El Libro I de la novela Los Carreño se titula Un
mañego enamorado. El epígrafe puede parecer extravagante, pero no lo es. Lo
explico: mañego es el gentilicio de los oriundos de un pueblo del Valle de
Jálama, en el norte de Extremadura, denominado San Martín de Trevejo (Por
cierto, si no lo conocen les animo a que lo visiten, es una auténtica delicia
pasear por sus calles). Ese mañego se llama Julio, y está perdidamente
enamorado de una moza que se llama Consuelo. La joven es nacida en un pueblo,
también sito en el norte de Extremadura, que se denomina Malpartida de
Plasencia (Si buscan ambas localidades en un mapa de Extremadura las
localizarán fácilmente) y cuyo gentilicio es chinato. Por eso en la narración
del primer libro encontrarán que a ambos protagonistas se les denomina
frecuentemente por sus gentilicios: a él como el mañego, a ella como la
chinata.
En
cuanto a los escenarios en los que se desarrolla el Libro I son todos reales.
Comienzan por el citado San Martín de Trevejo, luego Plasencia y después
Malpartida de Plasencia. Todos ellos ubicados en el norte de la provincia de
Cáceres, sita en la región de Extremadura en el occidente de España, y que es
fronteriza con Portugal. Finalmente, la cuarta localización es Palma de
Mallorca, la capital de la isla balear del mismo nombre.
Al tiempo que se narran los problemas que
conlleva un noviazgo no deseado por la familia de la novia, se describe el
entorno en que se desarrolla la relación, así como los rasgos de vida de la
época. Todo ello en un país mucho más atrasado que el resto de Europa y que
sufre convulsos acontecimientos que recaen, sobre todo, en las clases sociales
más modestas.
Julio es el fundador de la saga de Los
Carreño, una familia real, singular e irrepetible, cuya historia se novela. Es
la historia de dos generaciones entre 1889 y 1949, años en los que España
sufrió el Desastre del 98, la Guerra de África, las revoluciones anarquistas,
la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y la primera década del
franquismo.