"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

jueves, 29 de agosto de 2013

2.2. Yu, es ei

   Sergio Martín, estudiante de FP, ha invitado al cine a Maripili, la jovencita con la que ha salido unas cuantas veces y de la que cree estar enamorado. Hasta ahora la relación ha discurrido por la senda de la más estricta mojigatería. Él no se atreve a propasarse y ella no parece ofrecer ninguna puerta abierta a más contactos que ir cogidos de la mano. Hoy, como es la última salida antes de partir ambos de vacaciones, Sergio está decidido a que pase algo más. En un momento de la sesión deja su mano, como al desgaire, encima de la rodilla de la muchacha que no dice nada ni siquiera parece que se le altere el pulso, pero cuando, envalentonado por el silencio, comienza a acariciarle el muslo, ella, con suavidad pero con firmeza, retira su mano. Ahí se terminan todas las esperanzas del chico de conseguir algo más, por eso su sorpresa es mayor cuando, al despedirse, la muchacha le planta un cálido beso y su lengua busca la suya. El chico sale disparado y hecho un manojo de nervios, tiene una aparatosa erección que su fino pantalón de verano no consigue enmascarar, en cuanto llega a casa se encierra en el baño y se masturba compulsivamente.

   La mañana del dos de agosto Sergio sólo puede despedirse de Joaquín, es el único de sus amigos que todavía está en Madrid, él se va al día siguiente al pueblo.
- ¿Y cómo dices que se llama? – quiere saber Joaquín.
- Senillar, es el pueblo de mi madre, está en la provincia de Valencia casi haciendo frontera con la de Alicante. Antes pasábamos una quincena en Benialcaide que está al lado, pero como el año pasado murió la abuela iremos al pueblo y así haremos compañía a mi abuelo.
- ¿Y qué tal es, hay mucha movida?
- ¿Movida? No saben ni de qué va eso. Debe de ser uno de los pueblos más aburridos del mundo mundial. Mira si es muermo que me llevo el manual de inglés técnico de grado superior para ponerme al día de cara al próximo curso.
- Algo bueno tendrá; vamos, digo yo.
- Lo único que tiene medio pase es la playa, pero no vayas a creer que es porque haya mucha tía buena en bikini, de eso nada. Sólo se ven familias con críos y viejos. Al menos es lo que yo recuerdo de algunas vacaciones que pasé cuando era niño.
- En las playas y en verano es fácil ligar o sea que no te quejes. Oye, ¿te despediste de Maripili? – pregunta el amigo con una sonrisa pícara. Y ante la muda afirmación de su amigo vuelve a peguntar - ¿Ya te la has trajinado?
- Oye, tío, no te pases. Maripili es una chica decente, no como esas calientabraguetas con las que soléis salir.

   Al atardecer de ese mismo día Sergio está pegado al televisor. El equipo norteamericano de baloncesto está ofreciendo un espectáculo inenarrable, por algo lo apodan el dream teame. El chaval es buen aficionado al deporte de la canasta. Su padre le prometió que si sacaba todo el curso en junio irían unos días, más no podían permitírselo, a Barcelona a ver los juegos. No sólo aprobó, sino que sacó unas notazas. La promesa paterna no pudo cumplirse, el billetaje para ver in situ los encuentros de los olímpicos yanquis estaba agotado hacía tiempo. Le hubiese encantado verlos en directo, pero ha de contentarse en seguir a sus ídolos por televisión. Hoy es el encuentro entre americanos y españoles y las gradas del pabellón olímpico de Badalona se llenan de gritos de aliento para ambos equipos, lógicamente son más numerosos los aficionados hispanos aunque de vez en cuando se oye el grito de yu, es, ei.
- Sergio, ¿qué es eso que gritan? – quiere saber su padre que, aunque no es fan del baloncesto ya que lo suyo es el fútbol, también está viendo el partido.
- Son las siglas de Estados Unidos en inglés.
- Tenemos muy buen equipo, igual les damos un susto a los americanos.
- Papá, ¿estás de broma? Como no se quede manco medio equipo no les va a ganar nadie y aun así habría que verlo. Tienen el mejor conjunto del mundo: Magic Johnson, Jordan, Larry Bird, Pat Ewing…

   La madre interrumpe por un momento la charla entre padre e hijo para conminarles:
- Os recuerdo por última vez que mañana nos vamos al pueblo y ninguno de los dos habéis hecho vuestro equipaje. Esta noche sin falta ha de estar todo empacado.
- Tranquila, mujer, tranquila – la calma su marido.  
- Todo lo tranquila que quieras, pero al final tendré que ser yo quien haga las maletas – refunfuña la mujer.
- Mamá, te prometo que en cuantito acabe el partido la mía la hago en un momento y no es necesario que recojas mi habitación que ya me encargo yo.
- A ver si aprendes de tu hijo, marido.

   Cuando la madre desaparece en la cocina, el padre comenta:
- No te molestes en hacer la maleta, ya la hará tu madre como todos los años.
- Eso no es justo, papá, la mamá se lo carga todo. Tiene que dejar la casa recogida, llevar el canario a casa de la señora Jacinta para que lo cuide durante agosto, escoger la ropa vieja que llevará al pueblo para que la usen los tíos en el campo y, encima, hacer nuestras maletas. No, no me parece justo. Creo que deberíamos echarle una mano.
- Hijo, los hombres tienen la obligación de traer pan a casa y la de la mujer es cuidar que se pueda comer en el suelo si fuera menester.
- Papá eso que dices son conceptos del tiempo de Maricastaña. Las mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones que los hombres.
- ¿Pero se puede saber de dónde sacas esas ideas tan raras?