"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 19 de noviembre de 2013

2.25. Una cosa es predicar y otra dar trigo

   La reunión mantenida con los consejeros de BACHSA y sus muñidores locales da mucho qué pensar a los dos representantes del Ayuntamiento que participaron en la misma. Antes de cerrar el acuerdo, el alcalde, Jaume Pellicer, y el concejal de urbanismo, Guillem Armengol, intercambian opiniones acerca de lo que les han explicado los constructores sobre el proyecto de promoción urbanística.
- Parece muy interesante lo que nos han contado esos pájaros, pero habrá que ver en que queda todo, porque una cosa es predicar y otra dar trigo – el alcalde no duda en echar mano de los refranes.
- Estoy de acuerdo contigo, Jaume, y tendremos que ir con los pies de plomo porque lo que proponen puede ser muy bueno para el pueblo, pero también puede quedarse en nada y, lo que es peor, hasta podría ser nuestra tumba política – especula Armengol.
- ¿Por qué nuestra tumba? – en la voz de Pellicer hay una mezcla de desconcierto y hasta de un cierto temor.

   Armengol se lo piensa antes de contestar y decide que no es momento de contarle a su eventual socio político todo lo que de verdad pasa por su su mente.
- Me refiero a que si el proyecto fracasa la gente nos pasará factura – aclara.
- Sí, claro, pero si el plan va adelante supondrá un chorro de millones para el personal y no te digo para la tesorería del Ayuntamiento que, como sabes, no tiene más que telarañas – replica el alcalde.
- No dudo que en principio, y sobre todo para los que tienen fincas – La alusión a los propietarios de bienes raíces va por el acalde que las tiene, y buenas, pues se casó con la heredera de una de las casas fuertes del pueblo -, el proyecto podría ser una mina, pero el resto de la gente ¿qué ganaría? Es posible que en los primeros años haya más puestos de trabajo y que el dinero circule con más alegría, pero también podría ocurrir que, al final, todo ello fuera una bomba de relojería para nuestros intereses políticos – contra argumenta Armengol.
- La verdad es que no acabo de entender tu pesimismo ni por qué pueden verse afectados nuestros intereses políticos – confiesa Pellicer.
- Piensa en lo que ha pasado en Benialcaide – apunta Armengol -, como antes pasó también en Albalat. Al principio del auge de la construcción aquello era una fiesta. Los dueños de terrenos los vendieron a precio de oro, sobraba el trabajo y todo iba sobre ruedas. ¿Qué es lo que vino después? Que ambos pueblos se llenaron de emigrantes que acabaron desplazando a la gente del país de los puestos de trabajo porque cobraban mucho menos, que los alquileres se pusieron por las nubes, que los precios se dispararon, en fin…, que todo aquello fue bueno para unos cuantos, los que ya vivían bien, pero para una mayoría, los que no tenían nada que vender salvo la fuerza de sus brazos, el resultado fue que terminaron siendo más pobres y con más problemas que antes. Esa es una posibilidad que los partidos de izquierdas, como es nuestro caso, hemos de valorar y por eso hablo de ir con los pies de plomo.
- Confieso que no había pensado en ese riesgo – se sincera un compungido Pellicer.
- En cualquier caso, creo que lo más prudente será que, antes de dar un solo paso, consultemos a nuestras directivas. Al menos, yo es lo que voy a hacer y hasta posiblemente convoque también al consejo político.
- Sí, creo que es una buena idea. También yo hablaré con mi gente.

   El alcalde decide plantear a la comisión ejecutiva de su partido la propuesta presentada por los representantes de BACHSA de urbanizar el litoral de Senillar. Como suele hacer habitualmente, antes de hablar con su directiva cambia impresiones con Amador Garcés, su asesor áulico.
- Bueno, Amador, ya vi en la reunión que parecía que estabas muy de acuerdo con el plan que nos propusieron los empresarios, pero de ti para mí ¿qué opinas de verdad de toda esta ensalada?, ¿tú crees que para el partido será bueno?
- Ni lo dudes, Jaume, ni lo dudes. Es lo mejor que nos ha podido ocurrir. Es algo así como si aquí hubiesen descubierto petróleo o una mina de plata, con la diferencia de que los filones terminan agotándose, en cambio lo que construyan quedará aquí para siempre. Este proyecto será un chollo, no sólo para el pueblo sino también para el partido.
- Pues Armengol no lo tiene tan claro. Dice que esto puede ser una bomba de relojería para nuestros partidos.
- ¿Y en qué se basa el granuja de Armengol para sostener semejante opinión?
- Dice que es posible que esto se llene de emigrantes  y de trabajadores de media España y que si muchos de ellos terminan quedándose pueden quitar el trabajo a la gente del pueblo, que todo será mucho más caro y eso nos podría perjudicar a la hora de las elecciones.
- Veamos, Jaume. Analicemos el argumento de Armengol. Lo de que vendrá mucha gente de fuera es algo absolutamente seguro en cuanto comiencen las obras. Y tienen que venir a la fuerza porque con el peonaje de aquí no habrá ni para empezar dada la carga de trabajo que supondrá solamente lo que, en principio, planean construir, pero de ahí a que la gente del pueblo termine sin trabajo media un abismo. ¿Por qué? Porque durante un porrón de años habrá faena para dar y tomar. Y lo más importante: soy yo a quien conocen los promotores, soy yo quien los va a representar. Y, naturalmente, ya me encargaré de que los trabajadores del pueblo tengan prioridad a la hora de la contratación. O sea, que esa parte del razonamiento de Armengol, como ves no se sostiene. En cuanto a que si todo se puede poner más caro, pues es posible, pero mientras el personal tenga su paga mensual segura, ese será el menor de los problemas.

   Garcés calla un momento, mientras su fértil mente busca nuevos argumentos. En cuanto los ha hilado prosigue:
- Lo que el listo de Armengol no te ha contado son las verdaderas razones de sus temores. Como he dicho, es más que probable que vendrán emigrantes y trabajadores de fuera. Unos, quizá los menos, se empadronarán. Pues bien, esa gente de fuera a la hora de las elecciones municipales ¿tú crees que van a votar al partidillo de Armengol? Empezarán por preguntar qué coño es eso del UNES y cuando sepan lo que ese partido defiende no creo que ni una sola papeleta vaya a los uneros. ¿Tú crees que algún emigrante sabe quién coño fue Joan Fuster? Eso es lo que de verdad le quita el sueño. En cambio, la gente que se quede, que serán casi todos albañiles, encofradores, escayolistas; es decir, peonaje, ¿a quién votarán? Pues al partido de los obreros, o sea, a nosotros. Es más, ojalá se empadronen muchos. Sería la mejor manera de que tengamos mayorías absolutas en los próximos cincuenta años. Es decir, que de una tacada no sólo nos libraríamos de esas sanguijuelas que capitanea Armengol, sino que también nos cargaríamos a los gilipollas del PP. Mataríamos dos pájaros de un tiro. Eso también le produce pesadillas a Armengol, que seguro que lo ha pensado.
- La verdad es que explicas las cosas con tanta claridad y tan bien que da gusto oírte. No sé si sabré contárselas igual de bien a los de la comisión ejecutiva. Por eso no te preocupes, Jaume. Convócame cuando reúnas a los compañeros y ya me encargaré de que todos comprendan el momio que nos ha caído encima. Además, hay otro aspecto del plan que va a favorecer mucho, ¿qué digo?, muchísimo, a los que, como tú, yo y otros compañeros del partido tenemos propiedades. Vamos a poder vender nuestras fincas de secano, que ahora valen bien poco, como si fueran de regadío del mejor.
- Eso último sí que lo ha dejado caer Armengol – apostilla el alcalde -. Y además con retintín.
- Claro, como él no tiene ninguna la envidia lo debe corroer por dentro - Garcés duda sobre si ahondar más en explicarle los cuantiosos y oscuros beneficios que, sin duda, aportará la urbanización de la costa, pero al final decide que para hoy es suficiente, será mejor contar todo el plan a su correligionario en pequeñas dosis, que los mejores perfumes se venden en frascos pequeños.