Los dos informadores y Pascual Tormo
entran en un bar del pueblo para tomar café, mientras se lo sirven el periodista
que va a redactar el reportaje
le apremia a que concluya lo que les contaba sobre la especulación inmobiliaria
en Senillar:
- ¿Cómo terminó lo
de la especulación?
- Pues como dicen
por estos pagos, com el ball de Torrent.
- ¿Lo traduces, please? - ruega el reportero.
- En una traducción
libre sería algo así que acabó como el rosario de la aurora. Lo que se
construyó en los primeros años se vendió casi todo, pero el proyecto de
urbanización global de la totalidad del término municipal comenzó a complicarse
cuando comenzaron a tocarse los marjales.
- Ya he querido
preguntártelo en más de una ocasión, ¿qué es eso de los marjales? - el
fotógrafo también es muy curioso.
- Los marjales son
campos de cultivo arrancados al humedal que ocupa una buena parte de la franja
costera del pueblo y que, en su conjunto, llamamos la marjalería, aunque también se le ha llamado el prado pantanoso. En
esencia son franjas largas y estrechas de terreno limitadas por dos o más acequias
originadas al extraer la tierra que sirve de base al marjal y que lo sitúa por
encima de la cota freática del humedal; las acequias sirven asimismo como
conductos de drenaje y para suministrar agua para regarlos. Fueron muy útiles
hasta que se mecanizó la extracción en los pozos.
El periodista tiene otra pregunta más sobre
la marjalería:
- ¿Y a quién
pertenece, al estado o al municipio?
- Salvo una parte,
que es el humedal propiamente dicho y cuyo propietario es el municipio, el
resto pertenece a particulares, casi todos del pueblo. Como apunte histórico he
de añadir que, en los años negros de la posguerra, los marjales mitigaron mucha
hambre porque se pueden regar fácilmente a mano y la mayoría de la gente tenía
uno en el que sembrar toda clase de hortalizas, legumbres y frutales. A medida
que la economía de subsistencia fue desapareciendo, la gente dejó de
cultivarlos y terminaron casi todos abandonados.
- ¿Y qué tiene de
particular el marjal de aquí?
- Las marjalerías, como todos los humedales
próximos al mar, han sufrido una fuerte presión urbanística, especialmente en
nuestra comunidad, con el peligro medioambiental que puede suponer la
desaparición de las mismas. En Benialcaide que también tenían una pequeña zona
de marjales las urbanizaciones se los zamparon y nadie dijo ni pío. Aquí, como
el humedal es mucho más grande y siempre ha sido una modesta estación de paso
en la migración de las aves entre el norte de Europa y África, los promotores
fueron al principio con pies de plomo. Comenzaron a comprar marjales de manera
muy discreta, pero cuando el precio de los terrenos se disparó ocurrió lo mismo
con los de los marjales, especialmente cuando se hizo público el proyecto que
los promotores habían diseñado para el humedal y…
El reportero le
interrumpe:
- Perdona, Pascual,
¿te refieres al proyecto de La Marina?
- En efecto. El plan
era construir en el humedal un puerto deportivo interior y a su alrededor
edificar una ciudad residencial, una especie de Ampuriabrava. Recuerdo cuando
presentaron la maqueta en el Ayuntamiento – rememora Tormo -, era preciosa, el
puerto y sus múltiples canales y dársenas con sus barquitos amarrados en los
atraques, junto a unas espaciosas viviendas unifamiliares; en segunda línea
varias filas de apartamentos adosados y en último lugar bloques no
excesivamente altos. Todo ello salpicado de hoteles, centros comerciales, zonas
recreativas... En fin, lo que conlleva una urbanización de ese tipo. Lo
publicitaron como el cuerno de oro de la economía local, lo que iba a traer a
la localidad trabajo y prosperidad para todos. Durante meses casi no se habló
de otra cosa en el pueblo. La Marina de Senillar, que así la bautizaron, fue el
tema de conversación en todos los corrillos.
- ¿La Marina es lo mismo
que la marjalería?
- La Marina es el
nombre de la partida del término municipal que comprende el marjal y las zonas
aledañas.
Todavía le queda al periodista una pregunta
más:
- Evidentemente, el
proyecto de La Marina no se llevó a cabo, ¿cuáles fueron las causas?
- El proyecto tuvo
una historia con muchos altibajos, pasó por distintas fases y provocó muchas y
variadas reacciones. En su inicio fue ilusionante porque parecía que iba a dar
a la localidad una dimensión muy diferente al del típico pueblo costero cuya
oferta se centra únicamente en sol y playa de una calidad más bien modesta. La
marina residencial que se proyectaba tenía visos de algo mucho mejor y con una
ocupación no meramente estacional. Luego se pasó a la etapa de la controversia,
aparecieron los ecologistas y comenzaron a cuestionar la bondad del proyecto.
Aquello provocó una suerte de cisma local al dividir a la población en dos
bandos irreconciliables: los que estaban a favor y los que se oponían. Separó a
gente que se conocía desde siempre, a amigos de toda la vida y hasta destrozó
familias. Fue muy doloroso porque se mezclaron los intereses meramente
económicos con los políticos, se confundió lo público con lo privado…- De
pronto, e inexplicablemente, Tormo, se siente cansando y decide dar un
golletazo a la explicación que está ofreciendo -; en fin, fue una historia en
la que hubo capítulos que no desmerecerían en una película de Hitchcock, pero es larga de contar.
- O sea, qué es una historia
de suspense.
- De mucho suspense
y cuyo final todavía no está escrito. Y ya está bien por hoy.