"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

lunes, 5 de noviembre de 2018

*** Un fenómeno sociolaboral netamente español: los puentes


   No sé cómo están estructurados los calendarios laborales de los demás países, pero el español tiene una singularidad que, posiblemente, lo diferencian notablemente de todos los demás. Me refiero a la particularidad de los puentes que se forman al unir un día festivo con otro, o un fin de semana, y que se da necesariamente en días alternos. La explicación creo que no me ha quedado demasiado lúcida. Lo voy a describir con ejemplos, a ver si es más entendible. Un ejemplo de puente es cuando es festivo un martes y el lunes, si es laborable, se toma como festivo. Otro ejemplo: es festivo un viernes y el sábado, en caso de que sea laborable, se toma como festivo.
   En los países occidentales los puentes festivos o fines de semana largos son un fenómeno conocido, pero se dan en muy poco casos. Lo que hace que los puentes españoles sean una rareza es que aquí abundan como las setas en un otoño lluvioso. Y para que vean que es así les describo el calendario español del último trimestre del 2018. En octubre, el día 12 fue la Fiesta Nacional, naturalmente era una fecha festiva que como cayó en viernes la mayoría de la gente empalmó los días 12, 13 (sábado) y 14 (domingo). El primer puente del trimestre. En noviembre, el día 1 es la festividad de Todos los Santos que es un día festivo. Pues bien, muchos españoles empalmaron el día 1 (jueves) con el 2 (viernes), el 3 (sábado) y el 4 (domingo). Un hermoso puente de cuatro días que más que puente parece un viaducto. En diciembre el 6 es el Día de la Constitución, fiesta nacional. Les apuesto doble contra sencillo que millones de españolitos construirán un precioso puente enlazando el 1 (jueves) con el 2 (viernes), el 3 (sábado) y el 4 (domingo). Otro puentazo de cuatro ojos. No acaba ahí la cosa. El 25, como todos saben, es Navidad y este año cae en martes. Ya pueden imaginarse que el 24 (lunes) que en principio es laboral está sentenciado para convertirse en otro puente.
   Resumiendo lo anterior. En octubre hubo un puente de 4 días. En noviembre otro también de 4 días. En diciembre otro puente igualmente de 4 días, más otro de 2 días. Es decir, que en tres meses habrá 14 días de puente, de ellos 6 días laborales (bien es cierto que los sábados solo se trabaja en determinados sectores). ¡Y solo hemos contabilizado el último trimestre!
   El Instituto Nacional de Estadística calcula que en el año 2018 habrá empleados en España 19.210.000 de personas. Multipliquen esa cifra por las horas que se pierden con los puentes y la cifra que resulte debe ser alucinante. Naturalmente, los empresarios debían estar que trinan, pero no parece que sus quejas lleguen a buen puerto porque cambian los gobiernos, cambia la política sociolaboral, pero los puentes no se tocan; como mucho se retocan, pero poco. ¿Por qué? Porque en mi país costumbres tan arraigadas como la de los puentes tienen mucho peso, porque los puentes son un enorme estímulo para determinados sectores empresariales, porque los puentes mueven millones de personas yendo de acá para allá tanto en el territorio patrio como en el extranjero.
   Luego hay otros imponderables que hacen que los puentes sean, en buena medida, cuasi obligatorios hasta para aquella gente que se queda en su casa y no va a ninguna parte porque no quiere o no puede. Una institución que tiene mucho que ver con esa presión para la práctica de los puentes es el sistema educativo español. En nuestras guarderías, colegios, institutos y universidades la práctica de los puentes es algo habitual y casi sagrado. Y si sus hijos se quedan en casa en un puente, ¿qué puede hacer usted? Los que han de trabajar, sí o sí, han de echar mano de los abuelos, los tíos o cualquier otro pariente, en el supuesto de que los tengan. Como lo de los/las canguros es una práctica poco extendida en España, si no se tienen los comodines que mencionábamos no te queda otra que hacer puente aunque no seas partidario de ello.
   En todas las legislaturas surgen voces que hablan de que hay que acabar o, al menos, regular la práctica de los puentes. Bueno, eso es como hablar de construir el canal del Ebro para irrigar el levante hispano. Se viene hablando de ello desde el siglo XIX y en el XXI estamos con lo mismo. Temo que igual pasará con los puentes. Podría hablar mucho más de ese fenómeno sociolaboral tan español como son los puentes, pero no quiero hacer este post excesivamente largo. Lo dejo para otra ocasión. Y les diré una cosa para despedirme: tienen su encanto, los puentes, claro.