El periódico El Mundo del nueve de
noviembre trae como noticia de cabecera: El
Gobierno prevé tomar el control de los Mossos y cortar la liquidez a Cataluña.
Ponte ya se ha hecho a la idea de que lo de la independencia de Cataluña debe
ir en serio y, por consiguiente, es lógico que los medios le presten su diaria
atención, pero sigue encontrando muy cansina tanta reiteración informativa.
También hay un vídeo que es más de lo mismo: El Parlament catalán vota la propuesta de independencia. Nada, que
no hay manera de que desistan, se dice el viejo. O les paran aplicando la ley a
rajatabla, que es lo que debe hacer una sociedad democrática, o estos
terminarán saliéndose con la suya aunque se conviertan en Kosovo dos. ¡Manda
carallo, como diría Pedrito Caselles! El otro vídeo de la portada lleva como
título una frase del historiador británico Paul Preston: Franco es comparable con Hitler. Hombre, piensa Ponte, el Ranas no
es que fuera precisamente una monja de la caridad, pero compararlo con el nazi
creo que es pasarse varios pueblos. Supongo que lo que se trata es de
publicitar el libro. En la columna de la izquierda le atrae un titular que
recoge una frase de un tal Luis Garicano:
El sistema educativo ha sido el gran fracaso de la democracia. No sé quién
es ese fulano, dice Ponte en voz alta, pero tiene más razón que un santo. Lo he
comprobado en mi propia casa, sé mucha más geografía y tengo mucha mejor
ortografía que mis hijos y eso que fueron a un colegio de pago, no como yo que
fui a una escuela pública.
Han pasado tres semanas y la
investigación sobre el Caso Inca sigue encallada. La Interpol no ha facilitado
más informes sobre las bandas especializadas en robos de objetos de arte y las
dos pistas más prometedoras siguen sin dar frutos: el furgón robado sigue sin
aparecer y no han encontrado al posible cómplice de los asaltantes que cegó las
cámaras de seguridad. Así lo constatan los tres inspectores encargados del
caso.
- Esto no avanza ni a tiros – se lamenta Bernal.
- No, y además se van cerrando uno tras otro los caminos que aún teníamos
abiertos. El último de ellos – informa Atienza – es la información que hemos
recibido en la Brigada esta mañana. No hay, a fecha de ayer, ningún indicio de
que en el mundo de los peristas se haya producido algún movimiento sobre la
venta de piezas del tesoro.
- Malheureusement, tengo que decir
lo mismo – afirma Blanchard -. Tampoco París ha enviado mucha más información
sobre la banda de albanokosovares en la que operan varias mujeres. Desde hace
algún tiempo se les ha perdido el rastro. Y hablando de rastros, hay una pista
de la que no me habéis hablado, la del taxi en la que huyeron dos de los voleurs. ¿Qué pasa con ella?
- Esa pista no iba a ninguna parte – aclara Bernal -. Encontramos el coche
al día siguiente en una de las salidas de la M-30. Fue robado la noche anterior
al asalto. El dueño del taxi no lo encontró cuando por la mañana del día de
autos fue a por él. Presentó la correspondiente denuncia inmediatamente. El
taxista también está limpio, no hemos encontrado el menor indicio que le
relacione con el robo.
- Lo que me cuesta entender es que todavía no hayáis encontrado al posible
cómplice de los atracadores en el interior del museo – se lamenta el inspector
francés.
- Es la tachuela que más nos duele – acepta Atienza -. Hay que conocer el
funcionamiento de las cámaras y como dejarlas fuera de uso y eso, entre el
personal del museo, son contados los que saben hacerlo. Puesto que las cámaras
ya no funcionaban cuando entró el turno de mañana, solo hay cuatro personas que
pudieron hacerlo: los vigilantes del turno de tarde del día anterior o los de
la mañana del día de autos. Los hemos investigado a fondo, pero todos están más
limpios que una patena. También podrían haberlo hecho, al menos teóricamente,
dos técnicos de la empresa que lleva la seguridad del museo y que estuvieron
revisando algunos aparatos en la sala de control dos días antes de producirse
el robo. Nuestros expertos dicen que es posible, pero poco probable. En todo
caso, también los hemos investigado a fondo y no hemos encontrado nada que les
pueda incriminar.
- Supongo que habréis investigado sus movimientos bancarios – deja caer el
francés.
- También hemos investigado si el Papa es católico – es la destemplada
respuesta de Bernal ante la impertinente suposición del gabacho.
- Bueno – Atienza intermedia para que el roce sea solo eso, una escaramuza
que no vaya más allá -, tenemos por delante el fin de semana. Nos vendrá bien
un descanso si es que no hay novedades.
No parece que ese viernes vaya a
ser de mucho descanso, al menos en el país vecino. Poco después de las 20H30
GMT las agencias informativas se llenan de noticias preocupantes desde París.
Al parecer, se ha registrado una explosión en el Estadio de Francia donde se
está desarrollando un partido amistoso de fútbol entre Francia y Alemania. Casi
al mismo tiempo, la información se amplía con la noticia de un tiroteo en las
terrazas de dos bares en pleno centro de la ciudad. Prácticamente sin solución
de continuidad, los medios informan sobre el secuestro de al menos cien
personas en la conocida sala de espectáculos Bataclán, sita en el bulevar
Voltaire, llevado a cabo por sujetos desconocidos. En los primeros momentos la
confusión es enorme, pero un dato empieza a consolidarse: se trata de una
acción terrorista, posiblemente yihadista pues los atacantes que han entrado en
la sala de fiestas lo han hecho al grito de Alá es grande. Al principio se
habla de veinte muertos, pero las cifras comienzan a dispararse a medida que se
conocen más datos.
Cuando Atienza, que está con su
pareja, coge su móvil ve que tiene varias llamadas perdidas, así como diversos mensajes.
Todos proceden del mismo número, el de Blanchard. Le llama:
- ¿Sabes lo que está pasando en
París? – pregunta el francés cuyo tono revela gran preocupación.
- Me ha llamado un compañero de la Brigada y me lo ha contado. He puesto la
tele, pero veo que todos los canales siguen con su programación de los viernes
– contesta Atienza -. ¿Tu familia se ha visto afectada?
- Heuresement, no. He hablado con
mi mujer y están todos bien. Respecto a vuestra televisión, pon la Noche en 24 horas,
es el único programa que está dando información en directo de lo que tiene toda
la pinta de ser un ataque terrorista del yihadismo, pero te llamo por otra
cuestión. He intentado comunicarme con mi servicio y no ha habido manera. Sus
teléfonos comunican constantemente o parecen bloqueados. Les he puesto un mail,
mensajes de texto, whatsapps y nada. Necesito ponerme en contacto con ellos por
si mi presencia en París fuera necesaria. He estado en la embajada, pero
aquello es un caos y no he conseguido que nadie me ayudara. Por eso te llamo,
he pensado que a través de alguno de vuestros departamentos que tenga enlace
directo con algún organismo de mi país podría contactar con la sede de mi
servicio.
- Bueno, te puedo facilitar el acceso a la Dirección General, aunque…, se
me acaba de ocurrir algo mejor. Déjame hacer una llamada.
Atienza marca un número.
- ¿Lupe? Soy Juan Carlos Atienza, ¿está Quique? ¿Qué está de servicio en la
Casa? Oye, hazme un favor, llámale y dile que le envío a un colega francés que
está trabajando con nosotros en el Caso Inca. Se llama Michel Blanchard y
necesita ponerse en contacto urgentemente con su servicio en París. No lo ha
conseguido ni siquiera en su embajada. Que mire de echarle una mano. ¿Qué te
repita el nombre? Será mejor que cojas papel y lápiz.
Hecha la petición de ayuda,
Atienza llama a Blanchard.
- Michel, coge un taxi y que te lleve al Centro Nacional de Inteligencia. Está
en la carretera de A Coruña. En la entrada te identificas y preguntas por Pérez
Recarte, es un compañero y amigo que trabaja allí. Ya he hecho la gestión para
que te esté esperando. Tienen el mejor sistema de comunicaciones del país. Si
no consigues contactar con tu gente desde allí no lo conseguirás en otra parte.
- Muchas gracias, Juan Carlos, eres un amigo.
- De nada, hombre, hoy por ti, mañana por mí, como decimos en estos pagos.
Ah, si tienes que volver a Francia me pones un whatsapp. En caso contrario,
hasta el lunes. Oye, y si podemos echarte una mano en cualquier otra cosa no
tienes más que decirlo.