"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 8 de octubre de 2021

Libro II. Episodio 113. El escorpión y la rana

   Tras contar a Maribel Quirós lo sucedido con Toni, Julia tarda en entender el sentido de la inconclusa pregunta de su amiga, cuando cae en la cuenta responde a voz en grito:

   -¡No, no llegó!, pero… lo intentó.

   -¡Uf! Ese malnacido siempre hace lo mismo. Si no fuera porque es un vicioso sería encantador, pero siempre actúa igual. Cada vez que me entero de una canallada de las suyas me suelo acordar de la fábula del escorpión y la rana, es su naturaleza. Un día alguien le partirá la cara y se lo habrá ganado a pulso. ¡Miserable! Y permíteme que te dé un consejo, puesto que fui quien te lo presenté estoy obligada a ello: si vuelve a intentar cortejarte, algo que no me sorprendería, recházale de manera que no le quepa ninguna duda de que no quieres saber nada de él y ¡nunca, nunca! te quedes a solas con ese malnacido.

   Días después, como si la Quirós fuese profetisa, Toni reaparece.

   -Julina, el malasombra del Toni está ahí –dice Lupe en voz queda señalando con la cabeza a la trastienda-. Ten cuidao con él, recuerda lo que te conté de sus andanzas.

   La muchacha no vacila ni un segundo.

   -Lupe, ven conmigo y no me dejes sola en ningún momento –Ambas mujeres pasan a la trastienda donde el gavilán se ha arrellenado en una silla mientras fuma displicentemente un cigarrillo.

   -Me moría de ganas de volverte a ver, paloma mía. No he podido venir antes porque he estado de viaje.

   -Toni, ahora mismo estás saliendo de la tienda. Si no lo haces llamaré a la Guardia Civil.

   -Pero qué dices, preciosa. ¿Tienes hoy un mal día?

   -Cuento hasta tres, si no sales comenzaré a gritar.

   -Pero que tres ni que niño muerto. ¿Se te ha ido la chola?

   -Uno, dos, tres… Lupe, grita conmigo: ¡socorro, socorro, ayuda…!

   El galán no se arredra, pero comienza a retirarse hacia la puerta.

   -Vale, vale, no es necesario armar tanto alboroto. Cuando se me pide algo educadamente siempre lo atiendo. Y descuida, volveré. No me gusta dejar las cosas a medias y tú y yo, paloma, tenemos mucho de qué hablar.

   A Julia le tiemblan las piernas y la respiración se le entrecorta, pero en el semblante muestra un gesto decidido. Este desgraciado, se dice, no se va a burlar de mí otra vez.

   -Gracias, Lupe, eres una buena amiga. Ah, de ahora en adelante hay que tener la puerta de la trastienda cerrada con llave y si vuelve ese impresentable no te separes ni un segundo de mí. Y como se ponga chulo lo echaremos aunque sea a escobazos.

   Cuando la muchacha llega esa noche a casa duda de si contarle a Pilar lo ocurrido, tras meditarlo no le dice nada, no quiere preocuparla, además después de su reacción no cree que Toni vaya a volver. De todas formas, como es mejor prevenir que curar, decide tomar medidas cautelares.

   -Pilar, quiero pedirle consejo. ¿Cree que a Julio le sentaría mal si le pidiera que durante unos días viniera al cierre de la tienda para acompañarme a casa? No sé si es buena idea, porque bastante trabajo tiene en su negocio.

   Lo primero que piensa Pilar es contestar a la joven que ya está ella para acompañarla, algo que hace de lunes a jueves, pero se lo repiensa… Puede ser una oportunidad única para su hijo de que Julia se sienta protegida y amparada por un hombre del que puede fiarse.

   -¿Qué si le sentará mal? ¡Quia!, estará encantado de que recurras a él. Sabes bien que Julio te tiene un enorme cariño y no hay nada que le haga más feliz que poder ayudarte. Se lo diré y te garantizo que cuando cierres mañana, allí estará esperándote para traerte a casa sana y salva.

   La noche del siguiente día, bastante antes de cerrar, Lupe cuenta a la chinata que ha visto al mañego en la esquina.

   -Ahí está el de la competencia -Como suele llamar irónicamente a Julio-. Supongo que no ha venido a fisgar si tenemos muchos clientes.

   -Ya conoces a Julio, trabajaste con él. Entre sus defectos, que los tiene como cada hijo de vecino, no está ser un fisgón. Ha venido a acompañarme hasta casa.

   -Pues sí que ha llegao pronto, habrá dejao que Antonina se las apañe como pueda. Es un buen hombre, no como otros que yo me sé.

   Tras echar el cierre, Julia se acerca al de la competencia como le ha llamado Lupe.

   -Buenas noches, Julio, y muchas gracias por venir. Te debo parecer una niñata temerosa de que se la vaya a comer el lobo como a Caperucita Roja, ¿no?

   -De temerosa, nada. Eres una de las mujeres más valientes que he conocido –y la más maravillosa piensa, pero se calla, no vaya a estropearlo.

   -De todos modos, no es necesario que vengas tan pronto, conque estés aquí a la hora del cierre es más que suficiente. Incluso si algún día te retrasas porque tienes mucho lío en la tienda, no te preocupes, echaré la llave a la puerta y me quedaré dentro hasta que llegues.

   -Entendido, pero hay algo que quiero que te quede claro, para mí no hay nada mejor que dedicar mi tiempo a ayudarte, bien sea acompañándote o cumpliendo cualquier otro deseo tuyo. Además –dice sonriendo como para restar solemnidad a lo que acaba de afirmar-, ten en cuenta que acompañarte tiene premio: de aquí a casa, nos cruzaremos con cien pares de ojos envidiándome la suerte que tengo por llevar a mi vera a la jovencita más… -busca un adjetivo que no suene excesivo-, más encantadora de la ciudad.

   -Comprendo que tengas tanto éxito con las mujeres. Sabes decir las palabras que a cualquiera le gustan escuchar. Eres todo un caballero –De pronto, Julia se acuerda de algo que le dijo Maribel-. Por cierto, y aunque no viene a cuento, el otro día una amiga me habló de la fábula del escorpión y la rana y se me olvidó preguntarle de qué iba, ¿tú lo sabes?

   -No, es la primera vez que oigo hablar de esa fábula, pero pregúntale a mi madre, seguro que ella sí lo sabe.

   Julia toma nota y en la cena pregunta a Pilar sobre el escorpión y la rana.

   -Es una fábula atribuida a Esopo. Un escorpión pide a una rana que lo ayude a cruzar el río, prometiendo no hacerle ningún daño, puesto que si lo hiciera ambos morirían ahogados. La rana accede subiéndolo a su espalda, pero cuando están en medio de la corriente el escorpión la pica. La rana, incrédula, le pregunta: ¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos. A lo que el escorpión responde: no he tenido elección, es mi naturaleza. La moraleja es que hay personas que sacan su maldad sin importarles las consecuencias de sus actos, incluso dañándose a sí mismos.

   -Yo conozco alguna persona de esa clase –comenta Julia casi como para sí.

   -Pues recuerda la fábula y apártate del escorpión, si no terminará picándote; es su naturaleza    -No, se dice Julia, ese malnacido de Toni no volverá a picarme, no le daré la ocasión.

   La noche del sábado, Julio ha avisado a la muchacha de que irá a buscarla un pelín más tarde que de costumbre, pues tiene que hablar con un proveedor.

   -¿Hoy no tienes quien te acompañe? –inquiere Lupe al no ver la habitual presencia del de la competencia.

   -Julio me ha mandado aviso de que vendrá un poco más tarde.

   -¿Quieres que me quede hasta que llegue?

   -Gracias, Lupe, no hace falta. ¿La puerta de la trastienda está cerrada?, ¿sí?, pues entonces puedes irte cuando quieras. Ya echo yo el cierre. Y hasta el lunes, Dios mediante.

   Lupe se va y cierra la puerta principal con picaporte, pero no echa la llave, ya lo hará Julia piensa, pero la joven cree que la puerta la ha cerrado su compañera. La falta de comunicación entre ambas es aprovechada por un indeseado visitante.

   -¡Qué ganas tenía de volverte a ver, paloma mía!

   Ante la sorpresa y el miedo de Julia, Toni Cortés está en medio de la tienda luciendo su sonrisa más cautivadora.

   -¡Márchate ahora mismo, vete o empiezo a gritar! –le amenaza la muchacha.

   -Sé sincera contigo misma, no es eso lo que quieres, lo que estás deseando es sentir mis manos enlazando tu talle y mis labios bebiendo de los tuyos. Eso es lo que deseas, lo están gritando esos ojazos que más parecen dos lagos aterciopelados.

   A la par que habla, el galán se ha ido acercando a la joven que corre a refugiarse en la trastienda donde intenta huir por la puerta que da acceso a la calle, pero Toni no le da tiempo, la coge por detrás, la levanta en vilo y la apretuja contra la pared.

   -¡No, por favor, no me toques, te lo ruego, Toni, márchate!

   El gavilán no le hace caso, ha puesto sus manos sobre los pechos de la muchacha pellizcándolos al tiempo que intenta que vuelva la cara para besarla. Julia forcejea tratando de deshacerse del abrazo del hombre, pero este es más fuerte y no la suelta. A la joven no le queda otra que pedir ayuda.

   -¡¡Socorro, ayuda, socorro, que alguien me ayude, socorro!!

   De pronto un par de recias manos tiran de Toni hacia atrás y al volverse un puñetazo impacta en su nariz haciéndole sangrar.

   -Julia, ¿estás bien? –es Julio quien le pregunta.

   -Sí, sí, no me ha pasado nada…

   Toni al notar la sangre se enfurece y se lanza contra Julio golpeándole. Ambos se enzarzan a puñetazo limpio. Toni es más joven y ágil, pero Julio le lleva unos cuantos quilos y está muy encolerizado por lo que termina empotrando contra la pared al galán y un último golpe en el plexo solar hace que el joven mida el suelo, lo que aprovecha el mañego para patearlo furiosamente. Julia se ha rehecho y se da cuenta de lo fuera de sí que está Julio por lo que le pide clemencia para el caído.

   -¡No sigas, Julio, lo vas a matar!

   -Un tío que intenta abusar de una mujer está mejor muerto que vivo –responde Julio que continúa pateando al caído.

   -¡No te pierdas, Julio, no te pierdas por una cucaracha como esa! Déjale que se vaya, ya le has dado bastante.

   -A las cucarachas se las aplasta, no se las deja –Julio, enfurecido, sigue pateando al maltrecho galán que ya no hace nada para defenderse, se ha acurrucado en posición fetal para cubrirse la cabeza.

   -¡Julio, hazlo por mí! Toni es un malnacido que no se merece más que mi desprecio y mi asco, pero déjale vivir. Si sigues golpeándole lo vas a matar e irás a la cárcel de por vida. Y no te quiero allí, te quiero a mi lado…

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 114. Abscisas y ordenadas