"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 18 de febrero de 2022

Libro III. Episodio 132. La tregua navideña

 

   A fines de diciembre, en la guerra se produce un hecho que parece encender una pequeña llama de esperanza: el papa Benedicto XV promueve una tregua de Navidad que los contendientes aceptan. El hecho desconcierta a algunos de los contertulios del casino y Julio quiere saber el por qué.

   -Pues porque se están aniquilando unos a otros como matarifes y ahora van y acuerdan que durante la Navidad todo va a ser poner buena cara y mandarse felicitaciones –explica el inefable don Mauricio.

   -La tregua o cese temporal de hostilidades es algo que se viene dando desde siempre –El comandante Liaño se ha puesto profesoral-. Por ejemplo, durante el asedio de Breda en el siglo XVII, el ejército español y el orangista firmaron una tregua de dos días que se cumplió a rajatabla.

   El malhadado año 1914 está finalizando con los combatientes, de la que ya llaman Gran Guerra, relajados ya que por unos días han dejado en paz los fusiles y hasta los aviones que por primera vez han sido utilizados en un conflicto bélico. Pasada la tregua navideña, el mundo conocerá que durante la misma se han producido algunos actos que bien podrían calificarse de antibelicistas, y que ponen en evidencia a los oligarcas y políticos pues suelen ser ellos y no la gente del común quienes provocan los enfrentamientos entre los pueblos. Algunos medios difunden que aprovechando la tregua, en la víspera de Navidad las tropas alemanas decoraron sus trincheras y cantaron el conocido villancico Stille Nacht. Al oírlo, los soldados británicos respondieron con villancicos en inglés, pero los actos de confraternización no acabaron ahí. Otros soldados salieron de las trincheras para estrecharse la mano y fumarse un pitillo, juntos. Cada bando ayudó al contrario a cavar tumbas y celebrar ceremonias en memoria de los caídos. Los combatientes intercambiaron comida y regalos que les habían enviado de sus casas y botones del uniforme para guardarlos de recuerdo, ¡y hasta llegaron a jugar un partido de fútbol! Ningún soldado quería seguir combatiendo, pero los políticos y los militares sí y amenazaron con castigar a quienes desobedeciesen. Con el nuevo año ambos bandos reanudan la carnicería. La bonhomía de los que estaban a pie de trinchera cedió paso ante los intereses bastardos de los poderosos.

   Los Carreño acaban el año mejor de cómo lo empezaron. Los niños siguen fuertes y sanos. El mayor, Álvaro, ha cumplido ocho años y al que siguen, con una diferencia de dos años mes arriba mes abajo, Pilar, Julián, Jesús y Eloísa; la última parece que ha superado los problemas de sus primeras semanas de vida. Económicamente, el balance anual es más positivo de lo que pintaba los primeros meses gracias a que Interplás ha aumentado su cartera de clientes.

   Como el devenir de la guerra parece incierto pues tan pronto lleva ventaja un bloque como el otro, Julio, al que no le gusta nada la incertidumbre, pregunta a Liaño.

   -Las fuerzas de ambos bandos parece que son muy parejas porque tan pronto ganan los unos como los otros, ¿qué opina usted, comandante?

 -Pues sí, amigo Carreño, es lo que parece; casi tantas batallas han ganado los de la Alianza como los de la Entente, pero por el momento los que parecen llevar la voz cantante son los teutones pues ya han invadido parcialmente Francia.

   -Si las fuerzas son tan parejas como apunta Carreño, entonces es que la guerra va para largo y eso, para el comercio y la industria en general y para los que tenemos comercios en particular, puede resultar catastrófico –comenta el ferretero.

   -Galiana, como dije hace unos días, mientras España se mantenga neutral que el conflicto se alargue no tiene por qué ser necesariamente malo para nuestra economía. De hecho, parece que las industrias vascas y catalanas están multiplicando sus exportaciones –replica Liaño.

   -Bueno, es posible que a vascos y catalanes les vaya bien con la guerra, pero las regiones en las que no hay industria, como es el caso de Extremadura, ¿qué van a sacar de la contienda? –inquiere Julio.

   -Seguramente, nada –quien interviene es Galiana-. En cambio no sé si se han dado cuenta de cómo están subiendo los precios. El último boletín que me acaba de mandar uno de mis proveedores me ha dejado de piedra, los precios se han disparado más del ocho por ciento. Y al paso que vamos más que van a subir.

   -Esta tierra bien cierto es que no cuenta con un tejido industrial de relieve, pero tiene otras riquezas, la agricultura y la ganadería y también tiene minerales que, aunque no demasiado abundantes, en caso de ser necesarios podrían exportarse; solo hace falta gente con empuje y visión de futuro –apunta Lavilla contestando al droguero.

   Ha comenzado 1915 y no parece que el conflicto mundial vaya a sufrir grandes cambios. Los ejércitos de la Entente continúan con las clásicas estrategias de interferir en las líneas de suministro enemigas, presionar los flancos e intentar desmoralizar y desgastar materialmente al enemigo con bombardeos. Estas tácticas, dadas las contramedidas alemanas, resultan un fracaso o al menos no conducen a ningún éxito significativo, pero si se abren inéditos capítulos en la historia de las guerras pues en la segunda batalla de Ypres se emplea por primera vez gas tóxico con dramáticos resultados, lo que supone que los ejércitos tengan que añadir las máscaras antigás a su arsenal defensivo.  

   En la siguiente semana, otra vez el ferretero Galiana se lamenta de no haber vendido ni una escarpia en los últimos días.

   -La gente anda tan azorada con la dichosa guerra que pocos compran y el dinero lo guardan por temor a que de la noche a la mañana quedemos todos en camisa. Y por si faltaba algo ahora se matan con el dichoso gas.

   -A mí me pasa lo que a Galiana –secunda Julio-, las ventas han caído de tal forma que he reducido mis viajes porque hay desplazamientos en que gasto más en gasolina que saco de lo que vendo. 

   -Es que las noticias de las últimas semanas no invitan al optimismo y supongo que eso influye en el ánimo de los compradores –opina Liaño.

   -Comandante, ¿y al final quién cree que ganará? –inquiere don Mauricio.

   -Mi querido amigo, las guerras se sabe cómo empiezan pero nunca cómo acaban. Y para que no todo sea hablar del maldito conflicto les informo que hoy es la fecha señalada para que se inaugure oficialmente el Canal de Panamá –les comunica Liaño que es con diferencia el mejor informado de la tertulia dado que no tiene nada mejor que hacer y además es poseedor de la única radio de galena de la ciudad-. Hoy se hará realidad un viejo sueño de la humanidad: unir dos océanos.

   -Bueno, eso ya lo hizo el Canal de Suez –rectifica el abogado.

   -Acaba de columpiarse, don Mauricio, el Canal de Suez lo que unió fueron dos mares: el Mediterráneo y el mar Rojo y no dos océanos –Liaño es picajoso y no le gusta que le enmienden la plana.

   Y así, un día y otro, se suceden las animadas tertulias del casino que ayudan a Carreño a tener una visión más clara de la evolución de la Gran Guerra, pero que poco le aportan para saber cómo superar el estado involutivo que está sufriendo el comercio en general y sus negocios en particular. Solo hay uno de ellos que parece si no remontar al menos si estabilizarse, Interplás que, tras el comienzo del conflicto y las primeras retiradas de encargos, ha ido recuperándose no tanto en su faceta de interiorismo, pero sí en la de electrificación pues la demanda de fluido eléctrico parece imparable. Y uno de los últimos e importantes encargos que ha recibido la empresa ha sido la del señor Joao Viqueira. El portugués, que ha hecho fortuna con su empresa de importaciones de su país natal y con la torrefacción y distribución de café, ha encargado a Interplás la decoración y electrificación de una gran casa que acaba de construirse.

   -Señora Julia, me han dicho que en cuanto a tratar sobre el presupuesto de la obra tengo que hacerlo con você –El luso se expresa correctamente en castellano, aunque a veces mezcla palabras de portugués-. Es la primera vez que hablo sobre temas de dinero con una mujer e isso me parece estranho.

   -Para todo hay una primera vez, señor Viqueira. Sobre el presupuesto todavía no me han llegado las cifras de todos mis socios, por ahora solo tengo las del ebanista. En cuanto lo tenga no se preocupe que iré a verle inmediatamente y se lo entregaré para su estudio.

   -Obrigado, señora Julia. Ah, desculpa, como viajo a mi país a menudo, si cuando venga no estoy le da el presupuesto a mi genro –Al ver el gesto de ignorancia de Julia, el luso se disculpa-. Perdone, ¿cómo se llama en español el marido de una hija?

   -Yerno.

   -Pues eso, si yo no estoy se lo entrega a mi yerno. Otra vez obrigado, señora Julia.

   ¿Su yerno?, de golpe Julia recuerda quien es el yerno del lusitano: Toni Cortés, lo que le lleva a evocar recuerdos y sensaciones de su juventud que ahora le parecen muy lejanos. Recuerda que en algún momento de su breve flirteo con Toni creyó que había encontrado a su príncipe azul, pero el supuesto príncipe resultó ser un tenorio de pacotilla que solo pretendía abusar de la candidez e ingenuidad de una jovencita poco ducha en lides amatorias. Afortunadamente, pudo darse cuenta a tiempo. También recuerda la ayuda que le prestó quien entonces solo era un amigo, piensa que quizá aquel día en que Julio, saliendo en su defensa, le atizó una paliza a Toni fue cuando comenzó a enamorarse del mañego. Deja de pensar en el pasado y se centra en el presente, el encargo de Viqueira les va a venir como anillo al dedo para remontar la cuenta de resultados de la empresa que se acercaba peligrosamente a cifras negativas.

   Y mientras, el mundo continúa viéndose azotado por un conflicto que lleva camino, sobre todo en el frente occidental, de convertirse en una guerra de trincheras que en muchas ocasiones están separadas unas de otras por menos de cien metros. Y que sigue provocando que la preocupación de Julio vaya en aumento mientras sus ingresos decaen.

 

  PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 133. A río revuelto, ganancia de pescadores