Los silencios
siempre tienen fecha de caducidad, así le ocurre al causado por la pregunta de
Felipe Muñoz sobre quienes son partidarios de establecer contacto con Curro
Salazar una vez descubierto su actual paradero. Uno tras otro los reunidos van levantando
la mano, entre ellos el exconsejero que además precisa:
-Mi voto afirmativo está condisionado a saber cuál
será la contraprestasión que se le ofresca.
-Bien, pero ahora la cuestión no es esa. Lo que hay
que plantearse es: ¿quién será el que le ponga el cascabel al gato –pregunta el
letrado que, al ver algún gesto de incomprensión, aclara-; es decir, ¿quién se
pondrá en contacto con Salazar?
La cuestión
que plantea el abogado sume al grupo en otra pausa silenciosa. El silencio se
va espesando hasta que, nuevamente, ha de ser el anfitrión quien lo rompa y lo
hace respondiendo indirectamente a la pregunta formulada por Rivera:
-Estoy pensando que probablemente siete seamos
demasiados para llevar a cabo lo que podríamos llamar la fase preparatoria de
la estrategia a seguir. Dos o, como mucho, tres personas sería un grupo más
operativo para estudiar quien se pone en contacto con Curro, y además qué
proponerle, cómo, cuándo, etsétera. Puesto que he sido yo el que ha montado
esta reunión, me veo en el deber de presentarme como voluntario para ese comité
operasional. ¿Quién más se apunta?
El exdirector
de IDEA es el primero en levantar la mano y, con cierta renuencia, también termina
alzándola el abogado. El exconsejero vuelve a intervenir para precisar:
-Con el buen entendimiento que ese comité no tendrá en
prinsipio ningún carácter ejecutivo, sino que se limitará a presentar
propuestas al resto.
-Por supuesto, nos limitaremos a diseñar una
estrategia y proponerla a la totalidad del grupo –confirma Muñoz.
Y así es como
se forma el primer comité cuyo cometido es negociar con Curro. Lo que todavía no
está definido es que clase de negociación.
Unas horas después de haber terminado la
reunión urdida por Felipe Muñoz, en ciertos círculos muy concretos de la
sociedad sevillana se está comentando la última noticia que afecta al caso ERE:
ha reaparecido Curro Salazar. Las versiones sobre la reaparición difieren considerablemente,
solo coinciden en que el exsindicalista ha dado nuevamente señales de vida,
algo que tiene su importancia puesto que en algún momento se le dio por
fallecido. Se cuenta que si ha sido visto en Madrid en el aeropuerto Adolfo
Suárez-Barajas tomando un avión para Brasil, otra versión dice que alguien se
ha tropezado con él en la estación sevillana de Santa Justa subiéndose al AVE a
Madrid, otros aseguran que está descansando en la onubense playa de Punta
Umbría y hasta hay quien afirma haberle visto tomándose unos finos en su pueblo
natal, Zahara de los Atunes. De momento, solo algunas personas concretas y con
estrechos contactos en la Junta de Andalucía conocen el paradero exacto del
fugitivo: Torrenostra. Asimismo, se ha conocido las dos propuestas que han
surgido del grupo que acudió a la invitación de Muñoz. Propuestas a las que se
han añadido muchos y diferentes matices, desde los que piensan que el dinero es
el mejor medio para taparle la boca hasta los que insisten en que la mejor
solución para que no cante es darle una buena paliza y dejarle bien clarito que
si se va de la lengua puede terminar en el fondo del Guadalquivir con una
cadena de ancla atada al cuello.
Además de los que, debido a sus problemas
judiciales, están interesados en saber dónde se esconde Curro, también lo están
quienes en otro tiempo le tuvieron cariño, como su mujer, o los que le siguen
teniendo afecto como el viejo sindicalista Pepote el Salvaculos, el hombre que
le aconsejó que se fuera de Sevilla. Y en el mismo caso se supone que está Rocío
Molina, su amante de los tiempos dorados.
En el que fue hogar de Salazar la noticia de
su reaparición causa una profunda conmoción cuando el hijo mayor, visiblemente
nervioso, la cuenta:
-Mama, me
acaba de desir la mujer de Juan Simón, el que fue director de Mercasevilla, que
han visto al malnasío de tu marido en una playa de la Costa de Asahar.
-Fransisco
José, el malnasío de mi marido es tu padre, por tanto no debes hablar de él de
esa manera. Te guste o no llevas su sangre.
-Pues bien
que reniegas de él y buenas llantinas que has tenío por su culpa.
-Una cosa no
quita la otra. Sigue siendo tu padre.
-Será mi
padre si tú lo dises, pero tal y como se ha portao con nosotros es como para
maldesirle un millón de veses. Y hay gente en Sevilla que prefiere verle muerto
antes que vivo. Mala puñalá le den. Y ensima, nosotros pasando fatigas para
llegar a fin de mes y él gastándose la guita en putas.
Mientras el hijo se deshace en denuestos
contra el autor de sus días, la madre está cavilando.
-¿Sabes
qué?, estoy pensando que lo mismo ignora que se ha descubierto su escondite. Si
le avisamos quisás se ablande y nos dé algo del mucho parné que según cuentan
tiene. En cambio, si lo meten en el trullo no podrá darnos ná porque le
quitarán la pasta o no tendrá ocasión de ir a por ella, porque la debe tener
bien escondía. Piénsalo, hijo, tu podrías haserlo.
-¿Haser qué?
-Ir a verle
antes de que le pongan los grilletes, avisarle de lo que ocurre y de paso
contarle las fatiguitas que estamos pasando. Tu padre no es mala gente, lo que
le pasó fue que cuando se vio con tantos dineros se le fue la olla, pero igual
le ha vuelto el sentío común. Únicamente veo un pero a lo que estoy proponiendo,
¿de dónde sacaremos la guita para el viaje?, porque eso de la Costa de Asahar
debe estar en algún sitio del extranjero donde veranea la gente de posibles.
A la examante de Curro le llega la noticia
del paradero a través del viejo sindicalista Pepote.
-Malas
notisias, Rosío, han localisao al Curro. Parese que está en una playa de la
provinsia de Castellón. Veo que no me hiso caso, yo le aconsejé que se fuera lo
más lejos posible de Sevilla, mejor si era al extranjero, pero al final s´a
quedao en España y, claro, han acabao descubriéndolo.
-¿Y qué le puede
pasar? – pregunta Rocío, a quien la noticia no ha parecido alterarla.
-Pues que la
juesa, más pronto que tarde, le echará el guante. Si me he enterao yo que soy
el último de la fila eso quiere desir que a estas horas la polisía también debe
saberlo. Y si no se da el piro antes de que lo trinquen de nuevo está ves irá
al trullo y ¡cualquiera sabe cuándo podrá salir, si es que sale!
-¿Y qué
debería haser para que eso no pase? –pregunta Rocío que sigue sin mostrar
demasiado interés.
-Lo que te he
dicho, largarse de donde esté y cuanto antes mejor. Igual no sabe que le han
echao el ojo, por eso sería apropiao que alguien le avisase. Yo ya no estoy
para trotes, pero alguien joven como tú podría darle el soplo de que tome las
de Villadiego.
-¿Sabes qué,
Pepote? –La mujer se pone brava-. Por mí, a Curro que le vayan dando por donde
amarga el pepino. Desde que desaparesió no he vuelto a saber de él. Ni una
carta, ni una llamada, ni siquiera un mensaje de móvil. Y lo que es peor, las
transferensias que me hasía también terminaron. He tenido que buscarme un curro
antes de que se terminara la guita que había guardao. Tengo motivos más que
sobraos para desearle lo peor porque se ha portao como un marrano. Por eso no
seré yo la que le ayude a escapar.
-Pero
chiquilla, acuérdate de los buenos días que has pasao con Curro y de que te
tenía como a una reina, que eras la envidia de la mitá de las mositas
sevillanas.
-Pepote, de
recuerdos no se vive. Te repito, el Curro se ha portao como un puerco, me
prometió el oro y el moro y un mal día se hiso humo. Y así, para más de dos
años. Si me lo echara a la cara no sería para avisarle sino para exigirle que
me montara la peluquería que me prometió y que todavía estoy esperando.
-Acabas de
desir otro motivo de por qué te interesa ver a Curro antes de que los maderos
le echen el guante. Si lo meten en la trena no podrás sacarle un real. En cambio,
si continúa estando libre puedes hablar con él y…
El argumento del viejo sindicalista motiva que la mujer se
quede pensativa.
En otros cenáculos mucho más restringidos y
arcanos que el que montó Felipe Muñoz, también se discute sobre qué hacer con
Curro Salazar. Así ocurre con uno formado por funcionarios públicos que en su
día fueron altos cargos de la Junta de Andalucía y que lidera el exconsejero de
empleo Gabriel Salcedo. Este es partidario de intentar convencer al
exsindicalista para que se entregue a la justicia, previa negociación con la
fiscalía sobre la reducción de las posibles penas de prisión y pecuniarias. Le
quieren ofrecer todo tipo de ayuda. Todo ello a cambio de que sus declaraciones,
informes y, en su caso, entrega de pruebas fueran en un determinado sentido: la
mayoría de cargos imputados no hicieron más que acatar el ordenamiento jurídico
promulgado por el gobierno andaluz. Ellos se limitaban a cumplir la ley y
hacerla cumplir, algo que es el primer mandamiento de todo funcionario público.
Mientras por los cenáculos sevillanos vuela
la noticia del nuevo paradero de Curro que, por lo que parece, puede traer
cola, el interfecto, ajeno por completo a ello, se dedica a chicolear a la
joven rumana de la que anda encaprichado o no sabe si enamoriscado.
PD.- Hasta
el próximo viernes