No todas las camarillas que se han conjurado
para negociar con Salazar han dedicado mucho tiempo en diseñar un plan B por si
el A fracasa. Es el caso de la que ha organizado por su cuenta Juan Antonio
Almagro, que en el último momento se dio de baja del grupo de Felipe Muñoz por
no estar de acuerdo con el pacto pergeñado por el mismo. El exconsejero se ha rodeado
de otros exaltos cargos de la Junta de Andalucía y que pertenecen a lo que podría
calificarse como la facción dura entre los imputados del caso ERE. Almagro les
ha convencido sin demasiados problemas de que con Curro solo vale mano dura.
Únicamente falta concretar hasta donde llegar para amedrentar al
exsindicalista.
-Yo creo que
con una buena palisa será sufisiente –afirma uno.
-De acuerdo,
pero una palisa ¿hasta dónde? Porque entre hincharle la cara a hostias, romperle
algún hueso o dejarlo medio muerto hay mucha diferensia –rebate otro-. No es lo
mismo darle unas buenos guantasos que pegarle con un bate de esos que usan los
mafiosos en las pelis.
Después de muchas matizaciones de hasta
donde se debería llegar acuerdan en que nada de bates ni porras ni puños
americanos. Hay que darle un buen vapuleo pero del modo tradicional, con los
puños. Y con esa concreción se adentran en el siguiente paso: buscar alguien
que le dé una buena tunda y le amenace con que si se va de la lengua la próxima
somanta será mucho peor. En esto consiste su plan B. Almagro ha hecho los
deberes pues tiene hasta el nombre del posible matón.
-Si no
tenéis ningún nombre que proponer, yo sí tengo uno. Y he de desir que es
persona de toda confiansa. Estoy hablando de Pepillo Jiménez –Almagro se ha
esforzado por pronunciar correctamente el apellido-. El nombre quisás no os
diga nada, pero seguro que su mote sí, me refiero al Chato de Trebujena que,
como alguno recordará, fue campeón de Andalusía de los semipesados. Pepillo por
cuatro duros mal contaos hará el encargo a consiensia.
-Y si luego por
lo que sea comiensa a largar, ¿qué puede pasar? –inquiere otro.
-Tranquilos.
Con Pepillo solo hablaré yo, siempre que estéis de acuerdo, claro –Los síes son
unánimes-. Por consiguiente, en el supuesto de que se fuera de la mui no podría
delatar a nadie más que a mí y estoy totalmente seguro de que eso es algo que
nunca hará el Chato, convertirse en un soplón. Tanto él como los suyos me deben
demasiao.
La reunión termina en cuanto concretan las
cuestiones de intendencia, en las que se retratan como lo que son: unos cutres
con mayúsculas. Alguien apunta que tendrán que alquilar un coche para el
desplazamiento del Chato hasta la Costa de Azahar.
-Ni hablar,
si nesesita un coche que lo alquile allí que saldrá a mejor presio y, por
descontao, que sea un auto baratito, nada de alquilar un descapotable con la
excusa de que es verano.
Lo
mismo ocurre cuando se menciona que tendrán que buscarle un alojamiento cercano
adonde está Curro.
-Digo lo
mismo que Manué con lo del coche, hay que encontrarle un hotel serquita, pero de
pocas estrellas, que al fin y al cabo va a trabajar en lo suyo, no de
vacasiones.
Otra de las camarillas formadas para
contactar con Curro está integrada igualmente por imputados en el caso ERE. Son
funcionarios públicos que en su día ocuparon cargos políticos en la
administración andaluza. El personaje que los lidera es Gabriel Salcedo,
exconsejero de empleo. Tienen un único objetivo, intentar convencer a Curro para
que se entregue a la justicia negociando antes con la fiscalía para rebajar las
posibles penas. Le van a ofrecer todo tipo de ayudas. Todo a cambio de que sus
declaraciones, informes y entrega de documentos vayan en el sentido de que
ellos se limitaban a cumplir la ley y hacerla cumplir, algo que es el primer
mandamiento de todo funcionario público. No se han molestado en estudiar un
posible plan B porque si Salazar no acepta su propuesta no tienen más que
ofrecerle. Su enviado es Alfonso Pacheco, funcionario del Cuerpo Superior
Facultativo de Ingenieros de Montes, y cuya única baza que le ha hecho acreedor
a ser el enviado del grupo estriba en que es paisano de Curro, aunque al ser
bastante más joven no llegó a coincidir con el antiguo Conseguidor en sus
correrías infantiles por Zahara de los Atunes.
Hay una cuarta camarilla que también estudia
como conectar con Salazar y que está formada por un reducido grupo de
empresarios andaluces que, hasta el presente, no están imputados en el caso
ERE, pero que si Curro tirara de la manta y aflorara la mucha documentación que,
al parecer, obra en su poder tienen mucho que perder, no solo penalmente sino
sobre todo, y es lo que les quita el sueño, económicamente. Dichos empresarios,
comandados por Eduardo Gálvez que si no es el más inteligente si es el más rico
y echao pa lante, han sido los que más se han lucrado del entramado ilícito del
caso. Hasta el momento han permanecido ocultos, al igual que sus muchas y
millonarias operaciones logradas al amparo de la legislación de la Junta de
Andalucía para respaldar económicamente a empresas con problemas, reales o
ficticios, que les obligaban a presentar un expediente de regulación de empleo
(ERE). Toda esa urdimbre apenas si ha sido arañada por la instrucción del caso,
pero ahí es donde se esconden la mayoría de los cientos de millones defraudados
a las arcas públicas. El grupúsculo le ha dado mil y una vueltas a qué hacer
con el exsindicalista hasta que ha llegado a una conclusión: mientras Salazar
pueda ser llevado ante la justicia corren el grave peligro de que termine
contando cuanto sabe. La única solución es que desaparezca de España y que se
comprometa a no regresar hasta la finalización procesal del caso, termine
cuando termine. Su oferta: se comprometen a pagar el viaje de Curro a un país
que no tenga tratado de extradición con España y pasarle mensualmente una
cantidad con la que pueda vivir dignamente.
-¿Y si Curro
no acepta? –pregunta uno de los reunidos.
-Entonces se
pasa al plan B –es la escueta respuesta de Gálvez que indica que este grupo si
ha preparado una alternativa.
-¿Y a quién
enviamos para negociar con Curro? –pregunta otro de los industriales.
La pregunta genera una viva discusión. Las
sugerencias que se aportan son variadas y en muchos casos contrapuestas hasta
que es aceptada la proposición de uno de ellos: se trata del director ejecutivo
de una de sus compañías que tiene el perfil que buscan.
-Fue quien me
sacó las castañas del fuego –explica el proponente- después del colapso que
siguió a la operación de marzo del 2013. Es hombre de fácil palabra, un zorro
negociando y de una discreción a prueba de balas.
-¿Y cómo se
llama esa perla?
-Carlos
Espinosa. Y es hombre de mi total confianza.
-Bien, ya
tenemos el negociador. Hay que enviarle enseguida no sea que otra gente, que la
hay, se nos adelante. Ahora solo falta encontrar al hombre del plan B –especifica
Gálvez.
El silencio se cierne sobre la pandilla
hasta que otro de los reunidos carraspea como prólogo antes de intervenir.
-Yo, por
motivos que no vienen al caso, conozco a una banda de rusos que tienen varios
clubes de alterne en la Costa del Sol y que se dedican, además de las drogas y
las putas, a esa clase de trabajos. Son eficientes, expeditivos y callados.
Sería cuestión de pactar el precio que haya que pagar porque, eso sí, son un
poco caros.
-¡Coño,
Félix, más caro nos saldrá si cogen al gilipollas del Curro y le da por irse de
la lengua! –Le increpa Gálvez-. Habla con los rusos, les cuentas lo que
queremos y negocias el precio. Y como te conozco, no te pongas en plan rácano.
Es mucho lo que nos jugamos.
-Y al ruso,
¿lo enviamos cuando Espinosa fracase en su misión? –pregunta otro.
-Si lo
hacemos así corremos el riesgo de que Curro se haya vuelto a esconder o que
bien la policía o algún otro grupo se haya hecho con él y entonces el Plan B se
va a la mierda. Lo mejor es enviar al mismo tiempo a ambos.
-Y si
Espinosa no logra pactar con Curro, ¿cómo lo sabrá el ruso?
Eduardo Gálvez medita su respuesta.
-Le dirás a Espinosa que todos los días a las doce le llamará alguien
preguntándole… -duda unos instantes-, le preguntará si cenan juntos. Si la
respuesta es afirmativa será que sigue en tratos con Curro o lo ha convencido,
si es negativa el ruso tendrá manos libres.
-Y si el
ruso no tiene que actuar porque Espinosa ha conseguido el sí de Curro, ¿le
pagamos lo mismo? –quiere saber el llamado Félix.
-En ese caso
ofrécele la mitad. Si no lo acepta, regatea y si al final dice que quiere
cobrar lo que hayáis pactado cierra el trato. En asuntos así el dinero es lo de
menos. ¿O es que alguno prefiere cambiar unos millones por una temporada en Alcalá
de Guadaira o en Alhaurín de la Torre? –En alusión a dos de las cárceles más
conocidas de Andalucía.
Al salir de la reunión, uno de los
empresarios le comenta a Gálvez en voz baja:
-Si te soy
sinsero, casi prefiero el plan B porque con Curro nunca se sabe.
PD.- Hasta
el viernes próximo