"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Libro II. Episodio 70. El 98, un año de desastres

   Madre e hijo siguen dialogando sobre como presionar al Bisojo para que explique qué piensa hacer en el caso de que no vuelva a la droguería.

   -Es cierto que el tío Elías tiene más mañas que pulgas un chucho, pero los años y posiblemente la enfermedad algo le habrán ablandado –supone Julio.

   -Vamos a ponernos en el peor de los supuestos. Que no ceda, incluso que te eche y que  busque otro empleado. Entonces, ¿qué haríamos?

   -Ya te lo dije, madre. Si ocurre eso, y aunque no seas partidaria, haré lo siguiente: alquilaré un local que sea lo más céntrico posible y abriré una nueva droguería; informaré a todos los clientes de la apertura y crearé una sección especial de artículos de tocador y perfumería que el Bisojo no sabe ni que existen. Eso me asegurará el mantenimiento de las clientas más adineradas de la ciudad, y el boca a boca se encargará de que la apertura de la nueva tienda se conozca por todas partes.

   -Es un plan peligroso y ambicioso, y para llevarlo a cabo necesitarás mucho dinero, ¿estás preparado para ello?

   -Llevo ahorrando mucho tiempo y en mi libreta de la Caja de Ahorros tengo dinero suficiente para pagar el alquiler de unos meses y hacer frente a los primeros envíos de los proveedores. Y los negocios de la Raya continúan marchando a las mil maravillas, por tanto cuento con esos ingresos adicionales para ir tirando. Creo que lo tengo todo bien atado.

   -Pues si es así, hijo, adelante con los faroles y roguemos a la Virgen del Pilar que todo salga tan bien como lo pintas.

   -Bueno, tú reza a tu Pilarica, que yo, como hijo de esta tierra, rezaré a la Virgen de Guadalupe. A ver si entre los dos logramos que nuestras vírgenes nos echen un capote.

   -Tendrá que ser algo más que un capote, porque lo que nos aguarda no es una tienta de novillos, nos enfrentamos a una torada de morlacos resabiados y con trapío –dice Pilar poniéndose taurina.

   El plan de Julio sobre cómo chantajear al Bisojo por distintas causas se va alargando hasta diciembre. El mañego se ha fijado como fecha tope para llevarlo a cabo a mediados de mes, pero antes de dicha fecha ocurre algo que, aunque sin relación alguna con el proyecto, altera su calendario. El 10 de diciembre, en la capital de Francia, España y Estados Unidos firman el llamado Tratado de París que pone fin a la guerra hispano-norteamericana. España cede los territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a los estadounidenses, lo que representa el fin del imperio colonial español. El hecho, aunque previsible, provoca un shock en la nación. Los intelectuales claman contra los gobiernos que no han sabido preservar las colonias que, desde el descubrimiento del Nuevo Mundo, han sido españolas. A partir de ahí es cuando se acuña el término de Desastre del 98 y el goteo de la llegada de los soldados, derrotados y desmoralizados, desde Cuba y Filipinas, hace que la sociedad española conozca de primera mano los sufrimientos y penurias que han pasado, lo que supone un clavo más en el ataúd de la política nacional. La derrota comienza a debilitar la frágil estabilidad del régimen político, conocido como la Restauración, que había sido establecido por los gobiernos de Alfonso XII.

   Antes y durante la contienda, en España se menospreciaba a los yanquis, y se creía firmemente que la guerra podía ser ganada con relativa facilidad. Los datos que facilitaba el gobierno, y de los que se hacía eco una prensa en manos de la oligarquía, sobre las fuerzas españolas, tanto de tierra como de mar, no respondían a la realidad contribuyendo a persuadir al ciudadano de que España era verdaderamente una potencia económica y militar. La irresponsabilidad del gobierno, de la cúpula militar y de la prensa arrastró a la nación a una rápida y humillante derrota que provoca un cataclismo social. Todo ello no atañe al Bisojo, ni a Julio, ni al comercio, pero terminan sufriéndolo, puesto que la vida entera de la sociedad española se ha visto perturbada. Los proveedores incumplen los plazos de entrega y muchos productos comienzan a escasear, como si de la noche a la mañana el país se hubiera empobrecido. Aunque en cierto modo es lo contrario, pues grandes cantidades de capital, en poder de los españoles en Cuba y los Estados Unidos, retornan y se invierten en España. Cuando las aguas comienzan a remansarse, Julio piensa que ha llegado el momento de poner en marcha su plan, pero de pronto otro desastre le impide seguir adelante, y esta vez sí le atañe directamente.

   Desde Valverde del Fresno, y por medio de los Piñana -los arrieros de Galisteo-, le llega a Julio una noticia que es como un bombazo para su proyecto de alzarse con la droguería del Bisojo. El Hurón, y sus hombres han sido detenidos por una unidad especial de los Carabineros, cuerpo armado cuya misión es la vigilancia de costas y fronteras y la represión del fraude fiscal y el contrabando. Al socio de Julio lo han cogido con las manos en la masa alijando sendos cargamentos de medicinas y tabaco. Al parecer los dos guardias civiles de Valverde, que eran sus compinches, hacía tiempo que estaban siendo vigilados por el Cuerpo de Carabineros, rival tradicional de la Guardia Civil. El resultado ha sido un completo desastre: toda la mercancía decomisada, el Hurón y sus hombres arrestados y puestos a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Plasencia. Se prevé que los condenen a prisión, pues el Hurón y su gente son reincidentes, y que se les aplique una fuerte multa. Sanción de la que, de acuerdo con lo que pactaron en su día ambos socios, Julio tendrá que pagar la mitad. Y los problemas no terminan ahí. El sargento de la Guardia Civil del puesto de Valverde ha sido fulminantemente destituido, los dos guardias sobornados han sido expedientados y el resto de la dotación del puesto ha sido trasladada a otros destinos. Con lo cual, aun cuando Julio quisiera rehacer la red contrabandista va a ser imposible a corto plazo, al no contar con la anuencia de las fuerzas que vigilan la Raya, pues los dos agentes compinchados de la Guardia Nacional Republicana han sido igualmente desenmascarados. Julio sabe que la justicia está corrompida en su mayor parte, y que el dinero es el único medio de aliviar la más que segura condena de su socio, por eso se ve obligado a desembolsar los primeros pagos a abogados, procuradores y funcionarios judiciales para que la condena del Hurón y sus hombres sea lo más liviana posible. La primera consecuencia material del desafortunado suceso es que su cuenta en la Caja de Ahorros queda en pañales. No ha querido decirle nada a su madre, pero a Pilar no se le escapa el rostro malhumorado y preocupado de Julio.

   -Algo te pasa, hijo. Si no quieres no me lo cuentes, pero sabes que es mejor descargar en otro las preocupaciones que guardárselas. Acaban pudriéndose.

   Y Julio termina contándole lo ocurrido.

   -… y para mí es un doble desastre. Por un lado, de momento se acabaron los sustanciosos ingresos que los medicamentos y el tabaco me proporcionaban. Por otro, me estoy descapitalizando a la carrera, pues tengo que hacer frente a la mitad de los gastos y sobornos que conlleva la detención del Hurón y sus hombres, que ahora también son los míos. Y dentro del desastre, todavía debo dar gracias de que los jodidos carabineros no pillaran a los Piñana. Faltó un pelo de… -Julio iba a decir de coño, pero lo omite, a su madre no le gusta que diga palabrotas- para que los cogieran cargando la mercancía que el Hurón había traído de Portugal.

   -Lo que más me preocupa es que tu nombre pueda aparecer en el atestado de los carabineros, pues en ese Cuerpo no conozco a nadie que pueda echarnos una mano.

   -De momento, parece que mi nombre no figura en ninguna parte.

   -¿Y no hay riesgo de que el Hurón o alguno de sus compañeros te delate?

   -No lo creo, madre. El Hurón antes se dejaría cortar una mano que convertirse en un soplón,

eso es impensable para él. Además, sabe que si alguien puede hacer algo para que no lleve grilletes demasiados años soy yo.

   -Pero podría denunciarte alguno de los que trabajan para él –Pilar sigue muy recelosa.

   -Los hombres del Hurón le son fieles como perros y si alguno se convirtiera en un Judas se las tendría que ver con él, cosa que no creo que ocurra pues además de fidelidad le tienen más miedo que a un pedrisco.

   -¿Esta desgracia te afectará en tu plan del Bisojo?

   -¿Qué si me afectará?, lo ha dinamitado. Me he quedado sin el capital necesario para montar la nueva tienda en el caso de que el tío Elías diga nanay a lo del traspaso de la droguería.

   -Entonces, ¿qué piensas hacer?, no irás a tirar la toalla. La valía de las personas se mide por su entereza en hacer frente a los contratiempos. Y tú, hijo, vales mucho.

   -Lo he estado pensando. Necesito que alguien me preste dinero. He preguntado en la Caja de Ahorros y me piden un avalista, lógico pues no tengo propiedades. Tendré que recurrir a un prestamista. ¿Podrías tantear al tío Bronchales? -Pilar por toda respuesta sale de donde están conversando y regresa al momento blandiendo una pequeña libreta.

   -No va a ser necesario que pidas un préstamo, para eso está tu madre –y abriendo la libreta, que es una cartilla de la Caja de Ahorros, le enseña a su hijo la última anotación en la misma.

   -¡Coño! -Julio no ha podido reprimir el reniego al leer la cifra del saldo-. ¿Y de dónde has sacado tanto dinero?

   -¿Te acuerdas de lo que nos reímos cuando el contencioso con el señor Dimas sobre la batalla del medio punto?, pues ese es el resultado, a fecha de hoy. Guardaba ese dinero para comprar la casa con la que siempre he soñado, pero antes que mis sueños están los tuyos. Ahí hay capital suficiente para montar tu droguería si el Bisojo no se pone en razón -Julio no dice una palabra, se abraza a su madre con la misma devoción que lo hacía de niño al despertar de una pesadilla.

   Antes de que acabe el fatídico 98, Julio se ve amenazado por otro potencial desastre. Su aventura con la mujer del boticario le provoca un susto de muerte.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 71. Me ha salido el tiro por la culata