El alguacil del pueblo,
que también ejerce de pregonero, detiene la bicicleta en la intersección de las
calles Rabal y San Roque y toca el rudimentario clarín, emblema de su función.
Una vez que algunas vecinas han salido a las puertas de sus casas comienza el
bando:
- De parte del señor alcalde se hace saber – pausa para
cerciorarse de que ha conseguido la atención de los convecinos -: que mañana
por la noche, a las nueve y en la sala de plenos del Ayuntamiento, habrá
reunión de los propietarios de fincas de la Marina y la marjalería. Si el
público no cabe la reunión se realizará, una hora más tarde, en el cine
Novedades. Por la importancia del asunto que se va a tratar, el señor alcalde
pide que acudan todos los vecinos afectados – vuelve a tocar el clarín, toma
aliento y prosigue con otra información -. Esta noche, a las nueve y en San
Isidro, se convoca a los regantes que tienen acciones del pozo de la partida
del Torreón – y da otro clarinazo. Fin del bando.
El motivo de la reunión
que ha pregonado el alguacil ha supuesto otra fricción entre el alcalde y el
jefe de Falange, discrepancia auspiciada en la sombra por el patriarca de los
Arbós. Paco Vives sostiene que se trata de una actuación encaminada a mejorar
la salubridad municipal y por tanto es competencia plena del Ayuntamiento. José
Vicente Gimeno insiste en que ha recibido un encargo directo del Jefe
Provincial del Movimiento y, por consiguiente, no puede declinar el
cumplimiento de una orden del mando, le corresponde llevarla a cabo. Al final,
gracias a la intervención del juez municipal, llegan a una solución de
compromiso: el acto lo presidirán conjuntamente, el alcalde lo abrirá y el jefe
lo cerrará.
Los propietarios
concernidos por el bando han acudido mayoritariamente y la reunión, como se
había previsto, tiene que celebrarse en el cine. Entre los asistentes está
Lolita, flanqueada por su amiga Fina, ambas son propietarias de sendos majales.
En el escenario se ha montado una improvisada mesa y sentados tras ella las
autoridades locales. El acto comienza con más de media hora de retraso porque
continuamente están entrando asistentes y no lo hacen precisamente en silencio.
Paco Vives abre el acto:
- Señoras y señores…, vecinos todos, he convocado esta reunión
para tratar un asunto de gran importancia, no solo para los que estáis aquí,
sino para todo el vecindario. Cómo sabéis, en este pueblo hay muchos mosquitos.
En verano son una plaga y lo malo no son sus picaduras, lo peor es que
contagian las tercianas y otras enfermedades. Aquí, que tenemos mucho terreno
con aguas estancadas, las tercianas y el tifus son males que hay que combatir. El Gobierno Civil ha dado orden de que en todos
los pueblos que tengan terrenos pantanosos se pongan en marcha medidas para
combatir los mosquitos. De eso se trata…, de matar mosquitos… – evidentemente
el alcalde no es un Demóstenes y comienza a repetirse –. Y a continuación, los
detalles del plan los explicará Gimeno. He dicho.
José Vicente no se queda
sentado en la silla, como ha hecho el alcalde, se levanta y rodeando la mesa se
planta en el centro del escenario justo al borde del foso. Mira a los
asistentes sin decir nada, en pocos segundos el runrún que emergía del patio de
butacas es sustituido por un silencio sepulcral. Entonces, comienza a hablar:
- Convecinos, camaradas, ante todo quiero expresaros mi…, nuestro
agradecimiento por vuestra asistencia. El problema que vamos a debatir esta noche
será imposible llevarlo a cabo sin vuestra colaboración, por eso vosotros sois
los auténticos protagonistas de este acto, realmente sois los que deberíais de
estar aquí arriba – con el arranque de su discurso el joven político ya se ha
ganado a la mayor parte de los asistentes que le escuchan embelesados -. Desde
antes de nuestra Gloriosa Cruzada hasta nuestros días las enfermedades
infecciosas han experimentado en nuestra patria un notable repunte y significan
un azote para la población, especialmente para los más débiles como los niños,
mujeres y ancianos. La difteria, la viruela, el tifus exantemático y, lo que
más de cerca nos afecta, el paludismo, son epidemias que han causado y siguen
provocando muchas bajas. El Régimen Nacionalsindicalista y, al frente del mismo,
el Caudillo ha dicho ¡basta! Basta de enfermedades, de sufrimientos, de muertes
inútiles. Naturalmente, solo con palabras no se solucionan los problemas, hay
que ponerse en marcha, hay que arremangarse y ponerse al tajo. Y eso es lo que
me… nos ha ordenado el Jefe Provincial del Movimiento y Gobernador Civil. Como
sabéis, ya se ha iniciado la campaña nacional de vacunación contra la viruela y
en breve comenzarán otras campañas de vacunación para las demás enfermedades.
Pero como ha dicho antes el señor alcalde, a quien quiero agradecer su
inestimable colaboración, aquí tenemos un problema específicamente local y
somos nosotros quienes debemos de colaborar para intentar solucionarlo… - Gimeno
sigue explicando a su entregada audiencia el aludido problema local que no es
otro que el paludismo, las tercianas de las que habló Vives. Esa enfermedad
infecciosa, explica a su escasamente ilustrado auditorio, es transmitida al
hombre por la picadura del mosquito anopheles, que abunda en aquellas zonas
donde existe agua encharcada o con escasa corriente, como ocurre en la
marjalería y, sobre todo, en el contiguo
humedal.
- Lolita, ¿qué puñetas es ese mosquito del que habla Gimeno? –
pregunta Fina.
- Pues es un mosquito; mejor dicho, es la hembra del mosquito, que
cuando está infectada y te pica puede transmitirte el paludismo – le explica
Lolita.
Gimeno prosigue con su
disertación: los científicos han descubierto que hay un pececito, la gambusia,
originario de América, que se come los mosquitos y sus huevos, y es una especie
increíblemente resistente ya que tolera toda clase de aguas incluso salobres
como las del humedal. El Instituto Oceanográfico de Madrid, otra insigne obra
del Régimen, ha conseguido con notorio éxito la aclimatación de gambusias
americanas que, a través de una acción conjunta de los Ministerios de
Gobernación, Obras Públicas, Agricultura y de la Secretaría General del
Movimiento, se distribuirán en todos los pueblos en los que el paludismo es una
enfermedad endémica. En ese supuesto está Senillar. El suministro, transporte y
distribución de los mencionados peces corre a cargo de los citados organismos
oficiales, pero su implantación en las acequias y canales de la marjalería y en las lagunas del humedal de la Marina deberá de hacerlo el vecindario. Es una tarea
a la que están llamados todos los hombres de buena voluntad, especialmente
aquellos que sean propietarios de fincas en las mencionadas partidas. Para eso,
el Ayuntamiento y la jefatura local han confeccionado una relación de
propietarios y se tomará nota de aquellos que no presten su colaboración en tan
patriótica empresa. Este aviso a navegantes alerta a más de uno que no estaba
por la labor. Cuando Gimeno termina su discurso un rotundo aplauso trufado de
vivas y bravos corona su intervención.
Estaba programado que el
acto concluyera con la disertación del jefe, pero ante la sorpresa de todos,
especialmente de Gimeno, el acalde vuelve a levantarse. Tiene una sorpresa con
la que nadie contaba.
- Vecinos. Además de lo que os he dicho antes, el Ayuntamiento que
presido va a poner en marcha un proyecto que, por un lado, ayudará a terminar
con los puñeteros mosquitos y, por otro, puede representar una nueva fuente de
riqueza para el pueblo…
Se produce un silencio
expectante entre el auditorio, lo de la nueva fuente de riqueza ha concitado
automáticamente la atención de los presentes y la perplejidad del jefe local
que masculla por lo bajo: a ver por dónde va salir este tarugo. Vives, tras
apurar un vaso de agua, prosigue su intervención:
- Como os decía, cuando me explicaron lo de los bichos esos de las
gambusias me se ocurrió que si parte de la Marina pudiéramos transformarla en
tierra de cultivo habría menos aguas estancadas y por tanto menos mosquitos.
Estuve en la Dirección Provincial del Ministerio de Agricultura y un ingeniero
agrónomo que conoce la zona me informó que sería posible…, esperar que lo tengo
aquí apuntado – saca un papelito y lee - … roturar una parte de las tierras,
hasta ahora vírgenes, de la zona pantanosa para convertirlas en tierras de
cultivo, pero dadas las características del terreno, y de que el agua de la
zona es solo semidulce, el único cultivo que podría prosperar sería… - Paco
hace una pausa. Se diría que está aprendiendo rápidamente los trucos de la
oratoria – el arroz.