"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Libro II. Episodio 67. Julia cambia de estudios

 

   A la madre de Julia no le viene de cara que su hija pequeña estudie el segundo ciclo de bachillerato. Doña Pilar intenta convencerla espoleando la vanidad de la matriarca.

   -¿Se imagina lo que se diría en Malpartida si Julia llegase a ser universitaria? Ya estoy viendo a sus vecinas comentando: ¿sabéis que la pequeña de Soledad es médica o abogada? Seguro que eso no ha ocurrido nunca en el pueblo y con la inteligencia que tiene su hija, que ha debido de heredar de usted, podría ser lo que ella quisiera.

   -Ya se lo he dicho, ¿pa que quiero un médico o un abogao en casa? Lo que necesito es que aprenda bien de números pa llevar las cuentas de los negocios familiares, y de letras pa entender tos los papeles que nos envía el ayuntamiento, la deputación y qué se yo quien más. Y pa eso creo que debe estar prepará. Desde que se casó Consuelín, las cuentas de la casa andan manga por hombro y es hora de que Julina las coja por su cuenta.

   Visto que no consigue ablandar a la coriácea Soledad, Pilar se agarra a un clavo ardiendo, lo único que le queda para que la muchacha pueda continuar los estudios aunque sean de otra clase.

   -Siento decirle, señora Soledad, que para llevar cuentas tan complejas como las de las fincas, los ganados y los otros negocios, la niña todavía no está preparada.

   -¿Pero qué me dice? –Se escandaliza Soledad-, ¿qué entavía no está prepará? Entonces, ¿qué rediez ha estao haciendo la criatura estos tres años?

   -Pues estudiar, y aprobar con sobresaliente, los tres primeros cursos del bachillerato. Ahora solo le falta aprobar, que seguro que lo hará con nota, el examen de reválida del primer ciclo de estudios.

   -Pues si es medio bachillera, digo yo que sabrá lo suficiente de números, ¿no? –insiste Soledad.

   -Lamento llevarle la contraria, pero no es así. Tenga en cuenta que lo que se estudia en los cursos que ha aprobado es Gramática, Retórica y Poética. Los números solo se tocan de refilón.

   -¡Eso podría habérmelo dicho cuando le traje a la criatura! –Se queja, malhumorada, Soledad-. Pues de haberlo sabio no se la habría dejao. Al final, ha sio como echar margaritas a los guarros.

   -Ni mucho menos, señora Soledad –Pilar sabe que a la matriarca le encanta que la traten de señora, por eso no pierde ninguna oportunidad de hacerlo-. Si lo recuerda, la primera vez que habló conmigo me dijo que quería que la chica estudiara el bachillerato y eso es lo que ha hecho. En cuanto apruebe la reválida, Julia habrá terminado el bachillerato elemental, con ese título puede estudiar para maestra, enfermera, hacer oposiciones para…

   -Pare el carro, doña Pilar. Le repito lo mesmo: ¿pa que me sirve una maestra o una enfermera? Se lo diré: pa na. Lo que necesito es que sepa bien de números -Ahí es adonde Pilar quería llegar.

   -Si me lo hubiera explicado cuando trajo a la chiquilla, esta conversación no hubiera tenido lugar. Y reconozco que en parte ha sido culpa mía. Debería haberle preguntado para qué quería que la niña estudiara, y no lo hice. Al decirme que quería que hiciera el bachillerato, no pensé en otras posibilidades. Pero eso tiene solución, siempre que a usted le parezca bien, claro. En un par de cursos me comprometo a que su hija aprenda todos los números que pueda necesitar para llevar las cuentas de las cosechas, las montaneras y de todos los negocios de la familia. Se lo prometo.

   -Si me va a decir que pa eso hay que enviarla a Cáceres, olvídese.

   -No tiene que ir a ninguna parte, puede seguir en Plasencia viviendo en casa de su hermana Consuelo. Seré yo quien le enseñará las cuentas que le hagan falta.

   -Pero usté, solo es maestra de escuela, ¿y los maestros saben tanto de cuentas?

   -¿Que sí sé de cuentas? ¿Usted conoce al señor Dimas el Bronchales?

   -¿Y quién no conoce al Bronchales?, si es más conocio que lo era Cúchares.

   -Pues le diré un secreto que pocos saben y que le ruego que me guarde, soy yo quien le lleva las cuentas, que ya podrá imaginar lo complicadas que son. Y va para más de dos años.

   La referencia del Bronchales ha impactado a Soledad pues la fama del usurero se extiende por toda la provincia. Por lo que la matriarca se mete en terrenos más pragmáticos.

   -Y enseñarle tos los números y cuentas que hagan falta, ¿cuánto va a costarme?, porque si es mu caro…

   Pilar está en un tris de cantar ¡eureka, lo conseguí!, pero juiciosamente lo que hace es contestar al asunto de los dineros.

   -Ni un céntimo más de lo que le ha costado el bachillerato. Y eso es algo que no hago con todos, es una excepción que hago con su hija porque es muy buena estudiante; es más, le diré entre nosotras que es la alumna más lista que jamás he tenido. Puede estar orgullosa de ella. Ah, una última cuestión para que quede todo bien claro, las enseñanzas que le voy a dar no se refrendan con ningún título.

   -¿Y pa qué necesita Julina un título? Lo que quiero es que sepa llevar bien las cuentas  familiares. Na más.

   Y cierran el acuerdo. Los dos próximos cursos 97-98 y 98-99, Julia Manzano cursará estudios de cálculo y contabilidad elemental con doña Pilar. La aragonesa ya tiene en mente que la enseñanza de la contabilidad más avanzada se la dé su hijo, pero ha preferido no mencionar a Julio por si Soledad se echaba atrás al escuchar el nombre del que para ella fue una pesadilla. Como Pilar es adicta al proverbio lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana, esa misma noche después de cenar, que es cuando madre e hijo conversan sobre los avatares del día, le plantea a Julio lo que tiene pensado sobre las enseñanzas que va a impartir a Julia.

   -… y me he comprometido, con la que a Dios gracias no se convirtió en tu suegra, a enseñarle cálculo y contabilidad a la pequeña Julia. Y espero que cuando mis conocimientos contables no alcancen me ayudes a completar las enseñanzas a la chiquilla.

   -A ver, madre que, con lo bien que siempre te explicas, no te he acabado de entender o te he entendido mal. ¿Me estás diciendo que te ayude en las clases de contabilidad a la cría de los Manzano?

   -Eso es, pero no te preocupes, no va a ser ahora. Comenzaré por el cálculo más elemental y no será hasta el curso próximo cuando necesitaré tu ayuda para que le expliques algo más de lo que sé sobre contabilidad.

   -Perdóname que te lo diga, pero has hecho muy mal comprometiéndote a algo que no está en tu mano. Estoy todo el día liado en la tienda y cuando termino me tengo que dedicar a los otros negocios que llevo entre manos, ¿de dónde crees que voy a sacar tiempo para enseñarle a esa cría?

   -Primero, esa cría tiene nombre, se llama como tú pero en femenino. Segundo, lo que te pido es poca cosa, pues no te va a llevar mucho tiempo. Será suficiente con que le dediques unas pocas horas que las puedes sacar de tus fines de semana. En lugar de gastar tanto tiempo en tus amistades non sanctas, y no me tires de la lengua, podrías dedicar algunas horas a ocuparte de Julia, que para mí no es una alumna cualquiera. Tú estás todo el día fuera y los domingos y fiestas sales a tus correrías. No te lo reprocho, eres joven y debes divertirte. Yo me quedo aquí sola, ¿y quién es la única persona que me hace compañía y espanta mi soledad? Pues Julia, por eso he llegado a quererla como si fuera una hija. Ah y, por supuesto, las horas que emplees con ella se te retribuirán.

   Lo de las amistades non sanctas, unido a la aposición y no me tires de la lengua, dispara la alarma del joven. Su madre debe estar al tanto de sus aventuras amorosas o, al menos, debe sospecharlo. Pero eso no es algo que le preocupe, lo que le enoja es que está chantajeándole. Mucho debe querer a esa cría, se dice. Su orgullo le impulsa a echar un pulso a su madre, pero se lo piensa. La mujer que tiene delante, con los cincuenta a punto de cumplir, ha dado literalmente su vida por él. Le ha criado, le ha educado, le ha aconsejado, le ha protegido, le ha cuidado…, ¿y va a enfrentarse con ella por algo tan baladí como su petición de dedicar unas horas a enseñar a una chicuela que a él ni le va ni le viene, pero que para su madre sí cuenta, y al parecer mucho? Se traga el orgullo y su respuesta es otra.

   -Sigo creyendo que has hecho mal prometiendo algo que no está en tu mano, pero no quiero discutir contigo. Cuando llegue el momento estaré a tu disposición para ayudarte con esa cría. Y no voy a cobrar ni un real, el dinero de las clases te lo puedes quedar o lo empleas en obras de caridad, lo que prefieras. Y dicho esto, madre, ¿por qué no cambiamos de tema? He leído en el periódico una noticia que es de las que te chiflan. En Elche han descubierto por casualidad el busto de una mujer que se cree que data de la época de los íberos. Al parecer está perfectamente conservado. También se dice que un museo francés está haciendo gestiones para comprarlo.

   -Y nuestro gobierno sin mover un dedo para impedirlo. Panda de inútiles -Pilar acepta el envite de su hijo y rehúye seguir con el enfrentamiento.

   Tres días después del hallazgo de la que, con el paso de los años y tras sufrir un sinfín de avatares, será mundialmente conocida como la Dama de Elche, una noticia tan trágica como relevante conmociona al país: el magnicidio del presidente del gobierno, Cánovas del Castillo. La noticia cae como una bomba en la tertulia del casino.

   -¿Dónde ha sido asesinado, en Madrid? –pregunta uno.

   -No, estaba tomando las aguas en un balneario de Mondragón, en Guipúzcoa.

   -¿Y se sabe quién ha sido el asesino?

   -Un tal Michele Angiolillo, anarquista italiano. Según ha declarado lo ha hecho en venganza por las muertes de los anarquistas detenidos en Barcelona.

   -¡Qué horror, adónde vamos a parar, ni los presidentes de gobierno están seguros!

   -¿Y quién le sucederá? –pregunta otro mirando a Julio.

   -Supongo que alguien del Partido Conservador hasta que les toque gobernar a los liberales de Mateo Sagasta, de acuerdo con el Pacto de El Pardo –responde el mañego. Alguno se pregunta: ¿qué diablos es el Pacto del Pardo?, pero prefiere ocultar su ignorancia.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro II, Julia, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 68. Remember the Maine, to Hell with Spain