"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 2 de diciembre de 2022

Libro III. Episodio 173. Pilar, Jesús, Eloísa y Concha en Madrid

   En su derrota por el Mediterráneo occidental, el Almirante Lobo, en el que va embarcado Álvaro, fondea en Cartagena. En la ciudad departamental visitan la base de submarinos, los servicios de la base y de la escuela para la instrucción y el adiestramiento de las dotaciones de sumergibles, así como el cuartel  y los alojamientos de marinería que están instalados en el antiguo edificio del Tinglado de la Maestranza y Sala de gálibos del arsenal. La flotilla de submarinos está compuesta por cuatro unidades: el Isaac Peral, el Narciso Monturiol y el Cosme García. Hay un cuarto, denominado A-3, que está fuera de servicio.

   -Yo no serviría en un cacharro de estos ni de coña –proclama Álvaro tras recorrer el Monturiol.

   -Pues los submarinistas cobran más que los que sirven en los buques de superficie –le informa un compañero.

   -Me da igual, ni aunque me doblaran el sueldo.

   El buque prosigue la navegación en dirección norte hasta llegar al puerto de Barcelona donde visitan la base naval y la Fábrica de Hidros. En la Ciudad Condal visitan diversos lugares típicos y las obras de lo que será la Exposición Internacional que debe celebrarse en 1929, al mismo tiempo que la de Sevilla. Después les dan dos tardes francos de ría, que los alumnos aprovechan para hacer turismo. La primera tarde se pierden por los callejones del Barrio Chino, también conocido por El Raval. Van buscando prostíbulos. Terminan callejeando por la Rambla del Raval y la calle de la Cera en la que abundan los gitanos. Mientras pasean los jóvenes aspirantes alardean de sus proezas amatorias con las putas del barrio.

   -Que buena estaba la que me he tirado.

   -Pues la mía tenía unas tetas que no me cabían en las manos.

   -Pechos que con manos no cubres, no son tetas, son ubres –sentencia otro.

   -O sea, Carranza, que lo que te has tirado ha sido una vaca –se burla un tercero.

    Álvaro calla, no quiere que los demás se enteren de que la tarde ha sido para él agridulce: el día que conoció mujer. La experiencia no ha sido tan placentera como cuentan.

   El transporte vuelve a virar hacia el sur en dirección a Valencia donde, 24 horas después, el Almirante Lobo amarra en el muelle de Poniente de El Grao. Luego los aspirantes visitan el acorazado Alfonso XIII, fondeado en la dársena de Levante. En la minuciosa visita, un capitán de corbeta les resume las principales características del acorazado.

   -Es un buque de cubierta corrida y mástiles en trípode. Solo dispone de una chimenea en la parte central, puente de mando a proa y puente auxiliar a popa. La coraza está formada por acero Krupp reforzado con una traca de planchas de 2,20 m de anchura que va disminuyendo de espesor por debajo de la línea de flotación. La dotación está compuesta por 850 hombres, a las órdenes del capitán de navío, D. Benito González Pelayo, y de 20 jefes y oficiales, incluyendo el páter y dos médicos. Y tiene una velocidad máxima de 19,5 nudos.

   -Mi comandante –se atreve a preguntar uno de los alumnos-, con su permiso, ¿podría contarnos el armamento de que dispone el buque?

   -Como no. El Alfonso XIII está equipado con ocho cañones Vickers de 305 mm, situados en cuatro torres dobles, dos situadas en la crujía, una a popa y otra a proa, y las otras dos más cerca del centro. Luego tiene piezas secundarias Vickers de 101,6 mm, 10 por banda por debajo de la cubierta principal. Posteriormente a su construcción se le han instalado 2 cañones antiaéreos de 76,2 mm ¿Otra pregunta?

   Del puerto de El Grao, el Almirante Lobo se dirige a Sagunto donde les enseñan los altos hornos. En la visita guiada, uno de los ingenieros explica a los alumnos que el primer alto horno comenzó a funcionar en 1922. Terminada la visita a Sagunto, parten para Ceuta, donde arriban el 11. De allí cruzan el Estrecho para Algeciras, y en 24 horas ponen rumbo a Cádiz donde el transporte fondea en la madrugada del 14, desembarcando a los aspirantes. Deberán volver a la Escuela el 1 de agosto para efectuar el tercer curso. Tienen 17 días de vacaciones.

   Álvaro, en lugar de ir a Plasencia, como está más cerca de Cádiz, se dirige a Los Caños de Meca, donde están veraneando su madre y hermanos. Es recibido con la natural alegría. Todos quieren que les cuente hasta el más pequeño detalle del periplo en el que ha recorrido, salvo la costa cantábrica, la mayor parte del litoral español.

   -¿Qué ciudad te ha gustado más? –quiere saber Pilar.

   -Me ha gustado Cartagena, más que por la ciudad en sí, por las instalaciones que tiene allí la Marina. Son bastante modernas y muy completas, sobre todo la base de submarinos.

   -¿Y no te da miedo meterte en un barco que navega un montón de metros por debajo del agua? –pregunta Jesús.

   -A todo se acostumbra uno, pero la verdad es que impone.

   -¿Y os dan bien de comer? –La pregunta es de Julia quien, como todas las madres, se preocupa por las cosas prácticas.

   -Se come bastante bien, pero sin exquisiteces. De siete a ocho de la mañana nos dan café con galletas; al medio día una olla o cocido abundante, con ración de carne o bacalao con patatas, y a la caída del sol, se cena un guisado de carne o de pescado salado, también con patatas.

   -Desde luego no son comidas para gourmets –critica Pilar.

   -Pues, según cuentan los veteranos, ha mejorado mucho. Antes había tres clases de raciones en los buques. La primera se llamaba de carne salada o cecina y tocino; la segunda de bacalao, aceite y vinagre, y la tercera de queso y aceite. Con cada una de esas raciones se suministraba bizcocho, vino, menestra fina, agua y sal.

   -Tato, ¿y qué tal Barcelona, te ha gustado? –pregunta Eloísa.

   -Es una ciudad muy europea y tiene edificios preciosos. Ahora están construyendo un templo que se denomina La Sagrada Familia, diseñado por Antonio Gaudí, un arquitecto que por cierto murió hace un año.

   -¿Y el Barrio Chino es tan chungo como cuentan? –quiere saber Pilar.

   -¿Hay un barrio de chinos? –interpela ingenuamente Concha antes de que Álvaro pueda responder.

   -Chino no vi ninguno, pero gitanos a montones –contesta Álvaro que prefiere no dar detalles sobre el barrio en cuestión.

   -Yo creía que gitanos solo había en Andalucía y aquí –se extraña Eloísa.

   -Pues allí vi muchos, sobre todo en un barrio llamado El Raval. Otra cosa que os gustará, y que si alguna vez vais a Barcelona tenéis que recorrer, son Las Ramblas. Es un paseo que discurre entre la plaza de Cataluña, que es lo que en Plasencia es la Plaza Mayor, y el puerto antiguo. Está lleno de gente hasta altas horas de la noche y plagado de kioscos de prensa, floristerías, puestos de pequeños animales, actores callejeros, cafeterías, restaurantes y comercios.

   -¿Y la gente, qué tal? –vuelve a preguntar Pilar, que se ha quedado con ganas de que su hermano les contara más detalles sobre el Barrio Chino.

   -Educada, bien vestida y con duros en el bolsillo para gastar. Lo único que no me ha gustado es que hablan un dialecto que no lo entiende ni Dios.

   El 31 de julio, Álvaro marcha a San Fernando para comenzar el tercer curso de la Escuela Naval, en el que ya será guardiamarina. El resto de los Carreño se vuelven a Plasencia puesto que el mes de agosto siguen pasándolo en Pinkety.

   En septiembre comienza el curso 27-28, con lo que los chicos Carreño que estudian fuera se marchan a sus centros. En esta ocasión hay una novedad importante: los padres, atendiendo a la sugerencia del tío Luis, han optado por enviar a Jesús a Madrid para que termine allí el bachillerato. Y, para abaratar costes, han decidido enviar también a la capital a Eloísa, que cursará cuarto de bachillerato, y a Concha que hará segundo. Los tres, junto con Pilar, vivirán en el piso de la calle Don Quijote. Pilar ha puesto el grito en el cielo al enterarse de la decisión paterna.

   -¿Qué van a venir conmigo esos tres monicacos? ¿Entonces qué voy a hacer con mi compañera de piso, dónde va a dormir, en la cocina?

   -Lo sentimos, hija, pero tendrás que decirle a Fuensanta que busque donde quedarse porque, evidentemente, en el piso no va a poder ser.

   -Os recuerdo que solo hay tres habitaciones y vamos a ser cuatro.

   -Podéis arreglaros. Una habitación para ti, otra para Jesús y en la tercera pondremos dos camas para Eloísa y Concha. Lo hemos pensado mucho antes de tomar la decisión, pero en estos momentos no andamos muy boyantes y hemos de hacer los recortes necesarios para que todos podáis continuar estudiando.

   Pilar calla. Sabe que lo que dicen sus padres es razonable, pero el hecho de que tres de sus hermanos vayan a vivir con ella le va a quitar la maravillosa libertad que disfrutaba. Adiós a los guateques y reuniones con amigos y compañeros, adiós a no dar cuentas a nadie de sus idas y venidas, aunque es consciente de que para los Carreño la familia es lo primero. Pragmática como es, le escribe a su compañera murciana anunciándole lo que acaban de resolver sus padres y que, por tanto, no podrá acogerla en el piso en el nuevo curso.

   Los chicos marchan a Madrid y con ellos Paca, que es quien organizará durante unas semanas la vida en el piso. Han pensado que Paca puede dormir en el sofá que hay en el comedor-salón, pero Jesús dice que de ninguna manera, que Paca duerma en su habitación y el sofá para él hasta que Paca vuelva a Plasencia. A Jesús lo matriculan en el Colegio Salesiano de Don Juan Bautista, más conocido como Salesianos de Estrecho, por estar ubicado en dicho barrio madrileño. Eloísa y Concha irán al Colegio Divina Pastora perteneciente a la Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras del Divino Pastor, y que está emplazado en la calle de Santa Engracia. Los recién llegados, al amparo de la gobernanza de Paca y de la experiencia de Pilar se adaptan rápidamente a la vida madrileña, dado que ya están acostumbrados a vivir fuera de casa.

   Casi la mitad de la segunda generación de los Carreño vivirá en Madrid durante el curso escolar, ¿se sentirán a gusto en la capital del reino?

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 174. ¿Quién será la tal Adelina?