"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 20 de noviembre de 2015

9.7. Ve al grano




   La vida de la familia Gimeno-Sales sigue su curso habitual. José Vicente continúa trabajando en la cooperativa y mangoneando en el pueblo. Lola está criando a Leito y ha vuelto a hacerse cargo de la tienda de su madre, se gana unas pesetas que siempre vienen bien y, además, tiene una estratégica atalaya desde la que otear y tomar el pulso a lo que dice la grey femenina; de ahí obtiene buena parte de las informaciones que sirven para orientar las políticas que luego aplica su marido. Una vez dominados todos sus antagonistas, desactivado en buena medida el clan Arbós y neutralizados aquellos elementos que podrían percibirse como potenciales rivales, la vida política local se ha convertido, para los Gimeno-Sales, en un oasis placentero y pacífico. A Lola dicha situación le viene de perlas, puede dedicarse de lleno a criar a su hija sin tener que preocuparse de posibles enemigos que pudiesen alterar esa idílica situación. José Vicente también disfruta de ese estado de cosas. Si hace unos años le hubiesen profetizado que llegaría a sentirse plenamente integrado en la vida y la sociedad senillense jamás lo hubiera creído. Para él su empleo en la cooperativa y su estancia en el pueblo no eran más que obligadas etapas en su camino hacia mejores logros profesionales y personales. En cambio, ahora es feliz: tiene una mujer maravillosa a quien ama apasionadamente, una niña preciosa a la que adora, es el amo del pueblo y realiza un trabajo que sigue siendo poca cosa, pero que tampoco le resta demasiado tiempo a sus otras actividades. Los Gimeno-Sales son felices.
   Un hecho, aparentemente tan distante como distinto, podría alterar ese estado idílico. En el último Consejo de Ministros, celebrado en el Palacio del Pardo, se aprobó el cese y nombramiento de titulares de varios Gobiernos Civiles, el de Valencia entre ellos. Francisco Javier Municio, gobernador en la ciudad del Turia, ha sido nombrado gobernador de Sevilla y sustituido por un nuevo poncio, Eliseo Díaz de la Torre que, al igual que su antecesor, viene del mundo del Derecho, pero en su caso no de la abogacía del estado sino de la carrera fiscal.
   Gimeno se ha despedido de Municio, quien además de ofrecérsele en su nuevo puesto le comenta que deja de él unas magníficas referencias a su sucesor. El día de la toma de posesión del nuevo gobernador, José Vicente es uno más de los mandos locales que llena el salón de actos del Gobierno Civil y que posteriormente forman una larga fila para presentar sus respetos al nuevo jefe. Ahí termina su contacto con el nuevo preboste. Tres semanas después, Gimeno recibe una llamada de su amigo Germán, que ha sido confirmado en la secretaría de la Jefatura Provincial del Movimiento.
- José Vicente, el nuevo jefe quiere verte. Es un hombre bastante reservado y no ha comentado nada sobre el motivo de la entrevista, pero me da en la nariz que piensa ofrecerte algún cargo.
- ¿Un cargo? ¿Cuál?
- No tengo ni idea, pero se están renovando la mayoría de mandos sindicales. Por ahí podrían ir los tiros.
   La noticia supone una tremenda sorpresa para Gimeno. Tiempo atrás le hubiese llenado de alegría y orgullo, por fin se habían fijado en él y su carrera política comenzaba a soltar lastre. Ahora le produce incertidumbre y un montón de dudas. Gimeno está hecho un lío, si se confirma lo que le acaba de soplar Germán, ¿cuál debería ser su respuesta? Por una parte, el hecho de promocionar en su carrera política, y posiblemente también profesional, le produce una honda satisfacción. Por otra, es consciente de que si le nombran para un cargo provincial tendrá que vivir en la capital y su vida y la de su familia experimentará un profundo cambio. ¿Qué hacer? No está nada seguro de acertar. Lo primero que se le pasa por la cabeza es comentárselo a Lola pero, tras pensarlo detenidamente, decide que será más prudente oír lo que vaya a proponerle el poncio, igual todo queda en agua de borrajas.
   Días después, Juan Ignacio Herrero, subjefe provincial del Movimiento, recibe al camarada José Vicente Gimeno. Le comunica que el nuevo jefe provincial, que tiene unas excelentes referencias suyas, quiere aprovechar sus cualidades para que dirija la Obra Sindical de Educación y Descanso. Confían en él plenamente y, aunque dan por descontado su aceptación del puesto, tienen la deferencia de darle cuarenta y ocho horas para que pueda informar a su familia antes de que se publique el nombramiento. Sale de la Jefatura Provincial pensando que, tal y como se lo ha planteado el subjefe, no le queda otra que aceptar el nombramiento. En el fondo le produce una íntima satisfacción.
   Gimeno no sabe por qué, pero es un tanto renuente a contarle a Lola la buena nueva. Tiene la corazonada de que para su mujer quizá no sea una nueva tan buena. Está casi un día entero dándole vueltas a como presentarle la noticia. Tras muchas vacilaciones se dice que no tiene sentido lo que está haciendo. La propuesta que le han hecho es magnífica. Vivirán en una gran ciudad como Valencia, donde a buen seguro Lola se sentirá como pez en el agua y Leito podrá ser escolarizada en un buen colegio, lo que le posibilitará adquirir una completa formación para dentro de unos años ingresar en la universidad. En cuanto a él tendrá la oportunidad de codearse con los demás mandos provinciales y tendrá acceso directo a la gente de la Jefatura Provincial, lo que quizá a la larga le depare la oportunidad de promocionar más en su carrera política. En todo caso, está claro que tiene que contárselo a Lola. No puede aceptar el cargo sin el apoyo de su mujer. Y lo hace, pero con la vieja y conocida táctica de la aproximación indirecta.
- Desde luego, como está cambiando Valencia. Es una ciudad que está mejorando día a día. Qué de cines, qué de teatros, cuantos centros culturales hay. Y no veas la de cafeterías, restaurantes y bares de lo más chic. No me extraña nada lo que leí hace unos días en una encuesta, decía que una de las ciudades españolas donde mejor se vive es Valencia.
- Sí, desde luego, ya no es la Valencia que pintaba Blasco Ibáñez en sus novelas. Ha mejorado mucho, aunque al lado de Madrid o Barcelona sigue teniendo un aire ciertamente provinciano. Y no digamos si la comparamos con París.
- Pero, Lola, ¿cuándo has estado tú en París? – pregunta sorprendido Gimeno.
- No he estado nunca, pero he leído mucho sobre la Ciudad de la Luz y Valencia está a mil leguas. Por poner un par de ejemplos: ¿crees que en Valencia puede haber un cabaret como el Moulin Rouge? ¿O piensas que algún día pueda existir una sala donde se haga estriptis? Ni de broma.
- Ya que tocas el tema del espectáculo, tenga una noticia formidable que darte.
   José Vicente le cuenta a Lola la propuesta de la Jefatura Provincial resaltando las facetas más interesantes y atractivas que puede conllevar el nuevo puesto, especialmente para ella y, sobre todo, para Leito. La respuesta de su mujer, como no, vuelve a sorprenderle.
- Antes de darte mi opinión sobre esa oferta explícame que es eso de Educación y Descanso.
- Es una institución encuadrada en los sindicatos verticales para aprovechar el tiempo libre de los trabajadores. Cuando se creó se llamaba Obra Nacional Alegría y Descanso y se basa en la Declaración II del Fuero del Trabajo...
- No me des una teórica, Gimeno – le interrumpe Lola con gesto agrio y tono desabrido-. Ve al grano.
   José Vicente siente un extraño frío en la espalda, desde que se casaron es la primera vez que su mujer le llama por el apellido.