"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 7 de octubre de 2016

68. Con internet hemos topado



   Tras contestar al inspector Blanchard sobre la metodología a utilizar en el desarrollo de la tormenta de ideas y dado que no ha habido ninguna pregunta más, la profesora Martín-Rebollo retoma el hilo de su presentación.
- Ahora enumeraré los ítems en qué vamos a centrar el debate. Se agrupan en tres apartados basados en hechos que consideramos probados. El primero es que los ladrones no sabían que lo que estaban robando eran copias. De este dato se desprenden preguntas como las siguientes: ¿cómo una banda, que da un golpe de esa magnitud, ha podido cometer un fallo de ese calado?, ¿los ladrones ya deben saber que lo robado son simples réplicas?, ¿qué puede pasar cuando los atracadores se enteren de que su botín no vale lo que creían? El segundo apartado se basa en el hecho de que las autoridades españolas están ocultando a la opinión pública que las piezas robadas no son las originales. De ello se desprenden interrogantes como: ¿cuáles pueden ser los motivos que llevan al Gobierno a no hacer pública la noticia?, ¿cómo siendo tantas las personas que, presumiblemente, estarían al tanto del encubrimiento, la noticia no se ha filtrado a los medios?, ¿cómo respondería la opinión pública española al conocer la verdad? Y finalmente, el tercer apartado de ítems se fundamenta en que el llamado Caso Inca se ha empantanado y algo habrá que hacer para sacarlo del marasmo en que está. Preguntas a plantear: si todo sigue como hasta ahora, ¿cómo repercute ello en el esclarecimiento del caso?, para la resolución del delito que sería más eficaz ¿seguir ocultando que las piezas robadas son copias o publicar la verdad?, ¿cuáles podrían ser las repercusiones que el anuncio de la no autenticidad podría tener entre los ladrones y/o autores intelectuales del robo? Y cómo coda del anterior interrogante, en su caso qué sería mejor para la investigación policial: ¿qué el ejecutivo publicara directamente la noticia o que la filtrara a los medios como producto de una investigación de la prensa? Por supuesto, a los interrogantes enumerados se podrán sumar otros en la medida que el debate se desarrolle. Preguntas, por favor.
   Nadie levanta la mano hasta que Grandal lo hace al tiempo que saca un papelito de uno de sus bolsillos.
- Perdón, Mariví – el excomisario utiliza el hipocorístico familiar de María Victoria, tal como la doctora Martín-Rebollo ha pedido que la llamen -, pero mis amigos – se refiere al trío de jubilados -, que pese a sus años son unos duchos internautas, me han pedido que sugiera al grupo que también deberíamos incluir en el debate algunos ítems relacionando el robo e internet. Por ejemplo: dada la certeza de que las piezas robadas son copias y teniendo en cuenta que suponemos que las que las robaron son profesionales, ¿cómo se compadece eso conque nadie de la banda navegara por la red antes del robo para obtener toda la información posible? Si lo hubiesen hecho habrían descubierto que lo que pretendían robar eran meras réplicas. Eso nos lleva a otras preguntas, tales como: ¿se trata de una banda bien organizada o de un grupo de chapuceros?, ¿alguien que organiza un atraco de esta naturaleza no cuenta, entre sus componentes, con internautas o hackers que barran en la red cuanto se haya publicado sobre el tesoro?, ¿el hecho de no haber utilizado internet no podría echar por tierra la tesis de que éste es un robo por encargo? Hay varios interrogantes más que no quiero explicitar para no monopolizar el uso de la palabra.
   Un sepulcral silencio es la respuesta a la intervención de Grandal. Como nadie habla tiene que ser la moderadora la que tome la palabra:
- A reserva de lo que opine el resto del grupo, creo que tendríamos que recoger la sugerencia de los amigos del comisario para que formara parte de un cuarto apartado. Y para reforzar esta propuesta recuerdo a todos que si tecleas en internet copias del Tesoro Quimbaya, encuentras más de diez mil resultados. ¿Alguna objeción a lo que acabo de proponer sobre la sugerencia de Jacinto?
- Si me permites, Mariví – el galo también parece haber entrado en la senda del tuteo -, más que una objeción a tu propuesta lo que pongo sobre el tapete es una variante de la misma. Creo que deberíamos cambiar la prioridad del orden del debate de los interrogantes que has planteado al principio. Opino que deberíamos comenzar por los que acaba de sugerir Jacinto. Mi razonamiento es el siguiente: si llegásemos a la conclusión de que los ladrones no son una banda especializada en robos de valiosas piezas artísticas, eliminaríamos de un plumazo muchos de los interrogantes que has planteado y, por tanto, ganaríamos tiempo. Asimismo, eliminaríamos la hipótesis, que desde el principio del caso dimos como cierta, de que estamos ante un robo a la carta. Los que tienen la capacidad para montar un robo de esta clase también la tienen para contar con los mejores hackers que hay en el submundo de la informática. Esto también eliminaría varias de las preguntas que planteaste.
   La propuesta del inspector galo provoca un alud de intervenciones. Todo lo que era orden y método ha desaparecido para convertirse en un guirigay. Todos hablan, opinan y echan su cuarto a espadas. Así no hay forma de entenderse, hasta que la coordinadora del debate se ve forzada a dar unas palmadas para restablecer el orden. Las palmadas no surten mucho efecto, por lo que Martín-Rebollo se pone seria.
- Caballeros, caballeros – dice alzando la voz por encima de los diálogos cruzados -, caballeros. Portaros como tal y no como un grupo de adolescentes cabreados. Si a la primera de cambio os enzarzáis como verduleras voy a retirar mi colaboración.
   Poco a poco el silencio vuelve a adueñarse de la sala. La moderadora retoma la dirección.
- Recopilo lo que ha pasado en los últimos minutos. Jacinto ha presentado una sugerencia sobre la posible relación entre el robo e internet. Y Michel, partiendo de esa idea, ha propuesto darle prioridad en el debate. Como en la tormenta, no de ideas sino de gritos, que habéis montado ha quedado demostrado que hay opiniones dispares haremos lo más civilizado. Votaremos – y al ver que Bernal pretende hablar le corta de raíz -, y no admito una palabra más sobre la cuestión u os quedáis más solos que los de Tudela – apostilla, rememorando la popular jota cuya letra dice: Nos han dejao solos a los de Tudela… -. Vamos a ver: votos a favor de que lo primero a debatir sea la relación del robo con internet.
   Tres manos se levantan. Las de Grandal, Blanchard y la propia Martín-Rebollo.
- Señores, la propuesta de Michel basada en la aportación de Jacinto cuenta con mayoría absoluta. Fin de la discusión. Dada la hora que es, creo pertinente que dejemos para esta tarde la continuación del debate.
   Almuerzan en un restaurante cercano y durante la sobremesa, como profesionales que son, hablan de todo menos de la tarea que les espera. En la sesión vespertina, la moderadora pone sobre la mesa la propuesta votada al final de la mañana:
- Tenemos la certeza de que las piezas robadas son copias y creíamos que la banda que las robó estaba formada por profesionales. ¿Cómo se compadece eso conque nadie de la banda navegara por la red antes del robo? ¿Quién toma la palabra?
   Blanchard es el primero que levanta la mano.
- Ese increíble fallo en la planificación del robo es algo inexplicable y además contradictorio. Me explico: no cabe duda que el robo fue una acción cuidadosamente organizada. Los atracadores conocían la hora de la llegada del furgón blindado, sabían que el momento de la llegada del vehículo a las puertas del museo era un punto ciego en la vigilancia de las fuerzas de seguridad. Neutralizaron en minutos a los vigilantes armados del furgón y al personal del museo. En fin, que lo planificaron todo, salvo la muerte del vigilante de seguridad que podemos considerar como  accidental. ¿Cómo un planeamiento tan detallado puede irse al traste por un fallo tan monumental como no haber entrado en la red? El hecho de un error tan inexplicable como contradictorio me lleva a pensar que hay algo que no cuadra, que se nos escapa y ese algo que, confieso, soy incapaz de discernir podría ser clave en el esclarecimiento del caso.
   La intervención del galo provoca una cascada de comentarios, opiniones cruzadas y un rosario de nuevas preguntas, pero respuestas consolidadas muy pocas. De manera, que al finalizar la tarde en el folio del mural únicamente hay anotadas dos frases: No uso de internet por ladrones. Algo inexplicable y contradictorio. Así se cierra la primera sesión de la tormenta de ideas, con tan pobre bagaje.