"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 23 de agosto de 2019

118. Me recuerdas a La Parrala de la copla


   Después de dejar a Chelo en Marina d´Or, Grandal se dirige a Torrenostra para jugar la cotidiana partida. Encuentra a tres de sus amigos, pues Ramo no está, jugando al chamelo en espera de que llegue él. En la partida por parejas, el excomisario juega rematadamente mal pues tiene la cabeza en otra parte. Al terminar Álvarez, que ha sido su compañero, no se priva de echarle una bronca.
-Mea culpa, Luis. Todos sabemos que para jugar bien hay que prestar atención y yo tengo la cabeza en otro sitio.
-No le hagas caso, Jacinto –le consuela Ponte-, cuando Luis tiene uno de esos días en los que se siente una prima dona del dominó no hay nadie en el mundo mundial que según él esté a su altura.
-No me vengas con chuflas, Manolo. Si es que no ha dado ni una. ¿Y se puede saber dónde tienes la cabeza, figura? –inquiere Álvarez.
   El excomisario les cuenta la conversación que tuvo por la mañana con el sargento Bellido y que ante la pregunta de: en definitiva, ¿quién asesinó a Curro?, no ha sabido responder. Cree que tiene casi todas las piezas del puzle, pero no es capaz de encajarlas debidamente. Es más, ni siquiera está seguro de que se trate de un asesinato.
-Entonces, ¿Salazar murió de muerte natural? –inquiere Ballarín, tan sorprendido como decepcionado.
-No lo descartaría aunque tampoco lo aseguraría –es la ambigua respuesta de Grandal.
-¡Coño, Jacinto!, un día parece que si lo sabes todo y al día siguiente que no sabes nada. Me recuerdas a La Parrala de la copla -Y ante la general sorpresa, Álvarez se arranca a cantar y no lo hace nada mal-. Unos decían que sí, otros decían que no, y pa dar más que decí La Parrala así cantó: Que sí, que sí, que sí, que sí, que a La Parrala le gusta el vino; que no, que no, que no, que no, ni el aguardiente ni el marrasquino… ¿Quién me compra este misterio?… (*)
-No conocía esa faceta tuya, Luis, estás hecho un cantaor de tronío –se burla Ponte.
-Pero vamos a ver, Jacinto, - es Ballarin quien mete baza- te creo cuando dices que no sabes quién asesinó a Salazar, pero a estas alturas si tendrás una idea, aunque sea aproximada, de lo que ocurrió en la habitación 16 la tarde de la Asunción, ¿o no es así?
-La tengo, pero lo que no tengo claro es si se llegó a ejercer una violencia tal sobre Salazar como para acabar con su vida.
-Jacinto, eso merece una explicación –exige Ponte.
-¿Qué queréis que os cuente?
-Todo lo que sabes y lo que no sabes pero sospechas –precisa Ponte.
   Grandal entrecierra los ojos tratando de concentrarse cuando vibra su móvil, es el sargento.
-Perdonad, el sargento, tengo que atenderle. ¿Alguna novedad, Bellido?
-Sí, comisario. Dos, una positiva y otra negativa, pero las dos tienen enjundia. Me gustaría contárselas personalmente.
-Estoy en Los Prados con mis amigos y no me voy a desplazar ahora a Marina d´Or para que me lo cuentes –Grandal está harto de la obsesión del sargento de hablar con él fuera del territorio de su comandancia.
-Si está ahí nos podemos ver…, por ejemplo en el chiringo El Olivar, el mismo en el que ya estuvimos y que está subiendo a Torreblanca a mano derecha. A estas horas no habrá nadie. Será cuestión de quince o veinte minutos a lo sumo.
-Bien, Bellido, pero veinticinco minutos como máximo. Salgo para allá –Grandal informa a sus amigos-. Tengo que entrevistarme con el sargento, pero en media hora estaré de vuelta. ¿Vais a seguir aquí?
   Cuando llega el antiguo comisario, el suboficial ya está esperando.
-Comisario, gracias por venir. Como anda corto de tiempo, voy directamente al grano. La primera novedad es que sigue sin haber noticias de Grigol Pakelia. Al final, la señora jueza ha dictado orden de busca y captura, pero los compañeros de la comandancia de Málaga no dan con él. Se sospecha que la mafia a la que pertenece debe tener algún topo infiltrado entre los nuestros y no hay manera de echarle el guante. La última vez que se le vio fue en el puerto de Algeciras, por lo que sospechan que haya podido huir del país vía Marruecos. Va a ser muy complicado dar con él porque si sale del país dudo que la jueza firme una euroorden de busca y captura puesto que en principio se trata solo de un testigo.
-Eso se venía venir –comenta Grandal-. De todas formas, Pakelia está muy al final de la cadena de hechos que se sucedieron en la habitación 16. Su testimonio no es el decisivo ni mucho menos.
-La otra noticia es que el laboratorio de toxicología, que ha estado analizando las vísceras de Salazar, ha emitido su informe final. Han encontrado rastros de droga en el organismo del difunto. Se trata de leves restos de un producto llamado brometalina, un veneno que actualmente se suele emplear en los raticidas pues ataca el sistema nervioso central de las ratas causándoles la muerte. El informe también indica que los restos encontrados no eran lo suficientemente potentes como para producir daños significativos en el organismo humano. Me ha comentado un abogado que con esos indicios la jueza podría pasar a Espinosa de imputado por el presunto delito de la omisión del deber de socorro al de acusado por presunto intento de asesinato, pero que las pruebas contra el zamorano son solamente circunstanciales por lo que lo tendrá complicado.
-Serán circunstanciales pero muy indiciarias. Sabemos que compró un matarratas. Sabemos que estuvo en la habitación de Salazar donde Rocío y Anca le sorprendieron dándole de beber coñac cuando ciertamente el gaditano ya se encontraba muy tocado. El mayor problema que tendrá la jueza es cómo probar que el veneno estuviera desleído en el licor.
-Le hablé de dos noticias, me olvidé de una tercera: las declaraciones de Pacheco y Sierra.
-¿Han declarado lo que te conté?
-Sí, no sé si literalmente, pero a grandes rasgos han vuelto a repetir el contenido de su informe. Sierra ha confirmado que cuando entró en la habitación ya se encontró a Salazar muy mal. Y luego ha contado lo de que primero pensó en avisar de su estado para que llamaran a un médico, pero luego se echó atrás cuando el Chato se asomó a la puerta. La jueza ha dictado su libertad pero con cargos: el de la omisión del deber de socorro y el de falso testimonio pues faltó a la verdad en su primera declaración. Queda Pacheco, que es quien lo tiene más crudo pues ha declarado que riñó con el gaditano porque este ofendió gravemente a su esposa, y durante la pelea le dio un empujón que provocó que Salazar chocará contra el canto del respaldo de un sillón y le diera un colapso pulmonar. La jueza le ha dejado en libertad con cargos: el de homicidio involuntario, el de la omisión del deber de socorro y el de falso testimonio pues también mintió en su primera declaración. Asimismo, ha dictado una citación a nombre de la mujer de Pacheco para que declare como testigo. Algo que si la esposa se acoge al derecho a no declarar contra un familiar directo, según el artículo 146 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, puede no testificar. Y eso es todo… Ah, y hay otra noticia: la pareja de la UCO se ha vuelto a Madrid. ¿Nos vemos mañana para que me cuente como ha quedado el puzle?
-Gracias, Bellido. Te llamaré y quedaremos para tener una última charla. Ahora tengo que dejarte que estoy con unos amigos.
   Grandal regresa al grupo y les cuenta lo que el sargento acaba de relatarle.
-¿Eso quiere decir que el expediente del guiri sigue en blanco? –pregunta Álvarez tan curioso como siempre.
-Pues sí, pero aunque no sabemos que intenciones tenía Pakelia al ir a ver a Salazar, si sabemos que el proceso que llevó a la muerte al exsindicalista no lo inició él porque a la hora que se le ubica en la habitación Salazar ya estaba muy enfermo.
-Entonces, ¿el extranjero queda descartado de toda culpa? –quiere saber Ponte.
-No me atrevo a asegurarlo, aunque tampoco puedo decir lo contrario. Y lo digo a pesar de que Luis vuelva a acusarme de que actúo como La Parrala de la copla. Lo que si tengo es una hipótesis sobre porqué estaba Pakelia en la habitación y qué es lo que estaba haciendo o, al menos, intentaba hacer cuando los pichones le sorprendieron.
-Anda, Jacinto, cuéntanos esa hipótesis –pide Ballarín.
-Si os la cuento fuera del contexto del relato global que estoy construyendo sobre la muerte de Salazar igual os perdéis –se excusa Grandal.
-Bueno, si nos perdemos sacaremos la brújula o, mejor aún, nos pondremos con el brazo derecho mirando al Mediterráneo y automáticamente sabremos donde está el norte, como nos enseñaban en los campamentos de verano del Frente de Juventudes –replica Ponte.
-¡El Frente de Juventudes!, pues no es antiguo eso ni na –exclama Álvarez que es de los más jóvenes del grupo-. Yo solo conocí la OJE.
-¿Qué es la OJE? –pregunta Ballarín que nunca perteneció a movimiento juvenil alguno.
-Es no, era la Organización Juvenil Española y sustituyó al Frente de Juventudes en 1960, aunque prácticamente hacía lo mismo con la salvedad de que tenía un carácter voluntario –explica Ponte.
-O sea, una organización juvenil franquista –aclara Ballarín.
-Anda tú, ¿y en la década de los sesenta que coño iba a ser? –se mofa Álvarez.
   Grandal contempla divertido como sus viejos amigos discuten sobre que fue mejor, si el FJ o la OJE. En esas están cuando aparece Ramo que se mete de lleno en la discusión sobre las organizaciones juveniles falangistas. Como es la de la misma edad que Ponte, también recuerda al Frente de Juventudes. Y explica que bien cerquita de donde están, en Alcossebre, había un campamento llamado Jaime I en el que estuvo en turnos de veinte días varios veranos de su niñez. Era el único veraneo que conoció mientras vivió en Torreblanca. Están los viejos tan entretenidos en sus añejos recuerdos que Grandal piensa que no van a volver a darle la tabarra para que les cuente su hipótesis sobre la muerte del antiguo sindicalista, cuando inesperadamente, y dándole un tajo a los recuerdos de sus amigos más viejos, Ballarín pregunta:
-Pero vamos a ver, Jacinto, ¿nos cuentas tu hipótesis sobre el guiri o qué?

PD.- Hasta el próximo viernes en que publicaré el episodio 119. ¿Lo entendiste o te lo explico con bolas de colores?
(*)https://www.youtube.com/watch?v=Z3Gd_W2k7hw à Link para escuchar la canción de La Parrala.