La
portada online de El País del dos de febrero lleva como titular principal: Iglesias suspende el diálogo con el PSOE en
la primera reunión. Y tres subtitulares explicativos, uno referido al nuevo
partido emergente de la izquierda populista: Podemos se niega a negociar mientras los socialistas no rompan con
Ciudadanos. Otro relativo a la respuesta socialista: Sánchez rechaza el ultimátum y comienza a pactar políticas con Rivera.
Y el tercero con la postura de los populares: El PP trata de boicotear los contactos presionando para precipitar la
investidura. En este puñetero país lo del diálogo y los pactos que mal se
lleva, piensa Ponte. Se nota mucho que todavía somos una democracia en pañales.
La única foto de la portada es la denuncia gráfica de una de las tragedias
ocurridas tras la mal llamada primavera árabe: El avance del régimen provoca otro éxodo masivo en Siria. Lo que
pasa en la mayoría de países musulmanes es como una maldición, se dice el
viejo, en cuanto parece que han encontrado el camino para la democracia llega
un dictador o una guerra civil y lo desbarata todo.
Mientras Ponte lee la prensa, su amigo Grandal está ocupado en otros
menesteres más prosaicos. Se ha reunido con los inspectores que coordinan el
Caso Inca y les cuenta lo que sus jubilados amigos le sugirieron el día anterior
y que podría resumirse en la españolísima expresión de que alguien ha de coger
el toro por los cuernos.
- Como hablar con la juez que instruye el caso
parece que es tiempo perdido, hay que tocar la tecla del poder ejecutivo.
Alguien tiene que hablar con vuestros superiores y explicarles que hay que
presionar de algún modo al bufete para que suelte el nombre de quien le ha encargado
contratar a unos detectives para vigilar a Adolfo Martínez. Es la única manera
de avanzar en la investigación de un delito que no solo es un desdoro para el
país sino también un descrédito para la policía española. Y ese alguien no
puede ser uno de vosotros o los tres en comandita. Ha de ser alguien contra quien tomar represalias, más o menos
larvadas, sea complicado por no decir imposible. Alguien como yo. ¿Algún
inconveniente por vuestra parte?
Los
inspectores quedan en silencio como sopesando la propuesta de Grandal. Se
consultan con la mirada y tácitamente la aceptan.
- Te puedo preparar una reunión con mi jefe –
ofrece Atienza.
- No, hay que volar más alto, y de la gestión
que voy a hacer es mejor que no digáis nada a vuestros mandos naturales. Soy
compañero de promoción de Federico Carranza, el comisario que dirige la
Dirección Adjunta Operativa. Hablaré directamente con él y le haré ver cómo se
encuentra la investigación y que si no se toman medidas drásticas el robo del
tesoro pasará al archivo de casos irresueltos para vergüenza de la policía
española. Si logro convencerlo tendréis en vuestras manos un comodín
formidable. Carranza es la mano derecha del Director General y éste puede
llegar al Ministro del Interior o al Presidente del Gobierno si hiciera falta.
- Oye, Jacinto. Si vas a hacer esa gestión
que, sobra decirlo, te agradecemos de corazón, no estaría mal que también
dejaras caer el problema de la falta de colaboración que está teniendo la UCO
de la Benemérita con nosotros. Todavía no han mandado el informe del tiroteo en
el polígono de Fuenlabrada – pide Atienza.
- Veré qué es lo que se puede hacer – responde
Grandal, dando fin con ello a la reunión.
El
comisario Carranza, aunque dirige una unidad operativa, es hombre de talante reposado
y reflexivo. Lo que le cuenta su antiguo camarada de promoción le da qué
pensar. Y le promete a Grandal que moverá algunos hilos. El Caso Inca bien se
lo merece. Las gestiones del Director Adjunto, siempre entre bambalinas, tienen
éxito. En menos de cuarenta y ocho horas el Jefe de la Brigada de Patrimonio
llama a Atienza.
- Juan Carlos, acaba de llamarme Federico
Carranza y me ha dado un dato que afecta al Caso Inca – le dice al tiempo que
le tiende un papel -. He trascrito literalmente su mensaje.
Atienza lee la breve nota: El cliente buscado es la compañía Warkog HC
que radica en Panamá.
- No sé si os va a servir de algo, pero es lo
que hay – comenta el jefe.
Del
mensaje que ha recibido el jefe de la Brigada, los inspectores del Caso Inca se
centran en los dos únicos datos que aporta: el nombre del cliente del bufete
madrileño y el país en que está su sede. El nombre de la compañía no les dice
nada, habrá que recurrir a internet y, en su caso, a Interpol. En cuanto al
país, Panamá, es de todos conocidos que desde hace casi un siglo es un lugar idóneo
para lavar dinero de manera fácil. Se pueden crear compañías de modo sencillo,
no se necesita presentar declaraciones de impuestos y, en algunos casos, se
puede ofrecer a los propietarios completa confidencialidad. Además, el país
brinda gran variedad de incentivos fiscales y sus requisitos de informes
reglamentarios son muy laxos en comparación con los de la mayoría de estados.
Todo ello motiva que sean miles las empresas internacionales que tienen su
sede, en muchos casos más teórica que real, en Panamá y que para muchos
organismos internaciones el país sea considerado como un paraíso fiscal.
- ¿Y ahora qué? – es la pregunta que suele
hacer Blanchard cuando se encuentran ante un callejón sin aparente salida.
- ¡Pues que estamos jodidos! – exclama Bernal
muy dado a las expresiones rotundas.
- Como no nos saque de ésta la Interpol lo
tenemos negro – afirma Atienza, mucho más pulcro en su lenguaje que Bernal -. Preguntar
a la Warkog solo lo conseguiríamos con una comisión rogatoria, siempre y cuando
la juez instructora la ordenase y ya sabemos que no está por la labor. Y aún en
ese supuesto, podrían negarse a contestar o demorarlo hasta el fin de los
tiempos.
- Bueno, al menos algo hemos averiguado –
Blanchard trata de levantar el decaído ánimo de sus colegas -. Se trata de una
entidad, posiblemente una compañía pantalla, que radica en un país que funciona
como un paraíso fiscal. ¿Adónde nos lleva eso? Pues a que los que llamamos
autores intelectuales del robo son personas económicamente potentes. Si los
ladrones fueran una banda de tres al cuarto no estarían radicados en el país
del canal.
- Y lo que dices, Michel, nos lleva a otra
conclusión – sugiere Atienza -. Un grupo con la potencia económica como para
tener la sede en Panamá ha de contar con expertos informáticos que le tuvieron
que alertar en su momento de que lo que transportaba el furgón robado eran
réplicas. Lo que viene a confirmar que los organizadores del atraco sí sabían
que lo que iban a robar eran copias.
- El hecho de la ubicación en Panamá puede
apuntar a otra posible pista – mete baza Bernal -. Ese país, al ser vecino de
Colombia, es el paraíso fiscal preferido por los capos colombianos del
narcotráfico. Quizá detrás de esa empresa se esconda un cártel colombiano.
- Es solo una hipótesis, pero creo que está
bien traída, Eusebio – Blanchard, algo poco usual, está de acuerdo con Bernal.
- Recapitulando – resume Atienza -: tenemos,
presuntamente, a una empresa que ha encargado a un bufete madrileño contratar a
una agencia privada de investigación para que siga los pasos de un presunto
colaborador de los ladrones del Tesoro Quimbaya. Una empresa que tiene el
suficiente poderío económico como para tener registrada su sede en Panamá. Una
gente que maneja dinero en esas magnitudes no puede ser un hatajo de chorizos
de los que roban la pensión a una viejecita. Presumiblemente estamos ante auténticos
profesionales del robo de obras de arte.
- Lo de Panamá también refuerza la idea que
tuvimos desde el principio de que este es un robo por encargo – afirma
Blanchard.
- También podría reforzar la idea de que los
autores intelectuales del delito, los que se esconden detrás de esa compañía
panameña, no son los mismos que ejecutaron el atraco – apunta Bernal.
- Pongamos negro sobre blanco las inferencias
que hemos sacado para no perdernos – propone Atienza al tiempo que abre una
página en blanco en el portapapeles mural del despacho en la que comienza a
anotar:
A) Una
compañía, la Warkog HC, con sede en Panamá investiga a un más que presunto
colaborador en el robo.
B) El propietario o propietarios de la Warkog
han de ser gente adinerada.
C) Se presupone que es gente profesional, por
lo que han de contar con expertos informáticos que les debieron alertar que lo
que llevaba el furgón eran copias.
D) Panamá es el paraíso fiscal preferido por
los cárteles colombianos de la droga, ¿posible nexo de capos colombianos con el
robo?
E) Se refuerza la idea de que se trata de un
robo por encargo.
F) Los propietarios de la empresa panameña,
los que presuntamente organizaron el robo, no son los mismos que los que lo
ejecutaron.
- Mes
amis, la pista panameña ha dado más de sí de lo esperado – resume
Blanchard.