El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana ha admitido a trámite el recurso contencioso-administrativo contra
la aprobación del PAI de la Marina de Senillar. Lo que demanda el recurrente es
que la Sala de lo Contencioso declare no ser conforme a derecho y, en su caso,
la anulación de los actos y disposiciones de la Administración Pública en relación
con el referido PAI. Asimismo, solicita la adopción de medidas cautelares para
que cesen todas las actuaciones que se vienen realizando en la urbanización del
PAI, así como el restablecimiento de la situación previa y, si así fuera, la
indemnización por daños y perjuicios.
El directorio de BACHSA se reúne
urgentemente para estudiar la estrategia a seguir ante la definitiva
judicialización de su proyecto estrella. Ideas faltan, lamentos sobran.
-
¡Cómo coño hemos llegado a esto! – se queja un enfurecido Bricart.
- Esos
pichafrías de ecologistas tienen más peligro que un aizkolari loco con un hacha
en la mano pues – sentencia Arechabaleta.
- Ne capisco niente – se lamenta
Montofarni.
- ¿Y
tú, lumbrera, no dices nada? – inquiere Bricart dirigiéndose a Cardona.
Juan Antonio pasa por alto el ofensivo tono
del consejero delegado y se limita a explicar sus gestiones:
- Siguiendo
el consejo de la asesoría jurídica, nos vamos a batir en dos frentes, el
visible y el oculto. En el primero nuestros abogados han presentado al tribunal
un escrito pidiendo que la compañía pueda personarse en el proceso como persona
jurídica que ostenta un interés legítimo en el mismo, de esa forma conoceremos
de primera mano el desarrollo procesal del recurso, en el supuesto de que se
admita, y podremos controlarlo mejor. En el oculto, nos hemos puesto en
contacto con los de Territorio y Medio Ambiente y hemos quedado en que nuestros
letrados elaborarán un informe en el que la Consellería se apoyará para
elaborar el escrito de contestación alegando diversos motivos de incompetencia
y/o inadmisibilidad de la demanda. Nuestros asesores no se fían demasiado de la
competencia del equipo de abogados de la administración. Si eso no funciona y
el tribunal sigue adelante, nuestra gente volverá a redactar otro informe para
que los de Medio Ambiente contesten al escrito de demanda.
- Y a
todo esto, personalmente, ¿qué opinas? – pregunta Huguet directamente a
Cardona.
-
Siendo sincero, soy más bien pesimista, aunque con la justicia que tenemos
nunca se sabe. Lo que sí me quita el sueño es el otrosí de la demanda en la que
los recurrentes solicitan que el tribunal tome medidas cautelares. Como les
hagan caso, y perdonar la grosería, vamos de culo.
- Paese di merda – apostrofa el italiano.
En los poderes fácticos municipales la
reacción ante el contencioso tiene parecidos tintes que entre los constructores.
Tras ser citados, también de manera urgente, se reúnen los líderes de la coalición
que sustenta al equipo de gobierno, así como los representantes de BACHSA en la
localidad.
- ¿Me
puede explicar alguien qué está pasando? – es el alcalde quien formula la
pregunta, más bien retórica pues sabe muy bien qué está ocurriendo.
- Pues
que unos forasteros le han pegado una patada a los palos del sombrajo y lo
están echando todo a perder – contesta un enojado José Ramón Arbós.
- Esa
demanda se la van a cargar los tribunales, ya veréis – opina Guillem Armengol.
-
¡Ojalá sea así! – exclama Amador Garcés para añadir una nota pesimista -. Lo
malo es que los litigios se sabe cuándo empiezan, pero no cuándo acaban y luego
está lo de la maldición de la gitana: pleitos tengas y los ganes.
- Ya
veis a donde nos han llevado las manifestaciones de los chavales. ¡Maldita sea
su estampa! – despotrica Arbós.
Los chavales, a los que aludía Arbós, están
que tiran cohetes. Han montado una pequeña fiesta en el local que utilizan como
centro de reunión donde están brindando con la sangría que han preparado.
- ¡Por
la reconquista de la Marina! – es el brindis que propone un adolescente
levantando el vaso de plástico.
-
¡Porque la Marina siga siendo solo del pueblo! – propone otro.
Acabados los brindis, una de las muchachas
pregunta:
- Y
ahora, ¿nos conformamos con esto o tendremos qué seguir luchando? – el
interrogante va dirigido a todos, pero a quien mira es a Chelo Arbós.
- De
conformarnos, nada – responde Chelo -. Tormo me ha dicho que no hay que vender
la piel del oso antes de cazarlo; es decir, que primero habrá que esperar el
fallo de los jueces. Pero, además, el recurso presentado no es más que una
especie de aperitivo, según Pascual lo gordo vendrá a continuación.
- ¿Y
en qué va a consistir eso tan gordo? – inquiere la chica que ha preguntado
antes.
Lo que
la jovencita quiere saber, y a lo que Chelo Arbós no ha podido responder por la
simple razón de que no lo sabe, es algo que se está fraguando más allá del
pueblo. En el bufete que está llevando el contencioso se celebra una discreta
reunión en la que se encuentran, amén de los dos abogados encargados del
recurso, el vicepresidente de Ecologistas Valencianos en Lucha y Pascual Tormo,
quien todavía se está preguntando por qué motivo le habrán invitado. Uno de los
letrados explica cuál es el momento procesal de la demanda: el de cuando las
partes pueden solicitar a la Sala que se practiquen las pruebas necesarias para
esclarecer los hechos que consideren trascendentes para el fondo del asunto. A
ello añade una nueva información:
- Hay
otra cuestión más importante que la marcha del recurso. Hace unos días una
persona llamó al bufete para revelarnos que estaba en posesión, según manifestó,
de amplia información sobre un cúmulo de irregularidades de todo tipo que se
habrían producido en el proceso urbanizador en Senillar desde el primer día.
Que lo del PAI de la Marina no es más que la punta del iceberg.
- ¿A
qué clase de irregularidades se refería? – pregunta el representante de los
ecologistas.
-
Desde infracciones administrativas y técnicas hasta posibles casos de
prevaricación y cohecho y de otros presuntos quebrantamientos de la ley que
podrían estar tipificados como delitos.
- Eso
es muy gordo – opina el ecologista.
- De
momento no son más que presunciones, habrá que probarlas. Hemos quedado con el
informante para una posterior reunión en la que veremos qué datos nos ofrece y
qué credibilidad le damos.
- ¿Y
hasta qué punto os merece confianza ese misterioso informante? – inquiere Tormo
a quien parece que todo aquello no le sorprende demasiado.
- Por
eso estás aquí, para que nos ayudes a acreditar su fiabilidad. Y llegados a
este punto, tengo que rogarte – pide el letrado dirigiéndose al representante
de los conservacionistas – que nos dejes a solas con Pascual. Por mor de la
confidencialidad, nos hemos comprometido a no revelar el nombre del informador,
salvo a aquellas personas que, de algún modo, pudieran avalar sus datos.
El tan traído y llevado recurso también es
objeto de palique entre la gente de a pie que curra en los tajos de las
construcciones que, día a día y sin preocuparse por los avatares de la
justicia, expanden sus tentáculos por el término municipal de Senillar.
-
Estudiante, tú que eres hombre de letras, ¿qué nos puedes contar sobre el
pleito que los amigos de lo verde le han puesto al Ayuntamiento? – pregunta uno
de los compañeros de Sergio mientras se zampan el bocadillo.
- Poca
cosa, solo sé lo que se comenta en los corrillos. Lo que sí puedo decirte es
que no es un pleito sino un recurso contencioso y que no va contra el Ayuntamiento
sino contra la Consellería que aprobó el PAI de la Marina.
- Y en
el caso de que en ese recurso triunfen los que recurren o los recurridos,
¿nosotros vamos a ganar o a perder? – quiere saber otro.
- No
sabría qué decirte, la justicia puede ser muy complicada – Sergio, a quien el
asunto le importa un comino, no quiere extenderse en más explicaciones.
- Yo
sí lo sé – afirma con rotundidad Dimas -. Bueno, más que saberlo, me lo
supongo. Fallen lo que fallen los jueces, ganar, lo que se dice ganar, ganarán
los de siempre, los que tienen la pasta, que aquí son los constructores. Y
perder, lo que se dice perder, perderán también los de siempre, que aquí somos
los currantes. Oséase, todos ustedes vosotros incluido el que suscribe.