"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 5 de noviembre de 2013

2.21. Nadie da duros a cuatro pesetas

   El pueblo que Andrés el Punchent está describiendo a su nieto Sergio está a punto de sufrir un cambio radical. A Senillar, aunque tarde, ha llegado el boom inmobiliario y va a dejar de ser uno de los contados pueblos mediterráneos cuyo litoral está prácticamente virgen. Una poderosa empresa constructora, BACHSA, ha puesto los ojos en su costa tras ser empujada a ello por la caja de ahorros Cajaeuropa. Una de las primeras acciones a llevar a cabo por los empresarios es contactar con los poderes locales, fácticos y políticos.

   Agustín Badenes, el director local de la caja, es el responsable de montar la reunión para que los delegados de BACHSA, Juan Antonio Cardona y Rodrigo Huguet, tengan un primer contacto con el alcalde, Jaume Pellicer, y el concejal de urbanismo, Guillem Armengol. El hombre de la caja no asiste, prefiere que hagan de anfitriones José Ramón Arbós y Amador Garcés, que actúan como muñidores e intermediarios de los constructores. El almuerzo es espléndido y la charla distendida. Cuando llega la hora del café, las copas y los habanos es el momento que elige Cardona para poner encima de la mesa el motivo que les ha llevado allí.
- Alcalde, concejal, antes que nada quiero agradeceros que hayáis aceptado nuestra invitación. Y sin más preámbulo paso a contaros el proyecto que tenemos para vuestro pueblo. Representamos a un grupo de empresarios que tenemos la intención de convertir vuestro municipio en una meca del turismo, tanto a nivel nacional como internacional. Estamos convencidos de que, en poco más de una década, Senillar puede sobrepasar o, al menos, igualar a vuestros vecinos Benialcaide y Albalat. La riqueza y los puestos de trabajo van a crecer exponencialmente – al darse cuenta del gesto de ignorancia del concejal, Cardona decide utilizar un lenguaje más coloquial -. Se van a multiplicar por cien, que digo cien, por mil las ofertas de trabajo. Naturalmente, para conseguir esa meta no basta con realizar grandes inversiones, para lograrla es indispensable contar con la ayuda de la corporación municipal – y dirigiéndose específicamente a Pellicer añade -.Tú puedes ser el alcalde que podrá pasar a la historia local como el hombre que transformó Senillar, puesto que, de un pequeño pueblo que es hoy en día, se convertirá en un emporio del turismo que traerá fortuna, trabajo y bienestar para todos vuestros paisanos en cantidades auténticamente millonarias.

   Cardona sigue desgranando las enormes ventajas de todo tipo que el plan traerá a la localidad. Su exposición es seguida atentamente por los munícipes. Cuando termina, es Garcés el primero en tomar la palabra:
- Desde luego, sólo con que se lleve a cabo la mitad del proyecto, ese plan supondrá para el pueblo mucho más que si nos tocara el gordo de Navidad, la primitiva y una quiniela de catorce, todo junto.
- He de admitir que lo que nos has explicado suena a música celestial – confiesa el alcalde -, pero mi padre, que era casi analfabeto pero más listo que el hambre, solía decir que nadie va por ahí dando duros a cuatro pesetas.
- Y nosotros tampoco, alcalde – asevera Huguet interviniendo por primera vez -. Somos empresarios y si pretendemos llevar adelante este proyecto es para ganar dinero, no para hacer caridad. Usando tu misma frase, diré que nuestra intención es cambiar duros, al menos, a cinco cincuenta y, si es posible, a más. Cuando un empresario gana, no es el único que se beneficia, a su alrededor son legión los que también se comen una parte del pastel. Los proveedores, subcontratistas, la gente de los oficios, los trabajadores en general, las propias corporaciones municipales…, todo un mundo. Piensa sólo en los ingresos que podrá percibir el Ayuntamiento por los permisos y licencias de obras. Y no solamente eso, el IBI de los próximos años se va a disparar. Y todo ello porque por cada peseta que se invierta, unos céntimos irán a parar a las arcas municipales. Y estamos hablando de miles y miles de millones. En conclusión, si este proyecto sigue adelante, como es nuestro deseo, aquí habrá pasta para todos. Y digo bien, para todos – recalca mirando fijamente al alcalde -. Un último detalle: fijaos si el proyecto pinta bien qué nuestra principal fuente de financiación es Cajaeuropa.
- ¡Hombre, haber empezado por ahí! – exclama el alcalde -. Si la caja está metida en esto es que hay negocio seguro. Esos no dan puntada sin hilo, pues buenos son. Y quiero dejaros algo claro, no creáis que desconfío porque sí. Tengo buenos motivos para no creerme a pies juntillas todo lo que me cuentan. Por aquí ha pasado más de un forastero que ofrecía el oro y el moro y luego si te he visto no me acuerdo. Aunque reconozco que vosotros venís bien acompañados – concluye, mirando a Garcés y Arbós.
- Jaume – interviene José Ramón -, ¿tú crees que los Arbós participaríamos en un proyecto como éste si no tuviera todos los visos de ser un negocio seguro y rentable?

   Cardona, tras un intercambio de miradas con Huguet, decide poner fin por el momento a la reunión:
- Caballeros, dada la hora que es y que todavía queda mucha tela que cortar propongo que finalicemos la reunión y que mañana a una hora decente, por ejemplo las doce, retomemos el asunto – y agrega --. Si no tenéis inconveniente propongo que nos reunamos en el hotel Airesol. Ya reservé uno de los comedores privados. ¿De acuerdo?
   Cuando los constructores se quedan solos, Huguet pregunta a su socio:
- ¿Qué impresión te han producido los tipos del Ayuntamiento?
- Pues el alcalde, pese a ser maestro, más bien parece el clásico labrador de estas tierras, cazurro, desconfiado y sin excesivas luces. Lo que me lleva a suponer que Garcés se lo llevará al huerto sin mayores problemas. El otro, el concejal de urbanismo, es otro cantar. Parece ladino y retorcido. Nos puede causar problemas. Y tú, ¿qué opinas?
- Casi lo contrario. Si alguien nos puede dar algún quebradero de cabeza será el alcalde, precisamente por cazurro. En cuanto al concejal, o mucho me equivoco o va a ser pan comido. En cuanto se huela lo que podemos ofrecerle se nos pondrá de alfombra. Y si no, al tiempo.