"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 19 de mayo de 2015

5.4. ¡Qué listo eres, Paco!



   Consumada la boda de Rafael y Pepita, y tras hundirse anímicamente, Lolita ha decidido que hay que tirar adelante, que el mundo sigue dando vueltas, que lamentarse solo conduce a la desesperación y que la nostalgia solo produce melancolía. Puesto que el negocio de la tienda le exige poco esfuerzo y se sabe su mecánica de memoria, se entrega de lleno a sus otras actividades y la más importante es dirigir la delegación de la Sección Femenina. Como es mujer orgullosa se esfuerza en disimular el impacto que ha sufrido, cree que lo ha conseguido, en realidad no es así. A ninguno de los que la conocen bien y la tratan a diario se les escapa el mal momento por el que atraviesa. Y sin que se pongan de acuerdo, todos adoptan parecida actitud: la de no mencionar nada de lo ocurrido. Hay una excepción: su amiga Consuelo, que siempre le tuvo envidia.
- ¿Sabes que se cuenta del por qué se han casado tan precipitadamente el Rafa y la tontorrona de Pepita?
- No tengo ningún interés en saberlo, Consuelo, pero mucho me temo que, de todas formas, me lo vas a contar.
- Pues sí, y te voy a hacer un favor contándotelo porque es un triunfo para ti. Aseguran que el sietemachos de tu exnovio le ha hecho un crío.
- No me interesa nada de lo que le pase a Rafa. Por favor, vamos a cambiar de conversación – pide con un hilo de voz porque la noticia ha sido otra puñalada.

   En el pueblo, el grupo de Paco Vives y sus amigos sigue empecinado en ganarle la partida política a Gimeno. En ese contexto, uno de los incondicionales del alcalde, Jaime Rúas, le ha sugerido que sería una provechosa reforma para Senillar si consiguiesen que Obras Públicas hiciese un desvío de la carretera por fuera de la población. Cada día hay más tráfico y la travesía de tanto automóvil por la localidad ocasiona un sinfín de problemas, especialmente por los camiones que cada vez son de mayor tonelaje. Hay un par de curvas, las que están a la entrada y salida de la Plaza Mayor, que son francamente peligrosas porque forman ángulos de noventa grados y parte de una de las calles es muy estrecha, tanto que algún balcón se ha ido al suelo destrozado por un camión. Además, a medio y largo plazo el desvío reportaría nuevos ingresos para el pueblo porque a ambos lados del mismo se podrían construir gasolineras, restaurantes, bares, talleres de reparaciones; en fin, toda una serie de establecimientos que darían trabajo y serían fuente de nuevos ingresos.
- Oye, pues no se me había ocurrido – admite Vives -. Me parece que es una excelente idea. Lo que pasa es que construir un desvío costará un montón de duros y ya sabes que las arcas municipales están llenas de telarañas.
- Al Ayuntamiento una obra así prácticamente no le costaría un duro.
- ¡Coño, Jaime, me lo estás poniendo de dulce! ¿Cómo que no costaría un duro?
- Porque esas obras las financia el Ministerio de Obras Públicas.
- ¡Joder, si es que últimamente estoy atocinado! Pues claro. Las carreteras las construye Obras Públicas y, por tanto, los desvíos también. ¿Y eso cómo se logra, qué gestiones hay que realizar?
- Exactamente no lo sé, pero supongo que lo primero será hablar con los de la Delegación Provincial de Obras Públicas y luego me imagino que vendrá la fase del papeleo, las solicitudes, los informes, los permisos y todo eso.
- Estoy pensando que si se hace un desvío se tendrán que expropiar fincas. Eso seguro que no le va a gustar al personal.
- Depende de qué clase de fincas. Si lo que te expropian son huertos y campos de regadío te hacen la santísima, porque el justiprecio de las fincas nunca llega a su valor real. Pero si te expropian tierras de secano entonces hasta puede ser un negocio porque la indemnización que te ofrecen suele ser mayor que lo que valen en el mercado.
- ¿Y por dónde iría el desvío?
- Eso lo deciden los ingenieros, pero ya te adelanto que tendrá que ir por el oeste del pueblo; es decir, por la zona del Calvario porque por el lado contrario está la vía del tren.
   El alcalde comienza a repasar mentalmente qué clase de fincas hay en esa parte del pueblo, justo entre el límite de las casas y las colinas que contornean la zona de poniente. La mayor parte de ellas son de secano, campos de almendros y algarrobos, pero hay algunos huertos. Va recordando quiénes son sus propietarios y una sonrisa de tahúr se pinta en sus labios.
- Varias de las fincas que hay por esa parte y que son de regadío pertenecen a algunos de los cabrones que nos jodieron el proyecto de las fábricas.
- En efecto. Y ahora podríamos devolverles la pelota.
- Jaime, sabía que tenías buena cabeza, pero no que hilaras tan fino… - y alzando la voz llama -. Asunción, saca el coñac francés que nos regalaron que vamos a tomarnos unos copazos.
   Vives convoca a sus partidarios para que escuchen la idea de Rúas y aporten sugerencias y críticas. Se oye de todo, quienes están a favor y quienes en contra, pero poco a poco las posiciones se van decantando.
- Yo creo que es una buena idea.
- Pues a mí no me gusta nada, me pueden joder el algarrobal que tengo junto al cerro de Matagats – se lamenta uno de los asistentes.
- No tienes por qué inquietarte, Pau, te prometo que si el desvío pasa por lo tuyo te conseguiré una tasación superior al valor de la finca – Vives trata de tranquilizarle y al tiempo evitar que haya más protestas de esa clase porque hay otros que están en el mismo supuesto.
- ¿Acaso eres tú quién va a fijar las indemnizaciones? – pregunta desconfiado el llamado Pau.
- Por supuesto que no voy a ser yo, las fijará el Ministerio, pero te garantizo que hay muchas maneras de llegar a un acuerdo para que ninguno de los que tengan fincas, sobre todo de secano, pierda un solo duro, más bien lo ganará – Vives sigue tratando de desactivar el flanco de los propietarios que pudiesen verse afectados por el hipotético desvío.
- A mí no me importaría tocarles los huevos a los hijos de puta que arruinaron lo de montar las fábricas de cerámica.
- Yo el plan lo veo bien porque será bueno para todos, se tengan o no fincas por las que vaya a pasar el desvío.
   Esa es la opinión que, con matices, se va imponiendo en el grupo. El proyecto debería de seguir adelante, al menos tendrían que intentarlo. 
- Estoy de acuerdo con las últimas cosas que se han dicho. Deberíamos de llevar adelante la idea, porque suponiendo que el Ministerio dijera que no, quedaría en la gente la impresión de que el único que se preocupa verdaderamente por sus intereses es Paco. El tanto político que se apuntaría valdría un imperio – matiza Rúas resumiendo la opinión más generalizada.
- Déjame matizar eso último, Jaime – precisa el alcalde -. Quien se preocupa por el pueblo no solo es Paco Vives, también son sus amigos… - Tras la pausa echa una ojeada a su alrededor y pregunta -. Entonces, ¿estamos de acuerdo, lo pedimos a Obras Públicas?
   La opinión es unánime a favor del proyecto. Ahora hay que pasar a la siguiente etapa: la de la engorrosa burocracia.
- ¿Y qué es lo primero que habría qué hacer?
- Yo creo – contesta el padre de la idea – que Paco o la persona que designe tendría que ponerse en contacto con la Delegación de Obras Públicas y…
- Jaime – le interrumpe Vives -, ¿primero no tendría que reunir el pleno del Ayuntamiento para que aprobase la solicitud?
- Pienso que antes de reunir el pleno, cosa que en su momento habrá que hacer, tendríamos que hablar de manera oficiosa con los de Obras Públicas para sondearles si el proyecto es factible, si hay financiación, en qué presupuesto podría incluirse la obra, qué debería de aportar el Ayuntamiento; en resumen, los aspectos más importantes que podría conllevar la obra.
- Oye, Jaime, ¿y si los del Ministerio contestan que no?, ¿qué hacemos?
- Si dicen que no al proyecto – contesta rápido Rúas como si tuviese preparada la respuesta -, cosa que puede ocurrir, deberíamos de hacer lo que dije antes: difundir la petición hecha para que la gente vea que nos ocupamos de sus intereses. No tendríamos la obra, pero ganaríamos puntos.
- Se me ocurre algo – interviene Vives – para completar lo último que ha dicho Jaime. Si nos deniegan el plan, tendríamos que dejar correr el rumor de que Obras Públicas ha denegado el proyecto porque los principales propietarios de las fincas de regadío que iban a ser afectadas se oponen al mismo. Y todos sabemos quiénes son esos propietarios.
- ¡La leche, qué listo eres Paco!  – aplaude el pelota de turno.