"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 7 de enero de 2022

Libro III. Episodio 126. Nueva aventura empresarial

   En cuanto Julio llega a casa cuenta a su esposa lo que le ha comentado el comandante Liaño sobre un cierto miedo en la sociedad, lo que provoca que la gente compre menos.

   -Si es así, y parece que el comandante coincide conmigo, habrá que apretarse el cinturón –deduce Julia.

   -Estoy de acuerdo. Si no podemos aumentar los ingresos habrá que reducir los gastos. ¡Y yo que había pedido al concesionario de la Ford que me enviara el nuevo catálogo que acaban de editar para comprarme una furgoneta nueva!…Tendré que seguir con la Fiat –se lamenta Julio.

   -Todos tendremos que renunciar a algo. Por mi parte voy a dejar de buscar otra dependienta para la tienda de regalos pues pensaba dedicar más tiempo a los niños. A la pobre Paca comienzan a desbordarla.

   -Pero las dos renuncias que acabamos de comentar no supondrán una reducción real de los gastos. Tendremos que meter la tijera en otras partes –puntualiza Julio.

   -¿En qué estás pensando?

   -De entrada, este año no deberíamos veranear en Punta Umbría. El año pasado la temporada que pasasteis allí nos costó un pico.

   -Los niños lo van a sentir mucho, con lo bien que se lo pasan en la playa.

   -Podemos arreglar la casita que tenemos en El Karrascal y que se bañen en la balsa de la noria. Y tendríamos que pensar en prescindir de algún empleado –sugiere Julio.

   -Lo del empleado no sé si es buena idea… ¿Por qué no pensamos algo para aumentar las ventas?

   -¿Y cómo vamos a aumentarlas si hemos quedado que la gente tiene miedo y solo compra lo imprescindible? –responde Julio echando mano de la lógica.

   -No se te olvide, cariño, que hay un sector de gente que no siente ese miedo. Los ricos no están preocupados por lo que pueda pasar o lo están mucho menos. Si encontráramos el medio para incrementar las ventas dirigidas a las clases pudientes quizá no tendríamos que hacer recortes.

   -Es una buena idea, cariño, como todas las tuyas, ¿puedes concretarla más?

   -No, al menos por el momento, tengo que pensarlo más a fondo.

   El primogénito de los Carreño, Álvaro, ha cumplido los siete años y está cursando segundo de primaria. Su abuela materna se entrevista con don Cayetano, el maestro en cuya clase está escolarizado, y le pregunta por la marcha de su nieto.

   -Va muy bien, Pilar. Es buen chico, no da guerra ninguna y es muy aplicado. Buen chaval.

   -¿Sobresale en alguna materia?

   -Va muy parejo en todas, pero si hubiese que elegir una diría que la aritmética, no se le da nada mal.

   -Vigílamelo de cerca. Me gustaría que, cuando llegue el día, cursara una carrera universitaria. A ver si puedo conseguir con mi nieto mayor lo que no logré con su padre.

   Aprovechando que está en la escuela, Pilar se acerca a la clase de doña Vicenta, que es la maestra de su nieta Pili.

   -Vaya, Pilar, cuanto tiempo sin verte, ¿qué es de tu vida?

   -Ya ves, Vicenta, aguantando el tipo. ¿Qué tal se porta mi nieta?

   -Es maja la cría, pero… -la maestra no acaba la frase.

   -Anda, Vicenta, no me vengas con paños calientes que estás hablando con una colega y sé cómo se las gasta mi nieta.

   -Es maja, pero también un trasto. Me da más guerra que el resto de la clase. Es traviesa y respondona, en cambio cuando algo le interesa se convierte en la alumna más brillante.

   -No me extraña, y solo puedo aconsejarte que eches mano de la santa paciencia. Te ayudaré en lo que pueda, a ver si entre las dos la domamos.

   A mediados de mayo, doña Pilar da un susto a la familia. Hace varios días que siente dolor en el pecho, pero no le ha dado mayor importancia, son cosas de la edad piensa. Hasta que una mañana cuando coge el cántaro para verter agua en la jofaina siente como un latigazo en el pecho y tiene que sentarse pues ha comenzado a sudar y hasta se ha mareado un poco. Tras estar un buen rato sentada el mareo se le va pasando, pero el dolor crece en intensidad y llega un momento en que se asusta. Decide enviar, con una vecina a la que ha llamado, recado a la escuela diciendo que no va a poder dar clase y se va a la consulta del doctor Lavilla que es su médico de cabecera y con el que tiene la iguala.

   -Además del pecho, ¿te duele en más partes?

   -En los brazos y en el cuello.

   -¿Qué más sensaciones sientes?

   -Me falta el aire y estoy como cansada y sudorosa. Ah, y también me ha dado un pequeño vahído y como un calambrazo en el pecho.

   En cuanto Lavilla le toma la tensión y la ausculta, su diagnóstico es inmediato.

   -Pilar, no te asustes, pero has sufrido una angina de pecho. Afortunadamente, creo que la hemos cogido a tiempo porque parece que es una angina del tipo estable. Si fuese inestable sería más preocupante.

   -¿Angina de pecho?

   -Es una cardiopatía isquémica –Lavilla se pone en plan profesoral- provocada por el deterioro y la obstrucción de las arterias del corazón. Se produce debido a la acumulación de placas de colesterol, lípidos y células inflamatorias en las paredes de estas arterias, provocando que el corazón no reciba sangre.

   -¿Tiene cura?, Enrique.

   -Sí, Pilar, tiene cura. Lo primero y más importante es que debes reposar. El dolor que sientes se te pasará con el descanso. Y luego te explicaré el resto del tratamiento. Te voy a dar de baja hasta que te recuperes…

   -Pero les hago falta a mis alumnos –protesta Pilar.

   -Tus alumnos pueden pasar sin ti porque si empeoras tendrán que hacerlo a la fuerza. Recuerda que no hay personas imprescindibles y que todas las que creyeron que lo eran han terminado igualmente en el cementerio.

   -Y las cuentas del señor Dimas, ¿podré seguir llevándolas?

   -Bueno, no creo que llevar unas cuentas pueda hacerte mucho daño pero, y escúchame con atención, prohibido terminantemente hacer esfuerzos físicos ni realizar nada que pueda provocarte impresiones fuertes. Evita los disgustos y tómatelo todo con la mayor tranquilidad posible. Te recetaré nitroglicerina, un vasodilatador para que abra los vasos sanguíneos y mejore el flujo de la sangre, pero ahora lo más eficaz es el reposo. Y tómatelo en serio, Pilar, esto no ha sido más que un aviso, pero si se repite puede ocurrir de todo.

   La enfermedad de Pilar ha consternado a la familia, sobre todo a Julio quien no recuerda que su madre haya faltado un solo día a clase por estar enferma.

   -Tranquilízate, cariño. Don Enrique dice que solo ha sido un susto pasajero, que lo peor ya ha pasado –Julia intenta serenar a su marido que se ha puesto de los nervios.

   -Pero si es una mujer de acero. Nunca la he visto enferma…; miento, estuvo en cama cuando de niño le contagié el sarampión, pero fuera de eso, nada. Ha tenido algún catarro, pero que no le impidió abrir la escuela. Y ahora resulta que tiene el corazón delicado.

   -No exageres, cariño. Ha sido una angina de pecho, pero de la clase menos peligrosa, al menos es lo que dice don Enrique. Lo único que tiene que hacer es no realizar esfuerzos físicos, pero por lo demás puede llevar una vida normal.

   Pasado el susto los Carreño siguen tratando de encontrar un medio encaminado a fidelizar como clientes a la gente acaudalada para incrementar las ventas. Todo lo que se les ocurre no tiene el calado suficiente para conseguir ventas que sean rentables. Hasta que un día, ojeando Julia la revista La Ilustración Española y Americana que se presenta como periódico de ciencias, artes, literatura, industria y conocimientos útiles, lee un artículo que le da que pensar. Tras la tragedia del Titanic, la revista está reproduciendo la lujosa decoración del transatlántico basada en el estilo art nouveau, llamado modernismo en español, y que se caracteriza por la presencia de elementos de la naturaleza, enfatizando líneas rebeldes como una analogía de lo natural frente a la industrialización, siendo altamente decorativo. Usa y abusa del mobiliario estilo Luis XV, del entelado y del tapizado, así como del enmarcado y la moldura. Y casi finalizando el reportaje hay una breve coda en la que se relata que son legión los decoradores más afamados que están introduciendo el estilo ornamental del Titanic en las mansiones de la nobleza y de la alta burguesía, tanto en Norteamérica como en Europa. ¿Y por qué no lograr que los ricos de aquí quieran que sus casonas tengan un decorado interior que se parezca al del Titanic?, se dice Julia.

   Lo comenta con su marido que de entrada opina que le parece una idea peregrina…

   -… porque no creo que ninguna familia placentina sea tan esnob y se atreva a gastarse el dinero en chorradas como esa. Eso podrá ocurrir en Madrid o en Barcelona, ¿pero aquí?

   En la ciudad no hay decoradores propiamente dichos, lo más parecido son los maestros de obras y algún que otro aparejador que aconsejan como decorar el edificio al propietario que se construye una nueva casa. Julia establece contacto con un joven aparejador, que también estudió Bellas Artes, y con un tapicero que tiene fama de tener buen gusto. Les convence para que formen con ella una nueva empresa que se dedicará al ornamento interiorista de mansiones. Uno de los factores que ha ayudado a convencer a ambos profesionales es que la aventura apenas les supone riesgos económicos; solo han tenido que invertir unos cientos de pesetas publicitándose en la prensa local y regional y la sede la han ubicado en la tienda de regalos de los Carreño. Luego hacen correr la especie de que solo aceptarán encargos de aquellos propietarios que vivan en mansiones o bien vayan a construirse casas suntuosas. Hasta lograr el acuerdo final, los tres socios han tenido que reunirse varias veces para ir limando las diferencias de criterio. En ese acercamiento de posturas ha tenido mucho que ver la claridad de ideas, el buen talante y la mano izquierda de Julia, amén de que es la que más ha invertido. Hasta ha conseguido que, en más de una reunión, hayan acabado riéndose repitiendo lo de las casas suntuosas. Como dice el tapicero: igual no conseguimos clientes, pero que nos quiten lo bailao de lo mucho que nos hemos reído.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 127. Un acrónimo: Interplás