"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

jueves, 30 de junio de 2022

Libro III. Episodio 151. ¿Quieres ser médico?


   Como ocurre siempre que en el país hay una fuerte marejada sociopolítica, automáticamente las familias tienden a ahorrar pues temen lo que pueda pasar y, por consiguiente, las ventas se resienten.

   -Ya estamos en lo de siempre –se lamenta Julia-, en cuanto han empezado las huelgas y los atentados las ventas se han ido a pique. Asesinar a un hombre de Dios –en alusión al cardenal Soldevila de Zaragoza-, que ha promovido los regadíos, ha creado cajas de ahorro y apoyado la construcción de viviendas sociales no puede traer más que el retraimiento de la gente y eso acaba repercutiendo en los negocios.

   -No sabía que el cardenal fuese un hombre tan proclive a mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras –se sorprende Julio.

   -Yo tampoco lo sabía, pero ayer nos lo contó el padre Galarza. Y también nos contó que su eminencia apoyaba entusiásticamente al sindicalismo católico. Por eso se convirtió, sin pretenderlo, en un objetivo del sindicalismo revolucionario –explica Julia.

   A todo esto, el curso 22-23 acaba y los estudiantes de la familia Carreño regresan al hogar. Todos han aprobado sus correspondientes estudios. Pilar, que el próximo curso 23-24 se graduará como bachiller, comienza a plantearse que estudios seguirá. La joven parece tenerlo claro, quiere hacer una carrera universitaria. Le tienta estudiar medicina y lo que comenta en casa.

   -¿Quieres ser médico?, ¿y tendrás trabajo?, hay muy pocas mujeres médicos.

   -Porque este es un país de mierda…

   -¡Niña, esa boquita! –le regaña su madre.

   -Perdón, mamá, pero es que esas diferencias de sexo me sacan de quicio.

   -A mí no me parece mal –opina Julio-. Se me ocurre una cosa, ¿por qué no lo hablas con el doctor Lavilla?, es la persona más indicada que conozco para aconsejarte sobre los estudios de medicina.

   -Me parece una buena idea, papá. ¿Cuándo crees que podría ir a verle?

   -Esta tarde seguramente le veré en el casino. Le preguntaré.

   Cuando el matrimonio Carreño queda solo no puede por menos que comentar la diferencia entre el remango de Pilar y la duda personificada que es Álvaro.

   -Una, tanto, y otro tan poco –se lamenta Julio.

   -Bueno, cada uno es como es –defiende Julia a su primogénito-. Y de todos modos, está estudiando matemáticas, por tanto ha dejado de dudar.

   Don Enrique Lavilla recibe encantado la petición de Carreño y responde que al día siguiente hará un hueco en su agenda para departir con Pilar sobre su intención de cursar medicina.

   -¿Así qué quieres estudiar medicina? –pregunta Lavilla a la chica en cuanto se reúnen.

   -Tengo que serle sincera, don Enrique, no es que tenga una vocación rotunda, pero de las profesiones científicas que conozco es la que más me atrae. Y por decirlo todo, usted tiene buena culpa de ello. Desde niña he podido ver que cuando usted entraba en casa parecía que, sin haber hecho nada, ya nos había curado. No se me olvida lo que siempre nos decía Paca: tranquilos que ya ha llegado don Enrique, como si su sola presencia fuera suficiente para que el mal desapareciese –El médico ríe abiertamente al oír la explicación de la jovencita. No puede evitarlo, la chica mayor de los Carreño le cae decididamente bien, por eso está dispuesto a contarle la verdad de los pros y contras que supone ser mujer y médico en la atrasada y machista sociedad española de 1922. Lavilla comienza haciendo algo de historia.

   -En España la incorporación de la mujer a la profesión de médico se produjo en las dos últimas décadas del siglo pasado. En los primeros momentos, las médicas desempeñaban en España un puesto numéricamente insignificante, aunque socialmente destacado. Y actualmente, nuestro país sigue teniendo menos mujeres médicos que los países avanzados. Esto se debe a la consideración social de la mujer vigente en nuestro país, reflejada en la pulsión sexista de la sociedad, el sistema educativo y la Iglesia Católica, tres de los grandes pilares sobre los que se asienta nuestra sociedad.

   -No me extraña lo que me cuenta, don Enrique, yo pienso que el nuestro es un país de mierda.

   -No sé si de mierda, pero muy atrasado sin duda. Prosigo. Desde 1898 hasta la fecha no se ha inscrito ninguna mujer en los Colegios de Médicos de Extremadura. Dato que me hace suponer que no deben existir mujeres ejerciendo la profesión en nuestra región. Y para ir terminando este repaso histórico, solo apuntar que hasta 1910, ayer como quien dice, las mujeres que deseaban matricularse en una Facultad de Medicina precisaban un permiso académico especial, requisito que no afectaba a sus compañeros varones.

   -Que esta es una sociedad puramente machista no me lo tiene que explicar, don Enrique, lo sufro desde pequeñina –afirma, rotundamente, Pilar.

   -Pero es que los propios profesionales de la medicina tienen una opinión desfavorable sobre las mujeres médicos, incluso libros de texto de Ginecología y Psiquiatría tienen un fuerte contenido sexista. Mis colegas aceptan que podéis ser enfermeras o auxiliares, pero solo a regañadientes admiten que podéis ejercer la medicina. Pero concretemos, dentro de las especialidades médicas, ¿cuál te gustaría ejercer?

   -Más que ninguna, la cirugía. Eso de tener el bisturí en la mano y decidir por donde cortas tiene que ser la repera.

   -Me lo temía. Es posible que haya alguna mujer cirujana, pero yo no conozco a ninguna. Si estudias medicina tendrás muchos problemas y, si encima, quieres especializarte en cirugía los obstáculos se te acumularán. Yo tengo, como sabes, cuatro hijas de las que dos se licenciaron, pero ninguna hizo medicina. Y no lo hicieron porque se lo desaconsejé. Te hablo como si fueses hija mía, olvídate de la medicina en general y de la cirugía en particular. Si tu vocación no es rotunda, como has dicho, elige otra profesión, pero no la medicina.

   -¿Y qué carrera podría hacer que estuviera en el campo de las ciencias?

   -Te sugiero dos opciones. Una es estudiar biología, pero por ahora la mayor parte de las salidas de esa especialidad conducen a la docencia. La otra es farmacia, que es la que tiene más contacto con la medicina, y si montas una oficina de farmacia, que es el nombre oficial de las boticas, puedes tener una vida muy independiente –Lo de la independencia le hace tilín a Pilar, ya que para la joven ser independiente es un sueño, aunque no oculta su opinión sobre los farmacéuticos.

   -A mí los boticarios siempre me han parecido unos tenderos distinguidos que, en vez de vender disolventes como papá, despachan pastillas.

   -No es lo mismo. Para regentar una botica has de tener un título universitario, y lo que vendes son productos farmacéuticos, dispositivos médicos y artículos sanitarios, y tienes que realizar los preparados que recetamos los médicos, pero que son los boticarios los que los elaboran. Y algo muy importante en el contexto de lo que estamos hablando, así como en la carrera de medicina todo son problemas para vosotras, en la de farmacia es todo lo contrario.

   -Y si me hiciera farmacéutica, ¿dónde podría ejercer?

   -Donde quieras. Mejor dicho, donde montes una botica –Es oírlo y los ojos de Pilar brillan como luceros.

    Al tiempo que Pilar está conversando con don Enrique, Álvaro llega desde Sevilla. El primogénito, pese a haber aprobado todas las asignaturas de primero de Ciencias Exactas, incluso varias con nota, sigue mostrando un semblante serio y preocupado. En esta ocasión es él quien confiesa a los padres su problema.

   -Papás, siento en el alma lo que voy a contaros pero, sabiendo el sacrificio que estáis haciendo para que pueda estudiar, tengo el deber y la obligación de sincerarme con vosotros. Lo diré sin rodeos: no pienso cursar el segundo de exactas. Ya en el primer trimestre me di cuenta de que las matemáticas que explicaban los profesores no me decían nada. Eran unas mates que no tenían nada que ver con las que se enseñan en los países más adelantados de Europa y América. En Navidad no os quise decir nada, tiré de prudencia y esperé a ver si en los trimestres posteriores se modificaba la enseñanza, pero no ha habido cambio alguno. Y no voy a aguantar cuatro años más a unos señores que parece que no han oído hablar de por dónde van las mates en nuestros días.

   Cuando Álvaro se calla, tras un párrafo tan largo en un joven más bien poco hablador, el matrimonio  Carreño no sabe qué responder. Visto el silencio de sus padres, el chico opta por explayarse, añadiendo más razones a su negativa de proseguir los estudios de matemáticas.

   -Veréis, en cualquier revista científica se puede leer cuales son los nuevos enfoques de la matemática moderna. Hay nuevas áreas como la lógica matemática, la topología, la teoría de la complejidad o la teoría de juegos que están cambiando el tipo de preguntas que podrían ser respondidas por métodos matemáticos. Pues bien, los carcamales de la facultad parecen no haberse enterado. Para ellos Pitágoras, Euclides y Tales de Mileto siguen vigentes. Y los matemáticos más recientes que citan son Newton o Gauss. Y eso no estoy dispuesto a soportarlo. Sé que os doy un disgusto tremendo, pero espero que me comprendáis y me deis la oportunidad de rehacer mi metedura de pata.

  Aunque por lo que les contó Pilar en la pasada Navidad, los padres ya están al tanto de que los estudios de su primogénito no van bien, la declaración de Álvaro no deja de preocuparles, el futuro del chico sigue estando en el alero. Por tanto, la pregunta es obligada.

   -¿Y qué piensas hacer?

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 152. Seré marino de guerra

Post informativo

   Amigos: como sabéis, este blog lo cuelgo en la red los viernes, pero mañana viajo a Torreblanca a pasar el verano, al ladito del Mediterráneo. Por ese motivo, el episodio sobre Los Carreño que debería publicar mañana lo hago hoy. A partir de la próxima semana, la publicación volverá a ser los viernes.

   Aprovecho este post para desearos un feliz verano. Y tened cuidado con la covid, sigue dando guerra. Saludos.