toldilla. El castillo es la parte de la cubierta alta, comprendida entre el palo trinquete y la proa. El combés es el espacio en la cubierta superior entre el palo mayor al castillo de proa. Y la toldilla es la cubierta parcial a la altura de la borda, desde el palo mesana al coronamiento de popa. El palo mayor popel, de nombre Asturias, se encuentra en el alcázar, siendo en esta zona donde se celebran la mayor parte de los actos importantes. En la zona del castillo están los dos cañones de 37 milímetros que se usan para salvas en las celebraciones, y es donde se realizan todas las maniobras para el anclaje. En esa zona, se encuentra el bauprés con el mascarón. Debajo se encuentran las cubiertas inferiores, los aseos, los pañoles…

   Andrés no puede contenerse, su descaro le lleva a cortar a su hermano.

   -Tato, has dicho pañoles, ¿o has querido decir españoles?

   Álvaro se ríe a gusto y mira con ternura a su hermano.

   -No, Andrés, lo he dicho bien. Los pañoles son cada uno de los compartimentos que se hacen en diversos lugares del buque para guardar víveres, municiones, pertrechos, herramientas, etcétera. Continúo con la explicación. El palo mayor proel, que tiene el nombre de Almansa, y el palo trinquete, llamado Blanca, se encuentran en el combés. Allí está ubicada la cocina, la enfermería, el quirófano, el puente de mando, las estaciones de radio y meteorología, los cuartos de derrota y los comedores. En la toldilla se encuentran la caseta con el motor del timón, el palo mesana, de nombre Nautilus, la caña de gobierno manual, el acceso al alojamiento del comandante y los pescantes de las balleneras, que son las barcas de salvamento y operaciones. ¿Hay algo que no hayáis entendido?

   -Me he apuntado algunos de los nombres que has dicho y que no conozco para mirarlos en el diccionario de casa, así que yo no te pregunto más –se excusa Ángela. Los demás ríen de la ocurrencia de la chiquilla, aunque muchos de los términos náuticos empleados por Álvaro tampoco saben qué son.

   -Otros datos. La embarcación cuenta con dos purificadores de agua y un depósito de gasóleo de 265000 litros. Con una capacidad de carga de poco más de 600 toneladas puede estar en alta mar durante más de 20 días sin tener que ir a puerto a abastecerse. Y un dato curioso: el precio de coste del barco ha ascendido a 8.189.532 pesetas.

   -¡Qué barbaridad, más de ocho millones de pesetas! –es lo único que se le ocurre decir a Julio.

   -¿Y quiénes vais en ese barco, tato? –pregunta Froilán.

   -La tripulación que, entre oficiales y marineros, está formada por 172 personas. Y además embarcaremos los 65 guardiamarinas de mi promoción y 43 cadetes de Infantería de Marina.

   -¿Pero en tu promoción no eráis 67? –pregunta Pilar haciendo gala de su excelente memoria.

   -Efectivamente, aprobamos 67, pero en estos cuatro años hemos tenido dos bajas.

   Un guardiamarina se acerca al grupo de los Carreño y saluda reglamentariamente antes de presentarse.

   -Buenos días, señores de Carreño y familia. Supongo que se acuerdan de mí, soy Santiago Andrade, amigo y compañero de Álvaro.

   -Qué tal Santiago, tu eres del grupo del CHA, ¿verdad? –le saluda Julio.

   -Sí, don Julio; perdonen que les interrumpa, pero hay unos compañeros que reclaman la presencia de su hijo, será solo un momento.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 177. Madrinas de singladura

viernes, 16 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 175. Época de vacas flacas

   El matrimonio Carreño explica a sus hijos mayores que están pasando una época de vacas flacas. Pilar ha sido la primera en responder ofreciéndose en ayudar, ofrecimiento que los padres agradecen. Álvaro hace lo mismo.

   -Gracias igualmente, hijo. También no esperábamos menos de ti, pero no será necesario. Ya tengo un conductor para relevarme, Julián se va a sacar el carné de conducir y en los trechos fáciles llevará la Ford. 

   -Pero tanto Pilar como yo, que somos los mayores, algo más podremos hacer para ganar dinero. Podemos ponernos a trabajar y con la preparación que tenemos seguro que podríamos encontrar empleos bien retribuidos –sugiere Álvaro.

   -Eso mismo estaba pensando yo, el tato me lo ha quitado de la boca –afirma Pilar.

   Los padres se miran, pese a lo angustiados que están en este momento son los más felices del mundo. Han criado a unos hijos que, cuando han llegado los años de las vacas flacas, están respondiendo tal cual les han enseñado: la familia es lo primero y cuando se presenta un apuro todos se aprestan a arrimar el hombro, sin pensar en ellos sino en la familia. Sus hijos son una piña.

   -Hijos, vuelvo a repetirlo, no podéis imaginaros lo orgullosos que estamos de vosotros. Sois los mejores hijos del mundo. Vuestra generosidad demuestra que nuestras enseñanzas han calado en vuestro corazón y esa es la mejor recompensa que pueden tener unos padres. Dicho eso, repito que por ahora no es necesario que ninguno de vosotros altere su vida ni deje los estudios. Álvaro, debes de continuar en la Escuela hasta que termines los estudios; como mejor podrás ayudarnos será siendo oficial de la Marina española. En cuanto a ti, Pilar, te digo lo mismo, cuanto antes acabes la carrera y tengas el título de farmacéutica será el momento en que podrás ayudarnos. Lo mismo digo de Jesús y Eloísa. Y no quiero olvidarme de Julián que, en estos duros momentos, es quien nos ayuda de manera más directa. Gracias a todos.

   Durante la reunión, una pregunta le ha estado rondando por la cabeza a Pilar, pero no le ha parecido prudente plantearla delante de los demás. En cuanto se queda a solas con su madre se la formula.

   -Mamá, no me ha parecido oportuno hacerlo antes, por eso lo hago ahora: ¿cuáles son las circunstancias, a las que papá se ha referido, que han originado que estemos teniendo más gastos que ingresos?

   Julia se franquea con su hija y le desmenuza las principales partidas del debe familiar, quizá porque les ha faltado perspectiva, quizá porque han querido abarcar más de lo que podían. Comenzaron a endeudarse cuando compraron Pinkety, luego pidieron otro crédito para la puesta en marcha de la tienda de regalos, después la compra de la camioneta y, naturalmente, a medida que los chicos han ido creciendo los gastos familiares se han multiplicado de tal forma que superan con creces los ingresos.

   Julia sigue explicándole a Pilar porque la economía familiar se está yendo a pique.

   -Tenemos sendos créditos de las tres Cajas de Ahorro regionales, cuyo principal vamos devolviendo amén de los correspondientes intereses. Pero lo que ha supuesto la puntilla ha sido la malhadada inversión de papá en una empresa alemana minera para lo cual pidió un préstamo a una usurera local que nos está sangrando con sus intereses leoninos. El resultado final es el que os hemos contado: si continuamos por ese camino terminaremos en la bancarrota.

   -Y papá, ¿por qué se mete en un negocio como el minero del que no sabe nada? –arguye Pilar.

   -Hija, no es justo que culpes a tu padre. Si está familia ha llegado a ser algo, si todos estáis estudiando, si hasta ahora hemos vivido más que dignamente es gracias a él. Gracias a su esfuerzo, a su inteligencia y a su capacidad de trabajo, pero no siempre se puede acertar y un error lo puede cometer cualquiera.

   -No le culpo, mamá, pero… ¿te lo consultó? Me refiero a lo de esa empresa alemana.

   Julia vacila, y prefiere no cargar los tintes contra Julio.

   -Naturalmente, como hace siempre. Un matrimonio no solo consiste en dormir en la misma cama, sino en compartirlo todo, lo bueno y lo malo, los éxitos y los fracasos.

   Los primeros días vacacionales de 1928, Pilar los aprovecha para ayudar a su madre en las tiendas y Álvaro para acompañar a su padre en un par de viajes por la provincia. En uno de esos recorridos le cuenta que en marzo pasado fue botado en Cádiz el nuevo buque-escuela de la Armada española que iba a llamarse Minerva, diosa que aparece en su mascarón de proa, pero que finalmente recibirá el nombre de Juan Sebastián de Elcano en honor del marinero vasco que completó la primera vuelta al mundo. Es un bergantín-goleta de cuatro mástiles que, además del velamen, contará con un motor diésel auxiliar de 800 caballos.

   -¿Y vas a navegar en él? –pregunta Julián que va con ellos.

   -Sí, Siempre que esté en condiciones de navegar cuando mi curso haga el viaje de prácticas.

   Después del día de Reyes, los chicos que estudian fuera se marchan y la familia Carreño vuelve a su convivir cotidiano. El mes de febrero es rico en pequeñas noticias que son debatidas con fruición en la tertulia de Julio.

   -¿Saben que el día 7 se realizó la primera expedición postal aérea Madrid-Barcelona?

   -¡Qué derroche! –lo califica don Eduardo-, ¿y quién necesita que la correspondencia le llegue tan pronto?

   -Pues yo tengo otra noticia de lo más curiosa. Un hostelero, creo que austriaco, afirma que la costa malagueña debería llamarse la Costa del Sol, ya que eso atraería a más turistas, sobre todo del norte de Europa.

   -¡Esa, sí que es una chorrada de campeonato! –asegura don Mauricio.

   En cambio, en marzo las noticias tienen otro cariz pues, como explica don Romualdo, el día 22 España se reincorporó a la Sociedad de Naciones.

   -¿Y por qué se marchó nuestro gobierno del organismo? –quiere saber Galiana.

   -Porque España –es el juez quien contesta- solicitó un puesto permanente en el Consejo de la organización, petición que le fue denegada, por lo que en 1926 decidió su retirada de la Sociedad, pero ahora, a petición de varios países se ha reincorporado.

    El 1 de abril, domingo de Ramos, comienza la Semana Santa de 1928 y los chicos Carreño que están fuera vuelven a casa. Todos traen buenas noticias de sus estudios. Jesús ha aprobado todos los parciales por lo que de seguir así en junio será bachiller. A Pilar le ocurre lo mismo en tercero de Farmacia. Y Álvaro explica que el primer año de guardiamarina le va bien, y asimismo les cuenta las últimas nuevas sobre la Armada española: el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano ya ha completado su equipamiento, y a mediados de mes emprenderá su primer crucero llevando a bordo a los alumnos del curso superior al suyo.

   A finales de mayo llega a casa Álvaro, está de paso pues el 2 de junio ha de embarcarse en el acorazado Alfonso XIII que está fondeado en Marín. Apenas si tiene tiempo para contarles que ha completado el tercer año de la Escuela Naval con unas notas aceptables pues en las dos asignaturas principales de la segunda parte del curso ha obtenido un 6,4 en navegación e hidrografía e idéntica nota en artillería, asignatura que comprende material, nociones de balística y dirección de tiro. Las asignaturas accesorias las ha aprobado igualmente. Lo siguiente que la familia sabe del marino, a través de su primera tarjeta postal, es que la primera salida que han hecho ha sido para hacer ejercicios de tiro con cañones antiaéreos, arrumbando luego a Vigo, puerto en el que han permanecido hasta que el buque regresó a Marín donde fondeó. En las siguientes postales les cuenta que han recorrido parte de las costas gallegas fondeando en Villagarcía de Arosa, Muros, Finisterre y finalmente han recalado en Ferrol desde donde han hecho más prácticas de tiro naval y otros ejercicios como zafarranchos de combate, entrenamientos tácticos en botes y prácticas de bote a vela. Les han explicado la entrada de las rías gallegas con vistas panorámicas de las mismas y, además han hecho observaciones astronómicas, calculando horas de marea y ortos y ocasos de los diferentes puertos visitados. Asimismo, les han dado conferencias sobre giroscópicas, corredera Forbes y servicios del buque, y les han explicado las conferencias internacionales sobre limitación de armamento. En cuanto a visitas en tierra, han estado en el Polígono Janer, la base naval de Ríos, los astilleros de Barrera y el arsenal de Ferrol. 

   Mientras los Carreño siguen recibiendo tarjetas postales de su primogénito, el curso 27-28 ha terminado y los demás estudiantes retornan a casa. Como estaba previsto, Jesús ya es bachiller, Pilar ha terminado tercero de Farmacia y Eloísa y Concha también han aprobado sus respectivos cursos. Julián los recibe mostrándoles su flamante carné de conducir que acaba de sacarse. El 2 de julio la familia se encuentra con la inesperada llegada de Álvaro al que se le ve algo demacrado.

   -Pero hijo, que alegría, no te esperábamos tan pronto. ¿Cómo es eso?

   Álvaro les cuenta que ha estado enfermo, tuvo un ataque de apendicitis del que en principio le atendieron en la enfermería del crucero pero, visto que era necesaria la cirugía, le desembarcaron y lo operaron en una clínica de Vigo. Ya está mejor aunque ha tenido un posoperatorio complicado. Por eso le han concedido un mes de licencia para que se recupere en casa. Deberá presentarse, como todos los años, el 1 de agosto en la Escuela Naval. Y la gran noticia es la que el joven se guarda para terminar la explicación.

   -En cuanto volvamos a San Fernando, los guardiamarinas de segundo año embarcaremos en el Juan Sebastián Elcano ¡para dar la vuelta al mundo!

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 176. El Juan Sebastián de Elcano

viernes, 9 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 174. ¿Quién será la tal Adelina?

    Los dos Carreño mayores muestran, cada vez más perceptiblemente, cuan diferentes son sus intereses. Pilar, junto a las amigas que conserva de la Institución Libre de Enseñanza, se entusiasma cuando estas le cuentan que a principios de octubre en Estados Unidos se ha estrenado la película The Jazz Singer, primer film sonoro. Por el contrario, Álvaro lo que comenta con sus compañeros de la Escuela es que, a mediados de noviembre, León Trotski es expulsado del Partido Comunista de la URSS, dejando a Iósif Stalin con el control del partido y del país. En cambio, en la tertulia del padre el objeto de debate es que el dictador Benito Mussolini ha propuesto la formación de un llamado Bloque Latino que agrupe a Italia, Francia, España y Portugal, en una alianza basada en la civilización latina y la cultura común que existe entre dichas naciones. La propuesta italiana no llega a prosperar, ya que mantiene la condición de que España debería salir de la esfera de influencia francesa y de hecho Mussolini no logra alcanzar ningún acuerdo en este sentido con Primo de Rivera.

   Llega el final de diciembre y con él las vacaciones navideñas. Los Carreño que residen en Madrid son los primeros en llegar. Jesús parece que se ha adaptado bien a su nuevo colegio y a la vida en el piso madrileño, no en balde ya tiene quince años. A Eloísa le ocurre lo mismo, pero no así a Concha, quizá porque solo tiene once años, añora mucho a su madre y echa de menos a las amigas del pueblo. Álvaro es el último en llegar, pero viene cargado de buenas noticias. Cuenta a la familia que, en los torpederos afectos a la Escuela los alumnos han estado realizando ejercicios marineros, prácticas de máquinas y navegación, y en el cañonero Laya han efectuado ejercicios de tiro. En cuanto a sus notas de la primera parte del curso han sido algo más bajas que en años anteriores, pero ha aprobado todas las materias.

   En esas fechas navideñas es cuando Julia se entera de los préstamos que la usurera Adelina ha hecho a su marido, pues Julio se ha cuidado muy mucho de no contarle que está entrampado con la Bronchales; y se ha enterado por casualidad. Está en la tienda de regalos cuando entra un hombretón malencarado que con bruscos modales pregunta:

   -¿Está aquí Carreño? He ido a la droguería, pero allí no está.

   -Tampoco está aquí –responde Julia.

   -¿Sabe dónde podría encontrarlo?

   -Debería estar en la droguería, pero si no estaba allí no sé dónde puede estar. ¿Quiere dejarle algún recado?

   -Dígale que se ponga inmediatamente en contacto con la señora Adelina y que no escurra el bulto que será peor –dice en tono amenazante el hombrón.

   Cuando el desconocido sale de la tienda, Julia pregunta a Antonina, que estos días le está ayudando.

   -¿Quién será la tal Adelina que con tanta urgencia quiere hablar con mi marido?

   -En la ciudad yo solo conozco una Adelina, la que apodan la Bronchales, y es raro que no hayas oído hablar de ella, es la mayor usurera de la comarca y algunos dicen que sí de la provincia –le informa Antonina.

   ¿Una usurera?, ¿y para qué querrá ver a Julio?, se pregunta Julia, que en cuanto se echa a la cara a su esposo le cuenta la visita del malencarado tipo y el recado que ha dejado. Y la pregunta viene de suyo.

   -¿Y qué clase de asuntos tienes con la tal Adelina y que tu mujer desconoce?

   Pillado en renuncio, a Julio no le queda otra que contarle a su esposa los préstamos que le concedió la usurera y el fin que ha dado a esos empréstitos: comprar la Ford y las acciones de la empresa Bergwerk  Spanisch que tiene una explotación minera en Torrecilla de los Ángeles. Y le pide perdón por no habérselo contado antes, pues no sabía si ella lo aprobaría y no quería dejar pasar una ocasión tan clara de ganar un buen dinero sin apenas riesgos.

   -Creía que también los negocios lo decidíamos entre los dos, pero veo que no es así y estoy dolida. Te ruego, te pido…, te exijo que sea la primera y la última vez que eso ocurra. ¿Y se puede saber por qué la urgencia de la tal Adelina en que la veas?

   Julio traga saliva antes de responder. Por un momento piensa en mentirle, pero se tienta la ropa y decide que ese no es el camino para que Julia deje de estar enfadada. Carraspea.

   -Es que…, es que me he retrasado en el pago de los intereses.

   -¿Y el retraso a qué es debido?

   -A que andamos mal de efectivo. Pensaba pagarlo con la caja que hagamos estos días festivos.

   -Pues espabílate, porque me ha contado Antonina que por ahí se rumorea que si te demoras en los pagos, los matachines de la Adelina pueden quebrarte las piernas. Y a ver qué hago yo con un marido cojitranco, ¿quién hará los viajes? –argumenta Julia sin pizca alguna de ironía.

   Pese a sus buenos propósitos, Julio no le ha contado a su esposa toda la verdad. Tampoco le ha mentido, pero si le ha ocultado parte de la realidad. Lo de ganar un buen dinero sin apenas riesgos en la mina de la Bergwerk  Spanisch, de momento es incierto. Resulta que los alemanes retomaron el antiguo filón de wolframio de la mina de Torrecilla, pero tras unas semanas de extracción de mineral, la veta se agotó y han tenido que ahondar las galerías para encontrar un nuevo filón que, según los ingenieros, debe estar a una cota más profunda. Ante este contratiempo, la empresa ha tenido que hacer una ampliación de capital, con lo que los que no han acudido a dicha ampliación, como es el caso de Julio, han visto cómo sus acciones se deprecian. Y el reparto de dividendos ha quedado ad calendas graecas. Carreño, tras conocer los hechos, opta por vender sus acciones en la Bergwerk  Spanisch, pero se encuentra con que no hay quien las compre. Julio se pone en contacto con el abogado de Llerena que se las vendió, pero el letrado le cuenta que todos los inversores de la empresa teutona están en parecida situación y le aconseja que espere a que se solucionen los problemas y entonces seguramente las acciones darán un tirón hacia arriba; será el momento de vender, pero no ahora.

   El matrimonio Carreño, visto cómo anda la economía familiar, dialoga sobre si contarles a los hijos la realidad de su situación o, como han venido haciendo hasta ahora, ocultárselo. Tras debatirlo, optan por franquearse con los chicos de más edad, los pequeños no lo entenderían. Antes de que finalice el año, los padres reúnen en cónclave familiar a Álvaro, Pilar, Julián, Jesús y Eloísa. Han puesto el tope en los catorce años, por eso no han llamado a Concha ni al resto.

   -Hijos, puesto que ya sois mayores y tenéis capacidad suficiente para entender los problemas reales, os hemos reunido para contaros como están los asuntos familiares, especialmente los económicos –Han quedado en que sea Julio quien se encargue de llevar a cabo la mayor parte de la explicación-. Por una serie de circunstancias, que ahora no vienen al caso, desde hace un cierto tiempo estamos teniendo más gastos que ingresos. Y, naturalmente, los dineros que teníamos ahorrados se están yendo gota a gota, o mejor sería decir billete a billete. Tanto mamá como yo le hemos dado mil vueltas a la posibilidad de generar más ingresos, pero hasta el presente no lo hemos conseguido. Con lo cual se impone como necesidad ineludible la de recortar gastos –Al ver la cara de preocupación de los chicos, Julio trata de quitar hierro a la situación-. Tranquilos, no estamos hablando de que no tengamos para comer ni de que tengáis que dejar los estudios, lo que trato de explicaros es lo que he dicho: hay que recortar gastos para equilibrar las cuentas familiares. Vivimos por encima de nuestras posibilidades y eso no hay economía ni patrimonio familiar que lo aguante. ¿Lo habéis entendido?

   Los síes y gestos afirmativos son la respuesta y, casi al unísono, los cinco formulan la misma pregunta:

   -¿Qué podemos hacer para ayudar?

   -De momento, nada. Basta con que os hagáis cargo de la situación. Mamá y yo estamos pensando en medidas para recortar los gastos que consideremos innecesarios o superfluos.

   -Vamos a contaros algunas de esas medidas, a ver qué opináis –Julia toma el relevo de su marido-. El próximo verano no iremos a Los Caños de Meca lo pasaremos en Pinkety. Otra medida que pensamos tomar es que, a partir del próximo curso, Eloísa y Concha no seguirán en Madrid, terminarán el bachillerato aquí. Nos han dicho que los chicos que estudian por libre en la academia Magister, donde ya estudió Julián, sacan los cursos sin mayor problema. Y con eso ahorraremos unos buenos dineros.

   -Yo también puedo venir a estudiar aquí –se ofrece Jesús.

   -No, en principio tú te quedarás en Madrid con Pilar para que termines allí el bachillerato; luego ya veremos. Y Pilar –dice dirigiéndose a su hija-, como en el piso sobrará una habitación puedes alquilarla a otra estudiante, lo que nos ayudará a pagar el alquiler. Otra medida será vender el Karrascal, pues desde que compramos Pinkety apenas si pisamos la finca que, por otra parte, la tenemos hipotecada.

   -Otra medida –Julio vuelve a tomar la palabra-, aunque esta la tenemos que repensar, podría ser traspasar la tienda de regalos y centrarnos en la droguería. Entraría dinero fresco en caja y podríamos deshacernos de uno o dos empleados lo que nos vendría al pelo.

   -Papás –interrumpe Pilar-, recordareis que en la pasada Semana Santa me ofrecí para ayudar en la tienda. Vuelvo a ofrecerme. Cuando llegue el verano, en lugar de irme a Pinkety me puedo quedar aquí y ayudar diariamente a mamá en la tienda. Y si fuese necesario, me veo capacitada para quedarme al frente de ella.

   -Gracias, hija, no esperábamos menos de ti –la voz de Julio revela lo emocionado que está.

   -Y las dos o tres semanas que tengo de vacaciones yo puedo hacer lo mismo –se ofrece Álvaro, que añade-: Y es más, como en la Escuela nos han enseñado a conducir, también puedo ayudarte en los viajes y relevarte en la conducción de la camioneta.

   Tanto Julio como su esposa han de contenerse para que no se les note la emoción.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 175. Época de vacas flacas