"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 4 de febrero de 2022

Libro III. Episodio 130. No hay quinto malo

 

   Charlando con Julia, Maribel le cuenta un cotilleo sobre unos antiguos conocidos, los Granados de Mérida, y le pregunta si se acuerda de ellos, sobre todo del hijo.

   -Como no me voy a acordar, si en el cotillón de las doce uvas del Círculo al que asistí hace años recordarás que fue quien me llevó al baile. ¿Qué ha sido de él, al fin encontró una pareja a su gusto?, lo digo porque a mí maldito el caso que me hizo aquella noche.

   -No me extraña que no te lo hiciera, realmente no nos lo hacía a ninguna. Entonces ya se rumoreaba, pero con los años se destapó, ¡el Granados hijo salió gay! –Es la primera vez que Julia oye tal palabreja.

   -¿Qué es gay?

   -Es como los anglosajones, que son muy remirados con el lenguaje, llaman a los mariquitas.

   -¿Quieres decir que… -Julia ha de pensar para escoger la expresión menos vulgar- es de los de la acera de enfrente?

   -Sí, hija, sí. Antonio Jesús es un julandrón, una loca de muchas plumas que por lo que cuentan hasta se trasviste de mujer.

   -¡Jesús, María y José! –se escandaliza Julia.

   -No seas antigua, Julia. Cada quien es dueño de su cuerpo y hace con él lo que le pete.

   -Si tú lo dices… -apostilla la matrona muy poco convencida.

   -Han discurrido ya once años desde aquel cotillón, como pasa el tiempo… Pues como decía, Macarena me contó que el viejo Granados se casó no hace mucho, con casi setenta años, con una vieja solterona de Villanueva de la Serena con fama de ser una de las mayores fortunas de las Vegas Altas. Y que tras la luna de miel se fueron a vivir a Sevilla donde el viejo Granados, a pesar de sus años, es el que cierra los tablaos y mancebías de las noches sevillanas. Y mientras su hijo va de pitiminí.

   A Julia no le interesa lo que cuenta Maribel sobre el viejo Granados, pero sí le ha impactado lo que ha dicho sobre el hijo. Pese a los años pasados se horroriza al pensar que estuvo entre los brazos de un afeminado, por mucho que con ella se mostró correcto en todo momento. Va recordando detalles y comienza a explicarse el comportamiento de Antonio Jesús al que tras aquella noche, de la que por otra parte guarda un grato recuerdo, le calificó como un blandengue, pero resulta que era algo más.

   Casi coincidiendo con la finalización de 1913, se completan las obras de remodelación de la casa solariega de los del Pino que en ese momento vuelven a estar en Madrid. Antes de irse, Julia ha estado cambiando impresiones con Maribel quien le ha dicho que para Navidad volverán y que piensa dar un baile al que invitarán a lo más selecto de la sociedad placentina. Así es como ha decidido dar a conocer la remozada casona.

   -Creo que es una gran idea, Maribel. Vas a ser la envidia de toda la ciudad. Nadie, ni los Sotomayor, ni los Orellana, ni los Benavente…, nadie de la ciudad tiene una casa como la tuya. Los vas a dejar a todos patidifusos.

   -Patidifusos no sé, pero amarillos de envidia seguro. Imagino que para entonces estará todo en perfecto estado de revista.

   -Por descontado, Maribel, solo falta ultimar pequeños detalles y luego la limpieza general, pero déjalo de mi cuenta, la casa va a quedar como los chorros de oro.

   -Se me olvidaba, ¿quieres venir al baile?, con tu marido, claro.

   -Muchas gracias, Maribel, ¿pero adónde voy con esto? –y Julia se señala el vientre.

   -Sí, comienza a notarse, ¿para cuándo lo esperas?

   -Para principios de junio.

   En el entorno de la aristocracia y la burguesía placentina el hecho de los cambios en la vetusta casa de los del Pino no ha hecho más que magnificarse a medida que van pasando los días. Julia ha tenido buen cuidado de que no entre nadie que sea ajeno a la obra, con lo que ha conseguido que la gente solo sepa cómo está quedando el interior de la mansión por lo que cuentan los obreros y artesanos que allí trabajan. A través de sus socios, Julia ha hecho correr la especie de que la remodelación de la casona se ha hecho siguiendo los patrones de la decoración del Titanic –lo que no deja de ser una exageración-, y como el hundimiento del trasatlántico ha ido generando noticias sin fin que han dado la vuelta al mundo ello ha provocado que media ciudad esté ansiosa por ver como ha quedado la vieja mansión. Ha habido personas, que por ser conocidos o clientes de sus tiendas, han pretendido que les dejen echar aunque sea un vistazo; Julia se ha escudado en un pretendido mandato de los del Pino de que nadie puede ver la casa sino lo autorizan los dueños. Con lo cual, la expectación crece sin parar. Algo que Julia no había previsto, pero que ha resultado ser uno de los mayores alicientes en la remodelación, ha sido la instalación de la luz eléctrica, no en vano va a ser el primer hogar de la ciudad que va a estar electrificado.

   Llega la última década de diciembre y el matrimonio del Pino vuelve a la ciudad y a su remodelado hogar. Tras pasar la Navidad, comienzan a mandar invitaciones para el baile que van a organizar en Nochevieja en su remozada casa-palacio. En la relación de invitados están todos los que son alguien en Plasencia y por supuesto todas las familias de rancio linaje. Puesto que el aforo de la mansión pese a ser amplio es limitado, no son invitadas algunas de las nuevas fortunas de la localidad, pero que no cuentan con el suficiente pedigrí, lo que provoca más de un enfado a lo que la pareja del Pino-Quirós no le da mayor importancia. La noche de fin de año, la casona de los del Pino reluce como una gema. El baile es todo un éxito, y los invitados se deshacen en elogios sobre cómo ha quedado lo que antes era un caserón vetusto y parcamente decorado. El día de Año Nuevo no se habla de otra cosa en los mentideros de la ciudad: el antiguo caserón de los del Pino se ha convertido en una mansión digna de ver, parece un palacio de cine. Y lo de la luz eléctrica resulta asombroso, no hay más que dar un cuarto de vuelta a un interruptor y donde antes había oscuridad el espacio se llena de claridad, en las lámparas se encienden unas bombillas que despiden luz, pero ni humean ni la luz vacila como ocurre en las lámparas de gas. ¡La electricidad, qué maravilla! es la exclamación que recorre la ciudad. 

   Pasadas las fiestas navideñas, Julio lee en uno de los diarios del casino una noticia que sabe que a su madre le encantará. Sin pensarlo dos veces, y tras echar un vistazo a su alrededor, corta la página y se la mete en el bolsillo.

   -Mira lo que te he traído, madre –y le enseña la página que además lleva una ilustración.

   -No tengo las gafas, léemela, por favor.

   Julio lee: El pasado 7 de enero, la grúa flotante Alexander La Valle realizó el primer tránsito completo por el Canal de Panamá, la vía de navegación interoceánica entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico y que atraviesa el punto más estrecho del istmo de Panamá con una longitud de 82 kilómetros. Sin embargo, los buques no podrán usar el canal hasta que no se completen todas las infraestructuras adyacentes. El canal está considerado como una de las mayores obras de ingeniería del siglo XX. Funciona a través de esclusas que elevan los barcos a 27,5 metros sobre el nivel del mar, para después descenderlos hasta el nivel del Pacífico o el Atlántico.

   -Me encantaría poder verlo. Ahora no habrá que cruzar el peligroso estrecho de Magallanes. Gracias, hijo. Noticias como esas son las que hacen que valga la pena vivir.

   Tras los primeros días de 1914 algunas de las acaudaladas familias de la ciudad comienzan a llamar a la oficina de Interplás. Los socios han tenido la previsión de alquilar una planta baja en la que de momento solo hay una antigua alumna de doña Pilar que hace las veces de secretaria de la empresa. Lo más destacado del local está en el exterior, donde una placa exhibe un rótulo que dice: Interplás. Interiorismo e instalaciones eléctricas. Julia se ha apercibido que la electricidad será lo que mayor número de clientes les deparará, de ahí el rótulo. Rápidamente, la empresa capitaneada por Julia comienza a firmar contratos para remodelar algunas casas, generalmente destartaladas y obsoletas, de algunas de las familias pudientes de la localidad. Aunque la mayoría de clientes se inclinan solamente por electrificar sus hogares. Por eso, Interplás ha de extender el contrato por obra con los electricistas de Talavera para que presten sus servicios para obras concretas.

   Un día de marzo, al llegar Julio al casino encuentra a sus contertulios enzarzados en una fogosa discusión. El motivo es la noticia, que insertan los periódicos que tienen abiertos sobre la mesa, de la creación por un Real Decreto de la Mancomunidad Catalana, una institución que agrupará las cuatro diputaciones de Cataluña en un único ente regional, y que ha sido promovida por el político y escritor Prat de la Riba dirigente de la Lliga Regionalista.

   -Es increíble que el gobierno haya podido tragarse esa rueda de molino. ¿Es que no se dan cuenta que lo que pretenden los burgueses de la Lliga es independizarse de España? –se pregunta un tertuliano. La mayoría de los asistentes asienten, algo que a Julio no le sorprende porque todos tienen muy claro que la unidad de España no debe romperse.

   -La Mancomunidad no traerá más que problemas, solo va a ser un instrumento al servicio de la burguesía catalana –redunda otro. Opinión que tampoco sorprende a Julio, pues su autor pasa por ser socialista.

   -Cuantas más concesiones se hagan a la burguesía catalana mayores serán sus exigencias. Ahora han pedido un dedo, luego querrán la mano, después el brazo y… acabarán pidiéndolo todo –profetiza el comandante Liaño.

   El uno de junio, Julia pare a su quinto hijo. Cuando ponen al bebé en sus brazos, se sobrepone al dolor del parto y sonríe, por fin Pili tendrá otra hermanita. La criatura parece poquita cosa pero sus vagidos son estridentes.

   -Otra boca que alimentar –se lamenta la abuela materna.

   -Ya sabes lo que se dice entre los taurinos: no hay quinto malo -afirma Etelvina que ha vuelto a ejercer de partera.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 131. Magnicidio en Sarajevo