"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 11 de febrero de 2022

Libro III. Episodio 131. Magnicidio en Sarajevo


   El nacimiento del quinto retoño ha provocado un coyuntural debate en la familia Carreño, el motivo es que no acaban de ponerse de acuerdo sobre el nombre con el que van a bautizar a la criatura. La madre sugiere llamarla Luisa como su segunda hermana, la abuela paterna que se llame Asunción como una de sus primas, la materna suspira porque su nieta lleve su nombre, Soledad, y cada cual tiene su propuesta. Tras debatirlo y al no haber acuerdo Paca, que ha estado callada hasta el momento porque al fin y al cabo no es de la familia aunque la tratan como si lo fuera, propone una solución neutra.

   -¿Y por qué no le ponen el nombre del santo del día?, es lo que hacen en San Martín.

   -A ver, buscadme el calendario Zaragozano, no sea que hoy vaya a ser el día de una de esas santas de nombre impronunciable y la cría cuando se haga mayor quiera asesinarnos –reclama el padre. Al momento llega Paca con el más popular calendario español. Julio busca el uno de junio y lee el santoral.

   -San Aníbal de Francia, san Caprasio de Lérins, Fortunato de Montefalco, Íñigo de Oña, Isquirión, Próculo de… -Al llegar ahí cierra el calendario de golpe y exclama-. ¡No pretenderéis que le pongamos a la niña uno de esos nombres, ni hablar!, la cría no tiene ninguna culpa de haber nacido hoy -y opta por cortar por lo sano-. Julia, ¿cómo se llamaba aquella amiga tuya del pueblo con la que tantas trastadas hacías de cría?

   -¿Te refieres a Eloísa?

   -La misma. Así se llamará la cría, Eloísa –Y con ese nombre es cristianada la neófita cuando once días después la bautizan. La pequeña, al revés de lo que ocurrió con sus hermanos, tiene un comienzo de vida azaroso. En las primeras semanas engancha una enfermedad tras otra y llega un momento en que parece que formará parte de la legión de críos que no llegan a cumplir un año, algo que dada la alta tasa de mortalidad infantil en España tampoco sería raro como explica Etelvina que, junto con el doctor Lavilla, es la que más pelea para que la pequeña Eloísa siga adelante.

   El año 1914, con la salvedad de la mala salud de Eloísa, discurre venturosamente para los Carreño. Los demás críos crecen sanos y vigorosos, las ventas han repuntado y la empresa de interiorismo no cesa de recibir encargos, sobre todo de electrificación…, hasta que a fines de junio, exactamente el veintiocho, un sangriento suceso que ocurre en un lugar muy alejado de Plasencia altera la vida de los Carreño y la de millones de europeos al principio, y del resto del mundo después. Todos los periódicos insertan en primera plana la noticia: El 28 de junio, el archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del Imperio Austro-Húngaro, ha sido asesinado junto con su esposa en Sarajevo, la capital de Bosnia. El magnicidio ha provocado una extrema tensión entre las potencias europeas.

   El suceso desata una crisis cuando Austria-Hungría da un ultimátum a Serbia y se invocan las distintas alianzas internacionales forjadas a lo largo de las décadas anteriores. Fracasada la diplomacia, un mes después del magnicidio Alemania declara la guerra a Rusia, y Austria se la declara a Serbia, lo que supone el comienzo de la Guerra Europea –así llamada al principio- en la que acaban involucradas todas las grandes potencias de la época divididas en dos bandos: por un lado la Triple Alianza formada por el Imperio alemán y el Imperio austro-húngaro y por otro la Triple Entente formada por el Reino Unido, Francia y Rusia.

   Al principio, la guerra parece muy lejana y totalmente ajena a los intereses cotidianos de los placentinos, por lo que el interés que suscita entre la ciudadanía es relativo, pero no así en el casino donde se discute apasionadamente sobre el conflicto. Los debates se centran no solo en la contienda sino en la postura que adoptará el gobierno español, a la sazón presidido por el conservador Eduardo Dato. Cuando Julio, que ha estado viajando por la región, llega a la tertulia el uno de agosto la discusión está al rojo vivo por el enfrentamiento entre los conservadores que ven en la Alianza a los representantes del orden y la autoridad, y los liberales que se decantan por la Entente que para ellos representa la libertad y la democracia. Julio quiere conocer las últimas noticias y el comandante Liaño le resume el estado del conflicto.

   -Los austrohúngaros han iniciado las hostilidades con el intento de invasión de Serbia. Mientras, Alemania ha invadido Bélgica y Luxemburgo, pese a ser países neutrales, en su camino a Francia donde han podido ser detenidos por los franceses casi a las puertas de París.

   -¿Y se sabe qué va a hacer nuestro gobierno? –pregunta Julio, más interesado por los problemas nacionales que por los internacionales.

   -De momento, Dato guarda silencio. Supongo que espera a ver el partido que toman otras naciones.

   El droguero llega a casa muy preocupado y hace a su esposa un resumen de las noticias que le han contado sus contertulios. Julia trata de tranquilizarle.

   -No te preocupes, mi amor, todos los países que has citado están muy lejos y no creo que esa guerra nos vaya a afectar. Puedes estar seguro que si sales a la calle y preguntas a cien personas donde está Serbia, seguro que como mucho una o dos lo sabrán, los demás ni lo saben ni les importa.

   -Sí, pero Francia es vecina nuestra, o sea que la guerra ya no está tan lejos.

   -Tranquilo, no creo que llegue la sangre al río. Y para que te alegres, te diré que ha estado don Enrique y me ha dicho que cree que Eloísa ha pasado lo peor y que a partir de ahora posiblemente no vuelva a enfermar, al menos de momento.

   En las semanas siguientes, la inquietud por la guerra comienza a generalizarse. Como bien suponía Julia, casi nadie en la ciudad sabe dónde está Serbia y son contados los que sabrían situar a Sarajevo en un mapa, pero las noticias sobre el conflicto son cada vez más inquietantes porque cada día que pasa aumentan los países involucrados en la contienda. Tras los primeros enfrentamientos, se inicia una guerra de desgaste donde las líneas de trincheras apenas sufren variaciones en el conocido como frente occidental. En el oriental, el ejército ruso logra algunas victorias frente a los austrohúngaros, pero son detenidos por los alemanes en su intento de invadir Prusia Oriental. Todo este cúmulo de noticias, comentadas hasta la saciedad en la tertulia del casino, inquieta sobremanera a Julio.

   -Ves lo que te dije, cariño, ya está casi toda Europa metida en el ajo y eso puede afectarnos.

   -No seas pesimista, mi amor –En la intimidad los Carreño se muestran muy afectuosos, en público su lenguaje es más contenido-, no creo que nuestro gobierno nos meta en ese lío en el que no se nos ha perdido nada.

   La reacción de la ciudadanía es lenta, como la de todas las macroestructuras sociales, pero cuando comienza una tendencia es complicada pararla pues la inercia adquirida suele provocar que sea más persistente que las individuales. Y eso es lo que comienza a ocurrir con la clientela en general y la de las tiendas de los Carreño en particular.

   -Tendría que repasar los números del año pasado por estas fechas, pero juraría que las ventas están bajando –comenta Julio cuando antes de acostarse la pareja se cuenta cómo ha ido el día.

   -Temo que sí. De los seis encargos que teníamos en Interplás, dos de ellos los han anulado y un tercero parece que seguirá el mismo camino –corrobora Julia.

   -Tenemos mala suerte, ahora que las ventas estaban repuntando.

   Las primeras batallas, de lo que por ahora sigue llamándose la Guerra Europea, son más bien cortas, en algunos casos de días, lo que parece indicar que el conflicto no puede tener mucho recorrido. Esa es la opinión que sustenta Julio cuando le preguntan en la tertulia, pero rápidamente el comandante Liaño le enmienda la plana.

   -Amigo Carreño, ojalá sea así, pero me temo que los tiros, y nunca mejor dicho, no van a ir por ahí. Ni Francia ni Alemania han puesto toda la carne en el asador, puede decirse que estos primeros enfrentamientos no han sido más que escaramuzas, sangrientas, pero solo meras refriegas. O mucho me equivoco o nos esperan batallas y días peores.

   En octubre se produce un hecho importante, el Imperio otomano entra en guerra con la ruptura de relaciones diplomáticas con la Entente y en noviembre Rusia declara la guerra a los turcos. Antes de que acabe 1914 la que es llamada Guerra Europea lleva camino de convertirse en mundial pues el conflicto, a través de las colonias de los distintos países europeos, se extiende al extremo oriente, al continente africano y hasta Oceanía, solo las Américas se salvan por el momento de la conflagración.

   Todas estas noticias, que los periódicos airean diariamente en sus portadas, consiguen que Julio acabe teniendo una idea obsesiva: hay que hacer recortes en el negocio pues cada día que discurre parece evidente que el terremoto bélico desencadenado por el  magnicidio de Sarajevo no se va a resolver en unos meses. Solo hay un hecho que le tranquiliza en parte: el siete de agosto de 1914, el diario oficial, La Gaceta de Madrid, publica un decreto por el que el gobierno declara la estricta neutralidad de España en la guerra. Cuando se lo cuenta a su esposa, Julia saca a relucir su espíritu pragmático.

   -Del mal, el menos.

   En los tres últimos meses del año, la contienda continúa con tono incierto y nuevos países entran en el conflicto. La Entente declara la guerra a Turquía, mientras en el extremo oriente el Imperio japonés se enfrenta a Alemania a la que derrota en China con el apoyo de los británicos. Los alemanes también son vencidos por los australianos en Oceanía, y en un lugar tan remoto y alejado de Europa como las islas Malvinas una escuadra de la flota alemana es aniquilada por la Royal Navy. Lo de la Guerra Europea es una denominación que cada día que pasa es menos cierta, por eso hay periódicos que ya la califican como la Gran Guerra. Aunque lo que se pregunta Carreño es ¿nos afectará la guerra se llame como se llame?

 

  PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 132. La tregua navideña