"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 68. Remember the Maine, to Hell with Spain

   En la tertulia del casino se comenta el magnicidio del presidente del gobierno español y sus posibles consecuencias. Uno de los tertulianos, poco versado en la política nacional, pregunta:

   -¿Qué es el Pacto de El Pardo? 

   -Más que pacto fue un acuerdo personal, en vísperas de la muerte de Alfonso XII, entre Cánovas del Castillo, por los conservadores, y Mateo Sagasta, por los liberales, para proporcionar estabilidad al régimen monárquico. Lo que acordaron en concreto fue la alternancia pacífica de gobierno entre ambas formaciones –explica el enterado de turno.

   El magnicidio de Cánovas es un mazazo para la frágil democracia española de finales del XIX, pero es acabando el año cuando se producen sucesos que de manera concluyente determinan el devenir de la historia española. En noviembre, el presidente de Estados Unidos, McKinley, anuncia la ayuda de su país a la insurrección cubana, espoleada por la oligarquía de la isla que anhela la independencia para poder comerciar libremente. Eso supone el principio del fin para el ya menguado imperio colonial español, pues el año anterior España concedió la Carta Autonómica a Puerto Rico que de hecho se independiza, ya que la Carta autorizaba la formación de un gobierno de carácter autonómico. La presión de la creciente política expansionista de Estados Unidos y el afán de independencia de las antiguas colonias se enfrentan a unos gobiernos españoles débiles, corruptos y con escasa representatividad social. Más allá de los políticos, de los intereses de los militares y del eco que de todo ello se hace la prensa en manos de grupos de poder, la mayoría de la sociedad española no percibe que los sucesos de ultramar le afecten, quizá debido a la lejanía de las guerras coloniales, quizá por el desinterés de un pueblo que participa  escasamente en la vida política, amordazado por el caciquismo. En la tertulia del casino, en la que cada vez cuenta más la opinión de Julio, los coloquios sobre la guerra de Cuba se dan con mayor frecuencia.

   -Carreño, usted que es buen lector de periódicos, ¿qué nos puede contar de lo de Cuba?

   -Pues que anda de mal en peor y más desde que los yanquis se han metido por medio.

   -Esos yanquis son unos zascandiles, habrá que darles una lección.

    El año 1898 comienza para Julio como terminó el anterior, trabajando en la droguería a la que la gente sigue llamando del Bisojo, aunque realmente deberían apelarla de Carreño, pues el viejo droguero ni la pisa. Su artritis no es que no se cura, sino que va a peor; la enfermedad y el frío del invierno han provocado que las manos del Bisojo se le hayan quedado como garfios agarrotados, y el médico le ha dicho que se olvide de volver al trabajo, lo que debe hacer es pensar en jubilarse. Al enterarse Julio del diagnóstico, comienza a germinar en su mente la idea de que puede ser el sucesor de su patrón. ¿Por qué no?, se dice, y como la mayoría de ideas que se le ocurren se la plantea a su madre.

   -El médico ha dicho que el señor Elías no va a volver a la tienda, que debería jubilarse.

   -¿Y qué pasará con la droguería? ¿Sabes qué piensa hacer con ella? –indaga Pilar.

   -No lo hemos hablado, lo único seguro por el momento es que no vuelve.

   -Elías no tiene hijos, ¿sabes si tiene sobrinos u otros parientes cercanos? Lo pregunto porque si no vuelve alguien tendrá que hacerse cargo del negocio.

   -Una vez le oí decir que tiene una hermana en Béjar, pero no deben tener una relación muy cercana porque nunca volví a oírle hablar de ella y me parece que tampoco deben cartearse. Las únicas cartas, mejor dicho postales, de familiares que han llegado a la tienda son de un primo hermano que vive en Cintruénigo, un pueblo de Navarra, y solo las recibe una vez al año, por Navidad.

   -La hermana que vive en Béjar, ¿tiene descendencia?

   -Nunca le oí hablar de sobrinos.

   -Procuraré enterarme, así como de ese primo navarro, pero la pregunta a plantearse es: si Elías no tiene sucesores naturales, ¿quién sería el mejor situado para hacerse cargo del negocio?

   -Esa es una pregunta de las que tú calificas como retórica, madre. Sabes bien la respuesta, si hay un candidato natural soy yo.

   -De eso no hay duda. Quizá estemos ante la posibilidad, de la que tanto hablamos en nuestra correspondencia cuando estuviste en la mili, de hacer realidad ese viejo sueño tuyo de montar un comercio. Con la ventaja de que en este caso el negocio ya está montado y, por lo que cuentas, reporta buenos dividendos.

   -Ya puedes imaginarte que lo he pensado, madre. De hecho se ha convertido en una idea fija desde que me enteré del estado del tío Elías.

   -Pues mira, hijo, adelante que se hace tarde. Vamos a pensar en cómo afrontamos la situación de la mejor manera posible para tus intereses.

   Madre e hijo debaten lo que podrían hacer para que la droguería termine en manos de Julio, siempre que el Bisojo no les dé una sorpresa de última hora y traspase el negocio a un ignoto pariente o lo venda al mejor postor. Se reparten las primeras tareas a llevar a cabo. Pilar se informará sobre los descendientes de los parientes que pueda tener Elías, sobre todo de aquellos que tengan chicos en situación de seguir con el negocio. Julio le planteará directamente qué piensa hacer con la tienda. En esas gestiones andan metidos madre e hijo cuando ocurre un suceso muy lejos de Plasencia, pero que de algún modo termina influyendo en los objetivos que acaban de marcarse.

   Por medio del último gran invento del siglo, el telégrafo de Marconi patentado el año anterior, el 16 de febrero del 98 llega a España la noticia de que el acorazado norteamericano Maine zozobró el día anterior en la bahía de La Habana a causa de una explosión. El buque había sido enviado para proteger los intereses de los ciudadanos estadounidenses en Cuba mientras durasen las revueltas de los independentistas. Estalló de repente y las causas de la explosión no están claras, pero la opinión pública norteamericana, exaltada por las noticias manipuladas de su prensa amarilla, culpa a España. El lema Remember the Maine, to Hell with Spain se convierte en una proclama incendiaria para quienes claman a favor de la guerra contra España. Estados Unidos acusa al gobierno español del hundimiento del acorazado y lanza un ultimátum en el que le exige la retirada de Cuba y, sin esperar a recibir la respuesta española, empieza a movilizar voluntarios. Las tropas norteamericanas rápidamente arriban a Cuba y su armada destruye dos flotas españolas, una en la batalla de Cavite, pues Filipinas también se ha alzado contra la metrópoli, y otra en la batalla de Santiago de Cuba. Los reveses bélicos son comentados por los tertulianos del casino con sentimientos encontrados, pues siempre consideraron que España era una potencia naval, pero la realidad es que la armada española ha sido masacrada por la flota estadounidense.

   -¿Quién fue el gilipollas que dijo que íbamos a dar una lección a los yanquis?

   La pregunta no tiene respuesta, queda tapada por otra que apunta al futuro.

   -¿Y ahora qué pasará?

   -Lo que debería hacer el gobierno es mandar al ejército que invada Estados Unidos –pide el optimista desinformado que hay en toda tertulia.

   -Sí, hombre, ¿y con qué vamos a transportar las tropas, en barcas de pesca?

   -Si la guerra contra los insurgentes cubanos y filipinos continúa, y a ello se añade un enfrentamiento con los yanquis, ¿es posible que nuestro ejército tenga que ser reforzado con más tropas? –El interrogante que Julio lanza a la tertulia, y específicamente a un comandante retirado que forma parte de la misma, es una pregunta interesada pues está pensando en que por su edad puede ser llamado a filas.

   -Eso, seguro; si ya no podíamos con los mambises, imagínese lo que será enfrentarse a los yanquis. Nos van a poner a marcar el paso hasta a los de la reserva.

   La respuesta, aunque carente de rigor, es la que se temía Julio. Lo que genera que sus preocupaciones dejen de ser las referidas a la droguería y se centran en su situación militar. Pertenece a la llamada reserva activa y está adscrito al regimiento de Infantería Covadonga, número 40. Si la guerra contra los insurgentes y los yanquis se prolonga, igual deja de tener sentido su interés por la sucesión del Bisojo, porque si llaman a filas a los reservistas y tiene que marcharse al otro lado del Atlántico sus preocupaciones pasarán a ser otras. Se ve vestido con la guerrera de cuello vuelto y el pantalón de rayadillo, que es el uniforme de las tropas españolas en ultramar, y portando un Máuser, el fusil reglamentario de la infantería española. En el supuesto de que eso ocurra piensa que podría escribir al sargento Linares que tan bien se portó con él durante la mili, pues fue quien le facilitó el enchufe en la Capitanía General de Baleares, o quizá al sargento Fernández, el que fue su jefe inmediato en la Secretaría de Justicia, pero desiste al pensar que si vuelven a llamarle a filas no irá a Mallorca, dado que el regimiento al que está adscrito tras su licencia está de guarnición en la madrileña ciudad de Leganés. La preocupación por lo que le puede ocurrir, si es nuevamente enrolado en el ejército, aparca de momento sus pesquisas por el problema de la sucesión del Bisojo.

   Doña Pilar, que no tiene esas preocupaciones aunque sigue con interés los acontecimientos por lo que pudieran afectar a su hijo, ha seguido indagando sobre la familia del tío Elías. Por medio de sus contactos en la Guardia Civil, pues es hija del Cuerpo, se entera de que la hermana del Bisojo que vive en Béjar solo tiene un hijo, ya cuarentón y que disfruta de un buen empleo en una fábrica textil de la ciudad salmantina. No parece que por ahí haya algo que temer. Del primo que vive en Cintruénigo no logra enterarse de nada, pero piensa que Navarra está muy lejos y que si solo le envía una postal por Navidad los lazos no deben ser demasiado estrechos. Noticias que cuenta a Julio a quien pregunta:

   -¿Qué te parece que hagamos, hijo?

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 69. ¡Ojito con el viejo que es un pendejo!

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 67. Julia cambia de estudios

 

   A la madre de Julia no le viene de cara que su hija pequeña estudie el segundo ciclo de bachillerato. Doña Pilar intenta convencerla espoleando la vanidad de la matriarca.

   -¿Se imagina lo que se diría en Malpartida si Julia llegase a ser universitaria? Ya estoy viendo a sus vecinas comentando: ¿sabéis que la pequeña de Soledad es médica o abogada? Seguro que eso no ha ocurrido nunca en el pueblo y con la inteligencia que tiene su hija, que ha debido de heredar de usted, podría ser lo que ella quisiera.

   -Ya se lo he dicho, ¿pa que quiero un médico o un abogao en casa? Lo que necesito es que aprenda bien de números pa llevar las cuentas de los negocios familiares, y de letras pa entender tos los papeles que nos envía el ayuntamiento, la deputación y qué se yo quien más. Y pa eso creo que debe estar prepará. Desde que se casó Consuelín, las cuentas de la casa andan manga por hombro y es hora de que Julina las coja por su cuenta.

   Visto que no consigue ablandar a la coriácea Soledad, Pilar se agarra a un clavo ardiendo, lo único que le queda para que la muchacha pueda continuar los estudios aunque sean de otra clase.

   -Siento decirle, señora Soledad, que para llevar cuentas tan complejas como las de las fincas, los ganados y los otros negocios, la niña todavía no está preparada.

   -¿Pero qué me dice? –Se escandaliza Soledad-, ¿qué entavía no está prepará? Entonces, ¿qué rediez ha estao haciendo la criatura estos tres años?

   -Pues estudiar, y aprobar con sobresaliente, los tres primeros cursos del bachillerato. Ahora solo le falta aprobar, que seguro que lo hará con nota, el examen de reválida del primer ciclo de estudios.

   -Pues si es medio bachillera, digo yo que sabrá lo suficiente de números, ¿no? –insiste Soledad.

   -Lamento llevarle la contraria, pero no es así. Tenga en cuenta que lo que se estudia en los cursos que ha aprobado es Gramática, Retórica y Poética. Los números solo se tocan de refilón.

   -¡Eso podría habérmelo dicho cuando le traje a la criatura! –Se queja, malhumorada, Soledad-. Pues de haberlo sabio no se la habría dejao. Al final, ha sio como echar margaritas a los guarros.

   -Ni mucho menos, señora Soledad –Pilar sabe que a la matriarca le encanta que la traten de señora, por eso no pierde ninguna oportunidad de hacerlo-. Si lo recuerda, la primera vez que habló conmigo me dijo que quería que la chica estudiara el bachillerato y eso es lo que ha hecho. En cuanto apruebe la reválida, Julia habrá terminado el bachillerato elemental, con ese título puede estudiar para maestra, enfermera, hacer oposiciones para…

   -Pare el carro, doña Pilar. Le repito lo mesmo: ¿pa que me sirve una maestra o una enfermera? Se lo diré: pa na. Lo que necesito es que sepa bien de números -Ahí es adonde Pilar quería llegar.

   -Si me lo hubiera explicado cuando trajo a la chiquilla, esta conversación no hubiera tenido lugar. Y reconozco que en parte ha sido culpa mía. Debería haberle preguntado para qué quería que la niña estudiara, y no lo hice. Al decirme que quería que hiciera el bachillerato, no pensé en otras posibilidades. Pero eso tiene solución, siempre que a usted le parezca bien, claro. En un par de cursos me comprometo a que su hija aprenda todos los números que pueda necesitar para llevar las cuentas de las cosechas, las montaneras y de todos los negocios de la familia. Se lo prometo.

   -Si me va a decir que pa eso hay que enviarla a Cáceres, olvídese.

   -No tiene que ir a ninguna parte, puede seguir en Plasencia viviendo en casa de su hermana Consuelo. Seré yo quien le enseñará las cuentas que le hagan falta.

   -Pero usté, solo es maestra de escuela, ¿y los maestros saben tanto de cuentas?

   -¿Que sí sé de cuentas? ¿Usted conoce al señor Dimas el Bronchales?

   -¿Y quién no conoce al Bronchales?, si es más conocio que lo era Cúchares.

   -Pues le diré un secreto que pocos saben y que le ruego que me guarde, soy yo quien le lleva las cuentas, que ya podrá imaginar lo complicadas que son. Y va para más de dos años.

   La referencia del Bronchales ha impactado a Soledad pues la fama del usurero se extiende por toda la provincia. Por lo que la matriarca se mete en terrenos más pragmáticos.

   -Y enseñarle tos los números y cuentas que hagan falta, ¿cuánto va a costarme?, porque si es mu caro…

   Pilar está en un tris de cantar ¡eureka, lo conseguí!, pero juiciosamente lo que hace es contestar al asunto de los dineros.

   -Ni un céntimo más de lo que le ha costado el bachillerato. Y eso es algo que no hago con todos, es una excepción que hago con su hija porque es muy buena estudiante; es más, le diré entre nosotras que es la alumna más lista que jamás he tenido. Puede estar orgullosa de ella. Ah, una última cuestión para que quede todo bien claro, las enseñanzas que le voy a dar no se refrendan con ningún título.

   -¿Y pa qué necesita Julina un título? Lo que quiero es que sepa llevar bien las cuentas  familiares. Na más.

   Y cierran el acuerdo. Los dos próximos cursos 97-98 y 98-99, Julia Manzano cursará estudios de cálculo y contabilidad elemental con doña Pilar. La aragonesa ya tiene en mente que la enseñanza de la contabilidad más avanzada se la dé su hijo, pero ha preferido no mencionar a Julio por si Soledad se echaba atrás al escuchar el nombre del que para ella fue una pesadilla. Como Pilar es adicta al proverbio lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana, esa misma noche después de cenar, que es cuando madre e hijo conversan sobre los avatares del día, le plantea a Julio lo que tiene pensado sobre las enseñanzas que va a impartir a Julia.

   -… y me he comprometido, con la que a Dios gracias no se convirtió en tu suegra, a enseñarle cálculo y contabilidad a la pequeña Julia. Y espero que cuando mis conocimientos contables no alcancen me ayudes a completar las enseñanzas a la chiquilla.

   -A ver, madre que, con lo bien que siempre te explicas, no te he acabado de entender o te he entendido mal. ¿Me estás diciendo que te ayude en las clases de contabilidad a la cría de los Manzano?

   -Eso es, pero no te preocupes, no va a ser ahora. Comenzaré por el cálculo más elemental y no será hasta el curso próximo cuando necesitaré tu ayuda para que le expliques algo más de lo que sé sobre contabilidad.

   -Perdóname que te lo diga, pero has hecho muy mal comprometiéndote a algo que no está en tu mano. Estoy todo el día liado en la tienda y cuando termino me tengo que dedicar a los otros negocios que llevo entre manos, ¿de dónde crees que voy a sacar tiempo para enseñarle a esa cría?

   -Primero, esa cría tiene nombre, se llama como tú pero en femenino. Segundo, lo que te pido es poca cosa, pues no te va a llevar mucho tiempo. Será suficiente con que le dediques unas pocas horas que las puedes sacar de tus fines de semana. En lugar de gastar tanto tiempo en tus amistades non sanctas, y no me tires de la lengua, podrías dedicar algunas horas a ocuparte de Julia, que para mí no es una alumna cualquiera. Tú estás todo el día fuera y los domingos y fiestas sales a tus correrías. No te lo reprocho, eres joven y debes divertirte. Yo me quedo aquí sola, ¿y quién es la única persona que me hace compañía y espanta mi soledad? Pues Julia, por eso he llegado a quererla como si fuera una hija. Ah y, por supuesto, las horas que emplees con ella se te retribuirán.

   Lo de las amistades non sanctas, unido a la aposición y no me tires de la lengua, dispara la alarma del joven. Su madre debe estar al tanto de sus aventuras amorosas o, al menos, debe sospecharlo. Pero eso no es algo que le preocupe, lo que le enoja es que está chantajeándole. Mucho debe querer a esa cría, se dice. Su orgullo le impulsa a echar un pulso a su madre, pero se lo piensa. La mujer que tiene delante, con los cincuenta a punto de cumplir, ha dado literalmente su vida por él. Le ha criado, le ha educado, le ha aconsejado, le ha protegido, le ha cuidado…, ¿y va a enfrentarse con ella por algo tan baladí como su petición de dedicar unas horas a enseñar a una chicuela que a él ni le va ni le viene, pero que para su madre sí cuenta, y al parecer mucho? Se traga el orgullo y su respuesta es otra.

   -Sigo creyendo que has hecho mal prometiendo algo que no está en tu mano, pero no quiero discutir contigo. Cuando llegue el momento estaré a tu disposición para ayudarte con esa cría. Y no voy a cobrar ni un real, el dinero de las clases te lo puedes quedar o lo empleas en obras de caridad, lo que prefieras. Y dicho esto, madre, ¿por qué no cambiamos de tema? He leído en el periódico una noticia que es de las que te chiflan. En Elche han descubierto por casualidad el busto de una mujer que se cree que data de la época de los íberos. Al parecer está perfectamente conservado. También se dice que un museo francés está haciendo gestiones para comprarlo.

   -Y nuestro gobierno sin mover un dedo para impedirlo. Panda de inútiles -Pilar acepta el envite de su hijo y rehúye seguir con el enfrentamiento.

   Tres días después del hallazgo de la que, con el paso de los años y tras sufrir un sinfín de avatares, será mundialmente conocida como la Dama de Elche, una noticia tan trágica como relevante conmociona al país: el magnicidio del presidente del gobierno, Cánovas del Castillo. La noticia cae como una bomba en la tertulia del casino.

   -¿Dónde ha sido asesinado, en Madrid? –pregunta uno.

   -No, estaba tomando las aguas en un balneario de Mondragón, en Guipúzcoa.

   -¿Y se sabe quién ha sido el asesino?

   -Un tal Michele Angiolillo, anarquista italiano. Según ha declarado lo ha hecho en venganza por las muertes de los anarquistas detenidos en Barcelona.

   -¡Qué horror, adónde vamos a parar, ni los presidentes de gobierno están seguros!

   -¿Y quién le sucederá? –pregunta otro mirando a Julio.

   -Supongo que alguien del Partido Conservador hasta que les toque gobernar a los liberales de Mateo Sagasta, de acuerdo con el Pacto de El Pardo –responde el mañego. Alguno se pregunta: ¿qué diablos es el Pacto del Pardo?, pero prefiere ocultar su ignorancia.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 68. Remember the Maine, to Hell with Spain

viernes, 13 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 66. Que retorcido que eres, jodío

 

   A doña Pilar no le ha gustado nada lo de que Julio alije medicinas más allá de la Raya, pero aún no ha oído la segunda parte.

   -Aún no he terminado, madre –Y Julio le cuenta el negocio del tabaco al que no se atreve a motejarlo como obra de caridad. Y termina aludiendo al Bisojo-. A partir de ahora no voy a volver a rebajarme pidiéndole que me aumente la comisión. Y hasta me estoy pensando en decirle que se busque a otro desgraciado a quien mal pagar.

   Doña Pilar se queda mirando a su hijo como si no terminase de entender lo que acaba de decir.

   -¿Qué no vas a volver…? -Hasta que parece comprender- ¿Dejar de trabajar para el Bisojo? ¡Ni se te ocurra!, y debes continuar pidiéndole que te aumente la comisión y el sueldo.

   -¿Y para qué?, si lo del tabaco sale tan bien como lo de los medicamentos, que creo que podrá salir, el Bisojo se puede meter las cuatro perras que me paga donde le quepan.

   -Hijico, esa forma de reaccionar no es la que yo te he enseñado. Hay un pasaje de la Biblia que dice: Yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Así has de ser, prudente y sencillo. Mientras lo de las medicinas y lo del tabaco no sea algo sólido y estable necesitas tener un trabajo conocido para que te sirva de tapadera. Y tu actual desempeño vendiendo productos de droguería por la provincia es una tapadera perfecta.

   -Bueno, pues no me despediré, pero desde luego no voy a volver a pedirle ni una peseta de más.

   -Que mal recuerdas mis enseñanzas, hijo –se lamenta Pilar.

   -¿Qué es lo que no recuerdo, madre?

   -Julito, Julito –A veces Pilar emplea el diminutivo cuando su hijo dice algo que le retrotrae a su etapa de niño-, ahora a quien cito no es la Biblia sino al anónimo autor de El Lazarillo de Tormes. ¿Recuerdas la escena en la que el ciego y Lázaro acuerdan comer uvas de un racimo de una en una, y cuando acaban el ciego acusa a Lázaro de haber cogido uvas de tres en tres? Lázaro responde que no es así y pregunta por qué lo sospecha. La respuesta del ciego es contundente: en que yo comía de dos en dos, y tú callabas. Pues bien, el señor Elías, que es casi tan astuto como el ciego de El Lazarillo, si no vuelves a pedirle un aumento de sueldo sospechará que estás ganando dinero por otros medios y puede descubrir el tinglado. Aplícate el cuento y compórtate con tu patrón como si todo siguiera igual.

   Puesto que en la droguería Julio ha logrado que se venda mucho más, el trabajo le desborda por lo que, tras mucho insistirle, el Bisojo ha accedido a contratar a dos dependientas para que le ayuden. Son dos chiquitas jóvenes, Lupe y Antonina, a las que el mañego va enseñando los rudimentos del negocio. El hecho de haberse convertido en encargado y ganar más, le induce a ir adquiriendo hábitos burgueses por lo que aspira a moverse en un estrato de la sociedad placentina superior al que frecuenta. A conseguir esa mejora de status le puede ayudar que le admitan como socio en el casino mercantil, un club restringido en el que no ingresa el que quiere, pues los socios son muy estrictos con los nuevos aspirantes. Los primeros tanteos que, de forma discreta, ha hecho el mañego con algún socio conocido han sido decepcionantes.

   -Ni lo intentes, no admiten empleados y más de una droguería.

   En esas conversaciones, Julio se entera de que don Cristóbal, el boticario, es el tesorero del club y persona decisiva en la cuestión de los ingresos. Dado que el farmacéutico es su socio piensa pedirle que ejerza su influencia para que lo admitan, hasta que se le ocurre que quizá sea más efectivo que quien se lo pida sea su esposa. El siguiente día que yace con la temperamental Isabelina se lo plantea.

   -Tesoro, quiero pedirte algo, una pequeñez -Y Julio le cuenta a la boticaria consorte su aspiración: ser socio del casino, y para ello necesita de la influencia de don Cristóbal. ¿Y quién mejor que ella para pedírselo?

   -Lo haría con mucho gusto, corazón, pero si se lo pido seguro que recelará de por qué me intereso por ti. Y de ahí a sospechar que estamos liaos no hay más que un paso. Cristóbal es viejo, pero no lerdo.

   -He pensado un plan para que eso no ocurra. Para empezar, se lo tienes que pedir después de hacerle una felación –Isabelina le ha contado que es la manera con la que se excita el boticario.

   -¿Una fequé?, nunca había oio esa palabreja.

   -Una mamada. Después de hacérsela, ese es el momento en que se lo pedirás. Verás…, mañana, cuando tu marido esté en el casino, iré a la farmacia con cara mustia. Me preguntarás qué me pasa, de forma que todos lo oigan. Te contestaré que estoy muy cabreado porque no me admiten en el casino. Eso se lo contarás a tu marido, y a continuación le dirás: he pensado que no es bueno para ti que tu socio, aunque lo sea de tapadillo, ande enfadado porque si se cabrea mucho igual en un momento de rabia cuenta lo de vuestro trato, y eso te perjudicaría. Y antes de que eso pueda pasar se me ha ocurrido como puedes evitarlo: no tienes más que forzar un poco la mano para que lo admitan. Y puedes añadir que el chico es persona instruida, pues casi es bachiller y sabe mucho de contabilidad, por lo que no apadrinarías a un palurdo sino a un hombre culto. Y puedes rematar tu explicación añadiendo: como ves, mi amor, hasta en las situaciones más simples no pienso más que en tu buen nombre. Y si además le haces unos cuantos arrumacos, no será capaz de negarse.

   -Que retorcido que eres, jodío.

   Julio no sabe si todo debió suceder como le explicó a Isabelina, pero sea como fuere el hecho es que la intervención de la adúltera funcionó. Don Cristóbal le avaló y, aunque con alguna reticencia, ha sido admitido en el casino, si bien no como socio de número sino como socio accidental. En el casino Julio hace nuevas amistades, aprende a jugar al tresillo, al billar y se integra en una tertulia en la que se habla de todo, especialmente de política y sucesos locales. Hoy el coloquio versa sobre la guerra contra los insurgentes cubanos. Desde el llamado Grito de Baire en el 95 del líder independentista cubano José Martí, grupos de rebeldes atacan a las tropas españolas, y el hecho marca el inicio de la guerra entre Cuba y España en la que, gracias al larvado apoyo estadounidense, los rebeldes plantan cara al desorganizado y mal equipado ejército español. Cuba no solo es una cuestión de prestigio para España, sino que se trata de uno de sus territorios más ricos y el tráfico comercial con la isla es importantísimo, sobre todo para la industria catalana y vasca. El conflicto se ve agravado por las limitaciones políticas y comerciales impuestas por España. La prohibición del libre intercambio de productos, fundamentalmente azúcar de caña, con Estados Unidos y otras potencias ha levantado contra la metrópoli a la burguesía industrial y comercial cubana, y también a buena parte de la población.

   -¿Cómo está lo de Cuba? – pregunta alguien de la tertulia en la que Julio es más oyente que participante.

   -Pues mal, como todo –responde el pesimista del grupo.

   -Yo creo que nuestro ejército acabará metiendo en cintura a los mambises –opina el optimista -, al menos eso es lo que trae el Heraldo de Cáceres.

   -¿Quiénes son los mambises? –pregunta un tercero al que los ha mencionado.

   -No sé, eso no lo dicen los papeles.

   -Perdón, pero el término mambises se utiliza para referirse a los guerrilleros independentistas cubanos, pero también a los dominicanos y filipinos –explica Julio. Intervenciones como esta hacen que el prestigio del mañego como persona instruida y documentada comience a crecer entre sus contertulios y empiecen a pedirle su opinión.

   -Se llama Carreño, ¿verdad?, ¿y qué opina de la guerra cubana?

   -No le podría decir, lo poco que sé es lo que leo en el Norte de Extremadura. Y lo último que he leído es que la situación militar española es complicada. Los mambises, dirigidos por un tal Maceo, parece que controlan el campo, quedando bajo dominio español solamente las zonas fortificadas y las principales poblaciones. El capitán general Weyler concentra a los campesinos en reservas vigiladas. Con esa política pretende aislar a los rebeldes y dejarles sin suministros. Pero está por ver que esa estrategia funcione.

   -¿El Norte de Extremadura qué orientación política tiene? –pregunta uno de los tertulianos.

   -Pues no lo sé, pero pertenece al partido liberal-democrático.

   -Ah, vamos, los liberales –El tertuliano lo ha dicho con su tono más despectivo.

   -Peor sería que leyera la Región Extremeña, que es republicano –comenta otro.

   Doña Pilar tiene otras preocupaciones muy distintas a las de su hijo. El curso 96-97, su alumna predilecta, Julia Manzano, terminó el primer ciclo de tres años de la enseñanza secundaria, que ha cursado por libre y bajo su guía. Como está previsto reglamentariamente, concluidos los estudios del primer ciclo, los alumnos han de sufrir un examen de reválida, cuya duración no bajará de una hora de las materias estudiadas: Gramática castellana y latina, con ejercicios de traducción y análisis, Retórica y Poética. Para los estudiantes de enseñanza libre el examen se realiza en el establecimiento donde el alumno vaya a matricularse para el segundo ciclo; en el caso de Julia será en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Cáceres. La señora Soledad se resiste a enviar a su hija a la capital de la provincia para completar el bachillerato, justificando que no puede ser bueno que la jovencita viva fuera de casa. Esa es la excusa que da, en el fondo lo que no quiere es gastarse un puñado de cuartos en la manutención y hospedaje de Julia. Doña Pilar trata por todos los medios de convencer a Soledad y le explica los beneficios que puede sacar Julia por ser bachiller.

   -¿Sabe usted, señora Soledad lo que puede suponer para la chiquilla que acabe el bachillerato? No solo por los saberes que atesorará, sino porque luego podría ingresar en la universidad y quizá llegar a ser abogado, médico, ingeniero…

   -¿Y pa que me va a servir que sea abogá?

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, el episodio 67. La pequeña Julia cambia de estudios

viernes, 6 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 65. El tabaco de La Vera

 

   Julia se ha emocionado al recibir el albornoz que le ha ofrecido su maestra como regalo de Reyes. Para ayudarla a superar el momento, Julio dice en tono bromista:   

   -Que a buen seguro no será el último, lo único es que habrá que cambiar de talla porque igual tienes pensado seguir creciendo, ¿no?

   Lo que consigue Julio es lo contrario de lo que pretendía, la muchacha se pone todavía más colorada y nerviosa. Pilar, para que su alumna se tranquilice, cambia de conversación.

   -Y ese paquetito que has traído, ¿se puede saber qué es?

   -Es mi regalo de Reyes para usted.

   El regalo es un enmarcado mapa mudo de España en el que están señaladas varias  localidades, cada una con un monumento emblemático, enlazadas con una línea que se inicia en Teruel y acaba en Plasencia. El mapa tiene una leyenda a mano: El trayecto de la mejor maestra de España. La muchacha lo explica:   

   -Estos son los lugares en los que creo que ha vivido. No sé si están todos, pero son las localidades que recuerdo.

   Doña Pilar, que se ha emocionado, abraza con ternura a su alumna.

   -Gracias de corazón, Julia. Es el regalo más bonito que me han hecho nunca.

   Julio se despide de las mujeres alegando que ha quedado con sus amigos. En realidad, con quien está citado es con Mariví, que esta tarde libra. Cuando la muchacha también se marcha, Etelvina verbaliza su opinión sobre Julia.

   -Esa cría tiene que madurar, pero si no se tuerce promete ser una mujer espléndida.

   -No se torcerá a poco que pueda. Estoy empeñada en ello –asegura Pilar con tono resuelto, que añade-: Y eso que su madre es de las que no rebuzna porque Dios es misericordioso.

   El nuevo año de 1897 parece transcurrir para Julio Carreño sin mayores contratiempos. El negocio de la droguería lo tiene totalmente dominado, y el del contrabando de medicamentos prosigue sin más problemas que los habituales en esa clase de comercio, como el contratiempo que tienen ahora: los que cobran por mirar a otra parte cuando la gente del Hurón cruza la Raya quieren más dinero por su silencio. En cuanto a su vida amorosa, increíblemente el mañego sigue con sus dos aventuras. Algo realmente inaudito en una población que, aunque su denominación oficial es de ciudad, con sus poco más de ocho mil habitantes no deja de ser más que un pueblo donde cualquier comportamiento que salga de los cauces regulares es rápidamente advertido. Pero ahí sigue, con la pinturera Mariví y la fogosa Isabelina.

   El trabajo de Julio en la tienda se interrumpe cuando llega el buen tiempo y al Bisojo le remite su artritis. Como ha ocurrido en pasados años, debe volver a la venta ambulante. En esta ocasión, durante los tiempos muertos del tránsito entre pueblo y pueblo el joven droguero tiene mucho en qué pensar, pues se le ha despertado un desmedido afán de enriquecerse desde que se metió en el negocio del contrabando. Y una de sus ideas fijas es encontrar otras actividades con las que medrar. De hecho, al negocio de los medicamentos le ha dado un fuerte empujón cuando, aprovechando un corto viaje que hizo a Portugal, estableció contacto con uno de los compradores del Hurón quien a su vez le presentó a un tal Flavio Abreu con intereses en las colonias lusitanas. Abreu le propuso comprar mayores partidas de medicinas que, a su vez, quiere revender en Angola y Mozambique, colonias con las que mantiene relaciones comerciales. El acuerdo ha sido muy fructífero hasta la fecha, aunque un tanto irregular.

   Su empeño en incrementar los negocios se materializa al visitar una de sus comarcas predilectas pues en ella vende mucho, La Vera. A Julio se le ocurre que podría hacer negocio con el tabaco que los campesinos venden de matute, y que es una forma de escapar al rígido control que sobre las cosechas ejerce el gobierno, puesto que la venta del tabaco es un monopolio estatal. Sabe que en Portugal el tabaco se vende a un precio algo más caro que en los estancos españoles. Piensa que, contando con la ayuda del Hurón, podrían vender tabaco a los portugueses a precios más baratos del que lo compran en su país. Puesto que está viajando por el corazón de la comarca con la mayor producción tabaquera de la península, se dice que no pierde nada en establecer contacto con algún campesino que lo cultive, a ver si está dispuesto a venderle unas arrobas de matute. Tanto en Jaraíz como en Jarandilla, no consigue establecer contactos con agricultores que estén dispuestos a vender tabaco de tapadillo. La venta bajo mano está muy perseguida por la Guardia Civil, y los tabaqueros se cuidan muy mucho de negociar con gente que no conocen; de hecho, el mañego ni siquiera ha encontrado alguien que admita que se vende tabaco fuera de los cauces legales. De camino hacia el siguiente pueblo, reflexiona sobre qué debe estar haciendo mal para que nadie quiera venderle, hasta que se da cuenta de algo que habría tenido que pensar antes: debe buscar alguien que le avale. No deja de ser un desconocido por mucho que repita que trabaja para el Bisojo, el droguero de Plasencia, a quien sí conoce mucha gente, pero también podría ser un chivato de las fuerzas represoras del contrabando que intentara congraciarse con ellas o cobrar la recompensa que las autoridades ofrecen a quienes facilitan el nombre de infractores del monopolio. Piensa que ese obstáculo puede arreglarlo pidiendo a un posadero que le conozca o quizá a los alguaciles que publicitan su presencia que confirmen que es alguien de fiar. Hasta que recuerda que el dueño de la posada de Villanueva de la Vera, la siguiente localidad a la que se dirige, y en la que ha pernoctado y comido muchas veces, puede dar fe de que es persona de confianza. El posadero se aviene a presentarle a un cuñado suyo que cultiva tabaco y que hace cuánto puede para eludir al fisco. El tabaquero, un tal Fidel Bejarano, se presta a venderle tabaco, pero con dinero en mano. Al principio, Julio no cierra el trato por la falta de metálico, hasta que se da cuenta de que sí tiene dinero, el que ha de dar al Bisojo como producto de las ventas. Decide coger el efectivo y cuando llegue a Plasencia reponerlo del suyo. Tras cerrar el trato con Bejarano, Julio sale de Villanueva con el carro muy aligerado de artículos de droguería, pero con una buena carga de hoja seca de tabaco que piensa revender en Portugal. Solo será cuestión, de ponerse de acuerdo con el Hurón, que nunca pone mala cara a llevarse a la faltriquera un buen puñado de duros.

  A su vuelta, Julio aprovecha el fin de semana para coger su vieja bicicleta y pedalear hasta Valverde del Fresno para hablar sobre el tabaco de La Vera con el Hurón. Rápidamente se ponen de acuerdo: Julio le enviará el tabaco con los Piñana de Galisteo que han demostrado ser unos arrieros en los que se puede confiar, y el tío Lázaro se encargará de pasar la Raya y venderlo en Portugal. Irán a medias de los beneficios. Julio vuelve a Plasencia sintiendo que su vida como traficante ha dado otro paso que le puede llevar a que un día, quizá no tan lejano, pueda independizarse y montar su propio negocio.

   Cuando a la vuelta, su madre le pregunta a qué ha ido al Valle, Julio duda entre si contarle la verdad o mentirle. Ni siquiera le dijo en su momento lo del contrabando de medicamentos, ¿por qué decirle ahora lo del tabaco? Cree que su madre no aprobará lo que ha hecho. Tras mucho rumiarlo, decide explicarle lo de las medicinas y, ya puestos, también lo del tabaco de La Vera. Comienza hablando en pasado, explicándole que, cuando el tío Elías se negó en redondo a aumentarle el salario, pensó que debía buscar otros medios para incrementar sus ingresos, puesto que de no hacerlo nunca llegaría a tener dinero suficiente para poner montar un negocio por su cuenta. Eso es lo que le indujo al contrabando de los medicamentos. Doña Pilar, que le ha escuchado en atento silencio, cuando termina le pregunta:

   -Si te he entendido bien, te limitas a comprar las medicinas, traerlas a Plasencia, encargar que las acarren hasta Valverde y a partir de ahí es el tío Lázaro quien se responsabiliza de pasar la Raya y venderlas en Portugal, ¿es así?

   -Sí, pero antes de que me condenes por meterme en una actividad de la que siempre estuviste en contra, déjame decirte algo más. Lo de las medicinas es algo más que contrabando duro y puro, también es, de alguna manera, una obra de caridad; sí madre, no te rías, una obra de caridad. Piensa que en Portugal muchos de los medicamentos que allí vendemos no existen y que otros, que sí están en el mercado luso, los vendemos a precios más baratos del que los expenden en sus farmacias. Es decir, que estamos ayudando, si quieres indirectamente, a las clases sociales con menos recursos de Portugal.

   -Por favor, no me tomes el pelo, hijo. Si eso es una obra de caridad, yo soy la Virgen María –afirma Pilar irónicamente.

   -Pues déjame recordarte que no te importó nada regalarle a Julia un albornoz traído de contrabando desde Portugal –El puyazo de su hijo le ha dolido a Pilar, aunque reconoce que se lo ha ganado. Después de una pausa que dura unos minutos, la maestra reitera sus argumentos en contra de lo que está haciendo su hijo, aunque matizándolo.

   -Sabes que siempre me desagradó profundamente que alijaras en la Raya, pero entonces eras poco más que un adolescente y debías encontrar tu sitio en la vida y lo que querías ser de mayor. Cuando Consuelo te convenció de que debías buscarte un trabajo honrado me llevé un alegrón y nunca se lo agradeceré bastante, aunque luego te hiciera la marranada de dejarte por otro. Que ahora vuelvas a las andadas no me hace feliz precisamente, pero… ya eres un hombre y debes tomar tus propias decisiones, por lo que no te lo voy a reprochar. Ah, y otra cosa, el que muevas ese teatrillo que has organizado desde detrás de las bambalinas dice mucho de tu inteligencia y madurez. Y de esta cuestión preferiría que no volviéramos a hablar.

   A madre no le ha gustado un pelo que haya vuelto a las andadas, piensa Julio, ¡pues como se va a poner cuando le cuente lo del tabaco de La Vera!

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, el episodio 66. Que retorcido que eres, jodio