"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

miércoles, 21 de agosto de 2013

LIBRO II. EL ORIGEN. 2.1. Si la montaña no viene…

   Agustín Badenes, el taimado y maniobrero director de la sucursal de Cajaeuropa en Senillar, hace tiempo que ha pedido una entrevista con el subdirector que coordina la gestión de la sucursales de la entidad.
- Dispongo de poco tiempo, Agustín, por tanto te ruego que vayas directamente al grano – Da la impresión de que el subdirector no está dispuesto a perder mucho tiempo con el encargado de una de las agencias a su cargo de menor importancia.
- Entendido. Sé por mis colegas de Albalat y Benialcaide que en ninguna de ambas localidades queda suelo urbanizable que esté a una distancia razonable de la costa. Por eso te pedí está cita. Tengo una idea que puede ser muy, pero que muy rentable para nuestra entidad.

   El subdirector espera que el empleado continúe su exposición, pero éste no da la impresión de que tenga ninguna intención de hacerlo.
- ¿Me vas a hacer el honor de hacerme partícipe de esa idea tan rentable o esperas que se reúna el consejo de administración para contársela? – El tono del subdirector rezuma sarcasmo. Piensa que Badenes es uno más de los muchos directores de agencias locales que siempre creen que han encontrado en sus pagos un nuevo El Dorado.
- Perdón. Se trataría de construir en Senillar. Creo que el pueblo puede ser un nuevo filón urbanístico de extraordinaria rentabilidad.
- ¿Construir en Senillar? – La sorpresa del subdirector no parece fingida -. Agustín, no pretendo echar por tierra tu iniciativa, pero dudo de que ese pueblo pueda ser un filón de algo, es una localidad que si no muerta, sí está comatosa. Me remito a los balances anuales que presentas.
- Precisamente ese sería uno de los muchos datos que iban a cambiar radicalmente. Si se lleva adelante lo que propongo el movimiento de la oficina crecería exponencialmente. Por eso me permito insistir. Opino, mejor dicho, estoy convencido de que tenemos ante nosotros una operación que nuestra entidad no debe perder.
- ¿En qué te basas para estar tan seguro de tu propuesta? -   El subdirector está un tanto perplejo ante la insistencia de su subordinado. Lo tiene por un hombre más bien mediocre, el clásico empleado que culminó sus expectativas de éxito al ser promocionado a director de una sucursal, de escaso volumen de operaciones por cierto. Desconoce que quien considera como anodino empleado tiene un motivo muy poderoso qué le lleva a ser reiterativo en su petición.
- Me baso en que se podría planificar una promoción urbanística que dejaría en mantillas a todo cuanto se ha edificado en la comarca, que digo en la comarca, en la región en la última década, estoy hablando de la urbanización global de unos ocho kilómetros de costa que a fecha de hoy están vírgenes - afirma muy convencido Badenes.
- Envíame un informe y lo pasaré a la gente de estrategias. En su momento te mantendré informado. Y ahora me disculparás, pero tengo una agenda muy cargada – El subdirector se levanta dando por terminada la entrevista.

   Badenes no esperaba demasiado de la entrevista, pero aun así sale decepcionado. Por lo que sabe de su superior tiene la sospecha de que su propuesta terminará en el archivo al que van a parar los estudios y proyectos que jamás verán la luz. Va a tener que poner en marcha el plan B. Solicita ser recibido por Gaspar Moltó, subdirector encargado del servicio de estudios. Todos los que le conocen lo definen como un hombre brillante, perspicaz y con una sólida preparación, no en balde estudió en la californiana universidad de Stanford. A los pocos días Badenes es convocado. Tras las pertinentes presentaciones, ambos bancarios no se conocían, el director de la sucursal entra sin más preámbulos en el meollo del asunto.
- … y no estoy hablando de una urbanización más, sino que se trataría de urbanizar de forma global unos ocho kilómetros de costa que a día de hoy están vírgenes.

   Lo de los ocho kilómetros de costa virgen despiertan el interés del directivo. Sabe que algo así es poco menos que insólito a lo largo del saturado litoral mediterráneo.
- A ver, dame más detalles.
- En la playa del pueblo sólo hay una fila de casitas de una o dos plantas, una docena de bloques de entre cuatro y seis alturas y un puñado de chalés. Todo sumado muy poca cosa. En primera línea queda todavía una gran cantidad de terreno sin explotar y no digamos detrás, hay muchísimos millones de metros cuadrados de terreno esperando que alguien los urbanice.
- ¿Y por qué hasta ahora nadie ha descubierto un territorio tan prometedor? – inquiere un todavía escéptico Moltó.
- Las causas son varias. A mi juicio la dos más decisivas han sido que, al estar ubicado entre dos poblaciones tan conocidas turísticamente como Albalat del Mar y Benialcaide, el pueblo quedó como el patito feo de la comarca; la otra es que tanto los empresarios locales como las autoridades municipales no han hecho nada para promocionar su costa, más bien se diría lo contrario. El resultado es que nuestra playa apenas si recibe unos pocos cientos de visitantes, domingueros en su mayoría.
- Recuerdo haber estado en Senillar en una ocasión y, si la memoria no me falla, es una playa no demasiado grande y llena de cantos rodados. Eso tiene escasas perspectivas de promoción – opina Moltó.

   Badenes rebate la negativa opinión de su superior con una pregunta retórica:
- ¿Quieres que hagamos la relación de importantes núcleos turísticos cuyas playas son malas de solemnidad?
- Eso es cierto, lo admito, pero hay otro interrogante que sigue presente: ¿quién diablos ha oído hablar de Senillar? Tendrá una costa virgen y una playa sin bañistas, pero vender un producto absolutamente desconocido puede resultar todo un problema y muy costoso financieramente – afirma Moltó.
- No tanto si se monta una buena campaña de marketing. Además, no se trata sólo de la playa, el pueblo tiene una auténtica joya, una zona de marjales en el que se podría construir un puerto deportivo interior y a su alrededor una ciudad residencial, también se podría montar un campo de golf... Tiene muchas más posibilidades de las que aparenta. Creo que no perderías nada si le echaras un vistazo – reitera Badenes.
- Es posible que tengas razón. De todas formas hasta que no terminen las obras para la olimpiada de Barcelona no vamos a acometer nuevos proyectos.
En cualquier caso, te prometo que en septiembre visitaré Senillar y estudiaremos su potencialidad. Admito que una costa virgen se merece algo más que un vistazo.
- De todas formas, si no puedes desplazarte personalmente podrías mandar a alguien del departamento de…
- No insistas, Agustín – le ataja el directivo al tiempo que se levanta -, después de la olimpiada hablaremos.

   En su viaje de vuelta a Senillar, Badenes va jurando en arameo. Piensa que los mequetrefes de la dirección le van a chafar el negocio de su vida. Antes de llegar al pueblo ya se ha calmado y se dice que aquello no ha sido más que el primer asalto, que el combate será largo, pero que no está dispuesto a perderlo aunque lo gane sólo a los puntos. Si el tontaina del subdirector de sucursales no le contesta, cuestión más que probable, y el estirado del departamento de estudios no le llama tras el fin de la olimpiada, algo que también puede ocurrir, tendrá que tomar otras medidas. Si creen que aquello se ha terminado están muy equivocados. Si es necesario cambiará su trabajo en Cajaeuropa por otro, pero el negocio de sus sueños no se lo van a escamotear. Y como para autoafirmarse en su plan exclama en alta voz:
- Si la montaña no viene a Mahoma…