"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 30 de mayo de 2014

4.12. ¡Ojalá no muramos de éxito!

   El directorio de BACHSA tiene otros problemas, y más acuciantes, que el de tapar la boca a un puñado de estudiantes. Son tres los asuntos que les preocupan y que en la reunión convocada están encima de la mesa. No hay orden del día escrito, las cuestiones que van a tratar no son para que quede constancia documental de las mismas. Una es el asunto del blanqueo de capitales que ha vuelto a enredarse. Los últimos intermediarios que contrató Cardona les han salido rana. Han de buscar otros, y a la mayor urgencia posible. Otra es el disparatado incremento del precio de los solares y hasta de los terrenos rústicos que repercute directamente en el aumento de costes de la construcción. Buena parte del increíble aumento del metro cuadrado está propiciado por la aparición en Senillar de otras empresas constructoras que al reclamo de los ingentes beneficios que se esperan han aterrizado en la localidad. La última cuestión es una consecuencia directa de la anterior: necesitan inyectar capital fresco a la empresa para hacer frente a las nuevas inversiones que han de afrontar si quieren proseguir construyendo al mismo ritmo que hasta el presente.

   El primer punto del repertorio de asuntos a debatir, el del dinero negro y cómo blanquearlo, provoca un encendido debate entre los miembros del directorio.
- Ya predije, Juan Antonio, que esos maulas que contrataste nos iban a joder el invento – reprocha Bricart.
- Desde luego, para ese viaje no hacían falta alforjas pues – remacha Arechabaleta.
- No sois justos con Juan Antonio. ¿Creéis que no es el primero en lamentar lo que esos desaprensivos nos han hecho? – Huguet sale en defensa de Cardona.
- Asumo mi cuota parte de responsabilidad en el fiasco – expone Cardona -, pero no olvidéis que la propuesta fue aprobada en el consejo por unanimidad. A toro pasado es cómodo lo de ya lo dije. Lo que debemos hacer ahora es lamentarnos menos y buscar nuevas soluciones. Y cómo parece que algunos de vosotros no confiáis demasiado en mi capacidad negociadora os cedo la batuta para que la nueva partitura la dirijáis vosotros.
- ¡Otra vez la burra al trigo! – exclama Bricart al que no le suelen gustar las metáforas de Cardona -. No te subas al guindo, Juan Antonio, que no hay para tanto. ¿Qué ha salido mal?, pues a joderse tocan. Lo que hay que hacer es no volver a liarse con gente de esa que va por el mundo ofreciendo duros a cuatro pesetas.
- Bien. Una vez aclarados los posibles malentendidos, lo que ahora toca es poner encima de la mesa la búsqueda de soluciones. ¿Sugerencias? – Huguet siempre es el hombre de la intermediación.
   Un silencio un tanto incómodo planea sobre el grupo hasta que Cardona toma la palabra:
- Reitero lo que he dicho. Salvo petición expresa y unánime de todos los miembros del consejo prefiero no volver a la tarea de búsqueda de nuevos intermediarios. Con un fracaso es suficiente, al menos por el momento. Por descontado, ello no será óbice para que en su día exponga mi opinión y aporte toda mi experiencia sobre nuevos canales de conversión del dinero be.
- Juan Antonio, no podemos admitir esa propuesta. Eres nuestra mejor cabeza en los asuntos internacionales y quien mejor te manejas en ellos. No nos pidas que prescindamos de ti – le pide Huguet.
   Hay un tira y afloja en el directorio sobre la participación de Cardona en nuevos contactos para el lavado del excedente dinerario, pero Juan Antonio se mantiene en sus trece. Al final, el punto muerto al que parecen haber llegado lo solventa Huguet al proponer:
- Bueno, pues si Juan Antonio no le da la vuelta a su postura, ¿por qué no probamos a contactar con los tipos de los que habló tu antiguo socio? – formula Huguet dirigiéndose a Oriol.
- Supongo que te refieres a Ferrán Junqueras – puntualiza Bricart -. A él parece que le funciona el invento de los italianos, pero me gustaría recordar algo, Juan Antonio nos alertó de que podíamos tener problemas con ellos. ¿Sigues opinando lo mismo? – pregunta dirigiéndose a Cardona.
- En principio, sí, pero… nunca se sabe. Creía que los que elegí eran inmejorables y, ya veis, nos ha salido el tiro por la culata. Por eso, si no encontramos algo mejor, creo que no perderíamos nada en tantearlos, ver qué ofrecen y que contraprestaciones piden.

   Resuelto, en cierto modo, el punto del blanqueo de capitales, los miembros del directorio pasan al siguiente: la escalada de precio de los solares.
- Estamos llegando a unos precios que comienzan a ser inasumibles, salvo que los repercutamos en la obra finalizada, lo que pondría el precio del metro cuadrado de obra a un nivel disparatado – reconoce Huguet.
- Cierto es, Rodrigo, pero y qué más da si nos siguen comprando los pisos pues – apunta Arechabaleta.
- Lo que afirma, Íñigo, es una verdad a medias – puntualiza Cardona -. En efecto, seguimos vendiendo a buen ritmo y sin mayores problemas y lo hacemos porque las cajas continúan manteniendo una política hipotecaria que  para nosotros es una bendición del cielo, pero ¿y si cambian de política o se invierte la dirección del ciclo económico?, ¿qué pasaría?
- Solo con pensarlo se me revuelven las tripas – admite Bricart.
- Nuestro principal problema es qué hacer con el suelo. A mi modo de ver tenemos tres opciones. Una, es seguir comprando. Otra es vender parte del que tenemos. La tercera, no hacer nada, seguir como hasta ahora y esperar a ver por donde sopla el viento – sintetiza Huguet - ¿Tú cómo lo ves Juan Antonio?
   Cardona, tras echar un vistazo a los informes que ha sacado de la cartera comenta:
- A fecha de hoy, contabilizamos cerca de un millón doscientos mil metros cuadrados, la mayor parte de suelo urbanizable, lo que supone algo más de treinta y seis mil millones invertidos en suelo. Esa cantidad la estamos financiando con apalancamiento bancario y con las plusvalías que estamos obteniendo, tanto de la venta de edificios como de alguna operación puntual de venta de solares. Los créditos comienzan a tener excesivo peso en nuestros balances. Mi opinión es que es un momento inmejorable para desprendernos de parte de nuestros activos en terrenos y mejorar sensiblemente el estado de nuestras cuentas – opina Cardona.
- Juan Antonio, eso ya lo hemos discutido muchas veces. No puedo estar de acuerdo contigo – rebate Bricart -. La costa de Senillar todavía tiene un elevado potencial de crecimiento. Si ahora no solo frenamos las adquisiciones sino que, además, vendemos parte de nuestro stock quedaremos en una situación de desventaja respecto a nuestros competidores que, dicho sea de paso, cada vez son más agresivos y que aprovecharían la circunstancia para arrebatarnos las grandes oportunidades que todavía quedan en este litoral.
- Estoy de acuerdo con Oriol – secunda Arechabaleta -. Debemos hacer lo contrario que propone Juan Antonio. Hay que seguir comprando terreno pues.
   Cardona abre los brazos en un gesto teatral y pregunta:
- ¿Y de dónde sacamos el dinero?
- Coño, cuando no se tiene se pide, para eso están las cajas – responde Bricart.
- Ya estamos excesivamente atados a las cajas, solo nos faltaría pedirles nuevos créditos, terminaremos trabajando para ellas – contra argumenta Cardona -. Además, nuestro principal socio financiero, Cajaeuropa, utiliza en sus hipotecas el Euribor como índice de referencia a lo que añade el correspondiente diferencial. Como establece una cláusula suelo muy alta en muchos casos ocurre que el Euribor es inferior a ella y al tener este mínimo firmado no se puede aplicar el porcentaje del índice.
- Bueno, pero eso a quien tiene que preocupar es a los hipotecados y mientras vayan pagando las mensualidades no hay problema. Y si lo hubiese ya se encargará la caja de lidiar con ellos. Es su problema, no el nuestro – afirma rotundamente Bricart.
- No caces tan fácil, Oriol, que ese pájaro va en vuelo rasante – replica Cardona. Bricart hace gestos de que no entiende nada -. Lo que quiero decir con la metáfora de la caza es que lo que dices vuelve a ser una verdad a medias. Como la caja tenga problemas también nosotros los tendremos, ¡y gordos! Por eso considero que es necesario desapalancar activos invertidos en solares.
   El debate se prolonga hasta que el consejero delegado consigue convencer a los otros miembros del directorio que de vender terrenos nada, el suelo urbano sigue siendo oro molido y hay que guardarlo pase lo que pase. El único que se muestra disconforme es Cardona quien cierra la discusión con un sarcasmo:
- ¡Ojalá no muramos de éxito!