"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 13 de noviembre de 2015

9.5. Una propuesta no tan altruista


   Manuel Lapuerta sostiene que la política es como el arco iris, tiene muchos colores, pero la España de la década de los cuarenta es más bien unicolor, el del azul mahón, el color de la camisa falangista. En esa década otro denominador común es la ausencia de obras públicas en el ámbito local. La mayoría de los exiguos fondos estatales se destinan a la construcción de pantanos con los que paliar la pertinaz sequía. Desgraciadamente el único río cercano al pueblo, de río no tiene más que el nombre, no es más que una rambla seca. No hay ningún embalse que construir, la consecuencia de todo ello es que en la villa las obras municipales brillan por su ausencia.
   La gente, sobre todo el mujerío, charla con Lola con mucha más franqueza que con José Vicente, al fin y al cabo la conocen desde niña. Por eso es la primera en detectar que existe un cierto clima de descontento en el pueblo por la atonía y la falta de iniciativa que muestran las autoridades locales. Eso sí, dicho con muchos circunloquios y eufemismos porque protestar o quejarse directamente nadie se atreve a hacerlo. Todavía está fresca en la memoria colectiva la actividad de la comisión depuradora y las inquietantes listas de desafectos al Régimen en los últimos estertores de la contienda civil para que haya valientes que se atrevan a fustigar la abulia de los que mandan.
- José Vicente, la gente comienza a murmurar, en voz baja pero lo hacen. Dicen que el Ayuntamiento, desde que está de alcalde Fernando, no hace nada por el pueblo. Y lo que es peor, también aseguran que hizo más Vives en un año que Marín en todo el tiempo que lleva.
- Mientras hablen de Fernando…
- No seas ingenuo. Todos saben que quien manda de verdad eres tú. Y cuando hablan mal de Fernando están tirando por elevación contra ti. Tendremos que despabilarnos y comenzar a hacer alguna que otra obra antes de que las murmuraciones vayan a mayores y puedan llegar a oídos de los de la provincial.
- Podríamos volver a presentar el plan de industrialización.
- Poder, podríamos, pero supongo que con el mismo nulo éxito que la otra vez. La situación del país ha cambiado poco y, posiblemente nos volverían a dar la misma respuesta. Hay que hacer alguna obra para tapar la boca a la gente. Y hacerla con los recursos que tengamos y con las pesetas que puedas arañar de la diputación o de gobierno civil.
- No tienen un duro, Lola. No podemos esperar nada de fuera.
- Pues algo habrá que hacer. No podemos rendirnos tan pronto. Si no hay dinero habrá que poner imaginación.
- Solo veo la posibilidad de pavimentar las calles que todavía son de tierra y prorratear su coste entre los vecinos.
- Eso no va a ser muy popular precisamente. Todo lo que sea pedir dinero al vecindario ya sabes cómo le sienta a la gente, como un par de banderillas negras. Acuérdate de la que le montaron a Vives.
- Si queremos hacer algo con nuestros recursos no veo otra salida.
- Pues sí que estamos ante un buen dilema, si no hacemos nada nos crucificarán y si nos inclinamos por las obras de pavimentación también.
   Del callejón sin salida en el que están metidos viene a sacarles quién menos podían imaginar: el secretario del Ayuntamiento. Don Nicanor es asimismo el apoderado en el pueblo de una empresa catalana, Hilaturas Gedosa, que tiene diversas propiedades en la localidad. El secretario, en una charla en privado, informa a Gimeno que la compañía que representa está dispuesta a construir un conjunto de casas unifamiliares para alquilar a bajo coste. El motivo es que la empresa puede acceder a unas subvenciones de la Dirección General de Regiones Devastadas y que sería una verdadera lástima desperdiciarlas. Solo bastaría que el Ayuntamiento no le cobrara nada por los permisos de obra y diera las mayores facilidades posibles en cuanto a solares. El proyecto crearía puestos de trabajo durante una temporada y el pueblo contaría con un lote de viviendas de alquiler que vendría a paliar el enorme déficit existente en el sector del arrendamiento. A Gimeno la propuesta le parece como caída del cielo. Cuando se la cuenta a su mujer, Lola, con su habitual perspicacia, le hace ver algo en lo que él no había reparado:
- Me parece una muy buena noticia y que, por el momento, viene a resolver el problema que teníamos…, pero mamá siempre dice que nadie va por ahí regalando duros a cuatro pesetas. Si los de Gedosa construyen esas casas, bienvenidos sean, pero no creo que lo hagan únicamente por lo que te ha contado don Nicanor. En estos tiempos los mecenas no abundan. Tendremos que enterarnos de lo que se esconde bajo la propuesta y que el secretario no te ha contado.
   En esta ocasión es uno de sus confidentes más fiables, Severino Borrás, quien le cuenta a Gimeno lo que hay detrás de la munificencia de la compañía catalana. Regiones Devastadas concede cupos de cemento, material racionado y difícil de conseguir, a precio oficial a aquellas empresas que se dedican a construir viviendas de renta baja. Untando a los funcionarios encargados de la distribución del cemento se consigue que la asignación sea superior a las necesidades reales de las construcciones proyectadas. Y si la proporción del cemento empleado en la obra es inferior a lo que exigiría la solidez de la construcción, la empresa promotora puede ahorrarse una buena cantidad de material. Sumando las cantidades de sobreasignación y de detracción se puede obtener una buena suma de toneladas de cemento que revendido de estraperlo da lugar a pingües beneficios. Y esos son los duros a cuatro pesetas que pretende vender Gedosa. Cuando le cuenta a su mujer lo que se esconde detrás de la presunta generosidad de la propuesta de don Nicanor, Lola la interpreta en clave política.
- Ya me parecía que tanto altruismo por parte de una empresa privada era sospechoso.
- En efecto, lo que hay detrás de una supuesta generosidad no es más que otro episodio de mercado negro – apostilla José Vicente - .Y ahora que sabemos la verdad, ¿qué hacemos?, ¿aceptamos la propuesta o la rechazamos?
- ¿Tú qué opinas, marido? – Lola contesta con otra pregunta a las que formula su marido.
- Creo que sería una estupidez no aceptarla. Que los de Gedosa se ganen unos cientos de miles de duros estraperleando el cemento a nosotros ni nos va ni nos viene. Y, en todo caso, aquí se quedarán las casas.
- Tienes razón. Si somos realistas esa es la mejor salida, hacer como si no supiéramos nada. Y hablando de saber, lo que me has contado sobre el estraperlo del cemento ¿además de Severino y nosotros lo sabe alguien más?
- Evidentemente, Nicanor tiene que estar al cabo de la calle porque seguro que está metido en el ajo y, conociéndole, puedes apostar que se llevará tajada. Pero aparte de los que he citado creo que no lo sabe nadie más. Ni siquiera se lo comenté a Marín.
- Pues no lo hagas, es más no se lo comentes a nadie. Y pídele a Severino que no lo divulgue. Estoy pensando que esto puede convertirse en un arma que en su momento podremos usar para apretarle las tuercas al secretario.
- ¿Y qué hago, le digo que he descubierto el pastel, pero que por mí adelante?
- Si haces eso te convertirás en cómplice del enjuague. Mejor que no le digas nada. Lo que deberás de hacer en su día es conseguir el testimonio del maestro de obras sobre la cantidad de cemento que verdaderamente se consumió en la obra y la diferencia sobre la que figurará en las cifras oficiales. Te lo guardas y si alguna vez lo necesitamos, don Nicanor puede encontrarse en un bonito embrollo.
- Lola eres más peligrosa que una pantera en celo.
- Me lo voy a tomar como un cumplido porque como no lo sea esta noche te veo durmiendo en la habitación pequeña.