"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 21 de octubre de 2022

Libro III. Episodio 167. La Bergwerk Spanisch

   Julio se presenta a José María del Castillo, el abogado de Llerena.

   -Me llamo Julio Carreño, comerciante de Plasencia. Tengo una tarjeta de don Mauricio Álvarez para usted.

   El abogado se limita a echar una ojeada a la tarjeta.

   -Hombre, el bueno de Mauricio, ¿qué tal está?, hace mucho que no le veo. Pase a mi despacho –Es una habitación grande en la que todo está manga por hombro-. Perdone el desorden, pero es que hoy no ha podido venir el pasante. Siéntese, por favor. Usted dirá, señor Carreño.

   -Verá don José María, tengo entendido que representa a varias compañías mineras. Yo regento varios negocios y, como tengo algún dinerillo ahorrado, pensaba que podría invertirlo en explotaciones mineras, pero estoy pez en ese terreno. Don Mauricio me dijo que sobre el negocio minero usted lo sabe todo y venía a que me orientara.

   El letrado se retrepa en el sillón, sonríe a Julio, y su mirada se aviva.

   -Ha venido usted al lugar indicado. En efecto, como bien le dijo mi amigo Mauricio y sin querer pecar de inmodestia, posiblemente sea la persona que más sabe del negocio de la minería, sobre todo en lo que atañe a las explotaciones mineras en nuestra querida tierra. En concreto, ¿qué quiere usted saber?

   -Pues, para empezar, cuál es el potencial minero de la región y, especialmente, el de la provincia de Cáceres.

   -Verá, señor Carreño…, bajo el suelo de las tierras cacereñas existe una gran riqueza minera. En sus casi veinte mil kilómetros cuadrados, la provincia alberga más de seiscientos indicios metálicos y energéticos, algunos de los cuales se han explotado a lo largo de la historia, llegando en ciertas épocas a ser de los más importantes de España. Otros siguen a la espera de que los mercados, las exigencias de la industria o las innovaciones en los métodos extractivos los hagan rentables. Y permítame añadir que no solo ha venido usted al lugar indicado, sino que además ha llegado en el momento oportuno. Supongo que usted conocerá bien la Sierra de Gata.

   -Naturalmente, como que nací y me críe en San Martín de Trevejo.

   -¡Hombre, es usted mañego! Buena tierra y buena gente. Pues si quiere invertir en el negocio minero este es el mejor momento. Lo que voy a contarle lo hago porque viene usted muy bien recomendado. Verá, uno de los pueblos entre los que cuentan con explotaciones mineras es Torrecilla de los Ángeles –Julio hace gesto de que conoce el pueblo-. Pues bien, allí se explotaron hace muchos años minas de wolframio y de uranio. De hecho, todavía existen más de diez galerías que se enclavan en la zona conocida como el Canchal Gordo. Esas galerías llegan a tener hasta mil metros de profundidad, estando algunas de ellas en buen estado de conservación. Pues bien, hay una empresa alemana que se ha interesado en retomar la explotación de las minas de uranio, wolframio y estaño de la zona. Figúrese usted, ¡unos alemanes invirtiendo en nuestra tierra! Y, como sabrá, los germanos no hacen las cosas a humo de paja. Si están dispuestos a gastar sus marcos es porque habrán visto que se trata de un buen negocio.

   -Sí, claro, pero… ¿y qué puede pintar un comerciante placentino en una empresa alemana?

   -Señor Carreño, permítame la precisión. Usted, como buen comerciante, sabe que el dinero no tiene nacionalidad. Usted pensará: ¿acaso los alemanes no tienen suficiente dinero para acometer solos la empresa? Esos cabezas cuadradas tienen dinero por castigo pero,… se han topado de bruces con la administración pública. Para darles el permiso de explotación, nuestro gobierno les exige que al menos un diez por ciento del capital de la empresa explotadora tiene que ser español. Y ahí es donde entran los visionarios que, como usted, de las piedras sacan panes.

   -Me tendrá que explicar más porque sigo sin enterarme de cómo puedo participar en ese negocio.

   El abogado le explica que la Bergwerk  Spanisch, nombre de la empresa alemana, necesita captar inversores españoles para cumplir con el requisito del diez por ciento de capital nacional que exige la administración. Lo más natural habría sido salir a bolsa donde sus acciones se habrían vendido en un abrir y cerrar de ojos, pero los alemanes mantienen la política de preferir a los inversores autóctonos de donde están enclavadas las explotaciones, por aquello de involucrarse más en el entorno donde cuentan con minas. Y le pone de ejemplo el pueblo asturiano de Laviana, donde explotan minas de carbón. Allí han elegido, para llegar al diez por ciento del capital societario, a inversores asturianos. El objetivo es que parte de la riqueza que genera la explotación revierta en gentes del propio territorio en el que está emplazada la mina.

   -Pues bien, aquí quieren poner en práctica la misma política empresarial, y les está costando Dios y ayuda. Hablando sin rodeos, señor Carreño, como buen comerciante sabrá que en nuestra tierra no abunda gente con iniciativa y espíritu empresarial como el que usted demuestra. Y lo que en Asturias la gente de la Bergwerk  Spanisch logró en menos de un mes, aquí les está resultando más duro que la subida al Gólgota. Y es que en Extremadura hay mucho señorito que se jacta de fanegas, dehesas y cortijos, pero de tener dinero en efectivo hay pocos.

   -¿Entonces…? –pregunta Julio que anda un tanto perdido ante la verborrea del letrado.

   -Entonces, tiene usted la ocasión de comprar acciones de la Bergwerk  Spanisch, sin salir de este despacho, puesto que soy su apoderado para toda la región. Y de esa forma participar en la riada de cientos de miles de duros que generarán las minas de Torrecilla, en cuanto el gobierno conceda el permiso de explotación. Usted, y los afortunados inversores como usted, duplicarán y hasta triplicarán el capital invertido. Y, mientras usted está ocupado en sus negocios, su dinero está trabajando para hacerle más rico. Así de fácil.

   A Julio, la seguridad y el aplomo con que habla el abogado, le está convenciendo, pero se encuentra en un terreno que no domina y duda. Sabe, por propia experiencia, que ganar dinero nunca es fácil y, aunque el letrado asegura lo asequible que resulta el negocio minero, piensa que en alguna parte han de haber obstáculos que de momento no aparecen por ningún lado.

   -Perdone, don José María…

   -Llámeme Josemari, como lo hacen los amigos –le interrumpe del Castillo-, porque siendo amigo de Mauricio también lo considero mío.

   -Pues, don Josemari, como dicen en San Martín no hay rosa sin espinas. Entonces me pregunto: ¿dónde están las espinas de esta rosa?, porque alguna debe de haber, ¿o no?

   -Es usted un lince, Julio, ¿puedo llamarle Julio? –Ante el gesto afirmativo del droguero, el abogado prosigue-: No se le escapa ni una. Naturalmente que este más que prometedor negocio tiene espinas, la principal, y casi única, es que los dividendos que den las acciones van a demorarse algún tiempo en cobrarlos. Porque hay un proceso natural que hay que llevar a cabo. Primero, hay que completar el capital social de la empresa, para lo que por cierto falta muy poco; luego, hay que esperar a que el recién constituido Consejo de Economía Nacional revise el proyecto y lo informe favorablemente, algo que hará sin ninguna duda. Tras el informe del Consejo, vendrá la concesión del permiso de explotación por la Dirección General de Industria del Ministerio de Trabajo, permiso que se concederá de forma automática. Y, finalmente, habrá que esperar el tiempo necesario para que la explotación comience a dar sus frutos. Todo será cuestión de tener paciencia, pero los dineros que se inviertan en la Bergwerk  Spanisch estarán tan seguros como si los tuviera en el Banco de España –y, bajando la voz, como si temiera que alguien pudiese oírle, afirma-: Le voy a decir algo que solo he contado a los amigos; mire si estoy convencido de que es un negocio seguro, que he hipotecado varias de mis propiedades, entre ellas esta casa, para invertir el dinero obtenido en acciones de la empresa alemana; con eso se lo digo todo.

   La confesión del parlanchín abogado termina por convencer a Julio de que el negocio minero que le propone puede ser una ganga, pero antes de embarcarse en el mismo debe echar cuentas y ver del efectivo de que puede disponer para invertir en la Bergwerk  Spanisch, porque lo que ha dicho antes de que tiene algún dinerillo ahorrado no es del todo cierto. Dispone de una liquidez frágil y tiene más deudas que metálico. Aunque no es lo que cuenta al abogado.

   -Creo, don Josemari, que me voy a lanzar a comprar acciones, pero antes debo volver a Plasencia y hablarlo con mi esposa. Aunque, naturalmente, yo soy el que decide sobre los negocios familiares, me gusta que ella esté al tanto de la economía familiar porque nunca se sabe lo qué puede pasar, sobre todo a los que como yo viajamos tanto.

   -Es usted un hombre prudente y eso le honra. Espero volver a verle cuanto antes y le voy a dar mi tarjeta por si quiere tener más información. Ah, y dé recuerdos de mi parte a don Mauricio. Por cierto, le voy a contar una anécdota sobre el bueno de mi amigo, ¿sabe cómo le llamábamos en la facultad?, Sobaco sabio, porque siempre llevaba un libro bajo el brazo, aunque era de los flojillos del curso. Esto no se lo cuente porque podría sentarle mal. Espero verle pronto.

   En el viaje de retorno a casa, Julio no deja de estrujarse las meninges sobre la manera de allegar fondos para invertirlos en la Bergwerk  Spanisch. Si quiere comprar acciones de la compañía germana tendrá que pedir un nuevo crédito, ¿pero a quién? Ya está entrampado con las Cajas de Ahorro de Badajoz, Cáceres y hasta con la de Plasencia. Son créditos que no le agobian demasiado, todo lo contrario que el préstamo de la Bronchales, cuyos intereses son leoninos.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, La segunda generación, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 168. Un fragmento de la vida en la ENM