"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 18 de marzo de 2022

Libro III. Episodio 136. Un problema de faldas

   Como Álvaro pronto cumplirá diez años, el matrimonio Carreño, por consejo de doña Pilar, ha resuelto internar al chico en una residencia de Cáceres para que curse el primero de bachillerato en el instituto de enseñanza media. Los preparativos comienzan semanas antes de que el muchacho tenga que irse. Hay que prepararle mudas nuevas, bordar sus iniciales en las camisas y coser etiquetas con las iniciales en toda la ropa interior para que en la lavandería no la confundan con la de otros internos. De todo ello se ocupa Paca puesto que Julia está demasiado enfrascada en las tiendas y en Interplás como para sacar tiempo de ocuparse de esas menudencias.

   -El tato se irá, ¿y ya no volverá a casa? –quiere saber Julián que, con sus seis años, ya comienza a plantearse preguntas de futuro.

   -Claro que volverá. Vendrá a pasar las Navidades y más tarde también vendrá por Semana Santa y luego estará todo el verano con nosotros –le explica Paca.

   -¿Qué es Semana Santa? –repregunta Julián.

   -Es cuando sacan a los cristos y las vírgenes de las iglesias y los mayores se disfrazan de mamarrachos –le aclara Pili que, con sus ocho años, se cree una sabihonda.

   -No se disfrazan de mamarrachos sino de nazarenos –la corrige Paca que agrega-. Y tú también irás a Cáceres pa hacerte bachillera.

   -Yo no quiero ser bachillera, quiero ser tendera como mamá –replica la niña.

   Ni durante la primavera ni el verano la guerra ha cambiado de rumbo. Victorias y derrotas siguen alternándose, pero en esos meses sí han ocurrido hechos que acabarán influyendo decisivamente en el desarrollo del conflicto. Los submarinos alemanes continúan hundiendo indiscriminadamente buques en el Atlántico, entre ellos algunos de bandera norteamericana cuyas autoridades exigen el fin de los ataques. La inteligencia estadounidense, además, ha descubierto que Alemania ha pedido a Méjico que se alíe con las potencias centroeuropeas prometiéndole la devolución de los territorios que les arrebataron los yanquis. Todo lo cual lleva al Congreso norteamericano a declarar la guerra a la Triple Alianza y reclutar rápidamente cerca de tres millones de soldados que comienzan a ser enviados a Europa. Con ellos van a llevar un virus letal que al siguiente año asolará al mundo.

   Al final del verano Julia rompe aguas. Como en anteriores ocasiones, el parto es relativamente sencillo y sin complicaciones. Etelvina, que ha ayudado a la madre en todos sus alumbramientos, es quien anuncia al padre que el nuevo vástago es hembra. Los niños, como estaban advertidos de que iban a tener un nuevo hermanito, reciben la noticia sin aspavientos. Cuando la abuela Pilar les preguntó que preferían: si hermanito o hermanita nadie fue capaz de dar razón, salvo Pili.

  -Pues, servidora –A veces Pili es muy redicha-, prefiere que sea hermanita, así las niñas estaremos empatadas con los chicos.

   -¿Y cómo se va a llamar? –pregunta Jesús.

   -Los papás me han dicho que le van a poner Concepción, pero que la llamaremos Concha –explica la abuela.

   -Concepción es un nombre muy feo, me gusta más Concha –proclama Pili.

   -Así se llamaba una tía de la mamá que murió. Justamente, su viudo; o sea, el que era su marido, que se llama el tío Luis, será su padrino –les explica Pilar.

   Luis Manzano, hermano menor del padre de Julia, ha sido el único miembro de la familia de los Manzano que estudió. Se licenció en Derecho e hizo oposiciones al Cuerpo de Jurídicos de la Armada que aprobó. Ahora ha venido para apadrinar a la que será su ahijada y de paso a ver al resto de la familia.

   Cuando Julia vuelve a la tienda, tras el tradicional puerperio de dos meses, Lupe le dice que tiene que contarle algo.

   -Tú dirás.

   -He estado dándole muchas vueltas de si debía contártelo, pero he pensado que con lo bien que siempre te has portado conmigo no sería leal por mi parte no decírtelo.

   -Huy, huy, huy, no sé qué vas a contarme, pero con ese principio puede ser cualquier cosa. No le des más vueltas y suéltalo de una vez.

   Lo que le cuenta Lupe es que Merche, la nueva dependienta, se está tomando demasiadas confianzas con el jefe, incluso le tutea y le llama Julio a secas; coquetea descaradamente con él y en cuanto le ve entrar en la tienda se desabrocha un botón de la blusa dejando que se le vea el inicio del canalillo entre los pechos. Y la desvergonzada va más lejos todavía, cuando en el mostrador pasa por detrás de Julio se roza con él sin ninguna clase de pudor… Julia escucha las confidencias que le está haciendo Lupe y su gesto se hace más preocupado con cada pasaje, hasta que estima que ya ha oído bastante.

   -Vale, Lupe, es suficiente. Una pregunta, ¿y mi marido qué hace cuándo esa descarada coquetea con él?

   -Que yo sepa, nada por el momento, solo la mira con ojos encandilados y sonríe como un bobo. Ah, y perdona todas las meteduras de pata de la moza que como novata las comete a porrillo.

   -Gracias, Lupe. Te has portado como lo que eres, una buena amiga, y has hecho bien contándomelo.

   -¿Quieres que ponga en su sitio a esa zorra para que se entere de lo que vale un peine?

   -No es necesario. Yo me encargo.

   De cuanto le ha contado Lupe, lo que más preocupa a Julia es que su marido, cuando la joven coquetea con él, no hace nada por el momento. Lo que supone que si opta por no darse por enterada puede llegar un momento en que Julio sí haga algo. Y aunque piensa que, a sus cuarenta y siete años, su marido comienza a entrar en una edad en la que la pérdida del vigor sexual empieza a ser un hecho, siempre puede caer en la tentación de echar una cana al aire, por lo que no está dispuesta a que lo que ahora no es más que un conato de fuego pueda convertirse en un incendio difícil de apagar. No se lo piensa demasiado, y decide cortar por lo sano; de ninguna manera va a consentir que una aprendiza de mujer fatal le amargue la vida y pueda romper su matrimonio. ¡Hasta ahí podríamos llegar! Se plantea cómo resolver el problema de Merche y piensa que lo mejor es arreglarlo con discreción y sin que su marido se entere, pero tomando al toro por los cuernos como dicen los taurinos. En la primera ocasión que Julio sale de viaje, y después de cerrar, Julia llama a la coquetuela dependienta.

   -Merche, quédate un momento que me has de ayudar a catalogar la partida que acaba de llegar.

   En cuanto se quedan a solas, Julia no pierde el tiempo en digresiones y va directa al grano, y opta por utilizar un lenguaje arrabalero que es el que mejor entienden personajillos como la casquivana empleada.

   -¿Te gusta este trabajo, Merche?

   -Mucho, señora Julia. Cada día estoy más contenta de trabajar con ustedes. Todas las noches, cuando llego a casa, es lo que les cuento a mis padres.

   -Pues nadie lo diría porque te comportas como si quisieras que te echáramos a patadas.

   La muchacha no esperaba semejante respuesta y se sorprende. Su instinto le dice que la jefa está de mal humor, y cuando está así tiene fama de ser muy bronca, por lo que opta por mostrarse sumisa.

   -¿Es qué he hecho algo mal, señora Julia?, porque si es así, por favor, dígame qué es y lo corrijo enseguida.

   -Déjame que te lo explique, bonita. El señor Julio, mi marido, es el jefe para todo el mundo, salvo para mí, naturalmente. O sea, que nada de Julio esto o Julio lo otro, desde ahora sí jefe, no jefe, o sí señor, no señor; eso lo primero. Lo segundo, es bueno para el negocio que sonrías y hasta que coquetees discretamente con los clientes, pero no con el jefe, con él solo coqueteo yo. Tercero, se acabó lo de desabrocharte los botones de la blusa cuando aparece el jefe. Y, por último, ni se te ocurra volver a restregarte contra él como una gata en celo o de la patada que te voy a dar en tu lindo trasero vas a llegar al Jerte. Y no solo te voy a echar, sino que voy a contar a mis amistades que has intentado destrozar un matrimonio con seis hijos para que todo el mundo sepa que eres una mala pécora. Y tan cierto como que me llamo Julia Manzano que no volverás a trabajar ni en Plasencia ni en cien kilómetros a la redonda. ¿Te ha quedado claro, calientabraguetas? Pues ándate con ojo que no te lo volveré a repetir –Al ver que la muchacha va a decir algo Julia la corta-. No, mejor que no digas nada porque lo puedes poner peor. Mañana, al abrir la tienda, te quiero ver con un traje decente y poniendo buena cara a la clientela, pero lo que te he dicho grábatelo a fuego porque si no te enmiendas no habrá otra advertencia. Y deja de lloriqueos, límpiate los mocos y sal de aquí sin que se te note nada. Hasta mañana y, recuerda, no habrá otro aviso.

   Cuando Merche se va, Julia suelta un hondo suspiro y con él la rabia y la tensión contenidas, pero está satisfecha por su intervención. Cree que ha actuado como le aconsejó doña Pilar antes de casarse: que debería usar el sentido común, la astucia y el coraje para dejar las cosas bien claritas ante un caso como el de la dependienta. Y recuerda otra frase de la que ahora es su suegra: la mayoría de los hombres engañan a sus esposas porque ellas no les han puesto los puntos sobre las íes desde el primer día. Así lo ha hecho, aunque más que a su marido se los ha puesto a la provocadora Merche. Ahora, a esperar que la muchacha haya aprendido la lección y que no vuelvan a repetirse problemas de faldas.

   En cuanto a la guerra, el segundo semestre del año no parece deparar grandes cambios; tanto alemanes como austrohúngaros comienzan a dar señales de asfixia económica, no en vano están luchando contra algunos de los imperios más poderosos del mundo. Y quizá por esa asfixia, los franceses recuperan plazas ocupadas por los alemanes desde el principio de la contienda, tales como las fortificaciones de Verdún. Y finalizando el año ocurren dos hechos importantes: Alemania solicita una conferencia de paz, y el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, hace un llamamiento a las naciones europeas en conflicto para detener la guerra y dar paso a la reconstrucción de Europa.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 137. ¿Los Reyes Magos existen?