"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 12 de julio de 2013

1.16. ¿Quién será el siguiente?

    José Ramón Arbós tiene abierto el periódico encima de la mesa camilla, pero no lo está leyendo, su mirada está perdida en el vacío.
   La mujer abre la puerta sin llamar. Es seca de carnes y tiene un gesto avinagrado.
- Bajo está Amador, dice que quiere verte, que es un asunto urgente.
- ¿Urgente para quién, para él o para mí? – El tono de sarcasmo del hombre es hiriente.
- ¿Qué le digo? – La voz de la mujer sigue siendo cortante como un cúter.
   Arbós duda unos instantes, al final accede:
- Dile que suba, pero añade… – Al darse cuenta del hosco gesto de la mujer decide mostrarse más cortés -, por favor, que tengo una jaqueca espantosa y que no estoy para mucho parloteo.

   Arbós sube las persianas de las dos ventanas del estudio, pero corre los visillos para que desde fuera no pueda verse el interior. Se abre la puerta y Amador Garcés se precipita a darle un abrazo.
- Las ganas que tenía de verte. Elvira me ha dicho que no estás muy allá, ¿qué te pasa?
- Nada que no pueda curarlo una gachí con un buen culo. Y hace unas semanas que no me como una rosca porque lo que tengo en casa no sirve ni para unas prisas.
- ¡Siempre serás un pichabrava, José Ramón! No sabes cómo envidio lo sietemachos que eres. A pesar de que somos de la misma quinta da la impresión como si tuvieras veinte tacos menos – La adulación de Garcés no parece afectar demasiado a Arbós.
- Hombre, tú es que tienes la suerte de tener en casa una buena jamona, lo digo con todo el respeto por Manolita. Si tuvieras la mojama que te ha abierto la puerta, ya veríamos.   
- Cuando quieras, cogemos el coche y nos vamos a un nuevo club que han abierto cerca de Albalat. Me han contado que hay material de primera. Dicen que han traído unas rusas que son la releche.
- Pero bueno, Amador, ¿qué me dices? ¿Tú de putas? Si no te conociera tan bien diría que te estás quedando conmigo. Cuéntame otra historia que esa no cuela. Pues buena es tu parienta como para consentirte que te vayas de picos pardos.

   Ambos prosiguen la conversación en el mismo tono de chanza durante unos minutos hasta que Arbós se cansa y, sin solución de continuidad, pregunta de manera tajante:
- ¿Y qué te trae por aquí? Supongo que no has venido a invitarme a echar unos casquetes.
- ¡Qué cosas dices! Vengo por el problema que te expliqué el otro día. Los de Cajaeuropa me han citado, tengo que ir a Valencia a verles. Si no encuentro la solución para seguir pagando los créditos temo que sea el final. Tienes que echarme un cable, José Ramón, por los viejos tiempos.
- Amador, no insistas, ya te dije que no puedo ayudarte. Y además tengo otro problema mucho más preocupante; mejor dicho, lo tenemos porque también te afecta. De hecho me has pillado leyendo la noticia. ¿Sabes a quién han estado a punto de cargarse? A Oriol Bricart.
- ¡No jodas!

   Arbós coge el ejemplar del ABC, en su edición valenciana, y lee la crónica de la redacción del periódico en Barcelona cuyo titular es elocuente: Un intento de asesinato termina con la víctima en la cárcel. El reportaje narra que Oriol Bricart, conocido empresario catalán de la construcción y antiguo consejero delegado de BACHSA, fue tiroteado al salir de su casa. Afortunadamente, sólo le alcanzó uno de los disparos y según el parte del hospital de Sant Pau su estado no reviste gravedad. Lo chusco vino cuando los mossos d´esquadra, al levantar el atestado, descubrieron que un juzgado valenciano había activado hacía tiempo una orden de busca y captura de Bricart, que hasta el momento no había sido localizado. Está acusado de cohecho, receptación y blanqueo de capitales, fraude fiscal y delito societario. En consecuencia, y tras la convalecencia, el constructor pasará de víctima a recluso. Sobre el autor o autores del tiroteo y sus posibles motivos la policía guarda silencio, aunque fuentes oficiosas afirman que podría tratarse de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes, que acaso confundieron a Bricart con un importante distribuidor de estupefacientes que, al parecer, vive en el mismo barrio del empresario. Este extremo no ha sido confirmado por las fuerzas de seguridad. La crónica también hace un resumen de la vida sentimental, bastante ajetreada, del constructor, así como de sus aventuras empresariales coronadas por el éxito hasta que en el dos mil ocho, como un reguero de pólvora, se extendió por el mundo entero el fiasco de las hipotecas subprime y la consecuente crisis que lo acompañó. La periodista remata el reportaje relatando los devaneos del empresario con el mundo del fútbol en el que llegó a ser propietario de un conocido equipo.

   Tras la lectura, Arbós asegura:
- Esto sí que es un problema de órdago y no el tuyo.
- La información habla de la posible confusión con un narco – Garcés se agarra al dato más benévolo de la crónica.
- ¡Qué confusión ni qué leches! Puedes imaginar quienes se lo han querido cepillar. Sabían perfectamente quién era. Ya sabes cómo trabajan nuestros antiguos socios. Lo único que me extraña de todo esto es que fallaran, aunque pensándolo bien acaso lo hayan hecho aposta, como un aviso a navegantes.

   Garcés trata de quitar hierro al asunto:
- Tranquilo, José Ramón. Estoy convencido de que no se meterán con nosotros. No les debemos nada y si al final el negocio salió mal no fue por nuestra culpa.
- Pues no estoy tranquilo ni nada que se le parezca. Si el cerdo del juez instructor no me hubiese quitado el pasaporte me habría largado de España. Porque te recuerdo que Oriol no ha sido el único que ha estado a punto de palmarla. El año pasado un coche atropelló a Rodrigo Huguet y el conductor se dio a la fuga. Todavía lo están buscando. ¿Un accidente? No creo en las casualidades.
- Hombre, José Ramón, no somos tan importantes como para que los compinches de nuestros antiguos socios vengan a por nosotros. Además, que yo sepa, todavía siguen vivitos y coleando Cardona y Arechabaleta.
- Esos dos son punto y aparte. Cardona porque es más listo que el hambre. Hace mucho que nadie sabe de él. Y Arechabaleta, porque como está acostumbrado a dar esquinazo a los etarras, también se zafará de estos. A esos no va a ser fácil encontrarles, pero ya me dirás adónde vamos nosotros.

   Arbós hace una pausa, y luego afirma de manera rotunda:
- Ya han tocado a dos de las cabezas visibles del asunto de la Marina - Y tras un breve silencio, y en tono dramático, se pregunta -. ¿Quién será el siguiente?