"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 3 de febrero de 2017

102. Donde hay patrón, no manda marinero


  
   Atienza escucha con suma atención las explicaciones que le está dando su amigo Pérez Recarte sobre lo que se cuece en las conversaciones de La Habana entre las FARC y el gobierno colombiano.
- En su comienzo, la principal fuente de ingresos de las FARC fue el cobro de rescates por secuestros y el robo de ganado, pero pronto se dieron cuenta de que el tráfico de droga podía ser un poderoso instrumento para allegar fondos. En un informe del gobierno de Colombia se afirma que la guerrilla obtenía el 78% de sus recursos gracias al narcotráfico. Desde el 2010, la minería ilegal ha ganado terrero en las finanzas de las FARC, pero el tráfico de cocaína sigue siendo uno de sus puntales económicos. Lo consiguen traficando directamente con la coca o por el llamado Impuesto al Gramaje, pagado por cada gramo producido por los campesinos cocaleros. Por esa causa, la relación entre la guerrilla y ciertos cárteles de la droga es sumamente estrecha pues ambos grupos obtienen grandes beneficios con su mutuo entendimiento – Pérez vuelve a hacer un receso después de la larga parrafada.
- Lo de las FARC y su relación con el mundo de la droga me ha quedado muy claro. De eso sí sabía algo, pero lo que no acabo de ver es el nexo de todo ello con las conversaciones de La Habana – puntualiza Atienza aprovechando el parón de su compañero.
- Todo a su tiempo, Juan Carlos. ¿Quieres más café?, creo que Lupe ha dejado hecho en la cafetera.
   Mientras Pérez va a por café, Atienza recapacita en lo que le está contando su amigo y comienza a barruntar por donde deben ir los tiros del posible nexo de unión entre el robo del tesoro y las conversaciones entre las FARC y el gobierno colombiano. Tras tomarse otro cafelito, Pérez retoma su relato.
- Voy a saltarme algunas partes de la historia para que no te pierdas. En las conversaciones de La Habana, que han sido y son profusamente aireadas por la prensa mundial, hay muchos intereses en juego que no siempre aparecen en los medios. Uno de los muchos interesados en que esos diálogos lleguen a buen puerto es nuestro gobierno y tiene poderosas razones para ello. Cerca de cuatrocientas cincuentas empresas españolas operan actualmente en Colombia. Grupos como Repsol, Telefónica, Iberia, BBVA y Globalia tienen importantes inversiones en aquel país y compañías constructoras como ACS, OHL, Sacyr y Ferrovial son líderes allí en la construcción de infraestructuras. Nos jugamos tal cantidad de dinero en aquella tierra que si las conversaciones fracasaran y el país volviera a sumergirse en una sangrienta guerra de guerrillas como en años atrás, el roto que se podría hacer a nuestra economía sería sumamente grave – Pérez hace otro parón.
   En esta ocasión, Atienza no pregunta nada, ya le dijo antes su compañero que todo a su tiempo.
- Bien – prosigue Pérez -, dentro del escenario que te he pintado, hace algunos días se produjo un hecho en La Habana que afecta directamente al Caso Inca. Alrededor de los protagonistas de las conversaciones Gobierno-FARC bullen montones de personajes de lo más variopinto, entre ellos muchos funcionarios cubanos que, al fin y al cabo, son los anfitriones y los que más han impulsado el diálogo. Pues bien, un miembro de los servicios de la inteligencia cubana deslizó en el oído de uno de nuestros hombres en Cuba que esperaba que el actual gobierno español, aunque esté en funciones, siguiera ayudando decididamente a que las conversaciones terminaran con un acuerdo de paz honorable y que eso podría tener su recompensa para nuestro país en forma de la devolución de unos bienes históricos muy preciados. Naturalmente…
   Atienza, no puede contenerse e interrumpe a su compañero:
- ¡No me digas que tienen en su poder el Tesoro Quimbaya y lo devolverán si apoyamos un final feliz de las conversaciones!
- Ojalá fuera tan sencillo como eso, pero desgraciadamente no es así – Pérez embrida la explosión de júbilo de su amigo -. En primer lugar, fue una conversación absolutamente informal entre un agente cubano y uno de los nuestros. En segundo lugar, nadie habló para nada del Tesoro Quimbaya. Y en tercero, no está nada claro que pintan en todo esto los cubanos. Por todo ello, nuestras antenas en La Habana han extremado sus contactos, tanto con los representantes de las FARC y del gobierno colombiano como con los propios cubanos, sin que hasta el momento hayan conseguido recabar más detalles sobre la propuesta.
- Quique, sigo sin comprender adonde quieres llegar contándome esta historia – cuestiona Atienza.
- No seas impaciente, Juan Carlos – le reconviene Pérez -. Necesitaba contártelo para que entiendas mejor lo que viene después. Nuestros terminales en La Habana informan que el agente cubano que habló con uno de nuestros hombres no es un cualquiera, está muy posicionado dentro de la inteligencia del régimen castrista, por lo que dan a sus palabras un alto grado de verosimilitud. Por consiguiente, y a pesar de que el nombre quimbaya nunca salió a relucir, nuestros agentes en Cuba están convencidos de que esos pretendidos bienes históricos muy preciados que el cubano dijo que se podían devolver a España no pueden ser otros que las piezas robadas del Tesoro Quimbaya.
- Me estoy haciendo un lío, Quique. ¿Todo eso qué quiere decir, que las piezas las tienen los cubanos o que están en posesión de las FARC? – pregunta Atienza.
- No, necesariamente. La hipótesis que maneja nuestra célula en La Habana es que el tesoro no lo tienen ni los cubanos ni las FARC, pero que posiblemente ambos conozcan quien es el grupo o la persona que lo tiene en su poder. Y ese grupo o persona ha de estar relacionado tanto con los cubanos como con los guerrilleros. En esa dirección, y por descarte, en la Casa hemos llegado a la conclusión de que solo puede ser un cártel de narcotraficantes.
- Empiezo a comprender por dónde van los tiros – admite Atienza -. Y también empieza a tener sentido el tiroteo del polígono de Fuenlabrada, así como se confirman algunas de las hipótesis que hemos barajado del caso. Y algo más, ahora recuerdo que hace unos días el comisario Grandal, que no sé si sabes que colabora con nosotros, reflexionando en voz alta dijo que no le sorprendería que los autores del robo podrían ser una banda de narcos colombianos porque para ellos sería un motivo de orgullo devolver a su país un tesoro que consideran suyo, o que podrían emplearlo como moneda de cambio bajo cuerda en los tratos con su gobierno, o también que el tesoro podría jugar alguna clase de papel en las conversaciones entre las FARC y el gobierno de Colombia.
- ¡Coño con el comisario Grandal!, podrá estar jubilado pero veo que no ha perdido el olfato con el que tanto nos daba la brasa en Ávila – recuerda Pérez -. Pero a lo que iba. En los últimos días parece que tu jefe ha estado haciendo llamadas sugiriendo que nuestro gobierno sabe mucho del robo del tesoro, pero que por los motivos que fuere no los cuenta. Es por eso por lo que estamos manteniendo esta charla off the record.
- ¿Qué quieres decir?
- Pues que te voy a dar un mensaje y no se trata de una petición personal sino que viene de arriba aunque esta conversación, a todos los efectos, nunca la hemos tenido. Les vas a decir a tus compañeros del caso, especialmente al francés que está armando mucha ruido en sus comunicaciones a París, que dejen de soltar globos sonda sobre los silencios que guarda el gobierno sobre el Caso Inca porque si continuáis dando palos al avispero pueden cabrearse las avispas y armarse la de Dios es Cristo. 
- ¿También se lo he de contar a mi jefe? – pregunta Atienza.
- No es necesario, con tu jefe y con Carranza alguien con más rango que el mío está teniendo en estos momentos una conversación parecida.
- ¡O sea, que nos tenemos que callar! – explota Atienza -, ¿pero en que mierda de policía estamos metidos?
- En la de siempre, majo, en la de que donde hay patrón, no manda marinero.
- Y el caso sin resolver y los atracadores se irán de rositas – se lamenta Atienza.
- Por lo que he podido entrever, creo que el caso se resolverá, que los atracadores o, al menos, los que lo llevaron a cabo y asesinaron al vigilante de seguridad no se irán de rositas y que, al final, las medallas os las vais a llevar vosotros, me refiero a los que coordináis el caso. Dos cosas más para terminar: reitero que esta es una conversación off the record, la otra ¿quieres más café?