"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

domingo, 19 de agosto de 2018

*** En verano hay gente que se cree inmortal, como algunos ciclistas


   El ciclismo, tanto en su versión deportiva como en la meramente recreativa, es un deporte que tiene cientos miles de practicantes en España. De la afición masiva al deporte del pedal es buena prueba que la Vuelta a España sea, después del Tour y el Giro, la vuelta ciclista por etapas más importante del mundo. Este deporte vive en la época veraniega un repunte espectacular. Son cientos de miles los aficionados a la bicicleta que aprovechan sus vacaciones para practicar un deporte tan bonito como recomendable.
   Y ahora les cuento lo que llevo observando verano tras verano sobre algunos ciclistas. A mi casa veraniega (hablé de ella en otro post) solo se puede acceder a través de un camino rural pobremente asfaltado que se llama el Camí del Campàs y que une dos núcleos turísticos de cierta importancia, sobre todo el primero, Alcossebre y Torrenostra. Lo cuento porque por ese estrecho camino deben pasan diariamente en verano, sobre todo por la mañana, más de un millar de ciclistas que van de una población a otra o que llegan más allá. Otro dato que hay que hacer constar es que la inmensa mayoría de esa miríada de amantes de las bicis dan pedales por puro divertimento y supongo que de paso mantener la forma. Son los amantes de la modalidad del cicloturismo que creo que es como se llama.
   Esa legión de ciclistas son, mayormente, buenos deportistas y excelentes ciudadanos que cumplen escrupulosamente las normas viarias por la cuenta que les tiene pues sabido es que no todos los automovilistas respetan como es debido a los que van en bicicleta y, desgraciadamente, de vez en cuando los medios recogen muertes de ciclistas que nunca debieron producirse.
   Todo ello es como lo cuento, pero también es cierto que hay una parte de ese batallón de amantes del ciclismo, seguramente minoritaria, que en cuanto se suben a la bicicleta se convierten en ciclistas agresivos y que desprecian olímpicamente las normas de tráfico, poniendo en peligro su físico y el de los que se cruzan con ellos vayan a pie o en coche. Eso ocurre especialmente durante la época estival. Son los que supongo que forman parte de la gente que en verano se cree inmortal.
   En ese grupo que se cree imperecedero están los que van en grupo por un camino estrecho, como es el Camí del Campàs, y que aunque oigan un coche no se ponen en línea, por lo que cuando te cansas de ir a 20 kmh detrás de ellos has de tocar el claxon para que te dejen pasar. Cada vez que eso ocurre te ganas como poco los insultos de algunos o, al menos, sus miradas reprobatorias. También están los que circulan tan panchos en dirección contraria y como cometas la tontería de afearles su transgresión te llaman de todo menos bonito. Así mismo, en el pelotón de los inmortales figuran los que transitan por los carriles que están señalizados únicamente para peatones y ay de ti, pobre viandante, si te atreves a protestar por ello. Y otra muestra más del inmenso poder de la creencia en la inmortalidad: muchos de nuestros Ayuntamientos se han gastado sus buenos dineros en construir carriles solo para ciclistas, precisamente para que estén a salvo de los automóviles. Concretamente entre Torreblanca y Torrenostra hay dos carreteras que tienen, además de los viales para coches, otros dos, uno para peatones y otro para ciclistas; pues bien, los peatones suelen usar el suyo, pero son muchos los ciclistas que desprecian olímpicamente dichos carriles y corren tan ufanos por los viales de los coches. Y como pases a menos de 1,15 m. de ellos (creo que es la medida correcta para adelantar a un ciclista) te puede caer la del pulpo.
   Podría seguir contando más casos concretos de esos ciclistas que se creen inmortales, pero creo que con lo descrito es más que suficiente.
   Insisto que el pelotón del que hablo forma parte de un grupo minoritario de ciclistas, aunque me atrevo a decir que en verano sigue siendo minoritario pero no tanto como en el resto del año. ¿Por qué esa actitud que pone en riesgo su físico y el de muchos viandantes? Lo desconozco, solo puede suponer que son de la gente que en verano se cree inmortal.

PD.- El próximo post dominical irá sobre los conductores que en verano se creen inmortales.