"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 66. Que retorcido que eres, jodío

 

   A doña Pilar no le ha gustado nada lo de que Julio alije medicinas más allá de la Raya, pero aún no ha oído la segunda parte.

   -Aún no he terminado, madre –Y Julio le cuenta el negocio del tabaco al que no se atreve a motejarlo como obra de caridad. Y termina aludiendo al Bisojo-. A partir de ahora no voy a volver a rebajarme pidiéndole que me aumente la comisión. Y hasta me estoy pensando en decirle que se busque a otro desgraciado a quien mal pagar.

   Doña Pilar se queda mirando a su hijo como si no terminase de entender lo que acaba de decir.

   -¿Qué no vas a volver…? -Hasta que parece comprender- ¿Dejar de trabajar para el Bisojo? ¡Ni se te ocurra!, y debes continuar pidiéndole que te aumente la comisión y el sueldo.

   -¿Y para qué?, si lo del tabaco sale tan bien como lo de los medicamentos, que creo que podrá salir, el Bisojo se puede meter las cuatro perras que me paga donde le quepan.

   -Hijico, esa forma de reaccionar no es la que yo te he enseñado. Hay un pasaje de la Biblia que dice: Yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Así has de ser, prudente y sencillo. Mientras lo de las medicinas y lo del tabaco no sea algo sólido y estable necesitas tener un trabajo conocido para que te sirva de tapadera. Y tu actual desempeño vendiendo productos de droguería por la provincia es una tapadera perfecta.

   -Bueno, pues no me despediré, pero desde luego no voy a volver a pedirle ni una peseta de más.

   -Que mal recuerdas mis enseñanzas, hijo –se lamenta Pilar.

   -¿Qué es lo que no recuerdo, madre?

   -Julito, Julito –A veces Pilar emplea el diminutivo cuando su hijo dice algo que le retrotrae a su etapa de niño-, ahora a quien cito no es la Biblia sino al anónimo autor de El Lazarillo de Tormes. ¿Recuerdas la escena en la que el ciego y Lázaro acuerdan comer uvas de un racimo de una en una, y cuando acaban el ciego acusa a Lázaro de haber cogido uvas de tres en tres? Lázaro responde que no es así y pregunta por qué lo sospecha. La respuesta del ciego es contundente: en que yo comía de dos en dos, y tú callabas. Pues bien, el señor Elías, que es casi tan astuto como el ciego de El Lazarillo, si no vuelves a pedirle un aumento de sueldo sospechará que estás ganando dinero por otros medios y puede descubrir el tinglado. Aplícate el cuento y compórtate con tu patrón como si todo siguiera igual.

   Puesto que en la droguería Julio ha logrado que se venda mucho más, el trabajo le desborda por lo que, tras mucho insistirle, el Bisojo ha accedido a contratar a dos dependientas para que le ayuden. Son dos chiquitas jóvenes, Lupe y Antonina, a las que el mañego va enseñando los rudimentos del negocio. El hecho de haberse convertido en encargado y ganar más, le induce a ir adquiriendo hábitos burgueses por lo que aspira a moverse en un estrato de la sociedad placentina superior al que frecuenta. A conseguir esa mejora de status le puede ayudar que le admitan como socio en el casino mercantil, un club restringido en el que no ingresa el que quiere, pues los socios son muy estrictos con los nuevos aspirantes. Los primeros tanteos que, de forma discreta, ha hecho el mañego con algún socio conocido han sido decepcionantes.

   -Ni lo intentes, no admiten empleados y más de una droguería.

   En esas conversaciones, Julio se entera de que don Cristóbal, el boticario, es el tesorero del club y persona decisiva en la cuestión de los ingresos. Dado que el farmacéutico es su socio piensa pedirle que ejerza su influencia para que lo admitan, hasta que se le ocurre que quizá sea más efectivo que quien se lo pida sea su esposa. El siguiente día que yace con la temperamental Isabelina se lo plantea.

   -Tesoro, quiero pedirte algo, una pequeñez -Y Julio le cuenta a la boticaria consorte su aspiración: ser socio del casino, y para ello necesita de la influencia de don Cristóbal. ¿Y quién mejor que ella para pedírselo?

   -Lo haría con mucho gusto, corazón, pero si se lo pido seguro que recelará de por qué me intereso por ti. Y de ahí a sospechar que estamos liaos no hay más que un paso. Cristóbal es viejo, pero no lerdo.

   -He pensado un plan para que eso no ocurra. Para empezar, se lo tienes que pedir después de hacerle una felación –Isabelina le ha contado que es la manera con la que se excita el boticario.

   -¿Una fequé?, nunca había oio esa palabreja.

   -Una mamada. Después de hacérsela, ese es el momento en que se lo pedirás. Verás…, mañana, cuando tu marido esté en el casino, iré a la farmacia con cara mustia. Me preguntarás qué me pasa, de forma que todos lo oigan. Te contestaré que estoy muy cabreado porque no me admiten en el casino. Eso se lo contarás a tu marido, y a continuación le dirás: he pensado que no es bueno para ti que tu socio, aunque lo sea de tapadillo, ande enfadado porque si se cabrea mucho igual en un momento de rabia cuenta lo de vuestro trato, y eso te perjudicaría. Y antes de que eso pueda pasar se me ha ocurrido como puedes evitarlo: no tienes más que forzar un poco la mano para que lo admitan. Y puedes añadir que el chico es persona instruida, pues casi es bachiller y sabe mucho de contabilidad, por lo que no apadrinarías a un palurdo sino a un hombre culto. Y puedes rematar tu explicación añadiendo: como ves, mi amor, hasta en las situaciones más simples no pienso más que en tu buen nombre. Y si además le haces unos cuantos arrumacos, no será capaz de negarse.

   -Que retorcido que eres, jodío.

   Julio no sabe si todo debió suceder como le explicó a Isabelina, pero sea como fuere el hecho es que la intervención de la adúltera funcionó. Don Cristóbal le avaló y, aunque con alguna reticencia, ha sido admitido en el casino, si bien no como socio de número sino como socio accidental. En el casino Julio hace nuevas amistades, aprende a jugar al tresillo, al billar y se integra en una tertulia en la que se habla de todo, especialmente de política y sucesos locales. Hoy el coloquio versa sobre la guerra contra los insurgentes cubanos. Desde el llamado Grito de Baire en el 95 del líder independentista cubano José Martí, grupos de rebeldes atacan a las tropas españolas, y el hecho marca el inicio de la guerra entre Cuba y España en la que, gracias al larvado apoyo estadounidense, los rebeldes plantan cara al desorganizado y mal equipado ejército español. Cuba no solo es una cuestión de prestigio para España, sino que se trata de uno de sus territorios más ricos y el tráfico comercial con la isla es importantísimo, sobre todo para la industria catalana y vasca. El conflicto se ve agravado por las limitaciones políticas y comerciales impuestas por España. La prohibición del libre intercambio de productos, fundamentalmente azúcar de caña, con Estados Unidos y otras potencias ha levantado contra la metrópoli a la burguesía industrial y comercial cubana, y también a buena parte de la población.

   -¿Cómo está lo de Cuba? – pregunta alguien de la tertulia en la que Julio es más oyente que participante.

   -Pues mal, como todo –responde el pesimista del grupo.

   -Yo creo que nuestro ejército acabará metiendo en cintura a los mambises –opina el optimista -, al menos eso es lo que trae el Heraldo de Cáceres.

   -¿Quiénes son los mambises? –pregunta un tercero al que los ha mencionado.

   -No sé, eso no lo dicen los papeles.

   -Perdón, pero el término mambises se utiliza para referirse a los guerrilleros independentistas cubanos, pero también a los dominicanos y filipinos –explica Julio. Intervenciones como esta hacen que el prestigio del mañego como persona instruida y documentada comience a crecer entre sus contertulios y empiecen a pedirle su opinión.

   -Se llama Carreño, ¿verdad?, ¿y qué opina de la guerra cubana?

   -No le podría decir, lo poco que sé es lo que leo en el Norte de Extremadura. Y lo último que he leído es que la situación militar española es complicada. Los mambises, dirigidos por un tal Maceo, parece que controlan el campo, quedando bajo dominio español solamente las zonas fortificadas y las principales poblaciones. El capitán general Weyler concentra a los campesinos en reservas vigiladas. Con esa política pretende aislar a los rebeldes y dejarles sin suministros. Pero está por ver que esa estrategia funcione.

   -¿El Norte de Extremadura qué orientación política tiene? –pregunta uno de los tertulianos.

   -Pues no lo sé, pero pertenece al partido liberal-democrático.

   -Ah, vamos, los liberales –El tertuliano lo ha dicho con su tono más despectivo.

   -Peor sería que leyera la Región Extremeña, que es republicano –comenta otro.

   Doña Pilar tiene otras preocupaciones muy distintas a las de su hijo. El curso 96-97, su alumna predilecta, Julia Manzano, terminó el primer ciclo de tres años de la enseñanza secundaria, que ha cursado por libre y bajo su guía. Como está previsto reglamentariamente, concluidos los estudios del primer ciclo, los alumnos han de sufrir un examen de reválida, cuya duración no bajará de una hora de las materias estudiadas: Gramática castellana y latina, con ejercicios de traducción y análisis, Retórica y Poética. Para los estudiantes de enseñanza libre el examen se realiza en el establecimiento donde el alumno vaya a matricularse para el segundo ciclo; en el caso de Julia será en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Cáceres. La señora Soledad se resiste a enviar a su hija a la capital de la provincia para completar el bachillerato, justificando que no puede ser bueno que la jovencita viva fuera de casa. Esa es la excusa que da, en el fondo lo que no quiere es gastarse un puñado de cuartos en la manutención y hospedaje de Julia. Doña Pilar trata por todos los medios de convencer a Soledad y le explica los beneficios que puede sacar Julia por ser bachiller.

   -¿Sabe usted, señora Soledad lo que puede suponer para la chiquilla que acabe el bachillerato? No solo por los saberes que atesorará, sino porque luego podría ingresar en la universidad y quizá llegar a ser abogado, médico, ingeniero…

   -¿Y pa que me va a servir que sea abogá?

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, el episodio 67. La pequeña Julia cambia de estudios