"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 17 de febrero de 2023

Libro III. Episodio 183. Los consejos del tío Luis

   Julio siente la curiosidad de saber el papel que juega el Rey respecto a la dictadura de Primo de Rivera. Su admirado doctor Lavilla le ofrece la respuesta.

   -Toda la combinación de los factores que antes he citado generan que el Rey comience a considerar que tal vez la Corona corre riesgos si sigue atada a la figura del Dictador, de ahí su actual desapego con Primo.

   La explicación del médico resulta ser profética. Ante la progresiva pérdida de apoyos sociales y políticos y ante el crecimiento de los sectores que se oponen a su régimen, Primo de Rivera pretende reforzar su posición ante la Corona y busca el apoyo directo del Ejército, pero la respuesta de los capitanes generales resulta tibia por lo que empieza a pensar en su dimisión.

   Mientras en España se agravan los problemas políticos y económicos que afectan a cientos de miles de familias, entre ellas a los Carreño, lo único que ocasionalmente hace olvidar las preocupaciones de ésta es la llegada de las primeras postales del primogénito embarcado en el Juan Sebastián de Elcano. Las primeras noticias llegan de las Canarias donde a fines de septiembre el buque fondeó en el puerto de Las Palmas. Días después partieron para Santa Cruz de Tenerife, visitando el valle de la Orotava y la ciudad de San Cristóbal de La Laguna. De las islas, Álvaro solo da pinceladas aisladas: que fueron recibidos por una multitud, que los canarios hablan el castellano más cadencioso que ha oído y que se quedó con ganas de ascender al Teide. Las siguientes postales tardan mucho en recibirlas y llevan el matasello de la brasileña ciudad de Recife.

   En tanto, los estertores del crac del 29 llegan a la ciudad. Las ventas caen en picado y los apuros económicos de los Carreño parecen alcanzar un punto de no retorno. Julio ha pasado un mal rato, pues los gorilas de Adelina la usurera han ido a recordarle que ha pasado el plazo bimestral del pago de intereses y le han dado cuarenta y ocho horas para cumplir. El droguero sabe por experiencia que los enviados de la Bronchales no hablan por hablar y, agobiado, piensa a quien recurrir para que le deje el dinero que necesita. Un préstamo para hacer frente a otro préstamo, hasta ese extremo he llegado, se dice. Cada vez le quedan menos clavos a los que agarrarse. Inesperadamente, el día anterior llega a la ciudad el tío Luis Manzano que, aunque ha vendido casi todo el patrimonio que tenía su difunta esposa en Plasencia, todavía le quedan un par de fincas por vender. A Julio se le ocurre pedirle el dinero al tío de su esposa, del que sabe que está forrado, pero que también es muy cicatero. Lo habla con Julia, a ver qué opina.

   -Hoy han venido los emisarios, por llamarles de alguna manera, de Adelina a recordarme que no hemos pagado el último plazo de los intereses y me han dado dos días para cumplir. Como está aquí tu tío, y aunque sé que no te gusta, he pensado que podías pedirle que nos prestara el dinero. En diciembre podríamos devolvérselo.

   -Tú sabes lo tacaño que es el tío. No presta dinero ni a sus hijos, ¿y crees que se lo va a dejar a una sobrina? –pregunta, irónicamente, Julia.

   -Te recuerdo que siempre dice que eres su sobrina favorita y además es tu padrino de pila. Y no es dinero lo que le falta, tú siempre me has contado que está forrado.

   Tras una larga discusión, Julio acaba convenciendo a su esposa de que no ve otra salida. Julia acepta. Para facilitarle la gestión, Julio le sugiere lo que puede hacer.

   -Mañana salgo de viaje a Herrera del Duque. Invita a comer al tío y que Paca haga uno de esos guisos caseros que tanto le gustan. En la sobremesa, cuando ya esté bien cebado, le planteas el problema y le cuentas que es nuestra última esperanza. Y como en la campaña navideña las ventas suelen repuntar, a finales de año podremos devolverle el anticipo. Solo será cuestión de dos o tres meses.

   Julia, tal y como le ha sugerido su marido, lleva a cabo la encomienda y como preveía su tío habla, habla y habla, pero no dice nada de prestarles la guita. Lo primero que pregunta es cómo han llegado a una situación tan desesperada. Julia le explica como los negocios se han ido enredando, que los gastos se han ido disparando por el firme deseo de que todos los hijos estudien y, al final, una inversión fracasada como la de la Bergwerk  Spanisch les llevó a pedir un préstamo a una usurera local que, con sus intereses desorbitados, les tiene acogotados.

   -¿Y cómo se le ocurrió al cabeza de chorlito de tu marido invertir tanto dinero en un negocio como el minero del que no sabe nada?

   -Fue cosa de los dos, tío –Julia quiere compartir las cargas-. Y tiene razón, no sabemos nada, pero todos a quienes preguntamos nos aseguraron que era un negocio tan bueno como seguro.

   -No sé si sois tontos, ingenuos o qué, pero lo vuestro es para mirárselo.

   Después de regañarla y repetirle una y otra vez que no se puede andar por el mundo siendo tan cándido, el tío Luis no suelta ni un céntimo, pero le da tres consejos: uno que abre un portillo a la esperanza, otro que siembra un mar de dudas y un tercero que podría dar resultado . El consejo que destapa la posibilidad de que su apuro puede tener solución es cuando el jurídico formula una pregunta que Julia hace tiempo que desechó.

   -¿Y por qué no le pides el dinero a mi cuñada?

   -¿Su cuñada, a cuál se refiere? –pregunta Julia bastante desconcertada.

   -¿A qué cuñada me voy a referir?, a tu señora madre. Con la de fincas y ganados que le dejó tu padre y lo que heredó de su segundo marido la buena de Soledad tiene el riñón bien cubierto. Dejarte un par de miles para ella no supondrá ningún problema.

   -Madre se ha hecho dura y egoísta a medida que ha ido envejeciendo. Mi hermana Luisa tuvo un apuro de dinero hace unos años, acudió a ella y no le prestó ni un real. Tuvimos que ayudarla nosotros.

   -Entonces, pídele tu herencia por adelantado.

   -¿Eso es posible? –Julia desconoce tal posibilidad.

   El tío Luis saca a relucir su formación de abogado.

   -Heredar una propiedad en vida es legalmente posible mediante un procedimiento denominado anticipo de la legítima o herencia anticipada. Dicho acto debe ejecutarse por escritura pública, con indicación individual del bien o bienes, y detallando el valor individualizado de los mismos.

   -Explíquemelo mejor para que lo entienda, tío. Ya sabe que no sé de leyes.

   -Te vas a ver a tu madre, le explicas lo que me has contado y que necesitáis un anticipo para cumplir con la prestamista. Si no te lo da, entonces le pides que te anticipe tu legítima. Es decir, la parte que te corresponderá de la herencia cuando ella fallezca. Que te adelante el dinero antes de escriturar, porque eso lleva su tiempo. Como sois cuatro hermanos te deberá corresponder, aproximadamente, entre un veinte y un veinticinco por ciento del patrimonio familiar, y eso supone un montón de miles de duros. Todos vuestros apuros resueltos de un plumazo.

   -¿Y cree que, con lo agarrada que es, accederá a ello?

   -Mañana mismo, coge el autobús, te plantas en Malpartida y se lo preguntas. Y así saldrás de dudas –resume, tajante, el jurista.

   Y el consejo que acabará sembrando un mar de dudas se produce cuándo, antes de terminar la dilatada charla, el tío Luis deja caer, como el que no quiere la cosa, otra idea.

   -Puesto que el roto en vuestra economía lo ha causado el hecho de que estáis empeñados en que toda vuestra camada acabe siendo universitaria, creo que habéis cometido un error de principio. En lugar de enviar a vuestros hijos a una ciudad con universidad y gastaros la hijuela en pensiones y demás dispendios, tendríais que hacerlo al revés. Ser vosotros, y me refiero a ti y a ese botarate de marido tuyo, los que os fuerais a la ciudad y vuestros hijos que os siguieran. No se puede avanzar si se ponen los carros delante de los bueyes.

   La explicación deja perpleja a Julia. No ha entendido de la misa la mitad.

   -Tío, por favor, hoy debo estar espesa porque no acabo de entenderle.

   -Te lo explicaré con bolas de colores. Para que me entiendas bien, vayamos hijo a hijo. Álvaro, gracias a que por una jodida vez me hicisteis caso, tiene la vida resuelta. Ya es alférez de fragata y tiene un sueldo, aunque mientras no termine los estudios es la Escuela la que se queda la mayoría de lo que gana, pero como digo ya no representa ningún problema; es más, a partir del año que viene podrá comenzar a ayudaros. Pilar, en cuanto se lo proponga, encontrará trabajo, bien en una farmacia o en un laboratorio. Y al igual que Álvaro podrá aportar dinero al fondo familiar. Julián, como se sacó el carné de conducir, con las escasez de chóferes que hay encontrará empleo en cuanto termine la mili. Otro apoyo más a la causa. Jesús, por lo que me contaste, quiere opositar a vista de aduanas y debería ir a Madrid para preparar la oposición, este es el primer factor problemático. Concha…

   -Perdone, tío, después de Jesús va Eloísa.

   -Ah, sí, Eloísa, la que está estudiando Magisterio, ¿verdad? En cuanto acabe querrá opositar al Cuerpo de Maestros y tendrá que ir a una ciudad a preparar la oposición. Otro factor problemático. Concha…, por cierto, ¿qué coño hace esa niña?, le he perdido la pista.

   -No le gusta estudiar. Me ayuda en las tareas de la casa.

   -Entonces Concha no sé si es un problema o parte de la solución porque alguien debe atender la casa. Los tres restantes: Andrés, Ángela y Froilán también son parte del problema. Querréis que estudien, lo que supondrá más gastos. Ergo, si para vosotros lo primordial es que todos los hijos puedan estudiar y estáis invirtiendo en ellos el dinero que tenéis y hasta el que debéis, entonces ¿por qué, la familia al completo, no os vais a vivir a Madrid? Allí podrán estudiar todos por la décima parte de lo que terminaréis gastando en mantenerles fuera de casa.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 184. ¿Por qué no os vais a Madrid?