"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Capítulo 7. Conjuras de tres al cuarto.- 26. Casi prefiero el plan B



   No todas las camarillas que se han conjurado para negociar con Salazar han dedicado mucho tiempo en diseñar un plan B por si el A fracasa. Es el caso de la que ha organizado por su cuenta Juan Antonio Almagro, que en el último momento se dio de baja del grupo de Felipe Muñoz por no estar de acuerdo con el pacto pergeñado por el mismo. El exconsejero se ha rodeado de otros exaltos cargos de la Junta de Andalucía y que pertenecen a lo que podría calificarse como la facción dura entre los imputados del caso ERE. Almagro les ha convencido sin demasiados problemas de que con Curro solo vale mano dura. Únicamente falta concretar hasta donde llegar para amedrentar al exsindicalista.
-Yo creo que con una buena palisa será sufisiente –afirma uno.
-De acuerdo, pero una palisa ¿hasta dónde? Porque entre hincharle la cara a hostias, romperle algún hueso o dejarlo medio muerto hay mucha diferensia –rebate otro-. No es lo mismo darle unas buenos guantasos que pegarle con un bate de esos que usan los mafiosos en las pelis.
   Después de muchas matizaciones de hasta donde se debería llegar acuerdan en que nada de bates ni porras ni puños americanos. Hay que darle un buen vapuleo pero del modo tradicional, con los puños. Y con esa concreción se adentran en el siguiente paso: buscar alguien que le dé una buena tunda y le amenace con que si se va de la lengua la próxima somanta será mucho peor. En esto consiste su plan B. Almagro ha hecho los deberes pues tiene hasta el nombre del posible matón.
-Si no tenéis ningún nombre que proponer, yo sí tengo uno. Y he de desir que es persona de toda confiansa. Estoy hablando de Pepillo Jiménez –Almagro se ha esforzado por pronunciar correctamente el apellido-. El nombre quisás no os diga nada, pero seguro que su mote sí, me refiero al Chato de Trebujena que, como alguno recordará, fue campeón de Andalusía de los semipesados. Pepillo por cuatro duros mal contaos hará el encargo a consiensia.
-Y si luego por lo que sea comiensa a largar, ¿qué puede pasar? –inquiere otro.
-Tranquilos. Con Pepillo solo hablaré yo, siempre que estéis de acuerdo, claro –Los síes son unánimes-. Por consiguiente, en el supuesto de que se fuera de la mui no podría delatar a nadie más que a mí y estoy totalmente seguro de que eso es algo que nunca hará el Chato, convertirse en un soplón. Tanto él como los suyos me deben demasiao.
   La reunión termina en cuanto concretan las cuestiones de intendencia, en las que se retratan como lo que son: unos cutres con mayúsculas. Alguien apunta que tendrán que alquilar un coche para el desplazamiento del Chato hasta la Costa de Azahar.
-Ni hablar, si nesesita un coche que lo alquile allí que saldrá a mejor presio y, por descontao, que sea un auto baratito, nada de alquilar un descapotable con la excusa de que es verano.
   Lo mismo ocurre cuando se menciona que tendrán que buscarle un alojamiento cercano adonde está Curro.
-Digo lo mismo que Manué con lo del coche, hay que encontrarle un hotel serquita, pero de pocas estrellas, que al fin y al cabo va a trabajar en lo suyo, no de vacasiones.
   Otra de las camarillas formadas para contactar con Curro está integrada igualmente por imputados en el caso ERE. Son funcionarios públicos que en su día ocuparon cargos políticos en la administración andaluza. El personaje que los lidera es Gabriel Salcedo, exconsejero de empleo. Tienen un único objetivo, intentar convencer a Curro para que se entregue a la justicia negociando antes con la fiscalía para rebajar las posibles penas. Le van a ofrecer todo tipo de ayudas. Todo a cambio de que sus declaraciones, informes y entrega de documentos vayan en el sentido de que ellos se limitaban a cumplir la ley y hacerla cumplir, algo que es el primer mandamiento de todo funcionario público. No se han molestado en estudiar un posible plan B porque si Salazar no acepta su propuesta no tienen más que ofrecerle. Su enviado es Alfonso Pacheco, funcionario del Cuerpo Superior Facultativo de Ingenieros de Montes, y cuya única baza que le ha hecho acreedor a ser el enviado del grupo estriba en que es paisano de Curro, aunque al ser bastante más joven no llegó a coincidir con el antiguo Conseguidor en sus correrías infantiles por Zahara de los Atunes.
   Hay una cuarta camarilla que también estudia como conectar con Salazar y que está formada por un reducido grupo de empresarios andaluces que, hasta el presente, no están imputados en el caso ERE, pero que si Curro tirara de la manta y aflorara la mucha documentación que, al parecer, obra en su poder tienen mucho que perder, no solo penalmente sino sobre todo, y es lo que les quita el sueño, económicamente. Dichos empresarios, comandados por Eduardo Gálvez que si no es el más inteligente si es el más rico y echao pa lante, han sido los que más se han lucrado del entramado ilícito del caso. Hasta el momento han permanecido ocultos, al igual que sus muchas y millonarias operaciones logradas al amparo de la legislación de la Junta de Andalucía para respaldar económicamente a empresas con problemas, reales o ficticios, que les obligaban a presentar un expediente de regulación de empleo (ERE). Toda esa urdimbre apenas si ha sido arañada por la instrucción del caso, pero ahí es donde se esconden la mayoría de los cientos de millones defraudados a las arcas públicas. El grupúsculo le ha dado mil y una vueltas a qué hacer con el exsindicalista hasta que ha llegado a una conclusión: mientras Salazar pueda ser llevado ante la justicia corren el grave peligro de que termine contando cuanto sabe. La única solución es que desaparezca de España y que se comprometa a no regresar hasta la finalización procesal del caso, termine cuando termine. Su oferta: se comprometen a pagar el viaje de Curro a un país que no tenga tratado de extradición con España y pasarle mensualmente una cantidad con la que pueda vivir dignamente.
-¿Y si Curro no acepta? –pregunta uno de los reunidos.
-Entonces se pasa al plan B –es la escueta respuesta de Gálvez que indica que este grupo si ha preparado una alternativa.
-¿Y a quién enviamos para negociar con Curro? –pregunta otro de los industriales.
   La pregunta genera una viva discusión. Las sugerencias que se aportan son variadas y en muchos casos contrapuestas hasta que es aceptada la proposición de uno de ellos: se trata del director ejecutivo de una de sus compañías que tiene el perfil que buscan.
-Fue quien me sacó las castañas del fuego –explica el proponente- después del colapso que siguió a la operación de marzo del 2013. Es hombre de fácil palabra, un zorro negociando y de una discreción a prueba de balas.
-¿Y cómo se llama esa perla?
-Carlos Espinosa. Y es hombre de mi total confianza.
-Bien, ya tenemos el negociador. Hay que enviarle enseguida no sea que otra gente, que la hay, se nos adelante. Ahora solo falta encontrar al hombre del plan B –especifica Gálvez.
   El silencio se cierne sobre la pandilla hasta que otro de los reunidos carraspea como prólogo antes de intervenir.
-Yo, por motivos que no vienen al caso, conozco a una banda de rusos que tienen varios clubes de alterne en la Costa del Sol y que se dedican, además de las drogas y las putas, a esa clase de trabajos. Son eficientes, expeditivos y callados. Sería cuestión de pactar el precio que haya que pagar porque, eso sí, son un poco caros.
-¡Coño, Félix, más caro nos saldrá si cogen al gilipollas del Curro y le da por irse de la lengua! –Le increpa Gálvez-. Habla con los rusos, les cuentas lo que queremos y negocias el precio. Y como te conozco, no te pongas en plan rácano. Es mucho lo que nos jugamos.
-Y al ruso, ¿lo enviamos cuando Espinosa fracase en su misión? –pregunta otro.
-Si lo hacemos así corremos el riesgo de que Curro se haya vuelto a esconder o que bien la policía o algún otro grupo se haya hecho con él y entonces el Plan B se va a la mierda. Lo mejor es enviar al mismo tiempo a ambos.
-Y si Espinosa no logra pactar con Curro, ¿cómo lo sabrá el ruso?
   Eduardo Gálvez medita su respuesta.
-Le dirás a Espinosa que todos los días a las doce le llamará alguien preguntándole… -duda unos instantes-, le preguntará si cenan juntos. Si la respuesta es afirmativa será que sigue en tratos con Curro o lo ha convencido, si es negativa el ruso tendrá manos libres.
-Y si el ruso no tiene que actuar porque Espinosa ha conseguido el sí de Curro, ¿le pagamos lo mismo? –quiere saber el llamado Félix.
-En ese caso ofrécele la mitad. Si no lo acepta, regatea y si al final dice que quiere cobrar lo que hayáis pactado cierra el trato. En asuntos así el dinero es lo de menos. ¿O es que alguno prefiere cambiar unos millones por una temporada en Alcalá de Guadaira o en Alhaurín de la Torre? –En alusión a dos de las cárceles más conocidas de Andalucía.
   Al salir de la reunión, uno de los empresarios le comenta a Gálvez en voz baja:
-Si te soy sinsero, casi prefiero el plan B porque con Curro nunca se sabe.
  
PD.- Hasta el viernes próximo