"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 12 de agosto de 2022

Libro III. Episodio 157. Un futuro marino de secano

 

   Álvaro y Pilar han ido a despedirse de su tío-abuelo Luis y tienen que soportar sus impertinentes opiniones, hasta que la joven se harta y 

le explica sus razones para querer ser farmacéutica.

   -¿Puedo hablar, don Luis? –Álvaro le ha recomendado que le hable de usted.

   -Por supuesto, hija, y llámame tío.

   -Pues verá, tío Luis, tengo buenas razones para querer ser farmacéutica, y si me deja se las cuento.

   -Por descontado. Habla con total libertad, pues aunque ahora mande un dictador, España sigue siendo un país democrático, al menos eso dicen.

   -Verá. En primer lugar no pienso estudiar Filosofía y Letras porque, como usted ha apuntado, la mayoría de salidas de esa licenciatura van encaminadas a la enseñanza y yo tengo menos paciencia que un potrillo recién nacido. Y ya me dirá el futuro que puede tener una profesora sin paciencia. En cambio, quiero estudiar Farmacia por un puñado de razones. Una es que en esa facultad, al revés que en otras de ciencias y no digamos en las escuelas técnicas, las mujeres no están mal vistas, de hecho cada vez hay más alumnas. Otra es que tener una farmacia es un modus vivendi que te puede dar la suficiente libertad económica como para solucionarte la vida sin necesidad de hacer oposiciones o depender de un marido. Y la tercera… –Pilar va a decir que porque le sale de los ovarios, pero se muerde la lengua, no es cuestión de estropearlo-, la tercera porque es una carrera que tiene unas materias que me gustan, e igual no termino detrás de un mostrador sino en un laboratorio investigando nuevos medicamentos. Me ilusiona poder hacer algo por los demás.

   En Plasencia, Álvaro y Pilar son recibidos por sus hermanos como si el hecho de llevar unos meses viviendo en la capital del reino les hubiese cambiado. Cuando se dirigen a cualquiera de ambos lo hacen con más respeto y circunspección de lo que lo hacían antes. Los recién llegados responden a esa actitud dándoles toda suerte de explicaciones sobre la vida en la capital. Pilar les cuenta que hay una nueva música, importada de Estados Unidos, que se llama jazz que a ella le gusta particularmente, aunque Álvaro la desdeña pues asegura que es una música de negros. Pilar también les cuenta que está aprendiendo los bailes que están de moda como el tango, el charlestón y otros ritmos extranjeros. Y termina añadiendo:

   -Y las mujeres más modernas llevan unas faldas que casi no les llegan a las rodillas y un corte de pelo a la garçon.

   -Eso quiere decir chico en francés –explica Jesús luciendo sus saberes de bachiller-, pero si son mujeres, ¿por qué van peinadas cómo los chicos?

   En ese verano del 24, la vida discurre en Plasencia con la morosidad propia de las pequeñas ciudades provincianas. Puesto que Primo de Rivera ha pacificado el país, parece que las aguas sociales están menos revueltas y la gente vuelve a su comportamiento ordinario, con lo que las ventas repuntan. En el casino, la tertulia de los amigos de Julio sigue teniendo como tema preferido la guerra de África, aunque hay días, como hoy, veinte de julio, que don Romualdo en lugar de una noticia comenta una efeméride.

   -¿Recuerdan a quién mataron hace hoy justamente un año? –pregunta el magistrado, y sin esperar que le pregunten, les informa-. A Pancho Villa, el famoso revolucionario mejicano -No hay comentarios. Nadie parece saber quién fue Pancho Villa y, si alguno lo sabe, su muerte le debe importar un ardite. Julio, que algo ha oído del mejicano, está tentado de preguntar, pero ante el silencio general se retrae.

   Un mes después, una noticia que aporta el comandante Liaño sí es acogida con interés, lo que es lógico pues se refiere a uno de los temas preferidos por los contertulios: la guerra contra los moros.

   -Al fin hoy puedo darles una noticia que al menos es esperanzadora. El teniente coronel Francisco Franco, al mando de la Legión, se ha enfrentado al alzamiento de las cabilas en la zona oriental del Protectorado, lo que alivia enormemente la presión sobre Melilla.

   -Alguna que otra vez nos ha hablado de ese militar, me refiero al tal Franco.

   -Franquito para sus compañeros de la Academia de Infantería de Toledo. Le llamaban así –explica Liaño- porque es muy bajito y tiene voz de pito, aunque parece que de redaños anda sobrado. Y sospecho que más veces les voy a hablar de él, pues con solo treinta y un años ya es teniente coronel y luce la Medalla Militar Individual.

    Los Carreño pasan el mes de julio en las playas gaditanas de Los Caños de Meca. Álvaro aprovecha la cercanía para volver a visitar la Escuela Naval sita en el poblado militar de San Carlos, frente al arsenal de La Carraca, en San Fernando. En esta ocasión, como no tiene quien le introduzca en la Escuela, solo puede ver el exterior, pero por la tarde ve pasear a alumnos de la Escuela. En una tasca, profusamente adornada con motivos marineros, pega la hebra con un grupito de guardiamarinas; acapara su atención con el fácil recurso de invitarles a unas cervezas, y le falta tiempo para contarles que está preparándose para ingresar en la Escuela.

   -Coño, un futuro aspirante. ¿Ya estás preparado para las novatadas? –pregunta uno.

   -Me habían dicho que las novatadas están prohibidas –arguye Álvaro.

   -También está prohibido hacerse pajas, pero todo el mundo se las hace.

   -¿Y tu padre en que base está destinado? –se interesa otro.

   -Mi padre no es marino, pero tengo un tío que es jurídico de la Armada –se apresura a apuntar Álvaro.

   -Bah, los jurídicos tienen de marinos lo que yo de fraile mercedario. A esos los metes en una gabarra y al minuto están echando la primera papilla.

   -¿Y de dónde eres? –quiere saber un tercero.

   -De Plasencia, en la provincia de Cáceres.

   -¿Y siendo de tierra adentro quieres ir a la Escuela? –Y el guardiamarina remata su irónica pregunta anunciando-. Compañeros, os presento a un futuro marino de secano.

   Al volver a Los Caños un recuerdo no ceja de rondarle a Álvaro, la pregunta de uno de los guardiamarinas de en que base está destinado tu padre. Piensa que eso debe querer decir que todos o al menos la mayoría de los alumnos de la Escuela deben ser hijos de marinos. Lo que le lleva a preguntarse si el hecho de que su padre no tenga nada que ver con la Marina podrá entorpecer su ingreso. No encuentra respuesta.

   El curso 24-25 ha comenzado, por lo que Álvaro y Pilar regresan a Madrid. Este va a ser un año decisivo para el primogénito pues hacia su final tendrá que realizar el examen de ingreso en la Escuela Naval. El chico no se plantea otra opción que aprobar, por lo que la posibilidad de suspender es algo que ni siquiera contempla.

   El resto de la chiquillería de los Carreño, en lo que concierne a los estudios, sigue el mismo camino que siguieron sus hermanos mayores, salvo el caso de Julián que hace su segundo año en la academia Magister donde le imparten una enseñanza pragmática y enfocada a que pueda ser el día de mañana un industrioso comerciante. En cuanto a los más pequeños todavía siguen bajo la férula de Paca que para ellos es como una segunda madre, pues la biológica continúa estando muy atareada con el trabajo que dan las dos tiendas, ya que Julio prosigue sus viajes de vendedor ambulante.

   El segundo fin de semana de noviembre, cuando el droguero llega al casino encuentra a sus contertulios sumidos en una viva discusión, el motivo es un viejo conocido: Hitler. El doctor Lavilla, como en tantas otras ocasiones, les lee la noticia que traen todos los periódicos: El pasado nueve de noviembre, Hitler organizó un golpe de estado en Múnich llevado a cabo por miembros del Partido Nacional-Socialista Alemán de los Trabajadores. El golpe resultó fallido pues la policía les bloqueó el paso. Tras un tiroteo, Hitler resultó herido, ha sido detenido y posteriormente será juzgado junto a otros dirigentes nazis.

   -O sea, que se acabó la historia del nazismo –pontifica el abogado.

   -Me temo que pueda ser todo lo contrario. Es posible que termine siendo el origen del ascenso de otro régimen fascista al poder –se atreve a vaticinar don Enrique.

   -Ya que ha citado al fascismo, doctor, nos quiere contar qué pasa con Mussolini. Hace tiempo que no nos habla del Duce –pregunta don Romualdo.

   -Lo que puedo contarles es que en Italia se ha reafirmado el sistema capitalista, pero se han suprimido los sindicatos y el derecho a la huelga. Solamente se permite la existencia de sindicatos o corporaciones oficialistas. Y se va a instaurar un sistema unipartidista: el partido fascista. Ah, se me olvidaba, también han comenzado a construirse en todo el país grandes obras públicas, lo que ha reducido el desempleo que, especialmente en el sur, es endémico.

   -Si lo que yo digo siempre, para que haya prosperidad no hay nada mejor que una buena dictadura –sentencia don Eduardo.

   Álvaro y Pilar siguen viviendo en el piso de la calle don Quijote, donde cada día que pasa se sienten más a gusto. En lo que no concuerdan continúa siendo ni en sus amistades ni en sus gustos. Álvaro, cuando sale de parranda lo hace con sus compañeros del CHA que, como él, están preparando el ingreso a la Escuela Naval. Pilar, cuando se va de jarana, que es siempre que puede, suele hacerlo con compañeros de la facultad y con amigos, más o menos ocasionales, que conoce en los sitios más impensados.

   Los gustos de Álvaro, aparte del cine y de alguna que otra zarzuela, se centran en el deporte, especialmente en el fútbol pues, por influencia paterna, se ha hecho socio del Athletic de Madrid, que ya no juega en el antiguo campo de la calle O´Donell sino en el recién estrenado Stadium Metropolitano, construido como parte de la urbanización Colonia del Metropolitano en el noroeste de la ciudad. Campo en el que el Athletic juega los partidos del Campeonato Regional Centro, encuentros a los que nunca falta Álvaro sobre todo cuando se enfrenta a su gran rival de la capital, el Real Madrid.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 158. Franco de ría