"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 11 de julio de 2014

4.24. Ganar, ganarán los de siempre

   El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha admitido a trámite el recurso contencioso-administrativo contra la aprobación del PAI de la Marina de Senillar. Lo que demanda el recurrente es que la Sala de lo Contencioso declare no ser conforme a derecho y, en su caso, la anulación de los actos y disposiciones de la Administración Pública en relación con el referido PAI. Asimismo, solicita la adopción de medidas cautelares para que cesen todas las actuaciones que se vienen realizando en la urbanización del PAI, así como el restablecimiento de la situación previa y, si así fuera, la indemnización por daños y perjuicios.

   El directorio de BACHSA se reúne urgentemente para estudiar la estrategia a seguir ante la definitiva judicialización de su proyecto estrella. Ideas faltan, lamentos sobran.
- ¡Cómo coño hemos llegado a esto! – se queja un enfurecido Bricart.
- Esos pichafrías de ecologistas tienen más peligro que un aizkolari loco con un hacha en la mano pues – sentencia Arechabaleta.
- Ne capisco niente – se lamenta Montofarni.
- ¿Y tú, lumbrera, no dices nada? – inquiere Bricart dirigiéndose a Cardona.
   Juan Antonio pasa por alto el ofensivo tono del consejero delegado y se limita a explicar sus gestiones:
- Siguiendo el consejo de la asesoría jurídica, nos vamos a batir en dos frentes, el visible y el oculto. En el primero nuestros abogados han presentado al tribunal un escrito pidiendo que la compañía pueda personarse en el proceso como persona jurídica que ostenta un interés legítimo en el mismo, de esa forma conoceremos de primera mano el desarrollo procesal del recurso, en el supuesto de que se admita, y podremos controlarlo mejor. En el oculto, nos hemos puesto en contacto con los de Territorio y Medio Ambiente y hemos quedado en que nuestros letrados elaborarán un informe en el que la Consellería se apoyará para elaborar el escrito de contestación alegando diversos motivos de incompetencia y/o inadmisibilidad de la demanda. Nuestros asesores no se fían demasiado de la competencia del equipo de abogados de la administración. Si eso no funciona y el tribunal sigue adelante, nuestra gente volverá a redactar otro informe para que los de Medio Ambiente contesten al escrito de demanda.
- Y a todo esto, personalmente, ¿qué opinas? – pregunta Huguet directamente a Cardona.
- Siendo sincero, soy más bien pesimista, aunque con la justicia que tenemos nunca se sabe. Lo que sí me quita el sueño es el otrosí de la demanda en la que los recurrentes solicitan que el tribunal tome medidas cautelares. Como les hagan caso, y perdonar la grosería, vamos de culo.
- Paese di merda – apostrofa el italiano.

   En los poderes fácticos municipales la reacción ante el contencioso tiene parecidos tintes que entre los constructores. Tras ser citados, también de manera urgente, se reúnen los líderes de la coalición que sustenta al equipo de gobierno, así como los representantes de BACHSA en la localidad.
- ¿Me puede explicar alguien qué está pasando? – es el alcalde quien formula la pregunta, más bien retórica pues sabe muy bien qué está ocurriendo.
- Pues que unos forasteros le han pegado una patada a los palos del sombrajo y lo están echando todo a perder – contesta un enojado José Ramón Arbós.
- Esa demanda se la van a cargar los tribunales, ya veréis – opina Guillem Armengol.
- ¡Ojalá sea así! – exclama Amador Garcés para añadir una nota pesimista -. Lo malo es que los litigios se sabe cuándo empiezan, pero no cuándo acaban y luego está lo de la maldición de la gitana: pleitos tengas y los ganes.
- Ya veis a donde nos han llevado las manifestaciones de los chavales. ¡Maldita sea su estampa! – despotrica Arbós.

   Los chavales, a los que aludía Arbós, están que tiran cohetes. Han montado una pequeña fiesta en el local que utilizan como centro de reunión donde están brindando con la sangría que han preparado.
- ¡Por la reconquista de la Marina! – es el brindis que propone un adolescente levantando el vaso de plástico.
- ¡Porque la Marina siga siendo solo del pueblo! – propone otro.
   Acabados los brindis, una de las muchachas pregunta:
- Y ahora, ¿nos conformamos con esto o tendremos qué seguir luchando? – el interrogante va dirigido a todos, pero a quien mira es a Chelo Arbós.
- De conformarnos, nada – responde Chelo -. Tormo me ha dicho que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo; es decir, que primero habrá que esperar el fallo de los jueces. Pero, además, el recurso presentado no es más que una especie de aperitivo, según Pascual lo gordo vendrá a continuación.
- ¿Y en qué va a consistir eso tan gordo? – inquiere la chica que ha preguntado antes.
   Lo que la jovencita quiere saber, y a lo que Chelo Arbós no ha podido responder por la simple razón de que no lo sabe, es algo que se está fraguando más allá del pueblo. En el bufete que está llevando el contencioso se celebra una discreta reunión en la que se encuentran, amén de los dos abogados encargados del recurso, el vicepresidente de Ecologistas Valencianos en Lucha y Pascual Tormo, quien todavía se está preguntando por qué motivo le habrán invitado. Uno de los letrados explica cuál es el momento procesal de la demanda: el de cuando las partes pueden solicitar a la Sala que se practiquen las pruebas necesarias para esclarecer los hechos que consideren trascendentes para el fondo del asunto. A ello añade una nueva información:
- Hay otra cuestión más importante que la marcha del recurso. Hace unos días una persona llamó al bufete para revelarnos que estaba en posesión, según manifestó, de amplia información sobre un cúmulo de irregularidades de todo tipo que se habrían producido en el proceso urbanizador en Senillar desde el primer día. Que lo del PAI de la Marina no es más que la punta del iceberg.
- ¿A qué clase de irregularidades se refería? – pregunta el representante de los ecologistas.
- Desde infracciones administrativas y técnicas hasta posibles casos de prevaricación y cohecho y de otros presuntos quebrantamientos de la ley que podrían estar tipificados como delitos.
- Eso es muy gordo – opina el ecologista.
- De momento no son más que presunciones, habrá que probarlas. Hemos quedado con el informante para una posterior reunión en la que veremos qué datos nos ofrece y qué credibilidad le damos.
- ¿Y hasta qué punto os merece confianza ese misterioso informante? – inquiere Tormo a quien parece que todo aquello no le sorprende demasiado.
- Por eso estás aquí, para que nos ayudes a acreditar su fiabilidad. Y llegados a este punto, tengo que rogarte – pide el letrado dirigiéndose al representante de los conservacionistas – que nos dejes a solas con Pascual. Por mor de la confidencialidad, nos hemos comprometido a no revelar el nombre del informador, salvo a aquellas personas que, de algún modo, pudieran avalar sus datos.

   El tan traído y llevado recurso también es objeto de palique entre la gente de a pie que curra en los tajos de las construcciones que, día a día y sin preocuparse por los avatares de la justicia, expanden sus tentáculos por el término municipal de Senillar.
- Estudiante, tú que eres hombre de letras, ¿qué nos puedes contar sobre el pleito que los amigos de lo verde le han puesto al Ayuntamiento? – pregunta uno de los compañeros de Sergio mientras se zampan el bocadillo.
- Poca cosa, solo sé lo que se comenta en los corrillos. Lo que sí puedo decirte es que no es un pleito sino un recurso contencioso y que no va contra el Ayuntamiento sino contra la Consellería que aprobó el PAI de la Marina.
- Y en el caso de que en ese recurso triunfen los que recurren o los recurridos, ¿nosotros vamos a ganar o a perder? – quiere saber otro.
- No sabría qué decirte, la justicia puede ser muy complicada – Sergio, a quien el asunto le importa un comino, no quiere extenderse en más explicaciones.
- Yo sí lo sé – afirma con rotundidad Dimas -. Bueno, más que saberlo, me lo supongo. Fallen lo que fallen los jueces, ganar, lo que se dice ganar, ganarán los de siempre, los que tienen la pasta, que aquí son los constructores. Y perder, lo que se dice perder, perderán también los de siempre, que aquí somos los currantes. Oséase, todos ustedes vosotros incluido el que suscribe.