"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 1 de marzo de 2024

Libro IV. Episodio 37. ¡No pasarán!

   Al tiempo que en Madrid se está dilucidando la batalla que puede ser decisiva, Álvaro continúa el patrullaje con el Cabo Home, al que suelen acompañar otros dos bous armados, el Ferrolano y el Chamorro. El placentino, después de su experiencia comandando los bous, ha elevado una memoria a su superior orgánico en la que recoge que los pesqueros deberían estar mejor artillados y para ello sería necesario que se les dotara al menos de un cañón más y que, dada su estructura, su mejor emplazamiento sería en proa. No ha tenido ningún enfrentamiento con la flota enemiga y su acción más destacada en este final de año ha sido proteger la entrada en Ferrol de un convoy de tropas. Algo que le ha llamado la atención, porque se trata de un requisito nuevo, es que desde Personal le han comunicado que a partir de ahora debe añadir en los escritos oficiales de índole personal una posdata que indique <<no estar procesado ni sujeto a información>>. Comenta la novedad con el comandante del Ferrolano, que le cuenta el motivo de dicha posdata.

   -En la Comandancia se ha creado una nueva sección a la que llaman la Segunda-bis de Estado Mayor, encargada de los servicios informativos y una de sus actividades es elaborar fichas de todos los comandantes, oficiales, suboficiales y marinería de la flota, y cuando encuentran a alguien sospechoso de estar a favor de la República o que pertenece o ha pertenecido a un partido de izquierdas, a un sindicato o a una asociación non sancta le abren una ficha y pasa a estar sujeto a información. ¿Te acuerdas de Jorge Gandarias, al que tuvimos de profesor de astronomía? Pues por  escalafón le tocaba ascender a corbeta, pero sigue de teniente de navío. Dicen que le han congelado la carrera por ser masón.

   El ataque a Madrid de las tropas nacionales se topa con la firme oposición de los defensores. Se lucha en la sierra madrileña, en los barrios de Carabanchel y Vallecas, pero donde los enfrentamientos son más enconados es en la Casa de Campo, el Puente de los Franceses y la Ciudad Universitaria, lugares en donde republicanos y brigadistas hacen retroceder a los nacionales. Cotas como el cerro Garabitas pasan de unas manos a otras tras sangrientos combates. Por ello, a la capital siguen llegando más fuerzas de otros puntos de España.

   -La radio –cuenta Julio a sus hijos- ha dicho que han llegado los batallones anarquistas de Cipriano Mera y también la famosa columna Durruti, que ha sido una de las que derrotó a los nuestros en Barcelona.

   El mando supremo de las fuerzas que defienden la ciudad sigue estando en manos del general Miaja y del comandante Rojo, jefe de su Estado Mayor, pero quienes más suenan en los medios son los comandantes brigadistas, la mayoría salidos de las milicias, y cuyos nombres pronto se hacen populares: Vega, Bueno, Líster, Galán, Kléber, Mera, Modesto, Enciso, El Campesino… Asimismo, en la facción nacionalista hay jefes cuyos nombres aparecen a diario en el parte: Yagüe, Asensio, Castejón, Barrón, Tella, Delgado, Mizzian, Ríos Capapé…

   De aquello del Madrid caerá como una fruta madura se llega al No Pasarán, consigna que enseguida se hace famosa en todo el mundo. El apoyo decidido de una mayoría de madrileños, la aparición de las Brigadas Internacionales y de los Batallones anarquistas y el hecho de conocer los planes del enemigo se conjuran para que el primer asalto de las fuerzas nacionales fracase con un alto coste en vidas por ambas partes, pues en más de una ocasión se ha llegado al combate cuerpo a cuerpo. Los tres amigos de la tertulia, en las actuales circunstancias, han decidido no reunirse y esperar al desenlace de la batalla.

   El 15 de noviembre, los Carreño oyen la artillería de los asaltantes.

   -Han vuelto a comenzar los ataques, todo el mundo a la cueva –ordena Julio.

   -Pero, papá, tengo que abrir la farmacia –objeta Pilar.

   -¿Crees que la gente está como para comprar aspirinas cuando están pegando tiros a menos de un kilómetro de aquí? –Ironiza Julio-. A la cueva.

   Al otro lado del Manzanares, las fuerzas de Varela han iniciado un nuevo asalto. La ofensiva ha cogido desprevenidos a los defensores, pero el ataque asaltante queda detenido al encallarse los tanques en el lecho arenoso del río. Los republicanos vuelan puentes y refuerzan la retaguardia con barricadas. Desde la cueva, los allí guarecidos oyen el paso por la Gran Vía de los refuerzos que se dirigen a la Ciudad Universitaria cantando y gritando consignas como la ya popular de No Pasarán y Madrid será la tumba del fascismo, esta última atribuida a La Pasionaria.

   -Papá, eso que repites de que Madrid caerá como una fruta madura, parece que no está tan claro –se chancea Pilar que, a veces, le gusta bromear a costa de su padre.

   -Esto no ha hecho más que empezar, veremos qué ocurre dentro de unos días –replica Julio.

   Tras sangrientos ataques, los nacionales logran vadear el Manzanares y se dirigen a la Universitaria. La noche se llena de disparos y bombardeos que perturban el sueño de los vecinos resguardados en la cueva de la farmacia. El día siguiente, el primer parte que escucha Julio de Radio Sevilla informa que las tropas de Asensio han tomado la Casa de Velázquez y la Escuela de Ingenieros Agrónomos, mientras la aviación nacionalista castiga la zona de los paseos de Rosales y Moret y la orilla izquierda del Manzanares.

   -Los tenemos aquí al lado –susurra Ramírez que también ha venido junto con su esposa a refugiarse en la cueva.

   -Esta vez sí que pasarán –afirma Julio.

   De momento no pasan, pero sí se produce otro avance de las tropas atacantes que toman parcialmente el Hospital Clínico. Los combates llegan hasta la puerta de la farmacia pues algunos tabores de regulares irrumpen en la Plaza de España, aunque la incursión pronto es abortada. Julio está empeñado en poner en la puerta de la farmacia una bandera rojigualda que ha mandado confeccionar a Paca, pero Pilar le quita la idea.

   -Papá, poner la bandera ahora es una locura.

   -Es la manera de que sepan los atacantes que somos de los suyos, así respetarán la casa.

   -Pero, como no tomen hoy Madrid, mañana nos darán el paseo a todos. ¿Es eso lo que quieres?

   Durante varios días, en los destruidos edificios universitarios, las fuerzas oponentes ocupan diferentes plantas del Clínico, arrojándose bombas de mano por ventanas y escaleras. La confusión de la batalla es tal que no se sabe con certeza cuál es la línea del frente. Muchas de las calles del barrio de Arguelles hasta Plaza de España, se obstruyen con barricadas. Los Carreño pasan más tiempo en la cueva que en casa y en cuanto a la farmacia, no han vuelto a abrirla desde hace días. Hoy, a media mañana, oyen unos fuertes golpes en la puerta de la botica y alguien, a grandes voces, grita:

   -¡Abrid la puerta, compañeros, abrid la puerta o la echamos abajo!

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 38. De notario a sanitario